N. del A.: La idea de esta nota fue inspirada por la consigna de un concurso.
Buenos Aires, mi ciudad, tiene algunas ventajas naturales para ser sustentable. Un ancho río, el de la Plata, absorbe y procesa con benevolencia los detritos que el metabolismo urbano arroja a su cuenca. Y sobre una superficie básicamente plana, los vientos de los cuatro puntos cardinales barren los humos de combustión de sus autos y chimeneas.
En contraste, Buenos Aires aún no ha logrado solucionar otros problemas, la mayoría producto de una inadecuada ocupación humana del territorio y de los contrastes sociales que se abrieron o profundizaron en el último cuarto del siglo XX. Nadie sabe muy bien qué hacer con el kilogramo diario de basura que genera cada uno de sus 13 millones de habitantes. La sociedad mide su progreso económico por el número de autos que se venden por año, aunque luego se asombra por el caos del tránsito vehicular.
Muchos ríos y arroyos que tributan al Plata están contaminados, y muchas tierras inundables están indebidamente urbanizadas, a veces por los más pobres, a veces por los más ricos. La periferia metropolitana es un patchwork de urbanizaciones cerradas para sectores de altos ingresos y asentamientos humildes, miserables a veces. Todas ellas de muy baja densidad, en contraste con el centro de Buenos Aires, culto, elegante y cosmopolita.
Esta inmensa ciudad crece sobre su región, la fértil llanura pampeana, absorbiendo y transformando otras ciudades preexistentes. La mancha urbana excede límites municipales y provinciales, haciendo más difícil la gestión de una megaciudad que concentra un tercio de la población del país en menos del 1% de su superficie.El suelo es una mercancía, no un recurso.
Si en 2030 Buenos Aires será sustentable, será porque ha superado estos problemas. Si lo hará y cómo lo hará no es solamente una cuestión de urbanismo o ecología, sino básicamente de política. Pero veamos cómo sería esa Buenos Aires sustentable, tan parecida a una “ciudad ideal”.
Esa ciudad consumirá tanta energía como pueda restituirle luego a su región, a su país o al mundo. Sus residuos serán insumos para para otros procesos; serán fuentes de energía, materiales de construcción, fertilizantes o materias primas para muebles. La gente vivirá en barrios de acuerdo a sus preferencias, bien conectados a sus trabajos, sus estudios y sus deseos por un sistema de transporte público bien integrado a redes de ciclovías y áreas peatonales. Nadie será tan pobre que no pueda disfrutar de su ciudad, y todos sentirán que sus hijos vivirán aún mejor. Todos vivirán cerca de un parque y de su trabajo, nadie sentirá que el lugar en que vive lo aísla de sus deseos, de sus necesidades ni de la naturaleza.
Los ciudadanos estarán contentos o enojados con sus gobiernos pero no les tendrán miedo. Las casas protegerán del calor y el frío por sus propios medios y el split de aire acondicionado será visto como hoy miramos las viejas máquinas de escribir. Mucha gente comerá lo que se siembre en sus jardines, en sus terrazas o en su barrio, y el resto de la comida llegará (con razonables consumos de energía) de sitios donde sus productores gozan de buenas condiciones de vida por su trabajo. La gente disfrutará de un paseo por su barrio o por otros barrios más que de un programa de televisión. Yo llevaré a los chicos de mi familia a ver a San Lorenzo (mi club de futbol) en su estadio de Avenida la Plata. Y mucha gente, en muchas ciudades de la Argentina y del mundo, vivirán con la misma paz y la misma tranquilidad, porque no existe una ciudad ideal sino un mundo posible, y ese mundo puede ser mejor que el que vivimos.
MC
Sobre ciudad, urbanismo y futuro, ver también la nota Tendencia y destino, por Marcelo Corti, en el número 138-139 de café de las ciudades.
Sobre Buenos Aires…, bueno, sobre Buenos Aires hablan 12 años de café de las ciudades. Ver especialmente la serie Terquedades, de Mario L. Tercco.
Una crítica al concepto de desarrollo sostenible, por José Manuel Naredo en café de las ciudades:
Número 51 | Ambiente y Economía de las ciudades
Sobre el origen el uso y el contenido del término sostenible | Demandas de operatividad sobre un concepto ambiguo | José Manuel Naredo
Otra visión, la de DOTT 07:
Número 67 | Ambiente
Innovación, solidaridad y diseño, claves para una región sostenible | Las propuestas de DOTT 07 en el nordeste de Inglaterra | Marcelo Corti