En este mes de noviembre se cumplen dos años de vida de café de las ciudades. Como parte del “programa de festejos”, les pedimos a nuestros lectores que nos enviaran una reflexión (también una foto, un dibujo, o un texto de otra persona) sobre sus respectivas ciudades; sobre, por ejemplo, las esperanzas, los miedos, los deseos, los peligros, los lugares, los recorridos y derivas en la ciudad.
Tuvimos muchas y muy buenas respuestas, que publicamos en el mismo orden en que las recibimos. En conjunto, son un muestrario de las ciudades a las que llega nuestro café, de sus lectores, de sus intereses y miradas, de sus modos de expresión, de sus éticas y estéticas. Un muestrario plural, desparejo y variopinto como el mismo café.
MC
> Mar del Plata
Guillermo De Diego nos envía estas fotos de su ciudad, Mar del Plata (Argentina):
Somos creativos, a falta de paisaje
Rosario tiene lindas minas y buen fútbol. ¿Qué más puede pretender un intelectual?. Esa es mi respuesta cada vez que me preguntan por qué vivo en Rosario. Hecho que, por otra parte, no es demasiado curioso. Un millón doscientas mil personas han tomado la misma determinación. Lo de las mujeres, señores, es destacable. Más de una vez pensé, y hasta lo
propuse, que si había que hacer una campaña publicitando Rosario como destino turístico, a falta de mar, picos nevados o juegos de azar, teníamos que hacer hincapié en lo de las mujeres. Considerando, además, que ya pasó aquel momento brillante de la ciudad, cuando se proclamaba Capital Mundial de la prostitución y miles de turistas llegaban a la Chicago Argentina en busca del luminoso barrio de Pichincha. Momento que, por lógicas razones
cronológicas, no pude vivir, lo que me recuerda aquella frase de Woody Allen: “Yo me perdí la Revolución Sexual por dos meses”.
Admito que nunca encontré una frase impactante para mi propuesta publicitaria. La fellinesca “Rosario, la ciudad de las mujeres” suena un tanto obvia y sin gracia. “Rosario, Capital Nacional de la Potra”, rotunda y aceptada rápidamente por la vulgaridad de mis amigos, era sin duda burda y bastante peyorativa hacia el género femenino. Buscar algo en torno a “loba”, nos hubiera emparentado demasiado con Roma. La idea quedó en la nada.
Este impulso mío de resaltar la belleza de las mujeres locales se contrapone, paradójicamente, con una inquietante y reveladora teoría que estoy por lanzar en breve mediante mi ensayo Somos todos feos. Sostengo allí, valientemente, que el 90% de los seres humanos nos dividimos, estéticamente, entre normales, feos y horribles. Sólo hay, lo lamento, un 10% de bellos, que son aquellos a los que se les paga por su condición de
hermosos, aparecen en las tapas de las revistas, desfilan en las pasarelas y brindan sus nombres a perfumes costosos. No se les exige decir frases ingeniosas, pensar o emitir opiniones profundas. Sólo se les reclama que sean lindos. Cuando se generaliza diciendo “La mujer brasileña es bellísima” o “El hombre argentino es muy buen mozo”, se habla, duro es admitirlo, de un 5% de nuestros habitantes. Pero toda teoría tiene su excepción, mis amigos. Y debo aceptar que la mujer rosarina (como la de Cali, Colombia) está muy pero muy buena. Rebuena, dirían los chicos. Y aquí también arriesgo un par de explicaciones a tal fenómeno natural. Primero: la soja. Esta leguminosa (hoy por hoy alimento estrella a nivel mundial) es la base nutricia de la mujer rosarina, la que la hace más sólida, más maciza, más protuberante y más sabia. Segundo: la pendiente de la ciudad hacia la costa. Desde la época de las lavanderas, nuestras señoras han debido bajar hacia el río, descender hacia el Paraná por calles empinadas como Laprida o Rioja, lo que las obliga a echarse hacia atrás buscando el equilibrio, comprimiendo los glúteos, tensando los músculos del estómago y sacando pecho, para sostener, además, el canasto de ropa sobre sus cabezas. Los resultados están a la vista, mis amigos, aunque no todos al alcance de la mano. Usted no puede darse vuelta a mirar a una señora en la peatonal Córdoba porque se pierde. Se pierde la que viene de frente.
La exaltación de las mujeres, asimismo, se entronca en el recurso rosarino de defender la ciudad rescatando el paisaje humano ante la moderada oferta de atractivos geográficos mayores. Seamos realistas, el Paraná boca arriba (como poetizó Pedroni) es enorme, pero no es el mar y alrededor no tenemos ni siquiera mansas serranías, como Córdoba. Entonces, cada vez que el rosarino habla de Rosario, menciona nombres y apellidos: el Che Guevara,
Olmedo, Fito Paéz, Baglietto, el Gato Barbieri, etc. etc. etc. Por ahí va la cosa. Más que nada por el lado de la Cultura. Y sobre la cultura rosarina siempre hay una mirada curiosa, desde otras latitudes. “¿Por qué en Rosario se produce un movimiento cultural tan grande?”, suelen preguntarme periodistas porteños, por ejemplo, que llegan a Rosario y no encuentran lugar en los hoteles, copados por un miniturismo atraído por la oferta de teatro y espectáculos musicales, cuando no congresos o simposios. “Porque en Rosario no hay otra cosa para hacer” contesto yo, medio en serio, medio en broma. Lo que no es absolutamente cierto, pero que algún viso de realidad tiene. Las ciudades turísticas no se caracterizan por generar cultura. En Bariloche, digamos, la gente tiene puesta su energía en alquilar esquís,
elaborar chocolate, ahumar ciervos y ofrecer perros San Bernardo con los cuales sacarse fotos. En Mar del Plata la energía recaerá en ofrecer barcas para pescar tiburones, organizar un Bikini-Open, fritar cornalitos y vender choclos en Punta Mogotes. Siempre me pregunto “¿Cuántos escritores dio Las Vegas?”. Debe darse, además, en ciudades como Rosario, un condimento de contagio. “Si de acá salió Fito -se preguntará algún pibe, como el mío, que toca el bajo- y salió Baglietto y salió Litto Nebbia… ¿Por qué no puedo salir yo?”. Los
proyectos artísticos no suenan, entonces, tan descabellados. Como nadie se asombra en Rosario si un pibe apunta para futbolista profesional. Todos conocemos varios, hijos de amigos, sobrinos o conocidos que ha aparecido en las inferiores de Ñuls, Central o Renato Cessarini.
En definitiva, Rosario es como una Buenos Aires más chica, afortunadamente
más chica y con muchos menos habitantes. Soy, lo confieso, uno de los tantos rosarinos que anhelan, egoístamente, que no seamos millones. Nadie ha podido explicarme cual es la ventaja de ser muchísimos, dónde radica el beneficio de ser como San Pablo, o ciudad de México, exagerando. Rosario es una ciudad de inmigrantes, marcadamente italiana, más tanguera que folclórica, más comerciante que colonial, que busca un perfil identificatorio a través de lo que hace y produce, Pero claro, nuestra proximidad con Buenos Aires a veces
nos mimetiza con ella. Hablamos como los porteños, el tango nombra a San Juan y Boedo antiguo y todo el cielo pero ignora el Monumento a la Bandera, no tenemos un cantito como cordobeses, tucumanos o santiagueños y todo esto, en ocasiones, nos acompleja, nos hace pensar que no somos diferentes ni reconocibles o que nos falta una personalidad clara y avasalladora. En verdad, nunca me desveló ese tema. “El estilo es la insistencia” dijo
alguien. Y es ocioso sentarse a esperar un estilo. Poco habría producido yo si, antes de empezar a dibujar, hubiese pretendido definir mi estilo. El estilo aparecerá con el correr del lápiz. A mi juicio la identidad, como el movimiento, se demuestra andando. Con una buena cuota de creatividad.
Rosario es una ciudad de creativos, mis amigos. Por algo Belgrano, para crear la bandera, eligió Rosario.
Roberto Fontanarrosa
“Roberto Fontanarrosa, el Negro, humorista gráfico, escritor e hincha de Rosario Central, nació en Rosario (Argentina) en 1944. En 1968 publicó su primer chiste y
comenzó a hacer la página de humor de la revista Boom. En 1972 se inicia la publicación de sus dibujos humorísticos en la revista “Hortensia” de Córdoba, dando vida a personajes como “Inodoro Pereyra” y “Boogie, el Aceitoso”. Luego colaboraría también con muchas otras publicaciones, entre ellas Clarín y su revista dominical, Viva. Además, ha trabajado con Les Luthiers en la creación de sus espectáculos y ha publicado tres novelas y varios libros de cuentos. Todas las historias de Fontanarrosa retratan el tiempo que nos ha tocado vivir y son una muestra brillante del humor y el talento de este argentino que ya tiene miles de seguidores en el mundo”.
(Extractos de un texto de Ana Von Rebeur, escritora).
> San Juan de Puerto Rico
Aner Cosme: Espero disfruten esta escena como parte de una parodia de las calles en el área metropolitana en San Juan. ¡Felicidades!
> Buenos Aires
Guillermo Tella: Quiero felicitarlos por la cuidada labor que realizan en café: densa, nutrida, variada, ágil, sabrosa. Sumándome a los festejos por las dos velitas, les envió esta reflexión:
Buenos Aires ha puesto de manifiesto en las últimas décadas una situación de fuerte tensión establecida entre la continuidad de algunas tendencias tradicionales de reproducción territorial y la ruptura de otras, ante a la emergencia de nuevas lógicas de concentración de actividades, de movilidad intraurbana y de apropiación del espacio. Desde esta perspectiva, el nuevo escenario metropolitano presenta una articulación sistémica establecida por dos sistemas de centralidad: (a) la de los centros tradicionales, utilizados por los sectores bajos de la sociedad, estructurados a partir de la continuidad que ofrece el transporte público y de “la calle” como ámbito de integración; (b) y la de las nuevas centralidades, apropiadas por los sectores medios y altos, y estructuradas desde la lógica del automóvil, donde el espacio privado es soporte de las prácticas sociales. Ambos sistemas, de relativa autonomía e interacción conflictiva, se articulan en un nodo dominante: el área central de la ciudad, y ello explica el fuerte carácter monocéntrico que aún ésta ostenta. De modo que ciudad compacta o dispersa, ciudad abierta o cerrada, ciudad mono o policéntrica constituyen temas que deben formar parte ineludible de una agenda metropolitana.
> La Plata
José Ariel Núñez: ¿porque amamos a una ciudad?
Pertenencia
No nací en ella, pero nos adoptamos mutuamente.
Hoy la amo porque es mía.
Me pertenece
Historia
Ella sabe de mis pasiones, y mis sueños.
Sus esquinas, portales, puentes, y cafés son parte de mi historia.
Es confidente..
Clima y lugares
Otoños de amarillo y naranja, avenidas doradas en los atardeceres, flores de primaveras y veranos, sol sobre la piel, o esos inviernos largos, donde la lluvia tiene ese misterio cómplice de intimidad y afecto compartido…
Es compañera de anhelos y encuentros exclusivos.
Arte
Diálogo silente entre mirada y obra en tus museos.
Intimo silencio de luz y admiración.
Campana musical de recitales y conciertos.
Es compañera del arte…
Amigos
Compañeros de escuela, de Universidad, del Club, nuestros amigos también son parte de la ciudad. Lealtad y alguna vez decepción que nos enseñó –como en la pintura- el contraste de valores de la vida…
Patria es visión subjetiva, interna e íntima que tenemos del país, de la Nación. La suma de hechos, de recuerdos, de lugares.
Mi ciudad es mi novia, mi mujer, hijos, amigos, poesías, pinturas…
Mi ciudad, la de ustedes, ….nuestra ciudad…
Esa, nuestra patria…es mi ciudad
Gracias, y feliz cumpleaños, café…
La Plata
Nació como un final para ese eterno
enfrentamiento de Interior con Buenos Aires
Dibujo anticipado que un tiempo
fue novedad y asombro de las gentes
Cruzada por doquier por diagonales,
que cada cinco cuadras florecen en sus plazas
Dibujo de Benoit, genialidades
de épocas pasadas, de una raza
de arquitectos, y genios delirantes
Concebida en un plano, en una traza
cuadrada y simétrica, expectante
Hija de masones y esperanzas
Carpetas sobre mesas de café,
De esquinas con reuniones informales
De juventud, de sueños y de fe
Arte, política, pasión, banalidades…
La Plata, Museo, Universidad,
telescopio que apunta a las estrellas
Mi nuevo hogar, hoy mi ciudad
Mi novia es ella.
> Córdoba
Arq. Donny Yip Valentin:
La Docta, fundada en trasgresión, por Jerónimo Luis de Cabrera; fue y será una ciudad de contrastes, tendiendo entre el Atlántico o el Pacifico en la colonia; hasta tender entre ser del interior o la gran metrópoli. Como experiencia: un pueblo, equipado con todos los servicios de una gran ciudad. Tendiendo aun entre la pampa llana y las primeras estribaciones de la cordillera, sus famosas sierras; tendiendo entre ciudad industrial o agrícola. La Docta, la ciudad de las universidades. Una mancha radiocéntrica creciendo desigual, tendiendo hacia las sierras mas que a la pampa.
> Las ciudades…
Laura Corti: respondiendo al pedido del café y para sumarme a los festejos, envío un pequeño extracto de un ensayo de Georg Simmel sobre las grandes urbes. El texto tiene 101 años y forma parte de algunas reflexiones del autor sobre la cultura moderna. Estuve leyendo algunos textos de él por estos días y, más allá de su atemporalidad, me pareció una escritura muy hermosa y muy interesante para pensar algunas cuestiones actuales sobre el espacio, las fronteras y la vida del “urbanita”.
La esencia más significativa de la gran ciudad reside en este tamaño funcional más allá de sus fronteras físicas: y esta virtualidad ejerce de nuevo un efecto retroactivo y da a su vida peso, importancia, responsabilidad. Así como un hombre no finaliza con las fronteras de su cuerpo o del ámbito al que hace frente inmediatamente con su actividad, sino con la suma de efectos que se extienden espacial y temporalmente a partir de él, así también una ciudad existe ante todo a partir de la globalidad de los efectos que alcanzan desde su interior más allá de su inmediatez. Este es su contorno real, en el que se expresa su ser.
Georg Simmel, 1903.
“Las grandes urbes y la vida del espíritu”, en
El individuo y la libertad. Ensayos de crítica de la cultura. Barcelona, Península, 1986.
> Martínez
Raúl Rizzardi: Mandarles mis comentarios sobre Martínez, seria equivalente a remitirle lo propio a García Márquez, si fuera del caso de vivir en el mismo pueblo. Lo obvio por pudor. No obstante, un comentario que no deja de ser un lugar común, pero de vigencia permanente: como llegó la primavera, espero encontrarlos a la orilla del río, mirando una salida de luna llena. Cada vez mas seguido voy con Rosa a cumplir ese ritual.
> Rubí
Eulàlia Formiguera: Tal y como nos pidieron, os mando una breve descripción de mi ciudad: Rubí. Situada en la primera corona metropolitana de Barcelona, es una de esas ciudades que lucha por conservar su identidad, basada en las historias de la gente que ha ido acogiendo a lo largo del tiempo.
Por ser pequeña me tendré que presentar: me llamo Rubí, vivo cerca de Barcelona y soy una ciudad acogedora. Acojo a quienes en vez de 40 se van a pasar 30 años atados a su hipoteca. Acogí a gentes de muchos lugares que vieron en mis fábricas un futuro. Aunque crecí rápido y mal, todavía conservo las callejuelas con aire de pueblo que abrigan la Iglesia de Sant Pere y las plazas que permiten a niños, ancianos y payeses (ya son pocos) jugar, tomar el sol y vender sus verduras.
Si me piden el arduo esfuerzo de definirme, les diré que soy el calor de las gentes que se conocen, que se hablan de balcón a balcón, que se mezclan y que se encuentran en los bares.
> Bariloche
María Rosa Traficante: Felicidades en los dos años del café de las ciudades y mucho éxito.
Bariloche Siglo XXI: La ciudad renacerá y brillará como la naturaleza que le hace de marco
Bariloche es un hito en sí mismo, tiene grandeza y magnificencia por sí sola. Como alguien dijo “Bariloche crece y avanza mucho más por propia gravitación de un destino inevitable que por el esfuerzo mancomunado de todos sus habitantes”.
Una ciudad tocada por la varita mágica de la naturaleza (en cuanto a sus cerros, lagos y vegetación), contrasta con el trabajo hecho por el hombre en cuanto a su diseño urbano y sus edificios.
Cuando hablo de restaurar Bariloche la idea resulta alentadora, pero choco con el problema de los que dicen: es una comunidad muy difícil; los partidos están divididos en mil fracciones, los empresarios y comerciantes solo quieren ganar dinero y no les importa nada de la ciudad. ¿No es acaso lo que sucede en el país y en el mundo?
Ante una energía de compresión y egoísmo de sus habitantes sólo van a atraer lo mismo; de ahí que no llame la atención encontrar en el diario: “incendiaron un hotel en Bariloche”, “los estudiantes destruyen la ciudad”; ¿no es acaso lo mismo que desde hace años vienen haciendo y permitiendo muchos de los que la habitan?
Pero Bariloche tiene fuerza y destino cósmico que hace que a pesar de todo exista. Hay que perderle el miedo a aquellos que viven encerrados en su torre de cristal, en su tiendita y no se preocupan en lograr algo grande y entero que fluya de la misma forma que fluye el Universo.
Cuando pisé por primera vez Bariloche, allá por la Semana Santa del 86, fue muy fuerte el impacto que me hizo el casco urbano propiamente dicho; “cada edificio es una cosa en sí misma”, y además, dentro de cada edificio hay una tendencia a fraccionarlo en mil pedacitos y materiales diferentes; con escasa idea de unidad.
La impresión que tuve, fue que en la parte central, es una ciudad gris y necesita color, y también me sorprendió la poca presencia que tiene de noche, además del poderoso contraste entre el Centro Cívico y casi todo el resto de la edificación.
Aquí y ahora me doy cuenta que el diseño de los edificios no es ajeno a lo que fue pasando simultáneamente en su gente. Los pioneros de Bariloche, los que le dieron su impulso inicial, abrieron el juego e hicieron que Bariloche pasara de ser una aldea a ser una ciudad pujante. Los edificios de entonces tienen:
- propuesta totalizadora e integradora (Centro Cívico Bariloche, Hotel Llao Llao, Catedral, Capilla de San Eduardo)
- van del todo al detalle
- propuesta contundente
- presencia fuerte
- respeto del paisaje
- proporción y armonía
> Milán
Sergio Brenna:
¿La Milán del siglo XXI será la de la globalización mediática?
Milán podría ser una de las ciudades más inquietas, más inciertas, más casuales de Italia. Milán continúa siendo, incluso en la sede académica, un ejemplo de cómo no debe ser una ciudad de llanura. Si te pones a buscar las causas del mal las encuentras en la ausencia de un pensamiento autóctono, en la naturaleza de ciudad de reunión: reunión de mercaderes, etapa de ejércitos, ciudad importadora de modas extrañas, no una ciudad madre.
Giuseppe de Finetti, Milán, 1951
La trasformación postfordista de las áreas industriales milanesas y su redestinación a funciones residenciales o terciarias – comerciales es consecuencia de una cultura urbanística esclava de las imagines más efímeras de la economía de la opulencia y de la globalización mediática (Foster, Ghery, Hadid, Isozaki, Liebeskind, Pei, Pelli) que, como en la reconstrucción postbélica, falsea los caracteres originarios.
> México DF
María de Lourdes Díaz Arteaga: les reitero el gusto de ver fructificar vuestro esfuerzo. Tengo para nuestros amigos unas breves reflexiones sobre la megalópolis que es la Ciudad de México.
La amo porque me ha enseñado… todo; festiva me ha cobijado y dado identidad, familia, hogar, reposo.
Disfruto su Zócalo vestido de ondeante tricolor perenne y sus señoriales refugios, muestra de sus mejores ayeres.
Me ha hecho sufrir apreturas, incertidumbres y desconsuelos, sin embargo juntos hemos pasado de ingenuos a sofisticados “post modernos”.
Dolida la observo devastada por el indiferente egoísmo de sus depredadores, pero aún con las entrañas corroídas, a la distancia luce digna y bella.
Ejerce fascinación en el extranjero a quien acoge alimentándole en su seno, sin preguntarle origen, destino o si trae para la paga.
> Bogotá
Federico Zapata Ospina: un saludo de aniversario. Espero que hayan vivido dos años de café en café.
Bogotá…. Una ciudad para los abismos circulares
Abismal, caótica, suicida, desnuda, frágil y atemporal. Esta ciudad de
sirenas y de andenes infantiles se hizo y se deshizo desde el hilo grisáceo
de sus montañas, desprendida del cielo y de sus complejos nos entrega a sus
hombrecillos delirantes saliendo por las ventanas, por los techos y por los
alfombrados escondites del poder.
La Bogotá de los flujos entrecruzados se recorre así misma en un orgasmo
asfaltado que gime escondida bajo los semáforos en rojo, bajo las faldas
indiferentes y los pies en desuso.
Bogotá para estos y para nosotros, para los que llegan y para los que nunca
vendrán, es y puede ser un viaje por los abismos laberínticos que finalmente
todos llevamos en la imaginación… Bienvenidos sean, pues, al
momento de todos los momentos.
> Roquetas de Mar (Almería)
Juan Pablo Yakubiuk de Pablo:
Es difícil hablar de una ciudad a la que pertenezco y trabajo hace solo seis meses. Una ciudad que tiene elementos para ser una cosmópolis, (crecimiento urbano, 130 nacionalidades empadronadas) pero también todos los rasgos de un autentico pueblo andaluz y marítimo. Contradicciones y fricciones servidas a la mesa. Todo un laboratorio.
> Santiago
Celia Espinoza: Felicidades por los dos años del café, han sido sumamente enriquecedores.
…Y la ciudad parece monstruosa, irreflexiva,
voy siguiendo el destino calle abajo en una ciudad
ultramoderna, tenemos smog, sida y democracia…
entonces en la oscuridad, surge el cubo lógico de
la razón, la configuración de m2…
y el aullido de la noche… el llanto,
las sirenas… los
borrachos de espacio y tiempo…
el bruno del alma… mientras se camina sin Dios, sin
esperanza por callejuelas con antiluces macilentas,
todo parece violeta, otra vez la luz y la graffiti
envuelven la realidad desnuda de sentirse
humano, la razón de albergar, acoger, abrazar,
nacer, morir… en rápido espasmo, un alarido sublime,
Es el alma de María que agoniza.
> Medellín
Ximena Covaleda B.: Lo tomé como un juego y me gusto el resultado, no se a ustedes, feliz cumple…
…me gusta recordar mi ciudad en la distancia que hace todo un océano… repasar mis lugares favoritos: los barcitos de “carlose”*, …el cine en el museo, la “manga y el muro”**, las escaleritas para tomar cerveza y compartir historias o trivialidades. mi universidad con bancos bajo los árboles, donde me podía pasar todo el día sin ir a ninguna clase. el verde de los árboles y las montañas. el centro con su ritmo siempre acelerado y caótico; cine en el colombo, san alejo para ver artesanías, los bares, el parque del periodista. la zona rosa; bares, parques y comidas deliciosas. las casas de los amigos, mi casa familiar… recuerdos del “pueblito” como le dice un amigo que está allá y me pregunta cuando pienso volver… porque la ciudad donde vivo ahora me tiene atrapada y no me deja ir…
* urbanización Carlos E. Restrepo. Medellín- Colombia
** al decir “manga”, me refiero a una zona verde, el muro; es un muro de ladrillo que prácticamente era mío”
> Bogotá (II)
Fernando Antonio Arias Romero:
Hablar de Bogotá, en el 2004, es hablar de una ciudad que en 10 años logró cambiar:
De ser una mugrienta cenicienta, en bancarrota, con altísimos niveles de violencia, inseguridad, ineficiencia administrativa, corrupción y absoluta falta de civismo, se convirtió en coqueta señora, con la mayor inversión en obras públicas de todo el pías, con bajos niveles de violencia (paradoja increíble con el conflicto armado del resto del país),con una recuperación extraordinaria del sentido de pertenencia, con un cambio fundamental en la oferta y condiciones de su espacio público….
Es cierto que faltan muchas cosas, que existen desplazados, ventas ambulante, desempleo….
Pero es innegable que el cambio se siente… ahora hay planificación urbana, la gente paga cumplidamente sus impuestos, por que ve la magnitud de las inversiones que se hacen y sobre todo la gente aprendió a querer a una ciudad que en décadas pasadas era “tierra de nadie”.
Vengan a Bogotá y comprueben un gran milagro… de civismo.
> Bogotá (III)
Jesús Martín-Barbero: Para celebrar con café de las ciudadesensus dos años, hago parte del “programa de festejos” con un pequeño texto sobre la otra Bogotá en formación / construcción por sus ciudadanos.
Otra Bogotá
En los últimos años Bogotá está dejando de ser una de las ciudades más violentas del planeta, y ello es fruto de una de las experiencias de gestión urbana más innovadoras. Partiendo de una campaña electoral sin partido y centrada por entero en su propia capacidad de convocación, la doble administración del ex rector de la Universidad Nacional, Antanas Mockus, ha puesto en marcha un rico y complejo proceso de lucha contra las violencias urbanas y de reinvención de la política cultural. Dos hilos atraviesan y dinamizan de punta a punta esa experiencia: una política cultural que asume como objeto a promover y regular no las culturas especializadas sino la cultura cotidiana de las mayorías, con un objetivo estratégico: potenciar al máximo la competencia comunicativa de los individuos y los grupos como forma de resolver ciudadanamente los conflictos y de dar expresión a nuevas formas de inconformidad que sustituyan la violencia física. A esa nueva idea de política cultural se llega a partir de la diferenciación de contextos, en cuanto repertorios regulados de posibilidades de lenguaje y de acción. Entendimos que la reproducción cultural tenia su propia lógica: tal vez no era más potente que la reproducción económica pero no era tampoco una súbdita elemental de aquella. Hay claramente un sistema de límites que están culturalmente definidos, cuyo aprendizaje y transmisión de una generación a otra es implícito, ese es el contexto de la familia y de la escuela. Pero, ¿qué pasa con los contextos que tienen que ver con los desconocidos? Allí, en la regulación de comportamientos donde no está de por medio la reproducción cultural especializada (familia, escuela, iglesia) estaría el lugar de la cultura ciudadana, que es aquella en la que lo que está en juego no es ni la conciencia moral del individuo ni la sanción jurídica de una ley sino la necesidad que tenemos del reconocimiento de los demás. A esa primera diferenciación de contextos, Antanas va a añadir otra , teóricamente quizá no muy ortodoxa pero políticamente clave, entre lo legal –constituido por normas especializadas de orden jurídico-, lo moral –perteneciente al mundo individual de la satisfacción interior y de las culpas- y lo cultural : autoregulación incorporada en hábitos que acarrean derechos, deberes y placeres y cuya sanción es colectivo-comunitaria. La idea de fondo es la de que lo cultural (el nosotros) media y establece un contínuum entre lo moral (individuo) y lo jurídico (los otros), como lo ponen de presente los comportamientos que, siendo ilegales o inmorales son sin embargo culturalmente aceptados por la comunidad . Fortalecer la cultura ciudadana equivale entonces a aumentar la capacidad de regular los comportamientos de los otros mediante el aumento de la propia capacidad expresiva y de los medios para entender lo que el otro trata de decir. A eso lo llama Antanas “aumento de la capacidad de generar espacio público reconocido”.
> Buenos Aires (II)
Ricardo D. R. Watson :
Desde Eternautas entendemos que no hay historia sin memoria, y que tampoco hay historia si no hay una sociedad que la produzca y la cuente. Un poco eso está en el origen de nuestros apasionados (¿y apasionantes ?) recorridos patrimoniales por esta desconcertante, sugestiva y transculturada Buenos Aires. Y el atrevimiento de querer formar una nueva generación de «flàneurs» rioplatenses. Hasta ahora no nos ha ido tan mal…
> Buenos Aires (III)
Manuel Net: Los felicito porque el café, que ya ha recorrido un largo trayecto, no se ha enfriado… Les mando una hoja del cuaderno de apuntes con personajes de la ciudad, de una ciudad que probablemente ya pasó, porque se ve algún caballo y alguna galera. Un abrazo.
> La ciudad…
Luigi Prestinenza Puglisi (Roma): Augurios de feliz cumpleaños a café de las ciudades.
La ciudad es la pantalla por excelencia en la cual se proyecta el propio mundo interior, es el espejo de nuestra imaginación. O mejor, para decirlo con una bellísima imagen de Edoardo Persico: es sustancia de cosas esperadas. Pero, pensándolo bien, este rol de la ciudad como espejo privilegiado de nuestro mundo interior es relativamente reciente. Quizás se remonta a la segunda mitad del Ochocientos.
Dos cuadros de Manet, creo, señalan ese inicio. Son el Déjeuner sur l’ herbe, de 1863 y Olympia, de 1865. Ambos tienen como protagonista la ciudad. Un protagonista ausente, si se quiere, porque en las escenas representadas no aparecen ni edificios, ni calles, ni medios de transporte, esto es, nada en general que se asocie con el tema de la metrópolis. Sin embargo el tema urbano está absolutamente explícito. Queda para ustedes descubrirlo.
Ver otros mensajes y saludos por los dos años de café de las ciudades en Mensajes al café.
El domingo 28 de noviembre se celebrarán los dos años de café de las ciudades. Hay dos formas de participar:
Local: fiesta en Bartolomé Mitre 1466 (timbre blanco), Buenos Aires, de 18 a 24 hs. Habrá diversas formas de arte urbano, un concurso de cróquis, fotos o textos sobre el magnífico paisaje visible desde la terraza, proyección en video de películas memorables sobre ciudades idem, conversaciones joviales con gente conocida o desconocida, encuentros inesperados, sorpresas, café, bebidas y algo para comer. Entrada: 9 dólares o 9 pesos, a elección (no es un homenaje a la ley de convertibilidad argentina, que nos parece que fue un delirio, sino un descuento a quienes elijan pagar en moneda local).
Global: ese día, los participantes podrán hacer lo que quieran en cualquier ciudad del mundo y contarnos lo que hicieron (también con croquis, fotos o textos) a [email protected]. La consigna es quizás un poco amplia, pero no es para nada autoritaria. Consultas, propuestas, sugerencias, información sobre alojamiento, etc., también a [email protected].