En busca de unos datos para completar la redacción de cierto informe, revisé mi ajada versión de la Geografía de Córdoba de Alfredo Terzaga. No diré que me arrepiento de haberlo hecho, pero sí que la prosa sencilla y depurada del geógrafo me distrajo por un buen rato de mi trabajo y demoró su finalización. Terzaga vivió un tiempo aún no del todo colonizado por las normas APA, los requisitos de indización y la compulsión por los puntajes académicos y el “doble ciego” evaluatorio. Se formó en lo mejor del humanismo y se entrenó con la más venerable literatura universal; la excelente nota que el Banco de Córdoba publicó en su homenaje hace un tiempo en La Voz del Interior lo señala por ejemplo como ¡el primer traductor al castellano de las Iluminaciones de Rimbaud! Si existiera un equivalente literario de la tríada vitruviana, Terzaga aplicaría con éxito: su lectura es tan útil como sólida y placentera. No es necesario creer en lo que digo, lean lo que sigue.
Las referencias son las necesarias. No buscan una coartada, fundamentan una posición y la insertan en una más amplia producción colectiva y universal del conocimiento. El autor no considera necesario publicitar sus posiciones personales, ideológicas o políticas; si son importantes se deducirán de su discurso. Baste leer este nítido fragmento:
“A esa fragilidad de la memoria debe imputarse, por ejemplo, la identificación de las llamadas “regiones pobres” de hoy con la existencia de caracteres naturales o “telúricas” que se estiman invariables y a las que se atribuye el papel de determinantes de la pobreza. Los que proceden así olvidan que las regiones “pobres” de hoy fueron las zonas “ricas” de antaño, y que en ellas se concentró, antes de que el país fuera incorporado al mercado mundial como productor de materias primas, la mayor parte de la población, la actividad económica esencial y la visa social y cultural más relevante… La profundidad de ese cambio, debido exclusivamente a la acción humana, y producido en breve lapso, puede medirse si comparamos la distribución y densidad de la población antes y después de la entrada del ferrocarril”.
Tampoco nos baja línea sobre lo que “está pasando” en el mundo o en el país (si hemos llegado a leer este libro es porque ya tenemos nuestra información y nuestras propias ideas sobre ello). La descripción con contenido y espesor es lo que realmente importa del texto. Más de cincuenta años después, Terzaga sigue siendo útil a los fines de su lector.
Pocos días después otro informe me llevó a buscar el párrafo de Muerte y vida de las grandes ciudades en que Jane Jacobs reflexiona sobre el tamaño ideal de las manzanas neoyorquinas (los blocks) y pregona por una amplitud de opciones topológicas a partir de la apertura de pasajes y esquinas.
No me importa aquí señalar lo correcto de sus inferencias (que lo son) ni relacionarla con Terzaga en cuanto a la excelencia y claridad de su prosa (de buen formato periodístico en un tiempo en que esa profesión aún existía). Lo que me llamó la atención, en este caso, es el origen, que no recordaba, de su experimentación en los alrededores de West 88th St entre Central Park West y Columbus Avenue: “durante más de 15 años he asistido a la consulta de un dentista que vive en la calle 86 Oeste, junto a Columbus Avenue”…
Jacobs aplicaba así una de las más fuertes ventajas o placeres que brinda la investigación urbana: no requiere encerrarse en laboratorios como en las ciencias exactas (¡o en morgues, como la enseñanza médica!), ni programar viajes exóticos. Para un/a urbanista, cualquier salida trivial es la posibilidad de un aprendizaje.
Lejos de mí pregonar con estos dos casos la supuesta superioridad de algún tiempo pasado, con otras evaluaciones y otras validaciones que las que hoy sufrimos en nuestra actividad. No estaría mal cambiar, y mucho, los absurdos de nuestra burocracia académica o funcionarial contemporánea. Pero mientras tanto, escribamos claro y miremos con ojos atentos el barrio que transitamos.
MC
Alfredo TERZAGA. Geografía de Córdoba. Reseña física y humana. Cartografía y gráficos de José Alberto Vidal. Editorial Assandri, 1963. Córdoba. 364 páginas.
Jane JACOBS. Muerte y vida de las grandes ciudades. Presentación de Zaida Muxí, Blanca G. Valdivia, Manuel Delgado. Traducción de Ángel Abad / Ana Useros. Capitán Swing Libros SL. 2013 [edición original en inglés: 1961]. Madrid. 488 páginas
Sobre Alfredo Terzaga, ver La vigencia de un pensador en La Voz del Interior, 10 de julio de 2015 (espacio de marca del Banco de Córdoba).
Y sobre las trampas de la difusión académica:
Número 111-112 I Cultura de las ciudades (II)
La academia en su laberinto I Un buen texto no se define por los aportes académicos que haga, sino por el número de veces que es citado I Por Fernando Carrión Mena