N. de la R.: El texto de esta nota reproduce fragmentos del libro inédito de la autora, cuya publicación se inició en los números 102, 103, 104, 105 y 106 con Veracruz, El Puerto de Veracruz, La Vieja y la Nueva Veracruz, Veracruz, del centro histórico a la dispersión y Veracruz, conflictos y danzones, respectivamente.
Café de la Merced
Sábado, 14:30.
Familias desayunando. En la víspera de la consulta popular por la reforma energética, hombres de mediana edad discuten la reforma, traen sus experiencias de trabajo en la paraestatal, se mezclan con los logros sencillos que el hombre de ya pasados los sesenta valora: el nieto de catorce años, el auto japonés que resultó una ganga. Los saludos van y vienen con los que llegan y parten. Cambian mesa, llegan los cantantes. Charla entre lecheros de veinte pesos, entre ojos y narices prominentes, bocas que se disputan las declaraciones.
“Tenemos la tecnología para perforar en el mar.”
“Hay miles de pozos en tierra que no han sido explotados.”
“En Poza Rica, hay miles de balancines que desde 1930 dan aceite y siguen.”
“¿Quieres que vengan los chinos a agujerear el mar?”
Acercarse a un trabajador petrolero es una tarea difícil. La secretaria del sindicato de la sección 9, ubicada en el puerto de Veracruz, cumple eficazmente con su papel de contención al espacio detrás de la puerta de vidrio: una estructura laberíntica inaccesible a simple vista. El tema del discurso de bienvenida es la comida y el medio, el teléfono: “si unas enchiladas, mire y no es por ser grosera, pero las que mandó ayer estaban muy aguadas, sí… aguadas… la verdad las tuve que tirar, no las pude comer… y el queso, si puede ser fresco porque el añejo me da asco, si es todo, si me puede traer un nuevo menú porque el que me trajo, lo perdí.” Como continuidad de la recepción, un amplio salón con fotos panorámicas del puerto, el escudo del sindicato y un busto del General Cárdenas con los agradecimientos de rigor por la expropiación petrolera, hombres de mediana edad, varios acompañados por sus mujeres, esperan. Un hombre, que posiblemente pise los cuarenta, se desplaza en silla de ruedas, sin una pierna; se enfrasca en autoritarias conversaciones en su celular y alude a planes sin nombre urgiendo a su interlocutor a proceder inmediatamente. Su voz estridente no logra cambiar el rostro adusto de los que, sentados contra la pared, esperan su turno para pasar al interior del laberinto. Sus caras no exudan felicidad o algún tipo de contento con las últimas noticias de nuevos aumentos del precio del barril. Pasada la prueba de la comida, expongo con candidez el propósito de mi visita, el conversar con los trabajadores no es sencillo, aquellos en la sala no espero que hablen, salten la pared invisible del silencio y la preocupación (¿por los vericuetos del laberinto?) y los que habitan en el interior, ¿quién puede saber?
¿Gafete? Le extiendo mi tarjeta sin mayor esperanza de que ésa sea la clave para ingresar. Consulta en el interior, intervalo en el que repaso el escritorio con un libro de actas con registros de las entradas más de las salidas. “Esto lo tiene que ver Ricardo”, dijo antes de abandonar la recepción. Quizás se haya perdido en el laberinto o en viaje de comisión en la ciudad de México, de cualquier manera tendré que regresar el siguiente lunes. En la entrada me sorprende la lluvia, decido esperar, pero en pocos minutos el canalito junto a la banqueta se transforma en una alberca que decido no probar. Es temporada de lluvias y es fácil que al agua te coja en los momentos y lugares más inesperados.
Un hombre de risa fácil, vestido de camisa y pantalón rojo me mira con un cierto aire juguetón. Es mayor que los trabajadores que esperaban en el borde del laberinto.
“¿Ustedes tienen una asociación de jubilados?”
“¿Retirados? Claro, al fondo a la derecha”, contesta algo aliviada la recepcionista. Necesito introducción. El señor que fue marino en un barco oceanográfico se ofrece voluntariamente a ejercer el papel de anunciador. Me recoge a la salida del auditorio y me conduce hasta la puerta cerrada de la que pende un cartel: Departamento de Jubilados. Abre la puerta, se demora unos minutos en el interior. El pasado parece más fácil que abordar que el presente. Al entrar, todo es claro, abierto, es un solo cuarto con escritorios alineados contra la pared formando un pasillo que puede estar más o menos concurrido según el día en que se trate (“los jueves y viernes, por alguna razón, son los más agitados”).
“No va a ser. No lo vamos a permitir.”“Acá vas a tener el punto de vista de tres generaciones y no son iguales.”
“¿Quieres el punto de vista del gremio o el personal?” “Lo que pasa es que él es del PAN.”
“No tiene sentido perforar en aguas profundas, hay miles de pozos en tierra que no han sido explotados. Están sellados para su explotación. En Poza Rica, entre Coatzacoalcos y Oaxaca hay miles de balancines que desde 1930 dan aceite y siguen.”
“Por la ecología y la Constitución política no se puede, si se perfora el mar, se contamina el golfo.”
“La gente en el gobierno no sabe, se les hace fácil lanzar propuestas pero no saben de qué se trata el petróleo.”
“A mí me jubilaron hace 18 años, ¿puedes creer? No trabajo yo, me pagan para que les paguen a compañías para hacer el trabajo que yo hacía. Pero no saben, por eso hay tantos accidentes, son personas con dos tres años de experiencia. Nosotros hacíamos todo y ahora traen máquinas que hacen nuestro trabajo.”
“Ahora todo es más fácil, yo trabajé en a Selva Negra, en el medio de la nada, no había caminos.”
“Mi experiencia viene del 38 porque yo le llevaba el almuerzo a mi padre, tenía cinco años. Mi padre trabajaba cuando las torres eran de madera. Yo viví y vi la historia, la expropiación, todo.”Las declaraciones se sucedían en torrente. Acuerdo con los jubilados entrevistarlos al día siguiente, el mismo en el que la COPARMEX celebra un evento a nivel nacional vía conexión Internet en el que presentará a los medios su posición respecto de la reforma energética. Al día siguiente, el acuerdo se ha roto. “Son cosas del pasado y no importan mucho.” “Tengo que tomar algo para activar el recuerdo.”“Tiene que ser algo extenso sino queda algo intermedio.”“Hay prioridades, uno se mueve por prioridades.” “En mi casa tengo todo, pero tengo que buscar el maíz.” Pero se recompone a fuerza de espera.
Palabra clave: Comunidad
“Mi nombre es Guillermo Barrios Álvarez. Tengo 53 años de edad y trabajé 28 años para PEMEX. Pertenezco a familia petrolera. En el 75, me llevó mi hermano mayor a trabajar como transitorio, y a él un tío y él, a su vez, mi abuelo a quien le tocó la nacionalización del petróleo en México. En aquel tiempo, mi abuelo trabajada en Veracruz para un empresa de origen americano que se llamó la Huasteca. Cuando se nacionaliza el petróleo, mi abuelo sigue trabajando y es uno de los pilares para instituir el sindicato petrolero a nivel nacional. Todos nos conocemos, pero cada quien defiende su ego, siempre tu época fue la mejor: cuando hubo más producto, fue la mejor perforación, se trabajaba muy bien el equipo.
Cuando yo entré, PEMEX era una empresa completamente diferente a como es ahora. En el área que yo trabajé durante mucho tiempo, ventas (ahora se llama PEMEX refinación), había pipas de 12.000 litros o auto tanques. Ahora, hay tanques de 20.000 litros para distribuir por la ciudad. El producto se descargaba con mangueras de plástico, abrían la tapa de una estación de servicio para descargar el producto y salía el vapor al medio ambiente, todo esto fue variando. ¿Cómo vivía el trabajador los cambios de la paraestatal? Durante la época del Presidente Miguel de la Madrid, llegó a trabajar un grupo de gente que le llamaron los tecnócratas, porque todo tenía que ser tecnología moderna y de punta. Pero esta gente realmente no conocía el trabajo de PEMEX. Cuando trajeron las máquinas a las agencias de ventas no empataban. Nos enfrentamos muy fuerte con este equipo de personas en la dirección de PEMEX para hacerles entender, en forma muy altanera, que el equipo que habían diseñado no funcionaba. Ellos llegaron a hablar de un nuevo PEMEX, tan es así que se construyeron dos barcos para la flota petrolera en los astilleros españoles y los llamaron los nuevos PEMEX 1 y 2. Nosotros argumentábamos que, efectivamente, para ellos era nuevo porque nunca en su vida habían trabajado en PEMEX. Se dio una pequeña lucha interna hasta que esta gente admitió, cedió y empezaron a pedir opinión a la gente con experiencia. En PEMEX toda la vida hemos tenido ingenieros muy buenos, gente muy capaz, perforadores, gente que conoce mucho del campo y muy trabajadores. No necesariamente tienen que venir del extranjero, también en México los tenemos.
¿Recuerda algún conflicto en particular? A mí no se me va a olvidar cuando nosotros teníamos una máquina que llamábamos la mezcladora. La mayoría de los barcos carga un combustible que se llama intermedio 15, formado por una mezcla de combustóleo y diesel. La mezcladora, inventada por los ingleses, trae un tubo donde viene el combustible pesado y otra en la que viene el diesel y, a través de un engrane, la maquina permite que entren 3 litros y dos litros de diesel; imagínate la precisión de esa máquina para irte mezclando tres por dos. Uno de los tecnócratas dijo que eso estaba pasado de moda: nosotros debemos tener un tanque de mínimo de 30.000 barriles con la mezcla preparada. Imagínate un tanque al que le echas 50.000 litros de combustible pesado y después 20.000 litros de diesel, ¿vas a agarrar el tanque con tus manos y lo vas a zarandear para mezclarlo? Es imposible. Necesitas un tanque con un aspa para recircular el producto, que fue lo que terminamos haciendo. Nos costó casi un año convencer a este tecnócrata que no nos debió quitar nuestra máquina mezcladora.
¿Qué paso entre esa modernización y la propuesta de la nueva modernización del 2008?
En los noventas, a la empresa le resultaba imposible seguir pagando empleados porque todos somos petroleros y todos tenemos los mismos beneficios, no como en Venezuela o en Brasil, donde un porcentaje es trabajador de planta y el resto es contratado eventualmente o subcontratado por otras empresas. Al no recibir la utilidad que debiera para darle mantenimiento a las plantas y refinerías, el equipo se fue deteriorando, por lo tanto debemos tener equipo, no obsoleto, pero que le falta mantenimiento. Entre el 95 y el 98, PEMEX no tenía crédito porque no le pagaba a tiempo a sus proveedores, cuando antes todo el mundo quería venderle. Necesitábamos láminas, cuerdas, arandelas, nos las dejaron de vender a crédito porque no se pagaba, una bomba la tuvimos que tener parada 15, 20 días porque no había presupuesto para repararla. Esto que te cuento es así porque yo lo viví, no me lo platicaron.
¿Cuál es su posición respecto de la reforma energética?
Yo como petrolero de la zona sé que no es necesario irse al mar; en tierra en Veracruz hay mucho petróleo con reservas probadas. Sí creo que debe haber una reforma que considere como ayudar económicamente a PEMEX y tiene que buscar socios. Para esto, hay que modificar la Constitución. Hay gente que está muy cerrada porque ni siquiera ha leído la propuesta de esta reforma. Otros países, sobre todo Brasil, han hecho asociaciones y está buscando petróleo, inclusive los cubanos se han asociado con Brasil y están buscando en el mar Caribe. Es un producto que tarde o temprano se va a acabar. Su posición no es la que sostienen los dirigentes de su agrupación.
¿Es aceptada una postura diferente al interior del sindicato?
Siempre habíamos tenido una línea política y hasta la fecha existe una línea política a través de la dirigencia sindical. Con el Presidente Zedillo, este país se abrió a una pluralidad política. Tú puedes escuchar la posición del verde, del rojo, del amarillo, del que tú quieras, finamente la decisión la vas a tener tú cuando vas a la casilla a emitir tu voto. Hay un antes de Fox y un posterior a Fox. Antes de Fox, en los periódicos no podías hacer el menor chiste de un Presidente de la República, de un diputado, de un senador; después de Fox, los dibujan, hacen caricaturas, es parte de la democracia, ¿no? Como apenas lo estamos haciendo, estamos abusando de la democracia. Pero, poco a poco, tendremos que llegar a un índice medio, hasta donde yo te permito que democráticamente hables tú de mí y hasta donde tú permites que hable democráticamente de ti, sin que nos faltemos el respeto y nos digamos las cosas como deben de ser.
También se quebró la línea que existía como sindicato, que era la del partido en el gobierno. El sindicato te puede hablar muy bien de cierto partido pero finalmente cuando vas a la urna tú vas a depositar tu voto por el candidato o partido que tú consideras hará bien las cosas. Ya se acabaron esas líneas que fueron muy marcadas dentro del sindicato petrolero, ninguna asociación ni ningún gremio puede garantizar el 60%, el 70 % de sus elementos que vaya a votar por un partido, porque ya en este momento empezamos a paladear la democracia y no la vamos a soltar. En el sindicato esto es novedoso, en el 2000 hubo una verdadera apertura democrática en este país.
Yo realizaba la inspección de los tubos sin costura confeccionados en TAMSA. Esto incluye la inspección de la elaboración de la materia prima y de los laboratorios físicos y químicos para revisar los análisis del producto en sus diferentes gamas y clasificaciones tanto para perforación como conducción de los líquidos así como de los gases. Al final, fui agente de tráfico, complementando las urgencias que había en los campos de determinado material, tanto químicos como de la industria del hierro, Tamsa principalmente, distribuyendo la tubería para las perforaciones.
Me tocaron los inicios de las perforaciones marinas en Campeche en 1988-1989; se usaba una tubería especial, con un roscado, diámetro, espesor, cuerdas y sellos especiales para evitar los riesgos dado que era la primera vez en México que se hacían perforaciones marinas. Mandábamos ese material a Dos Bocas, Tabasco, y de ahí se surtía a las primeras plataformas en Campeche. Posteriormente, ya se perforó el pozo Cantarel a mayores profundidades con tubería muy especial, con una rosca de una patente americana, que se fabricaba en la planta Hayde. Intervenía personal nuestro de inspección del control de calidad y a mí me tocó enviar todos esos embarques con protecciones especiales para que no sufriera ninguna rotura porque era una rosca muy sensible.
La perforación marina ha cambiado porque ahora se está perforando a mayores profundidades, con los riesgos que implica. Es el nuevo PEMEX que nosotros sentimos que construimos con tanto esfuerzo y sacrificio, ojala otros tomen la estafeta y lo mejoren.
¿Cuál es su apreciación acerca de la situación de la empresa hoy?
PEMEX antes tenía una sola dirección, ahora hay varias direcciones y ahí es donde estamos fallando un poquito. Debe haber más trabajo de equipo. Necesitamos una inversión bien administrada para que los recursos se procesen en este país no como ahora que se procesan en el extranjero. Es necesario construir más complejos, más refinerías, si vienen empresas extranjeras a invertir de acuerdo a como es nuestra política, bienvenidas. Esto no pone en riesgo la soberanía y sí crea más empleos para mexicanos que están necesitados y van al extranjero a trabajar, dejando a las familias. Con la reforma energética bien pensada, bien llevada y bien administrada, tendremos la industria que queremos, con buenos productos de gasolina y, además, la riqueza se quedaría en este país. Este es mi punto de vista.
Durante el tiempo que trabajé, la empresa cambió mucho; nosotros lo vimos reflejados en los pedidos de tubos a Tamsa. La tubería que se usaba en esos tiempos era: Heissin, Lampine y luego se fabricó otro tipo de tubos porque la industria estaba creciendo y pedía tubería con mayores rangos de seguridad. En el 86 fue el boom petrolero en este país y ya eran dobles los pedidos a la planta Tamsa, a raíz del descubrimiento de los pozos en Campeche, los proyectos en Tabasco y otros. A mí, en lo particular, me tocó ver crecer esta industria y poner un granito de arena. La industria ha crecido y está creciendo, no es el PEMEX del 81-82, porque se fueron descubriendo más campos y se producía más petróleo. En el 85, teníamos superávit. Cuando era Presidente López Portillo, dijo: “ahora tenemos que aprender a administrar la riqueza”. Ese crecimiento se estancó principalmente por las instalaciones que han operado por muchos años y requieren mantenimiento. Creció PEMEX en esa época, pero ahí vino la caída. Pero aquí estamos.
Jorge Alcocer Peña, trabajó en PEMEX desde 1972.
En el Ojo de la Crisis
¨¿Quién iba a pensar que el aceite estaría a 30 pesos? Antes se decía que con tortillas, frijol y chile podíamos pasarla. Pero ahora ni eso, si la tortilla está a 12 pesos. El negocio está bastante parado; la situación está mal y dicen que estará peor el año que viene. Y tal como está la situación económica en Estados Unidos, muchos van a regresar, ¿qué van a hacer acá?¨, María Soledad Perián Bello, dueña de una cocina económica frente al baluarte de Santiago.
A lo largo de su historia, el puerto de Veracruz ha vivido momentos de pronunciada carencia, la cual también ha sido parte del carácter de la ciudad. Históricamente, su dinámica incluía meses y hasta años de inactividad, dados los tiempos de espera de las flotas y galeones en época de la dominación española, que traían las mercancías de Europa, y de los barcos de diferentes banderas en la era independiente. Las invasiones francesa y americana, más los desarrollos últimos de la guerra de la Independencia, colocaron a la ciudad y su puerto en situaciones de franca vulnerabilidad.
Hay quienes dicen que el veracruzano percibe como algo cotidiano tales intervenciones o el impacto que los acontecimientos internacionales imprimen a su dinámica económica y social, por haber sido durante siglos la principal, y única, puerta de entrada a México.
En esos tiempos, muchos migraron a Xalapa, Puebla, a la ciudad de México. No era la primera vez que se producía este éxodo. En 1823, en la parte final de las guerras de Independencia, los españoles se atrincheraron en San Juan de Ulúa, desde donde disparaban a la ciudad. Mucha gente migró y Xalapa, Tlacotalpan y Alvarado empezaron a crecer con la llegada de estos migrantes. Quienes permanecieron en tiempos de la Segunda Guerra Mundial inventaron negocios funcionales a las nuevas condiciones de la crisis, como vender carbón en las casas. Muchos fueron contratados para construir el boulevard que une Veracruz con Boca del Río, que se pensó como una fuente de empleo para los cientos de desempleados que había dejado el cierre de las actividades portuarias.
Junto con las tormentas que se prevén azotarán el golfo de México y Veracruz como consecuencia del cambio climático, es de esperar que la crisis financiera internacional y sus efectos en México impacten en la dinámica de inversiones, producción, consumo y comercio del Estado. Lo cierto es que la crisis ya está aquí y llegó para quedarse un rato.
MB
La autora es escritora y cineasta.
Realizó estudios de posgrado en México y Estados Unidos en sociología, cine y literatura, disciplinas que combina en sus trabajos de ficción y documentales. Fue la primera latinoamericana en ser becada por cuatro años por Artes Visuales de la Universidad de California en San Diego. Sus cuentos y artículos han sido publicados en revistas internacionales y sus películas exhibidas en festivales en los Estados Unidos y Europa, incluidos el Dresden Film Festival y el Berlin Film Festival. Ha sido galardonada con becas y premios, incluido el prestigioso Premio Kodak por su película La Novia. Actualmente se encuentra filmando su largometraje So Long, en el Estado de Veracruz, y desarrolla dos proyectos documentales.
Actualmente desarrolla en Veracruz la muestra Visit as art.
De su autoría, ver también en café de las ciudades:
Número 2 | La mirada del flâneur
Arquitectura para un paisaje en movimiento | Un cuento de María Berns, con cerros que predican, edificios lascivos, y arquitectos en la frontera | María Berns
Número 8 | Lugares
I’vebeen living inside | Juárez es la ciudad madre que parió un hijo varón, El Paso. | María Berns
Número 16 | La mirada del flâneur
Aeropuerto | Usted no está en la lista de pasajeros | María Berns
Número 41 | Cultura de las ciudades
Isla | Una historia del Delta | Maria Berns
Sobre Veracruz:
Número 93 | Arquitectura de las ciudades
La recuperación del manglar de Veracruz | En México, un taller interuniversitario para la sostenibilidad | María Bustamante