
La reciente y divertida comedia norteamericana “Mi novia Polly” (Along came Polly) da pie para algunos comentarios sobre cuestiones urbanas. El protagonista, Reuben Feffer, es analista de riesgos de seguro y un personaje estructurado hasta la alienación. Ha comprado una casa en los suburbios de New York para vivir con su flamante esposa Lisa, de quien sin embargo se separa en plena luna de miel (tranquilos, no contaremos la película…). En el amargo regreso, al visitar su casa soñada, un patrullero lo acosa con luces y altavoces y le hace saber dos cosas: que estará seguro y bien vigilado… y que al elegir esa vida en los suburbios ha dicho adiós a su privacidad y al apacible anonimato metropolitano.
Polly Prince, la nueva conquista de Reuben, es en cambio su opuesto personal absoluto: desordenada, desafecta a compromisos y cronogramas, conduce sin embargo al protagonista por un nuevo itinerario urbano de Downtown neoyorquino, pleno de diversidad urbana, edificios reciclados, restaurantes étnicos, veredas promiscuas, clubes de salsa, patios de basketball y teatros vocacionales del Hell´s Kitchen. Polly no quiere de ningún modo ir a vivir a los suburbios, aunque Reuben argumente que “todos lo hacen“. El conflicto entre diversidad urbana del centro y vida programada de los suburbios (sintetizada risueñamente en la kafkiana sucesión de almohadones decorativos que Reuben debe manipular al levantarse y acostarse todos los días de su vida) aparece perfectamente mostrado, y con buen humor.
También regresan, luego del 11-S, los skylines neoyorquinos y los planos del Empire State y el Chrysler, reprimidos por razones emocionales en el cine posterior a los atentados (tangencialmente, un dibujo infantil en el fondo de una escena homenajea a las víctimas). Actúan el gran comediante Ben Stiller, Jennifer Aniston (hermosa, simpática, radiante, pero… regular actriz), el siempre eficaz Philip Seymour Hoffman, y un renovado Alec Baldwin. Respecto a la señora Aniston, su cachet por cada episodio de la serie Friends es de un millón de dólares, cifra que precisamente (según el New York Times del 16 de abril) coincide con el precio promedio de un apartamento en Manhattan. ¿Cómo hará en cambio su personaje Polly, que es camarera en fiestas y recepciones, para pagar el alquiler de su apartamento?
MC

Sobre New York, ver la nota “New York, barrio por barrio” en el número 18 de café de las ciudades.