N. de la R.: El texto de esta nota fue publicado originalmente en la edición del pasado 24 de diciembre del diario ecuatoriano Hoy.
Estamos viviendo un cambio en la difusión de la producción académica, gracias a la revolución científico-tecnológica y a la lógica neoliberal imperante. Primero, por el peso que adquiere lo virtual sobre lo presencial en la educación y la difusión. Por eso las investigaciones se difunden por blogs, Internet, webs y demás instrumentos tecnológicos, como también aparece una institucionalidad especializada dedicada a la circulación del conocimiento: REDALYC y SCIELO son hemerotecas en línea y AMAZON es un portal que por la vía del mercado define los libros que se venden. Lo más significativo: la difusión define los conocimientos a producir; el libro de autor es la excepción y el de varios autores se convierte en revista.
Segundo, se introduce la lógica individualista y de competencia propia del mercado, y lo hace a través del sistema de puntos, convertidos en valor de cambio -no de uso- que obtienen los académicos según títulos, cursos impartidos, publicaciones realizadas y seminarios asistidos. Un buen texto no se define por los aportes académicos que haga, sino por el número de veces que es citado, lo cual construye comunidades académicas endogámicas, nacidas de la obligatoriedad de citarse mutuamente. Cuando se publica un libro no se recomienda su lectura sino que se lo cite.
Sin embargo los puntos tienen distinto valor, por ejemplo, según el idioma y el tipo de la publicación. Esta valoración conduce a que los investigadores produzcan en función de estos criterios y menos por la calidad o el impacto que puedan producir. Las revistas en inglés e indexadas dan más puntos que un libro en español. También los puntos impulsan un sistema de complicidades con comités editoriales, lectores ciegos, indexaciones, acreditaciones, ponderaciones y demás elementos calificadores.
De esta situación dos hechos a destacar: primero, los puntos determinan los temas, metodologías y enfoques más valorados, lo cual legitima ciertos conocimientos, homogeniza el pensamiento y disminuye la autonomía crítica. Segundo, tener una medida del conocimiento establecida por los centros hegemónicos del conocimiento mundial y no por las demandas de la realidad.
Publicar un libro de autor tiene menos puntos que publicar en una revista indexada, porque los sistemas de difusión de las revistas son más dinámicos, demandados y tienen una institucionalidad dedicada a ello. Una revista en inglés tiene más influencia que otra publicada en otro idioma, porque los sistemas institucionales de difusión más significativos están en los Estados Unidos. Esto significa que un autor que publica en una revista en inglés tiene la posibilidad de ser más citado y por tanto ser “mejor” que si publica un libro y en español. Por eso la difusión se realiza en comunidades académicas cada vez más cerradas, distantes a los problemas que analizan y más extrañas a los debates de los lugares donde se ubica el objeto de investigación; lo cual conduce a un vaciamiento del sentido ético de la devolución de los conocimientos
Los puntos de los académicos les sirven a las instituciones donde trabajan formando cadenas de valor que operan como un sistema piramidal. Toda actividad académica, todo investigador y toda institución define su calidad por los puntos obtenidos y por la competencia con sus pares, expresados en los rankings.
FCM
El autor es editorialista del diario Hoy, Presidente de OLACCHI,
Director del programa Futbologías de Radio Quito y Académico de FLACSO.
De su autoría, ver también en café de las ciudades:
Número 26 | Política de las ciudades
La inseguridad ciudadana en la comunidad andina | Políticas contra la violencia en América Latina. | Fernando Carrión
Número 104 | Política de las ciudades (II)
El Estado del Sol | 15 M: la rebelión de los indignados | Fernando Carrión Mena
Número 105 | Cultura y Política de las Ciudades
Fútbol y violencia | Las razones de una sin razón | Fernando Carrión Mena