En entregas anteriores:1: SOJAZO!
Un gobierno acorralado, una medida impopular.
Siembran con soja la Plaza de Mayo; Buenos Aires arde.
Y a pocas cuadras, un artista del Lejano Oriente deslumbra a críticos y snobs.
Entrega 2: El “Manifesto“
Desde Siena, un extraño documento propone caminos y utopías para el arte contemporáneo. ¿Marketing, genio, compromiso, palabrerío? ¿La ciudad como arte…?
Manifesto Mitzuoda
Yo, Yazujiro Mitzuoda, artista de los años 2000, hombre de mi tiempo, promediando mis cuarenta años, sentado en un bar a la entrada de Siena, ocluido más que fascinado por el magnífico cielo abierto en tajos de un tramonto tos-ha-no, con la acreditación de identidad que me da el sello heredado de mi familia paterna con el que firmo este escrito (del cual elaboro cuatro originales en lengua y caracteres japoneses el número 1, y respectivamente en caracteres occidentales y lenguas italiana, inglesa y española los 3 restantes, pero en cada caso con palabras originales que permanecen idénticas en las cuatro versiones), manifesto:
1- Que la distinción entre arte aplicado y arte puro queda anulada por la distinción entre cultura, producción colectiva, racional y evolutiva, por un lado, y arte, producción individual, dionisíaca y a-temporal por el otro, quedando el territorio de acción del artista en los campos de la cultura o el arte en función de un complejo sistema de consideraciones que excede a la voluntad del artista, y que por lo tanto lo exime de preocuparse de otra cosa que de su pan y su arte (al decir de Nietzche, ver Como se filosofa con el martillo).
2- Que la obra de arte debe inspirar en su receptor una sensación ilusoria de que también él estaría en condiciones de realizarla, de mediar ciertas condiciones ambientales, económicas, familiares, etc., y que el autor dice, ve o siente algo que él ha dicho, visto o sentido durante toda su vida.
3- Que si el receptor de la obra de arte considera posible vivir el resto de su vida sin un contacto permanente con la obra mencionada, ésta no vale gran cosa y merece ser destruida.
4- Que el artista debe evitar todo tipo de atadura a su época o entorno social y territorial, aun cuando las utilice como tema o base conceptual de su obra.
5- Que no se puede ser un artista valioso luego de las revoluciones Industrial, Soviética e Informática sin producir alguna vez en la vida un auténtico y verdadero bodrio.
6- Que el artista debe simular snobismo para al mismo tiempo destruirlo a través de la belleza de su obra.
7- Que la belleza es perfectamente definible y formulable en términos lógico – geométrico – matemáticos, y que el fracaso en la búsqueda de esa fórmula es lo que genera la instancia poética en el arte.
8- Que el artista que no considere posible abandonar su arte y hacerlo anónimo, no entiende lo que es arte y no merece ser llamado artista.
9- Que el arte es una forma paralela y terrible de la realidad, con independencia frente a esta y a las intenciones del autor, y que sobrevive a los imaginarios del artista y de su sociedad.
10- Que todo le está permitido al artista, menos la vanidad.
Para más detalles, ver Baudelaire, Rimbaud, Proust, Buñuel, Buonarotti, Hegel, etc.
(sello de YM)
Siena, mayo de 2002
Addenda lombarda (sin fecha):
a) el arte no se interesa por otra ética que por aquella de la redención personal, siendo en este único sentido más kantiano que hegeliano.
b) la estética es la ética de las formas y la ética es la estética del alma. el arte verdadero trasciende y elude ambas disciplinas.
c) el arte del futuro será una mezcla de pornografía, filosofía y programa político.
Nota aparecida en el diario El Racional a mediados del año 20xx:
Nacido en 1957, Yazuhiro Mitzuoda constituye un rara avis en el panorama del arte contemporáneo japonés, aunque (como una pieza de infraestructura implantada circunstancialmente en un terreno suburbano, que no encuentra su razón de ser en la convivencia con animales domésticos y niños malcriados, pero que resulta comprensible en el contexto regional de la una red de distribución energética, por ejemplo) resulta un protagonista esencial de movimientos de alcance más amplio en el desarrollo internacional de los últimos 20 años en la alta cultura.
La crítica ha señalado en Mitzuoda influencias tan disímiles (tan inverosímiles) como las de Maplethorpe, De Chirico, Buñuel, Quevedo, Ozu y Klee, a la vez que resulta ineludible la referencia aparentemente ingenua a iconos de la cultura popular de nuestro tiempo, como The Simpmsons, los manga de su tierra natal, la música electrodance europea, el fútbol y la pornografía comercial. Pero se equivocan aquellos que ven meras referencias intertextuales en estas apariciones de lo masivo en su refinado arte de vanguardia (elitista en el sentido más estricto de la palabra). Las referencias pop son, en nuestro artista, una llave de entrada a otros universos, que dejan el enigma de su pertenencia a una esfera íntima del artista (¿la niñez de una familia de clase media en la región Kansai, mudándose continuamente por el trabajo de su padre, un viajante de comercio de la principal empresa cervecera del Japón? ¿el peso de una reprimida homosexualidad? ¿la rebelión personal frente al panorama – y no solo cultural – de la tardo-postguerra?) o bien su incursión en reflexiones filosóficas y críticas más generales que llevan a Tito Lucrecio y a Hegel.
Mitzuoda alimenta su propio misterio (de un modo que ha enervado a más de un colega) con los interrogantes sobre su vida personal (que no explican el paso continuo de etapas de ascetismo y reclusiones en conventos budistas, a sus escándalos con adolescentes en Europa o sus romances con figuras del rock y el cine), con los continuos cambios de sus inquietudes en la representación artística, y sobre todo, con su permanente salto de un genero artístico a otro. Cine en formato experimental, instalaciones, land art, cuadros clásicos de caballete, fotografía, diseño industrial: Mitzuoda semeja un humanista del Renacimiento en su dominio aparente de los más disímiles mecanismos de producción cultural. Mito, genio, o producto refinado del mismo capitalismo cultural que dice combatir, Mitzuoda representa una de las búsquedas más estimulantes del arte contemporáneo, enraizada en la tradición del artista polifacético, cuestionador de su tiempo y su sociedad.
Yazuhiro Mitzuoda, traído por la curadora y empresaria Carmen Grierson, estará en Buenos Aires el mes próximo, en el marco de una muestra multimedia que exhibirá varios de sus mejores trabajos en el Centro Cultural X.
CR c/VR
Próxima entrega (3): Miranda y tres tipos de hombres.
Lectura dispersa en un bar. Los planes eróticos de una muchacha, y su éxito en cumplirlos. Toni Negri, Althuser, Gustavo y Javier.
Carmelo Ricot es suizo y vive en Sudamérica, donde trabaja en la prestación de servicios administrativos a la producción del hábitat. Dilettante, y estudioso de la ciudad, interrumpe (más que acompaña) su trabajo cotidiano con reflexiones y ensayos sobre estética, erotismo y política.
Veronika Ruiz es guionista de cine y vive en Los Angeles.
Nació en México, estudió geografía en Amsterdam y psicología en Copenaghe.