El texto de la nota es parte del Proyecto de Investigación SI de la FADU – UBA, titulado: “Forma y Sentido. Variaciones en el habitar de la ciudad y densificación del sentido”, Laboratorio de Morfología. El objetivo general es poner en evidencia nuestro estado de reflexión y producción continuo acerca de la condición de constante mutabilidad del espacio urbano, contrastando con algunas investigaciones tradicionales respecto de esta temática. La mutabilidad y permanencia de las formas, más las transformaciones sociales en la ciudad o en la urbe, se cruzan a lo largo de distintas fracciones de tiempo y así definen la morfología urbana, resignificando, complejizando y saturando los sentidos, y por consiguiente los contextos. Entendemos…
La ciudad como las formas del trazado en relación con el tejido edilicio construido, las calles, las manzanas y las plazas, como una morfología emergente de las prácticas sociales.
Y lo urbano como las formas que toman los flujos, lo masivo, lo global invadiendo lo particular y todos sus movimientos casi siempre relacionados con el consumo.
Los flujos son, la sociedad desagregada en grupos sociales, colectivos de personas y los individuos. También el tránsito vehicular y sus desplazamientos, la información y los movimientos, las conductas colectivas, la movilidad y los desequilibrios sociales. La Falta.
Entonces, ¿Cómo reflexionar y pensar estas “variaciones” que suceden todo el tiempo en la dualidad de la ciudad y lo urbano?
La ciudad y lo urbano no son lo mismo. Son procesos en constante cambio, a velocidades muy diferentes. Esta velocidad, conceptualizada como magnitud, relaciona los cambios con intervalos de tiempo durante los cuales se producen estas variaciones.
Estas transformaciones que suceden constantemente son inevitables, son el resultado de la erosión que generan los impactos del flujo urbano a distintas velocidades, sobre la ciudad. Esas variaciones en la forma urbana se constituyen como un devenir producto de la pulsión urbana.
Para verificarlas, tomamos un fragmento del arroyo Maldonado, en Buenos Aires, y la transformación del flujo de agua en flujo urbano. El fragmento urbano elegido es la avenida Juan B. Justo entre las avenidas del Libertador y Corrientes. La nueva morfología de lo público y lo privado, de lo visible y lo invisible, de la costumbre y la variación, de lo cotidiano y lo explosivo, de lo que incluye y lo que excluye, de lo que permanece y lo efímero, lo individual y lo masivo.
Las Variaciones las entendemos como dispositivos (Michel Foucault, “El juego de Michel Foucault”, publicado en El discurso del poder, Buenos Aires, Folios, 1983, p.184) que organizan los conceptos y preceptos que emergen de las transformaciones urbanas. Foucault desarrolla el concepto de dispositivo designando como tal: “…en primer lugar un conjunto resueltamente heterogéneo, que implica discursos, instituciones, disposiciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas. En síntesis, tanto lo dicho, como lo no dicho (…) El dispositivo mismo es la red que puede establecerse entre estos elementos”.
DETENER – El tiempo no está presente.
DEVENIR – El tiempo como sucesión infinita.
Variación 1 DETERIORO.
Constante Transformación.
El tratado más antiguo, “De Architectura” de Vitruvio, del Siglo 1 a.C., dice que la arquitectura descansa en tres principios: Firmitas, Utilitas y Venustas; la Firmeza, la Utilidad y la Belleza. La arquitectura es definida, entonces, como un equilibrio entre estos tres elementos y la permanencia como un elemento a valorar. Las variaciones en este contexto quedan relegadas a la resistencia y supervivencia de un edificio al paso del tiempo. Estas transformaciones incluyen a todos los edificios y a los que tienen un valor patrimonial. Respecto de las prácticas nos referimos a la restauración, preservación y reciclaje, en edificios de valor arquitectónico y las intervenciones en los demás edificios del repertorio construido.
Ubicamos en este dispositivo el crecimiento urbano horizontal, donde las transformaciones se registran como completamiento urbano, como la construcción de la vivienda sobre el lote (Fernando Diez, Buenos Aires y algunas constantes en las transformaciones urbanas. Editorial de Belgrano. 1997), sea vivienda colectiva o individual.
Las primeras intervenciones sobre el área que rodea al arroyo Maldonado y la traza de la avenida Juan B. Justo arrancan con la fundación de nuevos trazados que funcionan como costuras entre los existentes y los proyectados. Los contactos que se generan entre las nuevas poblaciones, Villa Crespo, Villa Alvear, y Palermo con sus bosques y sus edificios recreativos. Estos trazados incluyen los loteos efectuados por la empresa de Antonio Devoto y dieron origen (1888) a los barrios de Palermo Viejo (“Villa Alvear”), Villa Malcolm, Villa Devoto y de otros barrios. Hacia 1900, estos loteos ocupaban muchas páginas de los diarios de mayor tirada con sus publicidades.
La ciudad comenzaba a crecer constantemente.
No todos los empresarios apelaron, como sí lo hizo Devoto, a los conocimientos de un arquitecto de la talla de Juan Antonio Buschiazzo. En muchos casos, el diseño del loteo fue una mera repetición de la cuadrícula, sin toques de imaginación espacial.
En los archivos de los “rematadores”, como se los llamaba, empezó a acumularse la memoria del crecimiento urbano de Buenos Aires, y la ciudad se multiplicó tantas veces que cambió de escala sin un crecimiento proporcional de sus espacios públicos.
“Los nuevos barrios comenzaron a poblarse por inmigrantes recién llegados, que habitaron casas y conventillos en su mayoría realizadas como construcciones sólidas, de ladrillo, terminadas al poco tiempo con fachadas de revoque símil piedra” (Gustavo Brandariz, Buenos Aires, 1910: un escenario de la Belle Époque).
En estos nuevos barrios, todo era reciente: casas, calles, escuelas, iglesias, y su gente…
Variación 10 METAMORFOSIS.
Fachadismo / Lo común.
Los fragmentos urbanos se tematizan: el barrio del tango, el barrio del diseño. La última relación entre el ciudadano devenido a observador no participante, y el ciudadano que pertenece a un barrio que cuenta con algunas huellas difíciles de borrar, a veces impuestas, otras veces compartidas.
Las fachadas, como piel, sufren una metamorfosis que las convierte en piezas que se liberan del contenido original y ahora se articulan en la serie de un tema que genera la imagen de una calle o una pequeña área dentro de un barrio.
Son claros ejemplos de esto la calle “Lanín” en Barracas, la calle “Jean Jaures” en el Abasto y la calle “Caminito” en La Boca.
Otras veces, las fachadas se mimetizan por la función que encubren, aquí impera el criterio de lo común, en el caso de la avenida Juan B. Justo vemos fachadas conformadas como muros cortina que tienen la misma altura y grandes vidrieras, todos corralones de materiales de construcción.
Variación 100 IRRUPCIÓN.
Hitos / Monumentos / Referencias.
La ciudad crece, se complejiza y densifica su sentido. Los hitos urbanos se multiplican caprichosamente.
En la misma Ciudad de Buenos Aires, en la plaza Naciones Unidas del barrio de Palermo, se implantó una “obra ambiental” en forma de flor. Es una flor mecánico-cibernética, que se abre con la luz del sol y se cierra al anochecer con un sistema de luces de color que la dotan de movimiento. La “Floralis Genérica”, de Eduardo Catalano, ubicada en Figueroa Alcorta y Tagle, tiene como una de sus características fundamentales su condición de hipérbole; su tamaño es tal, que se ve desde los aviones. Día a día se posiciona como símbolo de Buenos Aires, la flor alude a lo natural, a la condición sudamericana de lo natural por encima del artificio, y compite con el ya instalado obelisco, que evoca lo fálico y la vocación de la ciudad de asemejarse a “lo europeo”.
¿Qué flujos habrá debajo de la “Floralis Genérica”?
¿Qué significado esconde esta flor, en “ésta” Buenos Aires que parece girar “suspendida” en su tiempo?
El flujo no dejará de pasar a su lado, día a día, instante a instante. Los nuevos hitos urbanos seguirán floreciendo. Quizás sea el momento de interpretar a Buenos Aires como una ciudad femenina, la Reina del Plata, y plantear sus nuevos monumentos y referencias como el puente de la mujer en Puerto Madero, los nombres de sus calles que siempre son femeninos, inclusive la fuente de Lola Mora como datos que afirman lo sensible y lo diverso por encima del deber ser, del pensamiento único.
En el caso del fragmento arroyo Maldonado/avenida Juan B. Justo, nos encontramos con referencias interesantes como los puentes. El puente es la pieza que manifiesta la dificultad del arroyo, vincula dos lados, lo atraviesa.
Los primeros puentes se construían de madera, como pasarelas para peatones; luego aparecieron los puentes ferroviarios y finalmente, en la actualidad, algunos quedaron bajo la avenida. En el cruce de las avenidas Santa Fe y Juan B. Justo, el lugar más ancho del arroyo Maldonado, durante el año 1870 se construyó un puente. Muchos años más tarde se entubó al arroyo y se dejó el puente dentro del cañón del entubado. Las anchas columnas del puente de 1,80m dificultaban el paso del agua cuando el arroyo se inundaba durante las lluvias. Por eso, hace poco tiempo se abrió la calle y se desarmó el puente (Diego A. del Pino. Historia y Leyenda del arroyo Maldonado. Editorial Lugares) y se apearon algunas de esas columnas para facilitar el cauce del agua. Todavía siguen quedando puentes enterrados, ya que los usaron para sostener el entubado del arroyo Maldonado.
Otro puente paradigmático es el que proyectó el arquitecto Mario Roberto Álvarez. Este puente le da continuidad a la avenida Juan B. Justo y resuelve un nodo donde se cruzan las vías del ferrocarril, la avenida Córdoba y la avenida Juan B. Justo. Fue producto de un concurso de arquitectura y, construido en la década del ‘70, su imagen emula una bajada de una autopista, y su impacto generó un área residual con viviendas precarias y espacios inutilizables a su alrededor.
En el otro extremo, “El Planetario” también lo entendemos como hito y monumento dentro del contexto e ideas de parques y jardines que tiene el barrio de Palermo. Su forma esférica, su materialidad texturada y su uso astronómico, lo convierte en un referente dentro del verde. Este monumento está ubicado a un lado del curso entubado del arroyo Maldonado.
Variación 1000 IMPLOSIÓN.
Demoliciones / Mutaciones
En una ciudad donde casi no quedan lotes vacíos, para poder materializar y construir nuevos edificios en general hay que demoler otros. Esto no pasa en la periferia, la ocupación de nuevas tierras para convertirlas en barrios cerrados, urbanizaciones y emprendimientos inmobiliarios casi siempre son materializados sobre modelos de ciudad jardín.
Las demoliciones generan toneladas de escombros que se llevan recuerdos particulares del edificio demolido, del barrio de donde fueron extraídos, sobre todo cuando estas demoliciones son paradigmáticas. También existen demoliciones de edificios emblemáticos, de casas y mansiones pertenecientes a una burguesía fragmentada por el sistema de las herencias, pero existen miles y miles de demoliciones anónimas de casas, pequeños edificios, para ser reemplazados por edificios de propiedad horizontal.
En Buenos Aires fueron paradigmáticas las demoliciones del albergue Warnes y las demoliciones de manzanas enteras para la construcción de las autopistas de la última dictadura.
¿Cuáles son las razones de esta variación que genera conductas “demoledoras”?
La demolición, en definitiva, nos confirma que somos modernos, por ello cuando se realiza produce un extraño goce: el placer de la ilusión de creer en un futuro mejor y borrar el pasado. Es como instalar nuevamente otra utopía, la del progreso que sanará las enfermedades de la urbe… pero sabemos que se terminará a la vuelta de la esquina.
Ya no importa si los escombros son parte arqueológica, parte de la historia de un barrio o un ayuda memorias. Lo que importa es la posibilidad de generar otro edificio que hable de su contemporaneidad, que manifieste que lo anterior no era necesario.
Para el flujo urbano, la demolición posibilita manifestarse explícitamente, sin metáforas. Los discursos quedarán en los carteles publicitarios, en las imágenes de miles de afiches y pantallas de TV, que nos cuentan como todo sigue y demoliéndose. Las operaciones que realizan las mutaciones operan desde la lógica de cortar una parte y recambiarla por algo distinto, cortar y pegar, esa es la variación.
El arroyo Maldonado pliega dos cuestiones, su situación geográfica como cauce de agua y su condición de frontera. Además de límite fronterizo, fue uno de los límites naturales de la ciudad. Debe su nombre a la leyenda de “La Maldonado”, una mujer que vino con Don Pedro de Mendoza en el año 1536. Si bien algunos dicen que fue abandonada a su suerte, la verdad es que no fue así sino que escapó del fuerte de Buenos Aires y luego de ser atrapada fue condenada, por haber escapado, a morir devorada por las fieras. Pero nunca encontraron los restos de su cuerpo que pudieron quedar esparcidos, ni huellas de sangre ni de violencia cerca del árbol donde fue atada a orillas del Arroyo.
El antiguo límite del municipio de Buenos Aires hacia 1870, afirma Manuel Bilbao (Jurisconsulto e historiador, nació en Santiago, Chile, en 1827 y falleció en Buenos Aires en 1895; es autor de “Historia de Rosas”), era el arroyo Maldonado, al cruzar el cual uno se encontraba con un cabo y dos soldados de la provincia, lo cual lo convierte en un lugar fronterizo, donde se instala en el imaginario de aquella época cómo un lugar lejano y de paso hacia el pueblo de Belgrano.
Hacia 1879, según Fernando Diez (“Buenos Aires: algunas constantes…”) puede observarse que se han fundado otras ciudades alrededor de Buenos Aires: siete kilómetros al norte, la ciudad de Belgrano, diez kilómetros hacia el noroeste la ciudad de San Martín, cinco kilómetros hacia el oeste la ciudad de San José de Flores y hacia el sur, cruzando el Riachuelo, la ciudad de Barracas al Sur, hoy Avellaneda. En 1880, con la organización nacional, Buenos Aires es declarada Capital Federal de la nación y en ese mismo acto se modifican los límites de la Ciudad Federal(Odilia E. Suárez. La Autonomía de Buenos Aires. Reflexiones desde un punto de vista territorial. Centro de Documentación Urbanística y SICyT. FADU – UBA. 1996). El límite norte de la ciudad estaba trazado por el cauce del Arroyo Maldonado. En el nuevo territorio urbano quedan incluidos los pueblos de Flores y Belgrano, y por consiguiente el arroyo Maldonado queda incorporado al ejido urbano.
A comienzos del siglo XIX, según Vicente Cutolo, (Buenos Aires: Historia de las calles y sus nombres. 1994) se efectuó la rectificación y cambio del curso del arroyo en una extensión de un kilómetro, hasta la desembocadura. El primitivo arroyo atravesaba el camino de Santa Fe exactamente a 164 varas al sur de la actual avenida Juan B. Justo, según lo ha comprobado Cunietti – Ferrando. Esta rectificación fue motivada por la necesidad de utilizar terrenos altos en la construcción de un puente. En 1902 las autoridades comenzaron a preocuparse por los desbordes del arroyo, proyectándose su rectificación. Desde entonces se sucedieron trabajos de saneamiento, limpieza y marcado de las orillas hasta la zona de Villa Crespo.
El arroyo continuó sin modificaciones hasta 1910, hasta que las autoridades del ferrocarril del Oeste ampliaron sus talleres de Liniers, desviando el lecho original más hacia el norte. A partir de esta fecha comienzan a construirse pasarelas de madera para transeúntes, debido a que se debían unir los barrios que estaban en las dos riberas del arroyo.
Variación 10000 DENSIFICACIÓN.
Torres / Contenedores.
TORRES
Son objetos morfológicamente esbeltos, de alto estándar y confort, con infraestructura y equipamiento, servicios especiales, dispositivos de seguridad y vigilancia privada, que han implicado un proceso de densificación vertical y profundos cambios en la modalidad de producción y gestión del espacio residencial, más la consecuente valorización selectiva de la ciudad.
Las torres son también faros y miradores, que emergen en el tejido construido como edificios de perímetro libre, no se “tocan” con sus vecinos; por el contrario, los repelen. Les proponen a sus habitantes una situación de distancia hacia “los otros” edificios, y se convierten en vecinos de control, que funcionan a la manera un panóptico (Michel Foucault. Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión. Editorial Siglo XXI. 1984), quebrando a través de la relación de ver sin ser vistos la privacidad del lote.
El nuevo paisaje que generan las torres no incluye soluciones de continuidad con el viejo tejido existente, ya sean manzanas consolidadas de edificios de 10 pisos o de casas chorizos y PH, las torres siempre devienen en monumentos, son expresiones de poder social y económico, funcionan en su interior como un barrio cerrado, pero invaden por su desmesura la estructura del barrio donde se implantan.
Nos muestran el fracaso del lote, el lote que defiende a rajatabla la propiedad privada, sus reglas “no piensan” con equidad morfológica, generan formas que se manifiestan en términos de altos muros divisorios, gigantes falos de hormigón, tapizados de balcones, cristales y equipos de aire acondicionado.
Las torres vienen solas o mellizas, al principio fueron testigos del progreso de las metrópolis, sobre ellas miles de superhéroes pudieron salvar al mundo del mal. En la actualidad son más prosaicas, sus metáforas se disponen a mostrarnos su inaccesibilidad y nos muestran su verticalidad a la manera de un exhibicionista.
Ahora, la variación impone un velo a nuestra mirada.
Los cambios sociales y culturales inducidos por las preferencias de consumo de parte de la población enriquecida y sus nuevos mecanismos de apropiación y uso del espacio urbano, más el crecimiento de la inseguridad urbana, dan como resultado una particular forma de interacción entre el espacio privado y el público con connotaciones de segregación sociales y territoriales muy marcadas.
Del otro lado están los pobres y los excluidos, que transitan la ciudad conformando un flujo nocturno, levantando los residuos de todos, otros que no son cartoneros, interrumpen el flujo urbano en los accesos de la ciudad armando piquetes y marchas que reclaman la inclusión al sistema, pero esto es de día y buscando la atención que les permite estar por un día en la sociedad mediática.
Con la urbanización de la avenida Juan B. Justo, resultado de prácticas sociales (referencia a la Teoría del Habitar de Roberto Doberti) y masivas de consumo, el barrio se transforma y se manifiesta en la urbe y su nuevo objeto emblemático de la residencia urbana será la torre mirador. Nada inesperable para la lógica del habitar en la urbe, pero si muy conflictivo para los vecinos del barrio que se sienten invadidos. En los últimos años se han manifestado en contra de esta desmesurada metamorfosis como ha denominado Cristian Scarpetta (Clarín, 9/8/05, Cambios en Buenos Aires: planes para la avenida Juan B. Justo) cuando cuenta que la Asociación de Vecinos de Palermo Hollywood pide que el corredor de Fitz Roy, Juan B. Justo, Córdoba y Santa Fe se recategorice para frenar los proyectos. “Es necesario un cambio en el Código de Planeamiento, que el sector se zonifique como U20, y limitar la superficie construible a no más de tres pisos“explica Daniel Porcelli, integrante de la entidad. Todos estos emprendimientos le han generado un nuevo mote a este eje del arroyo Maldonado y la avenida Juan B. Justo: Palermo Boulevard.
Hace unos meses este fenómeno de ciudadanos que luchan contra la densidad urbana, ha aflorado en muchos barrios de la ciudad de Buenos Aires como en barrios ubicados en el área metropolitana, como es el caso de Olivos, San Isidro y otros, a tal punto que el Jefe de Gobierno Telermananunció “que iba a suspender los permisos para edificar torres en Caballito, Palermo, Núñez, Coghlan, Villa Urquiza y Villa Pueyrredón. El decreto salió publicado en el Boletín Oficial de la Ciudad el martes 14 de noviembre de 2006. Pero los reflejos de las constructoras fueron más rápidos: a la vez que le armaban un corte de avenida para protestar, con obreros de casco y todo, presentaron el mismo lunes 14 pedidos de permiso para edificar torres y el martes otros 13, lo que equivale a presentar un mes entero de trámites en 48 horas” (Suplemento m2, Pagina 12,18/11/2006).
CONTENEDORES
La construcción de grandes museos, estadios polideportivos, complejos de cine, a estas moles denominamos “contenedores” (concepto extraído de Roberto Doberti, Giordano, Petrilli, Fernández Castro, Misuraca, D’Angeli, La incógnita del Gran Buenos Aires. FADU UBA. Editorial CAPBA Distrito III. 1998), que inyectan una enardecida y pretenciosa modernidad, trae en si misma la muerte de la vida barrial ya sea de escala doméstica o ciudadana.
Se niega la dimensión personal, para recordarnos que somos parte de un flujo, húmedo, mojado, conductor de las ideas y valores de la globalización, alimentando el horror al vacío. Así en soledad podremos gritar, aullar, aplaudir, correr o asfixiarnos, pero siempre seremos estériles, híbridos (Néstor García Canclini. Imaginarios Urbanos. Eudeba. 1996) y generales.
En las últimas décadas los espectáculos masivos, sean estos deportivos, recitales de música o grandes ferias, se han cristalizado como una práctica que expresa a las masas. El flujo urbano encuentra allí un gran cauce para su desarrollo. “…Restaurantes, un mercado, cines, un centro cultural y una plaza con espacio para espectáculos al aire libre. Todo esto estará en el mismo lugar una vez que concluyan las obras de Palermo Centro, un ambicioso proyecto que incluirá la recuperación de los antiguos arcos de ladrillo a la vista que están bajo la estación Palermo del ex ferrocarril San Martín, así como de los viejos depósitos de vino que se encuentran sobre Godoy Cruz. Un predio de tres hectáreas delimitado por las avenidas Santa Fe y Juan B. Justo, y las calles Paraguay y Godoy Cruz. Tras el quiebre de la bodega, rememoró un vecino: “el lugar fue abandonado, llegaron los travestis y esto fue una zona roja, por lo que comenzaron a bajar los precios de las casas y ahora viene esto” (Diario de Arquitectura, Clarín).
Variación 100000 SATURACIÓN.
Velocidad / Spam
El concepto de spam (contracción de las palabras inglesas “spiced ham“, y hace referencia a un célebre sketch del grupo británico Monty Python, en el cual iban a un bar y lo único que había era jamón picante, “spam”. A medida que se quejaban y discutían con el camarero, la conversación se iba perdiendo entre una marea de “spam, spam, spamspamspam…”, que quedaba como única palabra inteligible del diálogo) ilustra a esta variación que tiene que ver con fagocitar, devorar, consumir, masticar, engullir. La palabra spam que define hoy al correo electrónico publicitario, repetitivo y no solicitado que inunda nuestras casillas de correo en forma permanente, pretendemos, queremos resignificarla y convertirla en el paradigma de las variaciones.
La idea de constante saturación en el tiempo que transcurre en ritmos intermitentes pero permanentes. El spam no se elige. Sucede, atraviesa, y no hay manera de evitarlo. Es lo que convierte a los ciudadanos en objeto de consumo.
¿Es posible detener el spam?
El spam le da sentido al contenedor a cielo abierto. La publicidad que tapiza el tejido edilicio, todo lo construido.
El spam invade y modifica, molesta, y nos obliga a habitar en el ejercicio de su variación. En la ciudad, en las calles y las manzanas, como en las autopistas, la publicidad engendra una forma llamativa, que cambia permanentemente de colores, movimientos, y de objeto.
Los carteles de publicidad trascienden las dos dimensiones y su corporeidad en movimiento sugiere “vida propia”: esculturas en tres dimensiones.
Estas manifestaciones a manera de spam se encuentran sobre los puentes de los trenes, sobre las medianeras de edificios como también ocultando fachadas de edificios en desuso.
Al barrio tradicional, con sus habitantes históricos, se le agregan los nuevos habitantes “efímeros”, los del día, nómades que forman parte del flujo urbano y de sus prácticas masivas de consumo, la telefonía celular, Internet y las ventas a través de la web, la “bancarización” con sus tarjetas de crédito y débito, que generan un nuevo espacio semipúblico, análogo al recinto de un cajero automático, a la estación de peaje en las rutas o la garita de seguridad en la puerta de un country o barrios cerrados.
Variación 1000000 COLAPSO.
Incendios/ Inundaciones / Explosiones
INCENDIOS
El incendio forma parte de otro dispositivo en que se suceden las transformaciones urbanas: catástrofes que se manifiestan en términos de colapso.
Los sistemas de control fallan y desencadenan acontecimientos que configuran hitos en la historia de las ciudades y de la urbanidad.
Las historias de incendios desencadenan a veces crisis y nuevas manifestaciones: el flujo se acciona erosionando lo construido y ardiendo como gomas de un piquete que denuncia y evidencia que lo urbano no es siempre continente, no siempre está decidido a esperar nuevas maneras de habitar, se impone.
Pensar acerca de los aspectos metodológicos y técnicos que nos llevan a un relevamiento pertinente para producir conceptos y reflexiones acerca de la condición de constante mutabilidad del espacio urbano, en contraste con las ideas tradicionales de acumulación y elaboración de datos en trabajos de investigación.
La mutabilidad y permanencia de las formas y los fenómenos urbanos en la ciudad y en la urbe son determinadas por una serie de sucesos que definen la forma urbana.
¿Cómo deberíamos relevar y pensar estas variaciones a lo largo del tiempo?
¿Cómo medir las nuevas categorías de estas variaciones?
Las nuevas categorías, como demolición, hitos, torres y contenedores, velocidad spam, inundaciones e incendios, relacionan los cambios con las transformaciones que son inevitables. Para esto es necesario desarrollar nuevas técnicas de procesamiento de datos como de producción de teoría y conocimiento.
Concepto del Tetraedro del fuego
El fuego, desde tiempos ancestrales, ha servido al hombre para infinidad de fines, pero al mismo tiempo su mala utilización o la propagación involuntaria lo han convertido en un riesgo.
¿Qué es el fuego?
Podemos definir al fuego como una serie de reacciones de oxidación que para desencadenarse necesitan una energía de activación. Estas reacciones son generadoras de luz y de calor. En todo fuego intervienen una serie de elementos sin los cuales la existencia del mismo fuego no serie factible.
Si nos encontramos con la presencia de los tres elementos en las cantidades idóneas y si las condiciones son las adecuadas, entonces se originará el fuego. A esto se le suele llamar combustión sin llama o incandescente.
Combustibles.
Son los elementos que en presencia de comburente y una energía de activación pueden iniciar una combustión.
Comburentes
Son los elementos oxidantes de toda reacción de combustión. El comburente más común es el oxígeno, hay que recordar que este elemento se encuentra en la atmósfera en un volumen del 21% aproximadamente. También hay otros elementos oxidantes que pueden originar la oxidación y combustión de ciertos elementos y materiales. Son ejemplo de este último caso: la combustión de hidrógeno en una atmósfera de cloro, o la de aluminio o magnesio a temperatura elevada en una atmósfera de nitrógeno.
Energía.
Es la cantidad de energía necesaria que debe aportarse a un sistema para que entre en reacción. El origen de esta energía puede ser muy diverso.
Tetraedro del fuego
Existe otro elemento, “la reacción en cadena”, que interviene de manera decisiva en el incendio. Si se interrumpe la transmisión de calor de unas partículas a otras del combustible (desarrollada por la reacción en cadena), no será posible la continuidad del fuego.
INUNDACIONES
La contraparte del fuego: el agua.
Agua que inunda barrios, que muestra al territorio pujando por su naturalidad frente al artificio urbano. Ese agua (marrón) generando barrios con bordes, volviendo visible a la mirada más precisa la vulnerabilidad de ese fragmento urbano que se inunda, rebalsa, que lo hace frágil.
Los accesos a las casas y viviendas con más de 3 escalones denuncian el problema. En los días de lluvia, el paisaje urbano se transforma en paisaje meteorológico y el flujo urbano deviene en la irracionalidad del agua y se tensa, se intranquiliza, para que sucedida la inundación, para que nada vuelva a cambiar, el barrio ha quedado estigmatizado.
El arroyo Maldonado se convierte en un depósito de basuras y desperdicios. Antes, cuando llovía, recibía el agua de una gran superficie de terrenos del que era desagüe natural y se transformaba en una enorme laguna de agua, era pintoresco pero también muy temido por sus desbordes y por ese motivo los terrenos adyacentes a él quedaban desvalorizados (Diego A. del Pino. Historia y Leyenda del arroyo Maldonado. Editorial Lugares).
Las autoridades deciden entonces que el arroyo será entubado, como solución definitiva a los múltiples problemas. La obra se extendió entre 1929 y 1939. Luego de entubado el arroyo, se construye sobre él una amplia calle, primero de tierra, y en el año 1936 se resuelve construir la actual Juan B. Justo y en su trayecto atraviesa los barrios de Liniers, Villa Luro, Vélez Sarsfield, Santa Rita, Villa Mitre, Villa Crespo y Villa Alvear, Villa Malcolm y Palermo.
Fue la obra de mayor trascendencia que se realizara en esa época en Buenos Aires, proyectada por Obras Sanitarias de la Nación, como parte integrante de un amplio plan de desagües pluviales de la ciudad.
Los desbordes del arroyo y sus inundaciones continúan en algunos tramos.
La problemática pasa por la cantidad de precipitaciones, la perdida de la capacidad de absorción del suelo debido al asfaltado y la carencia de espacios verdes como a la limitación del caudal subterráneo y también el oleaje producido por el transito que no es cortado oportunamente los días de intensa lluvia, siendo la causa de los mayores daños ocasionados tanto a negocios como viviendas. Las inundaciones también han causado pérdida de vidas humanas en algunas ocasiones.
EXPLOSIONES
El 28 de febrero de 1977 (Túneles del siglo XVIII. Buenos Aires, sin fecha. Instituto de Investigaciones Neohistóricas Proyecto Patrimonio Histórico Convenio Conicet – Aguas Argentinas SA. Buenos Aires y el Agua. Memoria Higiene Urbana y Vida Cotidiana. Diciembre 2001), un grupo comando intentó destruir el avión que decolaba en ese momento en Aeroparque, llevando a bordo al dictador Jorge Rafael Videla. Por la mitad de la pista de aterrizaje y en forma transversal, cruza el arroyo Maldonado entubado que lleva sus aguas al Río de La Plata.
Penetraron por el túnel del arroyo y colocaron un potentísimo explosivo que hizo un tremendo boquete en el techo del túnel, aún puede verse desde adentro.
Cuando el avión pasó sobre la posición de los explosivos, los mismos fueron detonados; pero la carga principal falló y sólo detonó la secundaria que estaba situada a unos 15 metros al costado de la pista. Un pequeño error de cálculo permitió que ésta explosión no sea paralela al paso del avión, sino que el mismo había ya sobrepasado la posición, sin embargo la onda expansiva provocó un sacudón al avión, acompañado de la proyección de una gran cantidad de restos de hormigón armado, que impactaron en el Fokker pero que no provocaron ningún daño de consideración que impidiera a los pilotos estabilizar el avión y realizar el despegue.
Consideraciones finales.
EL DEVENIR.
No se puede definir a la ciudad solamente por lo que es, por lo construido, sino por su poder de devenir. Esta concepción basada en la dinámica de Deleuze (Gilles Deleuze / Felix Guattari. Rizoma. Editorial Pre-Textos. Junio 2002) refiere a un devenir cuyo objetivo es lo otro, lo radicalmente otro. El devenir es un movimiento que se sitúa siempre en el medio y en el centro, que no dibuja un árbol evolutivo, sino un rizoma.
Este devenir define las variaciones, actúa por contagio, por infección y no por descendencia. Uno deviene a otro por afinidad, por amistad, y no por filiación o por parentesco. Nos pone en contacto con la pluralidad; sin embargo, el devenir no nos relaciona con una pluralidad indiferenciada y amorfa, sino con una pluralidad que presenta un individuo especial, el Anormal, lo anómalo. (Todos somos singulares, no hay una normalidad, por eso no somos normales).
Por otra parte el devenir siempre es un producto del deseo, es algo irracional, y sin embargo querido.
En la extensión de la ciudad las autopistas atraviesan áreas diversas entre puntos de destino, pasan por barrios, villas, áreas comerciales, pretenden dar continuidad a esos puntos que vincula. Esto sucede hoy en la avenida Juan B. Justo; vincula transversalmente a las avenidas de la ciudad.
Nuestra ciudad y su área metropolitana conviven en el mismo territorio y se disputan entre sí su dominio y su hegemonía. El flujo urbano no se despliega sobre el territorio de acuerdo a radios de acción o de segregación, sino utilizando la forma del pliegue que vincula la ciudad virtual con la ciudad material. Vincula todas las periferias con el centro, ya que el centro es lo que direcciona y tracciona a este flujo en constante movimiento, en constante cambio.
Los autores son arquitectos e investigadores de la FADU – UBA.
Todas las imágenes han sido realizadas por Federico Menichetti y Alejandro Abaca.
Sobre el reciente desarrollo urbano alrededor de la Avenida Juan B. Justo, ver la nota La transformación de Palermo Nuevo, Pacífico y el eje de Juan B. Justo – Int. Bullrich, de Daniela Szajnberg y Christian Cordara, en el número 35de café de las ciudades.
Sobre las torres de Buenos Aires, ver las notas Los deseos imaginarios del comprador de Torre Country y La génesis de Torre Country, de Mario L. Tercco, en los números 33 y 34, respectivamente, de café de las ciudades.
Sobre la publicidad urbana en Buenos Aires como spam, ver la nota inicial de la serie El Cartel de Buenos Aires en el número 12, la carta de Pablo Morejón en el numero 16, el premio ByMPU 2004 al “inmundo cartel” de Ford frente al Obelisco en el número 27 y la gacetilla sobre arte en la calle en el café corto de este número de café de las ciudades