N. de la R.: El presente trabajo constituye una síntesis actualizada de la presentación realizada por los autores en el IX Coloquio Internacional de Geocrítica, organizado por la Universidad de Barcelona y llevado a cabo en la ciudad de Porto Alegre, Brasil, a mediados de 2007. Asimismo, forma parte de los resultados de investigación desarrollados en el marco de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Palermo.
El área de Abasto de Buenos Aires se ha desarrollado históricamente con un carácter abierto de su trama urbana, donde la calle, la esquina o la plaza fueron instrumentos cívicos de cohesión social. Sin embargo, en las últimas décadas se han instalado (como en toda la ciudad) procesos que rompen esos patrones de crecimiento mediante enclaves fortificados que encapsulan actividades, fragmentan territorios y expulsan población.
En este marco, hemos elaborado una propuesta de intervención basada en un proceso colectivo que tiende a resignificar al espacio público para prácticas solidarias. Se trata de la implementación de un “Parque Social”, a modo de red de nodos urbanos de inclusión que establece lazos de contención, fortalece relaciones de vecindad, ofrece nuevas oportunidades a la comunidad y busca recuperar valores sociales en pugna.
1. Los procesos recientes de segregación de la ciudad
En las dos últimas décadas se ha instalado en la ciudad de Buenos Aires un proceso de aguda polarización de su trama urbana. La aparición de inversiones inmobiliarias de gran escala, combinada con el estímulo hacia el englobamiento y conformación de grandes parcelas, entre otras disposiciones fomentadas por la normativa urbana vigente, subvirtió los patrones tradicionales de crecimiento a partir de la generación de enclaves fortificados que encapsulan actividades, fragmentan territorios y segregan población. Es así como comenzaron a constituirse los “parques cerrados”.
De modo que se observa el surgimiento de una “nueva pobreza”, que se sumó a la pobreza tradicional de las zonas degradadas de la periferia y del interior de la ciudad consolidada. Asimismo, los sectores altos buscaron “refugio” en fortificaciones amuralladas de los suburbios de la ciudad (los “barrios cerrados”, los country clubs, los clubes de chacras) o bien en desarrollos urbanos verticales (las “torres country”) en las zonas tradicionales de la ciudad consolidada.
Efectivamente, si bien se observa la bunkerización de territorios, con alta seguridad y aislamiento, también la trama abierta de la ciudad se desarticula, se desdibuja y rompe los criterios que históricamente la consagraron como tal. Estas nuevas lógicas generan la ruptura de las estructuras socio-urbanas sedimentadas a través del tiempo, la degradación cualitativa de las preexistencias y el incremento de las demandas de movilidad por medios privados.
La crisis argentina de finales de 2001 produjo un fuerte cambio de estado y sentido en las diferentes formas de manifestación popular y de apropiación del espacio público. La ciudad de Buenos Aires se constituyó en el epicentro de los estallidos sociales a escala nacional. La calle fue tomada por la ciudadanía como espacio resignificado para prácticas deliberativas y solidarias, así como también para el vandalismo y la desobediencia urbana. En este contexto de ebullición social emergió un nuevo escenario para el espacio público.
A partir de 2003, la ciudad de Buenos Aires inició un camino de desactivación progresiva de dichas prácticas, que se fue replicando en el resto del país. Las acciones y movilizaciones sociales fueron perdiendo fuerza efectiva. Es así como cierta estabilización de las variables de la economía local colaboró, entre otros factores, con la merma de parte de la actividad de los cartoneros, la desarticulación de los clubes de trueque (sumada a otras razones de ejecución interna), la desactivación de las asambleas barriales (a partir de diversas instancias de negociación con los ahorristas perjudicados) y la salida de las calles de los grupos piqueteros (en la medida en que algunos grupos fueron sumados a fuerzas políticas tradicionales).
Transcurridos siete años de aquella crisis institucional surgen en el campo cultural argentino nuevas interpretaciones vinculadas a la actualidad del concepto espacio público,en medio de su recurrente aparición en primer plano, tanto por los efectos de la divulgación de las acciones de renovación de aceras, embellecimiento y vallado de áreas verdes (la elevación del concepto a la figura de ministerio en el gobierno local es otro dato relevante, así como las numerosas programaciones de actividades culturales al aire libre).
2. El lugar de expresión de conflictos y disputas sociales
Definida como “recipiente conceptual” por su capacidad de conexión de esferas tan diferenciadas como la ciudad, la política o la sociedad, la categoría de espacio público resulta ser en estos años (entre la crisis y el boom turístico e inmobiliario) la depositaria de una variada cantidad de discursos de muy diversos orígenes y campos de interés. Sin embargo, y más allá de las posibles definiciones del concepto, el espacio público sigue constituyendo el lugar de la expresión de los conflictos y disputas sociales, contra todos los intentos de representación de la transformación urbana ejecutados desde las voluntades del progresismo político.
Un especial suceso es prioritario de ser citado como ejemplo, y es doblemente pertinente por haber ocurrido en el área de intervención del presente trabajo: el 30 de diciembre de 2004 se produce en Buenos Aires una catástrofe sin precedentes, que marcó una nueva etapa en la historia de los modos de movilización popular y de acceso al espacio público: se trata del incendio de la discoteca “República de Cromañón”.
En términos de su repercusión urbana, los familiares de las víctimas desarrollaron innumerables marchas por las calles en reclamo de justicia y, además, cercaron el área en la que ocurrió el hecho para erigir allí un santuario a sus deudos. Al margen de que la entidad administradora de bienes del Estado Nacional (ONABE) les cedió el predio en el que se construyó un paseo conmemorativo (que también sigue en pie) frente a la discoteca incendiada, los familiares no han abandonado su postura de mantener cerrada la calle, a pesar de los reclamos de diferentes sectores sociales del barrio.
Referencias: 1-Predio que ocupara la discoteca República de Cromañón, 2-Monumento conmemorativo en predio cedido por ONABE (Organismo Nacional de Administración de Bienes del Estado), 3-Santuario erigido por las padres de las víctimas de la catástrofe. Calle cortada, 4-Plaza Miserere, 5-Estación terminal de Ferrocarril Once de Setiembre, 6-Predio solicitado por la Asamblea barrial Balvanera Sur al ONABE para la construcción de Centro Comunal, 7-“Plaza del Mientras Tanto”, 8-Zona de viaducto ferroviario donde está programada la primera etapa del Corredor Verde del Oeste, 9-Esquina donde estuvo ubicado el Bar O`Rondeman, 10-Ex mercado de Abasto, actual Centro comercial Abasto Shopping Center, 11-Hipermercado, 12-Conjunto de torres-country.
Este hecho estableció un antecedente inusual en la vida de la ciudad, que se mantiene vigente durante más tiempo que muchas demandas de orden institucional. A su vez se ha sumado otro elemento al suceso: el predio de la discoteca se encuentra a no más de cien metros de una de las áreas de intercambio multimodal de transporte público más importantes de la ciudad: la Plaza Miserere. El corte de calle provocó el desvío de casi diez líneas de ómnibus de pasajeros por una arteria que ya recibía el flujo de otras tantas.
El resultado fue la protesta de la Asamblea Barrial “Balvanera Sur”, dado que el desvío del tránsito generaba un incremento notable del nivel de contaminación sonora y vibraciones, con el consiguiente deterioro de las edificaciones frentistas de la calle. Esa misma asamblea, una de las pocas que se han mantenido desde su formación, realizó durante estos años propuestas de carácter urbano de sumo interés para el área.
En coincidencia, ellos solicitaron al ONABE la cesión de un predio amurallado y en desuso equipado con galpones ferroviarios, a sólo doscientos metros del santuario de “los pibes de Cromañón”, para llevar adelante un centro comunitario de carácter público equipado (entre otras funciones) con auditorio comunal, sector de actividades deportivas, locales para el funcionamiento de las distintas instituciones vecinales de contención social y un centro comunitario. Si bien la entidad se negó a la cesión, los vecinos se abocaron a la tarea de construir en un terreno no amurallado del mismo predio, caracterizado por el abandono y la basura acumulada, una plaza pública en su reemplazo, bautizada como “Plaza del mientras tanto”.
Como fotografía de las relaciones entre ciudadanía, fenómenos locales y presencia estatal puede decirse que la posición del gobierno local durante estos tiempos de transición política de la ciudad ha sido la de mantener silencio respecto al corte de calle, evitando todo tipo de conflictividad. Por el contrario, la “Plaza del mientras tanto” fue desarmada de su apariencia artesanal y convertida (luego de un cambio de imagen) en estandarte político del accionar del Ministerio del Espacio Público, durante la gestión de Jorge Telerman.
3. Dificultades y oportunidades para el área de Abasto
La problemática de los centros históricos, como el Abasto, se ha convertido en un tema central de debate en las políticas urbanas de las ciudades latinoamericanas. Algunos de sus componentes de degradación y deterioro lo constituyen: la pauperización creciente de los estratos sociales menos favorecidos, el ajuste económico que reduce las políticas sociales, la privatización de servicios que retrae la presencia del Estado nacional, la tensión establecida entre riqueza histórico-cultural y pobreza económico-social. Esto acentúa el carácter contradictorio que ostentan los centros históricos: el par polar establecido entre preservación y desarrollo.
La reciente demolición del Bar O’Rondeman, sitio tradicional de Abasto, es un caso testigo que encierra estas problemáticas cruzadas. Allí, el mítico cantante de tangos Carlos Gardel se inició como intérprete y conformó su dúo junto a José Razzano. Sus habitaciones en planta alta alojaron a artistas diversos desde 1910. El edificio había sido preservado por la normativa urbanística (al igual que los lotes anexos al antiguo Mercado del Abasto) en un polígono que conformaba una de las tantas áreas de protección histórica que posee la ciudad de Buenos Aires. En septiembre de 2005, una reglamentación que no tuvo mayor difusión pública dictaminó la desafectación de la protección histórica a todos los inmuebles de la mencionada área, y un par de meses después el edificio histórico ya no estaba en pie.
En consecuencia, surgen como principales problemas a resolver en Abasto los siguientes:
(a) cómo encauzar las sinergias del lugar hacia un horizonte común, deseado y legitimado, definiendo una estrategia de actuación que proporcione un modelo de gestión del territorio;
(b) cómo asegurar la viabilidad de las propuestas, identificando los recursos para su ejecución e involucrando a los responsables de la toma de decisiones; y
(c) cómo desarrollar asociaciones participativas significativas público-privadas, que involucren a todos los agentes sociales de la comunidad local.
El área de Abasto en Buenos Aires debe interpretarse como un barrio histórico, luego de la pérdida de las funciones de centralidad que le dieran origen. El área inició hace unos años un ciclo de revitalización a partir de la operación de reciclaje del viejo mercado. Ha transitado un camino por el que atravesó desde un estado de abandono absoluto hasta una incipiente transformación en centro de atracción turística. Sin embargo, aún conviven graves conflictos de inseguridad, marginalidad, clandestinidad y degradación que requieren el aporte de ideas y estrategias de gestión que impulsen su compleja reconversión.
En los avances alcanzados por los diversos procesos de recuperación y revitalización de los centros históricos se constata que, para su sustentabilidad ambiental, social, cultural y económica, es necesario desarrollar planes, programas y proyectos de carácter integral y participativo, con los cuales se vayan generando principios y pautas comunes de acción. Con lo cual, en el particular caso de Abasto se plantearon diferentes campos a trabajar:
– Estrategias de valoración: reconocer al patrimonio cultural del área como fuente de desarrollo y acervo potencial de la identidad colectiva de la ciudad. Con lo cual se deben atender problemáticas estructurales tales como: degradación del patrimonio, despoblamiento y desempleo, privatización de espacios públicos, tugurización y pobreza extrema, pérdida y/o relegamiento de su centralidad, ausencia de políticas de rescate, déficits en los procesos de gobernabilidad, falta de conciliación de intereses entre la población residente y la población “flotante”.
– Estrategias de intervención: desarrollar nuevas modalidades de intervención y tratamiento integral del área, que la afiance como centro “vivo” de la ciudad, con la acción concertada de los actores públicos y privados para lograr la sustentabilidad de su rehabilitación y valoración. Esto implica políticas de “alivio” y superación de la pobreza, mejora de las condiciones de habitabilidad, preservación del medioambiente, democratización de la gestión pública, respeto y tolerancia de las identidades étnico-culturales, y recuperación de la centralidad.
– Estrategias de administración: la preservación y revitalización del área, por la complejidad de su problemática, con una visión integral que la interprete e inserte como parte del sistema urbano en su conjunto. Esto implica la conformación de un marco jurídico que asigne responsabilidades y competencias de actuación y asegure la puesta en ejecución de mecanismos de gestión eficientes, que incluyan la participación y concertación ciudadana. Involucra, además, el desarrollo de mecanismos de financiamiento y promoción de la inversión pública, privada y mixta.
– Estrategias de recuperación: la crisis por la que atraviesa el área en los centros históricos compromete la calidad del hábitat. Con lo cual, se requieren políticas y programas que promuevan la renovación urbana, la destugurización, la recuperación ambiental, la seguridad ciudadana, la generación de oportunidades de empleo, la participación vecinal y ciudadana, el fomento de los vínculos de solidaridad y reciprocidad entre los diversos actores, y la consolidación de los espacios multiétnicos y pluriculturales que hacen a los centros ámbitos vivos abiertos a la creatividad y diversidad.
Sin dudas, en estas estrategias planteadas se instala al gobierno local como un fuerte actor, para coordinar e implementar políticas de desarrollo. Y en función de las posibilidades y factibilidades de operatividad del presente proyecto en la coyuntura política descripta, hemos considerado la posibilidad de establecer una propuesta de construcción de una red ciudadana identificada con Abasto, cuya voluntad de ejecución no esté sujeta ni dependa de las alternancias políticas ni de manejos departamentales. En virtud de ello, se buscó articular a diversos actores de la población local (habitualmente enfrentados o no necesariamente cohesionados entre sí).
Uno de los principales problemas de orden físico del área es la carencia de espacios públicos y áreas verdes. Por otra parte, el barrio dotado tradicionalmente del mayor circuito del teatro independiente de Buenos Aires (hasta hace un par de años sumaban veintidós salas), ha comenzado a verse disminuido en número por el cierre de salas que no han podido adaptarse a las medidas de seguridad requeridas luego de la catástrofe de Cromañón. Si es el espacio público un “recipiente conceptual”, tal como se lo ha definido, también representa por ese medio y por esa figura el ámbito donde poder ubicar los puntos de encuentro necesarios, en beneficio de la coexistencia y la mutua potenciación de las acciones.
4. La construcción del “Parque Social Abasto”
Con el propósito de ofrecer respuesta a esta multiplicidad de factores en juego, comenzó a tomar forma un plan de acción que busca: por un lado, generar una unidad de gestión territorial permanente y, por otro, construir un sistema de nodos de contención social para las familias del barrio y de promoción cultural alternativo a los circuitos tradicionales. De esta manera toma forma el “Parque Social Abasto”, que recupera las preexistencias identitarias e instala a la comunidad local como protagonista de la transformación.
La primera experiencia concreta destinada a generar nodos de inclusión en áreas de segregación se desarrolló recientemente en el Barrio La Estrella del municipio de San Miguel (en el segundo cordón metropolitano de Buenos Aires), y se denominó “Parque Social”. Su objetivo fue organizar a la comunidad local para que sea capaz de recuperar por sí valores sociales en pugna, tales como: competitividad y cooperación; solidaridad y compromiso; seguridad y recreación; formación y trabajo; futuro y presente.
Barrio La Estrella es testimonio del fuerte impacto de la crisis sobre la estructura socio-territorial de la ciudad. Se trata de un área de loteos populares abiertos, con viviendas de autoconstrucción, precaria accesibilidad, ausencia de infraestructuras, alto nivel de desempleo e importante deserción escolar y delincuencia juvenil. Ante este escenario, los vecinos comenzaron generar colectivamente instancias de toma de decisiones que ofreciesen respuestas suficientemente vastas, factibles e inclusivas.
Para revertir la situación crítica del barrio se propuso la recuperación de un terreno baldío adyacente para emprender allí diversas actividades de contención que permitan la reinserción de los jóvenes en el sistema educativo, la generación de herramientas de acceso al empleo y el desarrollo de microemprendimientos que potencien las capacidades locales. De este modo la población local construyó un rumbo deseable y puso a prueba las habilidades de gestión adquiridas por los vecinos.
Luego de un par de años de trabajo en el área de Abasto, a través de instancias de participación efectiva en las redes sociales y culturales de la zona y del aporte académico conseguido con la formación de grupos de alumnos y miembros representativos de la comunidad local, trabajando tanto dentro de la estructura de grado de Arquitectura como en la extensión universitaria a través de un programa de investigación, se ha comenzado a ejecutar el “Parque Social Abasto” como pieza central de la etapa de implementación de la investigación en curso.
El proyecto de Parque Social se constituye entoncescomo un dispositivo articulador de las diferentes iniciativas dispersas, a partir del aprovechamiento de los recursos existentes en el Abasto con la finalidad de la multiplicación de las áreas de uso público en la diversa oferta de espacios y núcleos privados e instituciones. En todos los casos, se busca favorecer un sentido unitario para el proceso, enlazando al conjunto de las tareas a partir del cumplimiento de un objetivo central tomado como denominador común: la ampliación física y la mejora cualitativa del uso del espacio público y la conformación por ese medio de un sistema abierto de cohesión social.
Referencias: 1-Casona Cultural Humahuaca, 2-Cumbre de Juegos Callejeros, 3-Revista El Abasto, 4-El Bancadero Centro de Asistencia psicológica, 5-Abasto Plaza Hotel, 6-Museo Carlos Gardel, 7-Universidad de Palermo, 8-Casa Abasto, 9-Teatro El Cubo Cultural, 10-Red de Artistas Plásticos del Barrio de Abasto, 11-Fuerza Abasto, 12-O.S.P.A.C.A (Obra Social de Empleados del Automóvil Club Argentino), 13-Teatro De la Fábula, 14-Circuito Turístico Teatral y otras programaciones, 15-Milonga Bar El Morocho del Arrabal, 16-Tanguería Restaurante Alma Tango.
5. Lógicas y alcances de implementación del proyecto
Desde el punto de vista de la implementación del proyecto se ha emprendido una serie de fases concatenadas. La primera consiste en la reunión de los diferentes grupos, instituciones e individuos participantes a través de encuentros programados. En ellos, cada uno de los integrantes de la red expresa sus actuales proyectos en marcha, las ideas y propuestas nuevas que aportar, así como disponibilidades y posibilidades concretas para facilitar sus instalaciones edilicias, terrenos, tiempos y otros recursos de orden físico, para ser incluidos en el nuevo mapa barrial y/o convertirse en recursos para proyectos de nuevos integrantes de la red.
Seguidamente, se trabaja sobre aquellas iniciativas que aún no cuentan con financiamiento cierto, a fin de encauzar su grado de factibilidad. Eso está ocurriendo en concreto con el proyecto de un circuito teatral (una experiencia de teatro callejero a lo largo del barrio), desarrollado de manera conjunta entre una compañía de teatro independiente y empresarios del sector turístico; que está en la búsqueda de una línea de subsidios del área de cultura del Gobierno de la Ciudad. De todos modos, la mayoría de los proyectos en marcha prevén su autofinanciamiento.
Las fases posteriores tienen que ver con la preparación del entorno y herramientas que sustentan el proceso. Esto implica la elaboración de un mapa que permita visualizar todos los componentes de la red y sus ofertas. Una herramienta complementaria es la confección de un sitio en Internet que facilite trabajar en conjunto con el mapa como una suerte de agenda local del espacio público, una línea de tiempo que maneje grados de flexibilidad mes a mes para realizar las programaciones respectivas. Podrán entonces exponerse los diferentes eventos en diferentes áreas de interés, a la vez que podrá identificarse en el mapa la variación de la figura dinámica que tomará a lo largo del tiempo el Parque Social.
Se enlazan así eventos de las asociaciones civiles, de los teatros y centros culturales, de la red de instituciones sociales, de grupos de vecinos, de artistas y de las universidades, de manera de formar una red más amplia que permita la multiplicidad de actores, a la vez que articule las actividades y agendas en un único espacio de visualización, como así también la de otras iniciativas que impulsen el mejor aprovechamiento del espacio público de la ciudad.
Las actividades que en estos momentos se están comenzando a poner en marcha son las siguientes: escuela de fútbol para niños, apoyo escolar, apertura y visita a talleres de artistas de la zona, el circuito turístico teatral, la cumbre de juegos callejeros, festivales de música popular, talleres de capacitación, foros de discusión, seminarios sobre el parque social, atención psicológica, entre otras.
En consecuencia, a partir de tareas de relevamiento sociourbano, se logró en una primera instancia desarrollar una mirada diagnóstica del sitio. Seguidamente, se construyó una modelización teórica que pretendía generar redes de contención social, a partir de los problemas detectados. A continuación, mediante talleres participativos de discusión, se validó la iniciativa con la comunidad local; actualmente, tal propuesta se encuentra en proceso de implementación.
Desde esta perspectiva, el proyecto del Parque se instala como herramienta capaz de aportar una posibilidad efectiva de articulación social y de reconfiguración urbana. Dado que se trata de un sistema abierto e inclusivo, representa de la manera más horizontal posible las relaciones entre los diferentes actores sociales por fuera de estructuras jerárquicas. Esta figura, que expone su confianza en la sociedad civil, aspira a construir una política de la ciudadanía para comprender un escenario transformador con sus propios medios.
A modo de conclusión, en las tradicionales áreas consolidadas que atraviesan agudos procesos de fragmentación, que acentúan los problemas de exclusión y de segregación social, mediante tan aisladas como pequeñas iniciativas locales, han comenzado a surgir nodos urbanos de inclusión. De modo que, frente a un crecimiento diferencial de la ciudad, resulta relevante sostener, consolidar y reproducir esta incipiente experiencia de parques sociales, que tienden redes de contención, que fortalecen relaciones de vecindad, que ofrecen nuevas oportunidades a la población y que permiten recuperar valores sociales en pugna.
GD y GT
Los autores son arquitectos y docentes de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Palermo.
Ver el sitio Web desarrollado en el marco del Parque Social Abasto.
De Guillermo Tella, ver también en café de las ciudades:
Número 33 I Proyectos de las ciudades
El Parque Social como instrumento de integración I Una experiencia singular en San Miguel Oeste. I Guillermo C. Tella, etc.
Número 53 I Política de las ciudades (II)
Un urbanismo de abajo hacia arriba I Declaración de Guadalajara sobre el futuro de la ciudad: los ciudadanos tienen derecho a no estar satisfechos I Guillermo Tella
Número 55 I Tendencias (I)
Un crack en la ciudad I Rupturas y continuidades en la trama urbana de Buenos Aires: entrevista a Guillermo Tella I Marcelo Corti
Sobre los problemas de los centros históricos latinoamericanos, ver la presentación del número anterior de café de las ciudades.
Sobre normativa urbanística en Buenos Aires, ver también entre otras notas en café de las ciudades:
Número 62 I Planes y Política de las ciudades
Normativa urbanística: la articulación entre planeamiento, participación y gestión I Sobre los conflictos alrededor del Código de Planeamiento Urbano de Buenos Aires I Marcelo Corti
Sobre las torres country, ver también en café de las ciudades:
Número 34 I Tendencias
La génesis de Torre Country I Una tipología antiurbana (II). I Mario L. Tercco
Número 33 I Tendencias
Los deseos imaginarios del comprador de Torre Country I Una tipología antiurbana (I) I Mario L. Tercco