La ciudad de Tel Aviv es actualmente la segunda en importancia del Estado de Israel, con 400.000 habitantes en su centro y 2.500.000 en su área metropolitana. Tiene dos importantes motivos de interés para las personas que la visitan, en especial los arquitectos.
Uno de ellos es que se trata de una ciudad planificada y luego construida. Entre 1925 y 1927 Sir Patrick Geddes, planificador inglés, realiza su plan director por encargo del alcalde Dizengoff, cuando Israel era un protectorado inglés y su crecimiento acelerado se producía en forma desordenada. Geddes creó un plan que agrupaba las calles principales (comerciales) de norte a sur y las secundarias (residenciales) de oeste a este, para recibir las brisas marinas. Junto con el plan de Nueva Delhi, este fue uno de los más importantes realizado por Geddes.
El segundo motivo importante es que tiene la mayor cantidad de construcciones Bauhaus del mundo, alrededor de 3.000 obras realizadas por egresados de dicha Escuela entre 1935 y 1950. Debido a estos motivos la UNESCO declara en 2008 a la llamada “Ciudad Blanca” de Tel Aviv “Patrimonio de la humanidad”.
En las dos visitas que realicé a esa ciudad (1998 y 2010) distintos motivos me llevaron a conocerla: su historia antigua, su viejo puerto de Jaffa o Yafo, mencionado en la Biblia, que en la actualidad es un interesante distrito turístico, los sectores más antiguos previos a la planificación y su “corazón blanco”, producto por un lado de la inmigración de arquitectos judíos alemanes y de otras partes de Europa previo a la Segunda Guerra Mundial, y por otro lado del loteo que se efectuó siguiendo el plan Geddes, a precios muy convenientes, que instó a pequeños propietarios ,entidades civiles y gubernamentales a adquirirlos para construir edificios individuales y colectivos, por consorcios, cooperativas privadas y estatales, bajo proyecto y dirección de estos arquitectos egresados de la Bauhaus y que también habían realizado prácticas con Le Corbusier, Terragni y otros importantes arquitectos del Movimiento Moderno Europeo antes de la guerra. La influencia de Mendelsohn es notoria, ya que trabajó en Tel Aviv unos años, asociado con profesionales locales.
En 1948 se crea el Estado de Israel. La ciudad sigue creciendo aceleradamente, pero su corazón blanco permanece allí, pese al aumento del valor de la tierra y la aparición de otras arquitecturas, hasta llegar a la actual arquitectura globalizada y similar a la de cualquier país occidental. Un rasgo característico de la arquitectura Bauhaus de Tel Aviv es su adaptación al clima con materiales y mano de obra del lugar, logrando así resultados no convencionales pero por ello no menos interesantes, como lo son sus accesos, remates y terrazas, ventilaciones, etc. Así es como reducen el tamaño de aberturas, crean balcones que sirven como prolongación del departamento y a la vez proyectan sombra a pisos inferiores. Son habituales la ventilación e iluminación tamizada a pasillos y escaleras, los jardines en planta baja (a veces libre, sobre pilotis) y los remates en forma de terrazas accesibles, con vegetación, usadas por los propietarios como lugar de reunión protegiéndolos de los rigores del clima (podríamos llamarlas la quinta fachada).
Mi segunda visita, en 2010, me permitió explorar con mayor detenimiento los tres sectores declarados Patrimonio: Dizengoff, Rotschild y Bialik, y su plan de manejo del sitio, rigurosamente controlado por los profesionales designados a tal fin.
Dado que habito una ciudad planificada y luego construida, como es La Plata, me pregunto por qué no se ha respetado su patrimonio, y la única respuesta que encuentro es la especulación inmobiliaria y la carencia de políticas públicas que lo protejan. Me pareció por este motivo interesante mostrar a los lectores lo que se puede hacer cuando hay cierta conciencia colectiva y apoyo oficial. Mucho más se podría hablar de ésta ciudad, situada en ese pequeño y conflictivo país de Medio Oriente, sus errores y sus logros, sus grandes contrastes producto de las diferentes culturas, pero me parece suficiente dar a conocer esta primera aproximación.
HNC
La autora es arquitecta, egresada de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata. Docente, investigadora, autora del libro “Hilario Zalba, su obra” (1ª edición, Editorial Universitaria de La Plata, 2003; 2ª edición Edulp 2011). Realizó dos postgrados de Protección al Patrimonio, uno en la FADU-UNLP 2004 y otro en Cátedra UNESCO, UNTREF, 2011.Colabora con el Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires Distrito I, el Centro de Ingenieros de la Provincia de Buenos Aires y diversas instituciones referidas a temas de Patrimonio, Urbanismo y Vivienda.
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Número 77 | Política y cultura de las ciudades (I)
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