N. de la R.: Este trabajo fue originalmente realizado por los autores como trabajo final de carrera del Diploma de Especialización en Investigación Proyectual de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universidad de la República, Uruguay, 2021. Fue presentado en el ciclo de conversatorios que la Sociedad de Arquitectos del Uruguay organizó en los pasados meses de mayo y junio para debatir la Ley N° 18.795, de Acceso a la vivienda de interés social. Debido a su extensión, se publica en dos números consecutivos de café de las ciudades.
“(…) intentamos relacionar el proyecto con una cierta manera de vida, aquella que promueve: la ciudad compacta en vez de la ciudad dispersa, la vivienda colectiva en vez de la vivienda unifamiliar, la interacción de funciones en vez de la segregación de usos”. Why Density?, A+t p. 14
El presente trabajo se propone registrar un fenómeno reciente de producción de vivienda agrupada en el área intermedia de Montevideo y analizar sus implicancias en términos de densidad. Intenta hacer visible algo aparentemente evidente pero eventualmente esquivo en tanto se expresa de forma fragmentada y dispersa: la profunda implicancia urbana de operaciones aisladas.
No es un trabajo de economía urbana ni un estudio de políticas de vivienda, por más que es evidente que estas dimensiones atraviesan el campo en cuestión y sus implicancias emergen con inevitable asiduidad. No pretende la valoración de las operaciones en tanto arquitecturas individuales sino centrarse en el registro del fenómeno como conjunto y sus implicancias. Intenta tender puentes entre un fenómeno concreto y actual y una temática amplia de profusa historia –el proyecto de la vivienda agrupada–, entre la práctica profesional y la academia.
A los efectos de cuantificar lo que usualmente solo vemos, se propone, como atajo metodológico, asignarle números a la forma y forma a los números. Las formas de la densidad pretende ser un aporte a la comprensión de un fenómeno concreto de producción de vivienda agrupada, concentrado en un período y un área acotada –un barrio de Montevideo, La Blanqueada, en los últimos diez años– y, a través de cinco relatos articulados, contextualizarlo sincrónica y diacrónicamente, y una invitación a especular sobre cómo se podría operar con ello
Proyecto y forma
Asumimos el proyecto como la teoría de la forma, es decir un conjunto articulado de saberes que permiten elaborar prefiguraciones fundamentadas. Detenerse en proyectos de vivienda agrupada implica, por tanto, visualizar las decisiones en torno a ciertas variables formales, visibles y dibujables.
Las formas de la densidad intenta ser un estudio desde el proyecto sobre proyectos, pero no necesariamente para observar decisiones de directa implicancia urbana: ocupación del predio, volumetría, forma de asociación con linderos, ya que La relación entre espacio exterior público y espacio exterior privado determina el éxito de la ciudad compacta (Why Density?, A+t p. 36).
Pero –se intentará demostrar– estas variables no son solo campo del urbanista que define normativas o prefigura modelos urbanos alternativos, sino de la más tradicional de las prácticas de los arquitectos. Son tanto causa como efecto de decisiones morfológicas, tipológicas, formales e incluso constructivas. Asumimos que debemos hablar no solo de FOT, FOS y usos del suelo, sino también de baños, tanques de agua y escaleras.
Proyecto Grand Boulevard. Estudio Christoff – De Sierra.
Ciudad compacta
La ciudad compacta –asumimos– es un potencial espacio de oportunidades, provocador de interacciones sociales, germen de producción cultural –en definitiva, de civilidad– pero es evidente que no constituye un valor absoluto sino que requiere a su vez de ciertas calidades asociadas, muchas de ellas vinculadas a decisiones de proyecto. Una valoración de esas decisiones y las calidades resultaría fundamental a la hora de evaluar propuestas arquitectónicas específicas, pero lo que se propone el trabajo es modelizar las formas concretas para llegar a formas genéricas, y compararlas en términos de densidad.
“(…) Densidad significa no sólo equilibrio entre población y usos, sino también la manera más sostenible de vivir juntos. Necesitamos vivir en ciudades densas y debemos transformar esa necesidad en deseo”. Why Density?, A+t p. 255
Es así que la densidad interesa en tanto indicador que aporta datos no solo sobre cómo un territorio “soporta” a un número determinado de unidades de vivienda y de habitantes por unidad de superficie, sino que, también, en tanto cosa transformada, es soportada (necesariamente mantenida, por ejemplo) por quienes lo habitan. Es decir, habla de la capacidad de esa superficie, así como de las demandas que esa superficie implica.
Como todo indicador es relativo, pero permitirá visualizar algunas de las implicancias de las actuales operaciones de vivienda agrupada y, a los efectos del presente trabajo, permitirá especular a partir de fijar ya sea forma o densidad, que es lo que se arriesga en el quinto relato, Distopías proyectuales.
Un problema de proyecto con especificidades propias: las lógicas de asociación entre unidades, la inevitable configuración de un sistema de accesos, la administración de la repetición y la singularidad de los componentes, las relaciones entre el espacio libre y el espacio ocupado
Vivienda agrupada
Asumimos la opción terminológica de designar las operaciones de estudio como de “vivienda agrupada” y no apelar, en cambio, a otras categorías conceptuales más recurrentes, ya sea del ámbito disciplinar o del lenguaje popular, como “vivienda colectiva” o “vivienda social”, “conjuntos” o “complejos de vivienda”, o “edificios de apartamentos”.
Cualquiera de estos términos connota un corte de naturaleza social (el destinatario de la vivienda, un perfil socio-económico determinado) que el trabajo se propone explícitamente evitar. No porque esta dimensión no sea relevante para entender el fenómeno de la producción de vivienda, sino porque aquí se trata no del problema social de la producción de vivienda, sino del problema del que proyecta la vivienda que se produce (la cuestión terminológica tiene también una implicancia metodológica: la necesidad de relacionar forma con cantidad de habitantes obliga a apelar a datos del INE del censo de 2011, en el que los datos de vivienda colectiva refieren, por ejemplo, a pensiones, residenciales de ancianos o cárceles, que claramente no constituyen el objeto de la investigación).
Otras de estas categorías sugieren tipos edilicios específicos (por alguna razón, por ejemplo, la expresión “conjunto de viviendas” se asocia al bloque como tipo edilicio, cuando, estrictamente, podría referir también al edificio Forum del Puerto del Buceo) siendo que el trabajo pretende una mirada amplia de las formas que adquiere la densidad.
Vivienda agrupada, entonces, refiere a un problema de proyecto con especificidades propias: las lógicas de asociación entre unidades, la inevitable configuración de un sistema de accesos, la administración de la repetición y la singularidad de los componentes, las relaciones entre el espacio libre y el espacio ocupado, relacionados todos ellos entre sí de una manera tal que definen un problema de proyecto tan amplio como diferenciado. Frente a este problema la teoría y la práctica disciplinar han planteado un amplio repertorio de respuestas de acuerdo a diferentes variantes de contexto, entendiendo por tal desde los sistemas de producción material en áreas urbanas de diferente naturaleza a los propios paradigmas disciplinares y los imaginarios populares correspondientes que alientan y validan pero, aun así, con elementos en común que permiten el trasvase de saberes de un caso a otro.
Vivienda agrupada entonces no refiere estrictamente a cualquier agrupamiento de viviendas, sino a un agrupamiento de viviendas que resultan de una única operación proyectual.
Es así que la categoría abarca al Panamericano y a Mesa 1, a Euskal Herria y el Positano, a la Unidad de Habitación de Le Corbusier en Marsella y al Lake Shore Drive de Mies en Chicago, ya que todos ellos tienen en común el tipo de problemática a la que se enfrenta quien proyecta.
Se trata de una decisión política expresa que alienta la inversión privada en la construcción de vivienda para sectores medios y que apuesta a dirigir esa inversión, en el caso de Montevideo, a sus áreas centrales e intermedias.
1-Tres mil razones
“La vivienda – aquella que se repite masivamente, no la casa singular a la medida del cliente – es de lo que están hechas las ciudades”. ¿Cómo vivimos?, Taller de vivienda – Workshop Santiago, Johanna Muszbek, Jocelyn Froimovich.
El área intermedia de Montevideo representa un espacio de oportunidad para la implantación de vivienda, especialmente relevante para una ciudad poco densa y extendida como la capital: es un área bien conectada, dotada de infraestructuras así como de equipamientos y servicios públicos, y presenta una gran capacidad edificatoria vacante, con precios del suelo relativamente bajos.
Esta obviedad, aunque asumida y reiterada, no ha producido empero operaciones de vivienda agrupada en estas zonas de la ciudad de manera sostenida y en cantidades significativas hasta muy recientemente. La Ley 18.795 y, en particular, las definiciones incluidas en su reglamentación sobre las áreas de promoción, constituye un punto de inflexión al respecto. Se trata de una decisión política expresa que alienta la inversión privada en la construcción de vivienda para sectores medios y que apuesta a dirigir esa inversión, en el caso de Montevideo, a sus áreas centrales e intermedias. El resultado, como veremos, es significativo cuantitativamente, empero está lejos de ser homogéneo y mucho menos casual, por lo que interesa comprender las lógicas detrás del fenómeno.
Un acercamiento intuitivo al fenómeno que nos proponemos explicar identificaría fácilmente que “algo sucede” en la intersección de las avenidas 8 de Octubre y Luis Alberto de Herrera y un área circundante, ya más difícilmente acotable. Una particular intensidad de la actividad edificatoria ha transformado el paisaje urbano en poco tiempo, de la que la presencia de grúas en el horizonte es, quizás, la manifestación más evidente y pregnante. A partir de esta atendible constatación empírica, sin embargo, se vuelve necesario identificar el fenómeno con precisión, definir sus límites, para empezar.
El borde sur lo constituye claramente Av. Italia, ya que coincide con el límite del área de promoción, el borde oeste de Bvar. Artigas, como límite convencional del área central (si bien el fenómeno cruza e incluso se intensifica en la acera oeste) y los límites al este y norte se asumen como Bvar. Propios y Av. José Pedro Varela. De tal manera que, podemos afirmar, se abarca tanto el epicentro del fenómeno como los márgenes en donde éste se diluye.
Por otro lado, para hablar de densidad es necesaria un “área medible” que se pueda relacionar con una población. Esto posibilitará contrastar datos de población existente y de población estimada que se agrega, por ejemplo, y así valorar el impacto real por detrás de la postal de las grúas. En este sentido, dado que la información disponible sobre población en Montevideo es la del Censo de 2011 del INE, y que la misma aparece por barrios, resulta imperativo apelar a esas subdivisiones.
Coincidentemente, a esta misma subdivisión recurre la ANV para el registro de los proyectos promovidos en su página web, por lo que resulta doblemente útil y razonable.
En la medida que los barrios que confluyen en el cruce antedicho y sus inmediaciones son cuatro, los barrios sobre los que Las formas de la densidad pone el foco –finalmente– son La Blanqueada estrictamente dicha pero, además, Unión, Mercado Modelo-Bolívar y Larrañaga. Además se agregan los pocos proyectos al sur de Av. Italia que estrictamente corresponden a Parque Batlle (si bien el límite del área de promoción al sur se ubica en Av. Italia, esta incluye a los predios frentistas en ambas aceras) y los comprendidos entre Garibaldi y Bvar Artigas, que estrictamente corresponden a La Comercial. Veamos algunas de las características de estos barrios y sus diferencias.
Constituyen todos ellos una muestra representativa de las áreas intermedias de la ciudad de Montevideo: baja densidad relativa, viviendas individuales o con crecimientos hacia los fondos en lotes pequeños, con baja altura, alternadas con equipamientos industriales o de logística en predios de mayor porte, al margen durante varias décadas de las dinámicas urbanas más evidentes de la faja costera o de las periferias, a excepción de experiencias de sustituciones tipológicas parciales. Todo ello resultado del bajo crecimiento demográfico de una sociedad envejecida y migrante, con décadas continuadas de crisis económica y desindustrialización, y en medio de un proceso, centrífugo y centrípeto a la vez, de concentración de los estratos medios y altos en las zonas costeras y dispersión de los estratos bajos en la periferia. El vaciamiento poblacional de las áreas intermedias de Montevideo se presenta simultáneo a cambios en las dinámicas productivas, de comercialización y distribución que han significado, además, un vaciamiento también en término de actividades no residenciales.
Estos procesos combinados han redundado en un progresivo deterioro del hábitat urbano en términos generales, particularmente visible en el área seleccionada en los sectores más alejados de las áreas centrales y la faja costera (alrededores del Mercado Modelo, zonas de Unión hacia Villa Española y Malvín Norte, por ejemplo). Por otro lado, el sector muestra en la actualidad diferencias con respecto a otros del área intermedia: una dinámica de sustitución tipológica particularmente activa en términos relativos, producto de los estímulos a la inversión privada en la producción de vivienda que significó la Ley 18.795 y del proceso sostenido de crecimiento económico durante más de una década.
Predios de costo relativamente bajo, ubicados en un área bien conectada, en el centro geométrico de la ciudad, y sobre el límite del área de promoción con las áreas densas de la ciudad que han presentado históricamente los mayores niveles de inversión privada (sectores del área central y, particularmente, el área costera), una gran capacidad vacante, con predios con construcciones en general razonablemente sustituibles, han convertido al área en un espacio de concentración de operaciones recientes de vivienda agrupada, bajo el marco de promoción de la ley 18.795. En particular esta actividad se agolpa en la “cuña” definida por el área de promoción, al norte de Avenida Italia y al este de Bulevar Artigas, desdibujándose la concentración de proyectos promovidos hacia el norte y el este.
A su vez, dentro de ese perímetro la implantación de estas inversiones sigue una lógica evidente: una enorme mayoría de los proyectos promovidos y (aún más si se contabilizan unidades de vivienda) se ubican en sectores con alturas normativas mayores a los 16,5 m y especialmente sobre las avenidas 8 de Octubre, Garibaldi y Luis Alberto de Herrera, ya que el Decreto Municipal N°34020 complementa la altura edificable en esas avenidas en caso de tratarse de operaciones de vivienda de interés social.
Por otro lado, estas obras de promoción privada son concomitantes a obras públicas viales significativas en curso, como el soterramiento de una parte de Avenida Italia en el cruce con Av. Centenario, o el ensanche de la Avenida Luis Alberto de Herrera entre Ramón Anador y Monte Caseros. Estas implican una infrecuente complementación de la obra pública con la inversión privada, que confiere robustez y proyección al fenómeno de transformación urbana en cuestión. Otras inversiones públicas en el entorno, particularmente concentradas en el tramo de la Avenida José Pedro Varela entre Av. Centenario y Av. Luis Alberto de Herrera, como el Antel Arena, la Jefatura de Policía, el Sanatorio del Banco de Seguros del Estado, o el Instituto Nacional de Ortopedia y Traumatología, conviven con otras de naturaleza privada, como el centro comercial Nuevocentro (que incluye también 422 viviendas promovidas y 15 monoambientes y que constituye el mayor de los proyectos promovidos hasta la fecha). Estas operaciones han significado una diversificación e intensificación de los usos y una reconfiguración del área en un sentido profundo. Es en este contexto que aparecen las operaciones de vivienda en las que nos detendremos.
La cantidad de viviendas promovidas a nivel nacional hasta julio de 2020 es de más de 18.000, de las cuales aproximadamente 15.000 se ubican en el departamento de Montevideo (ver gráfico). De estas, unas tres mil se encuentran en el área definida aproximadamente por Bvar. Artigas, Bvar. Batlle y Ordóñez, Av. Italia y Av. José Pedro Varela, que hemos dado en llamar La Blanqueada, en un uso extendido de la denominación (solo a los efectos de simplificar).
En términos absolutos, Cordón es el barrio que más viviendas promovidas presenta, con más de 3.500 viviendas, y el área central de la ciudad (entendida como el área comprendida por Bulevar Artigas) concentra más de 9.000 viviendas, es decir alrededor del 60% de la actividad en el departamento, y el 50 % a nivel nacional.
En este contexto, las tres mil viviendas promovidas en el área en cuestión se vuelven particularmente significativas en términos absolutos, ya que la cantidad en sí se destaca en el área intermedia, pero especialmente en términos relativos (ver gráfico), es decir en relación a la población existente. Mientras en Cordón y Barrio Sur, los barrios de mayor impacto relativo, se ha promovido una vivienda cada 12 habitantes existentes, en el área de estudio este valor es bastante lejano en Unión, donde se promovió una vivienda cada 99 habitantes, pero bastante más cercano tanto en Mercado Modelo-Bolívar como en Larrañaga, con 22, y realmente próximo en La Blanqueada propiamente dicha, donde este valor es de 14.
Algo sucede, efectivamente. Sabemos dónde, hemos podido cuantificarlo, y sospechamos con razonable certeza porqué. Pero si algo caracteriza a estas operaciones es que no construyen un sector de ciudad segregado, sino que las operaciones se infiltran en el tejido existente de acuerdo a las lógicas del mercado del suelo. Es decir que son operaciones que por definición conviven con otras preexistentes, por lo que interesa por tanto preguntarse mínimamente por ellas. ¿Son acaso una continuidad de otras o, por el contrario, implican una ruptura, con cambios radicales en la forma de pensarse y producirse? Y, en todo caso, lo más relevante: ¿cuáles son esas eventuales continuidades y diferencias?
Una de las ‘virtudes’ que ofrece el modelo, en tanto objeto comercializable, es la ilusión de la vivienda propia e ‘independiente’, a pesar de ser parte de un conjunto.
02. Historias incompletas
“El estudio de la historia (…) nos permite girar nuestra cabeza en una dirección y en otra, y empezar a advertir posibilidades que nuestros antepasados no pudieron imaginar o no quisieron que imagináramos. Al observar la cadena accidental de acontecimientos que nos condujeron hasta aquí, comprendemos cómo adquirieron forma nuestros propios pensamientos y nuestros sueños, y podemos empezar a pensar y soñar de forma diferente. el estudio de la historia no nos dirá qué elegir, pero al menos nos dará más opciones”. Homo Deus, Yuval Noah Harari
Las nuevas operaciones de vivienda agrupada que surgen a partir de la ley 18.795 en La Blanqueada conviven con una serie de operaciones de vivienda agrupada de diferentes momentos históricos que ilustran diversas estrategias de densificación. Esta simple razón ameritaría prestarle atención a estos antecedentes a los efectos de ilustrar el conjunto urbano que se produce en tal acumulación histórica. De todos modos, su relevancia a los efectos del trabajo reside más en la dimensión operativa que en la descriptiva, más como necesidad propia de la estructura narrativa que del objeto narrado.
Es así que Historias incompletas es un registro selectivo –sin pretensión de completitud– de operaciones previas de vivienda agrupada en el área de estudio para delinear los rasgos respectivos más característicos, e identificarlos y entenderlos en términos de densidad y forma. Se seleccionan algunas que, ya sea por su particularidad o por su generalización, constituyen ilustraciones claras de otras formas de operar. Su rol en el trabajo es el de permitir contextualizar la producción actual, sometiendo operaciones de diferentes momentos a los mismos parámetros, no para hablar de ellas en sí mismas ni por considerarlas presentarlas ejemplares, sino tan sólo como muestras de tejido ilustrativas y funcionales al relato.
Someter a las “muestras” seleccionadas a los mismos parámetros de registro que se aplicarán a los edificios producidos en el marco de producción actual, permitirá contextualizar unas y otras, y habilitará, en el quinto relato, Distopías proyectuales, especulaciones sobre la potencial replicabilidad de los diferentes modelos, y preguntarse sobre sus implicancias.
Los modelos de vivienda agrupada identificados como relevantes en tanto “muestras de tejido representativas” y potencialmente operativos para el trabajo son:
a. casas pareadas
b. casas de altos
c. corredor al fondo
d. tiras
e. PH (Propiedad Horizontal) entre medianeras sin ascensor
f. PH entre medianeras con ascensor
g. bloques
h. torres
Operaciones de vivienda agrupada en el área.
Todos estos modelos se han aplicado en el área de forma discontinuada, como expresión de impulsos esporádicos y como resultado de circunstancias que no se han mantenido en el tiempo. El resultado es un fragmento de ciudad identificado por la diversidad de soluciones, sin continuidades absolutas, pero con recurrencias. La incompletitud refiere por tanto a lo selectivo del relevamiento y a la aparente discontinuidad del fragmento urbano.
En términos históricos se trata básicamente de operaciones de los años 20 del siglo pasado en adelante. El área presenta un desarrollo en general posterior al de las áreas centrales, por lo que la característica repetición de casas standard y sus variantes en altura no se registra como elemento significativo. Por otro lado, en los sectores en donde cierta arquitectura decimonónica tuvo cierto predominio, como la Avenida 8 de Octubre, o bien este desarrollo no se tradujo en la repetición de casas standard, por tratarse más bien de grandes casas con parque, o fueron objeto de las primeras sustituciones tipológicas. Algunas de ellas constituyen parte del siguiente registro.
En general se trata de operaciones de vivienda agrupada para sectores medios y medios bajos. Emprendimientos privados de pequeña o mediana escala, o con alguna participación estatal bajo los diferentes marcos de promoción: vivienda municipal de los años 40, el Plan Nacional de Vivienda de los 70, inversiones privadas promovidas por el Banco Hipotecario del Uruguay en los años 80 y 90, o cooperativas, especialmente de ahorro previo, de los 70 y 80.
a. viviendas pareadas
A partir del modelo de la vivienda aislada se minimizan algunos de sus costos más importantes: exceso de muros exteriores, desarrollo de infraestructura necesaria, consumo de suelo, a partir de la repetición en espejo de la solución. Es una estrategia que se materializa en algunas operaciones aisladas, pero que fue aplicada especialmente en los planes de vivienda municipal de la primera mitad del siglo pasado, de los que se grafica uno de ellos en el borde norte del área de estudio, cercano al cruce de las calles Ing. José Serrato y José Pedro Varela. En este caso se puede apreciar el modelo en toda su dimensión, ya que construye un pequeño sector de ciudad con carácter propio. Las calidades de proyecto y de construcción son apreciables incluso a pesar de las frecuentes y en general desafortunadas modificaciones por parte de los usuarios.
b. casas de altos
Constituyen una estrategia de densificación básica, que duplica la capacidad previa del predio y mantiene el contacto de todas las unidades con la calle. Se generan unidades de vivienda con una relación diferenciada con el exterior, donde la unidad de planta baja mantiene a veces sus posibilidades de expansión hacia el fondo y la de la planta superior apenas “balconea” la calle y/o el fondo. Se caracterizan por generar una modificación mínima de la escala de la calle, ya que no implican más altura que otras casas individuales, y duplican los accesos directos a viviendas a lo largo de un tramo, lo que aumenta la percepción de intensidad de la calle. No requieren espacios comunes de acceso del conjunto, por lo que el nivel de interacción entre las unidades es mínimo.
La secuencia espacial puerta-escalera divide lo público y lo privado y caracteriza la relación de las viviendas de planta alta con la calle.
Son particularmente frecuentes en predios en esquina o con poca profundidad, donde el desarrollo hacia el interior de la manzana está cancelado. En general se trata de operaciones de un solo propietario, y por tanto anteriores a la ley de propiedad horizontal, pero en sentido estricto se aplica a lo largo de todo el período.
c. corredor al fondo
Se manifiesta en predios de predominante profundidad sobre el ancho, en general a mitad de cuadra. A veces como segunda etapa de la materialización de la vivienda propia al frente, en donde la previsión de un mínimo pasaje al fondo permite el desarrollo de sucesivas unidades de vivienda para renta en una segunda o más etapas. Previos a la ley de Propiedad Horizontal y en general incluso a la Ordenanza de Higiene, constituyen una estrategia de densificación intensa, donde las relaciones de la o las vivienda/s al frente con la calle difiere significativamente de las interiores, que se abren –a lo sumo– a pequeños patios. El espacio común es el mínimo necesario para el acceso a las viviendas “del fondo”, siendo este “corredor” lo que caracteriza la experiencia de estos conjuntos. Este espacio implica un nivel importante de interacción entre las unidades, que muchas veces se traduce en interferencias sonoras y de privacidad significativas.
Desde el punto de vista urbano se trata de operaciones relativamente invisibles, ya que apenas implican una puerta extra con su correspondiente timbrera, sin modificar la volumetría de los tramos de viviendas individuales.
Son operaciones que multiplican varias veces la capacidad del predio, pero que no implican un salto tecnológico en la forma de producción, ya que en general se trata de conjuntos de una sola planta. Esto explica que pocas veces sea evidente la intervención de un profesional del proyecto, ya que los procedimientos habituales del constructor experiente habilitan su materialización. Además, al tratarse en general de viviendas de renta para sectores bajos, la demanda de representación social aparece claramente minimizada.
d. tiras
Particularmente visibles en La Blanqueada y Larrañaga, son operaciones de densificación que mantienen una relación equivalente de las diferentes unidades con la calle, al asegurar un frente mínimo para cada una de ellas. Son particularmente frecuentes en predios de esquina con mucho frente y poco fondo. En general se trata de dúplex (e incluso triplex) y presentan semisótanos para cocheras. La previsión de estos espacios para vehículos individuales caracteriza a muchos de estos conjuntos, en general implicando variaciones de nivel en los retiros frontales que la normativa actual ya no habilita. Esta presencia evidente del automóvil como parte del problema, junto a que en general apelan a la versión del lenguaje moderno más generalizado, los hace muy asociables a un momento específico, alrededor de los años 50 y 60.
En general surgen en régimen de propiedad horizontal, por ser posteriores a la ley correspondiente y porque una de las “virtudes” que ofrece el modelo, en tanto objeto comercializable, es la ilusión de la vivienda propia e “independiente”, a pesar de ser parte de un conjunto. La participación de profesionales del proyecto en general es bastante evidente, y no como resultado de un proceso tecnológico particularmente complejo sino, sobre todo, por la necesidad de construcción de una imagen relativamente culta de la solución. En cierta medida, a raíz de la alta visibilidad urbana y también por la naturaleza de la operación comercial, que satisface no solo el deseo de la casa propia (lo que ya sugiere cierto estrato social con cierta capacidad de ahorro) sino también el de cierta pretensión de representación social.
e. PH entre medianeras sin ascensor
Estos emprendimientos implican un salto significativo en términos de densidad, y la aparición no sólo de un espacio colectivo de acceso de circulación horizontal sino también de escaleras y la multiplicación de corredores en los diferentes niveles. La normativa tradicionalmente ha habilitado hasta tres pisos sin ascensor, por lo que esta altura ha sido la cota máxima natural de estos emprendimientos. Se trata en general de operaciones en régimen de propiedad horizontal, aunque pueden encontrarse también de un solo propietario para renta, e implican un cambio también en el tipo de relación entre las viviendas con la calle, concentrando en el acceso colectivo ese contacto.
En general estos espacios de acceso no implican más que una resolución mínima en términos dimensionales, pero concentran en general –aun así– recursos materiales, apelando a la nobleza y durabilidad de algunos de ellos, para dignificar en alguna medida el momento del acceso: mármoles y granitos en revestimiento de los basamentos, detalles de bronce y trabajos de herrería relativamente sofisticados en las puertas, por ejemplo, son algo recurrente. Esta necesidad de “prestigiar” el modelo refiere al paradigma dominante anterior, para el que “una casa podía compartir el terreno con otra, hacer uso de los mismos patios, padecer los mismos ruidos y olores, pero en su fachada era necesario que tuviera su propia puerta identificatoria” (El edificio de renta como tipo arquitectónico generador de ciudad, Susana Antola, Cecilia Ponte, 1997).
En general se trata de edificios de las primeras décadas posteriores a la Ley de Propiedad Horizontal (1946), pero la solución en sentido estricto ha tenido continuidad de forma ininterrumpida.
El eje heliotérmico explica así la lógica de implantación de estos bloques. Una de las características fundamentales del modelo, la continuidad espacial en planta baja, está actualmente comprometida por operaciones de cierre de los predios.
f. PH entre medianeras con ascensor
La relativa infrecuencia del modelo anteriormente explicado en las décadas recientes se explica por el predominio del modelo de PH entre medianeras con ascensor. El costo cada vez menor en términos relativos del ascensor, así como costos del suelo mayores, ha justificado la operación a través de este tipo de edificaciones en los que domina la estructuración del edificio el núcleo vertical de circulación y se reducen los desplazamientos horizontales al mínimo.
Al concentrar un número mayor de viviendas en los accesos, los espacios para ello a veces tienen un tratamiento más sofisticado, a veces contemplando una recepción con portero y un espacio de espera. Ligado esto a una necesidad práctica, pero como ya se ha mencionado, sobre todo a un requerimiento de representación social, por lo que ciertos recursos se concentran por mera necesidad retórica. Se encuentran en particular a lo largo de las avenidas, sobre todo sobre Av. 8 de Octubre en los cruces con Av. Garibaldi y Av. Luis A. de Herrera, así como en el borde sur del área de estudio, sobre Av. Italia y hacia Tres Cruces.
Son posteriores a la Ley de Propiedad Horizontal de 1946, y se han desarrollado bajo diferentes marcos normativos y de promoción. Abarcan por tanto las últimas ocho décadas, con una particular profusión y dispersión en los años 70 y 80, hasta las actuales operaciones bajo el marco de la ley 18.795, que básicamente apelan a este modelo, pero no exclusivamente.
g. bloques
La categoría refiere a edificios exentos en los que predomina el desarrollo horizontal y no el vertical. En el área de estudio se concentran en particular en su borde norte, en el entorno del cruce de las avenidas Centenario y José Pedro Varela: Conjuntos Centenario, Rond Point, Parque del Sol. El edificio Errazquin, del arquitecto López Rey, en la Avenida Centenario, el Barrio Jardín Flamengo, en Av. 8 de Octubre y Abreu, con diez bloques de planta baja y tres pisos sin ascensor, son casos particulares insertos en la trama más consolidada, pero con las mismas características generales: una relación autónoma de la edificación con respecto al trazado, donde el o los edificios no construyen cajón de calle, y apelan a alineaciones propias, en general para lograr un balance térmico entre las dos fachadas predominantes que el modelo implica. El eje heliotérmico explica así la lógica de implantación de estos bloques. Una de las características fundamentales del modelo, la continuidad espacial en planta baja, está actualmente comprometida por operaciones de cierre de los predios.
Casos particulares (y valiosos en cuanto a proyectos) como el Complejo Bulevar, o los conjuntos del Arq. Fernández Lapeyrade en Avenida Italia, en Vilardebó y Rodríquez Larreta (La Comercial) en Asilo y Munar (Unión), comparten algunas características a la vez que se distancian del modelo más puro. Estos últimos en tanto previos, y más cercanos a los modelos de los Siedlung alemanes, conformando manzana a pesar de la autonomía formal, y en el caso del Complejo Bulevar, posterior, influenciado por la visión crítica del Team X.
h. torres
Los edificios de vivienda en altura y exentos no son el tipo más generalizado en Montevideo, y el área de estudio no es la excepción. Apenas se encuentran algunos ejemplos producto de un marco normativo muy específico que tuvo una muy breve aplicación durante los años 80 y que habilitaba hasta un máximo de dos torres por manzana bajo ciertas condiciones (dos torres con un total de 132 viviendas se desarrollaron en la Av. 8 de Octubre y Bvar. Batlle y Ordóñez, en un predio pasante hacia la calle Joanicó, proyecto de Casal Rocco, y otra en la Av. Garibaldi y Tuyut), o a partir de proyectos especiales (como Ciudad de las Tres Cruces, proyecto de Bernardo Carriquiry, Juan Falkenstein, Gustavo Scheps, J. Pedro Urruzola, Angel Nogueira y Natalio Tuzman, que incluye edificios exentos en un esquema general de manzana con borde definido, y es resultado de un concurso público de proyectos).
Más recientemente, en los alrededores del Complejo Bulevar, sobre las calles Quijote y Lucas Píriz, y en Martín Fierro y Quijote, se han concretado un par edificios exentos, pero sin altura significativa. En todo caso ilustran una forma de densificación en principio extrema y con un gran impacto urbano, por su alta visibilidad y su evidente ruptura con el tejido existente.
RA y PK
Continuará en el número 236.
Rafael Alanis es arquitecto de la FADU – UDELAR (2011), donde ejerce la docencia. Ejerce la profesión en el estudio OMM. Ha obtenido varios premios en concursos de arquitectura y participa en proyectos de investigación.
Pablo Kelbaukas es arquitecto de la FADU – UDELAR (2017), donde ejerce la docencia e integra la Asamblea del Claustro. Ha obtenido varios premios en concursos de arquitectura, participa en proyectos de investigación y ha realizado varias publicaciones. Ejerce la profesión en el estudio Cesio-Oliveira y como arquitecto independiente.
Edificios citados y sus autores:
Forum: edificio de viviendas de alto standard en el Puerto del Buceo, Carlos Ott.
Panamericano: edificio de viviendas en Av. Luis Alberto de Herrera y la rambla de Pocitos, Raúl Sichero.
Mesa 1: cooperativa de viviendas por ayuda mutua en la calle Felipe Cardozo, Centro Cooperativista del Uruguay.
Euskal Herria: conjunto de viviendas en Montevideo, empresa SACEEM.
Positano: edificio de viviendas en Av. Ponce y Charrúa, Luis García Pardo.
La migración interna es el componente que más influye en las diferencias en el crecimiento poblacional que presentan los departamentos del Área Metropolitana en los últimos períodos intercensales (INE, 2012). La evolución de la población de Montevideo desde 1963 a 2011 muestra una tendencia al estancamiento del crecimiento y, en los últimos años, de decrecimiento, que puede explicarse por una conjunción de factores: menor afluencia de migrantes internos, traslado de los montevideanos hacia zonas de residencia en Canelones y en menor medida hacia San José, y emigración internacional (Pellegrino, 2003, 2008). Informe Censos 2011: Montevideo y Área Metropolitana, noviembre, 2013.
Algunas referencias:
FARMAX.
Density, A+t.
Why Density?, A+t.
¿Cómo vivimos?, Taller de vivienda – Workshop Santiago, Johanna Muszbek, Jocelyn Froimovich.
De la manzana al bloque, Panerai y Castex.
El edificio de renta como tipo arquitectónico generador de ciudad, Susana Antola, Cecilia Ponte, 1997.
Emergentes urbanos, Revista Elarqa, Editorial Dos Puntos.
Edificios residenciales en Montevideo, Editorial AYD.
Dónde vivimos los uruguayos, Jack Couriel, Jorge Menéndez.
La legislación de la vivienda popular en el Uruguay del siglo XX, Graciela Laura Aristondo Martin.
Vivienda envolvente hueco, José María De Lapuerta, Fernando Altozano.
Mart Stam’s trousers, Stories from behind the Scenes of Dutch Moral Modernism, Crimson.
Teoría del Proyecto, Helio Piñón.
Homo Deus, Yuval Noah Harari.