N. de la R.: El texto de esta nota resume PRODUCTION-ORIENTED URBANISM. The Role of Design in Strengthening Economic Relations, Tesis de Maestría del autorpara la Architectural Association, School of Architecture, Londres, Master “Housing and Urbanism” (2014).
El área de Barracas (Buenos Aires) ofrece la oportunidad de explorar el rol que puede tener el diseño en el desarrollo económico de un área urbana. La industria de pequeña escala y la producción informal existentes en esta área están empezando a sufrir la presión de la expansión del sector inmobiliario. Aunque los sectores de baja productividad y tecnología sean reconocidos como condición necesaria para la producción global (por ejemplo: “Slums play many roles in city life. As the place of residence of low-cost labour, they keep the wheels of the city working in many different ways”, UN-Habitat, 2003) la falta de relación entre sus distintos componentes (producción informal, industria local, etc.), debilita su posición frente a las grandes cifras del mercado inmobiliario. Se vuelven entonces más vulnerables a un desplazamiento, que a la larga socava el uso del territorio como un instrumento de producción. ¿Cómo pueden, entonces, desarrollarse cualidades espaciales, estratégicamente definidas para fortalecer el potencial productivo de actividades económicas existentes, amenazadas por el desarrollo especulativo?
Este trabajo propone una serie de intervenciones de pequeña escala que buscan alterar la rigidez de la manzana, transformando un sistema de subdivisión de tierra en un espacio para la articulación de distintas actividades productivas. Ciertas modificaciones en la relación entre calle e interior de manzana pueden producir variaciones tipológicas que fomenten la relación entre diversos actores productivos. La revisión de la estructura de estos elementos puede combinar espacios de diversas cualidades, contribuyendo a la articulación de diversas actividades formales e informales. Más aun, la utilización de elementos permeables en los bordes puede resultar en una integración de espacios interiores que rompan la hegemonía de la calle como único lugar de contacto. De esta manera, diversos usos (culturales, comerciales, industriales, etc.) podrían encontrar espacios con diferentes características capaces de albergar relaciones casuales o eventos conjuntos. Los cambios en la organización de la manzana podrían abrir nuevas posibilidades tipológicas. Así, las manzanas podrían incluir espacios de producción de pequeña escala, espacios públicos internos o patios comerciales, difícilmente alcanzables a partir de la rigidez de la estructura urbana actual. De esta manera, las transiciones espaciales creadas por el diseño de elementos arquitectónicos podrían proporcionar la articulación de diferentes usos evitando la complejidad de tipologías multi-programáticas. En cambio, el uso de elementos permeables puede proporcionar una continuidad y variación espacial capaces de trascender el uso de los edificios como unidades independientes.
Al mismo tiempo, espacios excepcionales como el suelo bajo autopistas podrían comenzar a insertar la producción informal en el tejido formal. La producción informal presenta grandes limitaciones de recursos. Cuestiones como la accesibilidad, servicios, y otras condiciones generales de vida son, en la mayoría de los asentamientos informales, demasiado precarios. La tecnología y las infraestructuras son prácticamente inexistentes y las altas densidades traen aparejado un uso fragmentado del espacio. Sin embargo, en combinación con otras fuerzas, las actividades informales podrían jugar un papel mucho más importante en la retención de la capacidad productiva de las áreas urbanas. Una mayor articulación entre la pequeña industria local, y formas potenciales y/o existentes de producción informal podrían brindar a estas últimas un mejor acceso a los beneficios de la economía formal (redes comerciales, financiamiento, tecnología, etc.) y a la vez proveer a esta de recursos humanos.
Basado en un conjunto de actividades productivas existentes y potenciales en las Villas 21-24 y el área de Barracas, una combinación de cambio de políticas territoriales y diseño podrían comenzar a aprovechar espacios actualmente subutilizados para desarrollar la expansión de la producción informal. Una serie de talleres podrían ser proyectados en los espacios que dejan las columnas de la autopista existente. La construcción liviana puede ser fácilmente adaptable a políticas de uso provisional, eludiendo problemas burocráticos/legales del traspaso de estas tierras.Además, su independencia estructural de la autopista evita entorpecer tareas de mantenimiento o entrometerse en pólizas de seguros. Estas estructuras pueden traer resultados prácticamente inmediatos con costos relativamente bajos. En el fondo, de lo que se trata es de fomentar la inserción de actividades informales en circuitos productivos más amplios. Instituciones educativas o culturales, locales comerciales, industria local, y diferentes formas de vivienda y espacio comercial podrían beneficiar y ser beneficiados por una relación más cercana a una producción informal organizada y optimizada.
Las producciones formal e informal no funcionan como sistemas separados. Las actividades informales han demostrado ser indispensables para un amplio grupo de actividades económicas. Relaciones que van desde las condiciones de regularidad e/o irregularidad de trabajadores inmigrantes hasta la evasión fiscal en las más altas esferas, demuestran cuan entrelazados están los procesos formales e informales. Sin embargo, el crecimiento del papel de las actividades informales en la economía se desarrolla generalmente a expensas de empeorar sus condiciones. Debido a su falta de control, acceso a mecanismos financieros o mercados comerciales, las actividades informales apenas contribuyen o se benefician de casi cualquier forma de desarrollo técnico. Por eso, potenciar combinaciones entre diversos tipos de producción formal e informal tiene como objeto el mejoramiento de las condiciones de las áreas urbanas más descuidadas y dar respaldo a la industria de pequeña escala. Un área urbana más dinámica, que combine diversos tipos y escalas de producción y estratos sociales, podría no solamente mejorar la performance de las actividades de la propia área sino que además podría abrir y conectarla con otros centros productivos de la región metropolitana. La revisión de la manzana como principal unidad de estructura urbana, promoviendo la articulación de diversos tipos de actividades formales e informales, forma parte de una ambición más amplia. Busca incluir las herramientas espaciales en debates más amplios que pongan en cuestión el uso del territorio y el rol del urbanismo en disputas políticas y económicas.
DG
El autor es arquitecto (UBA, 2001). Trabajó de 2005 a 2012 en elestudio de Tony Díazen Madrid. Actualmente trabaja en el estudio Allies and Morrison,en proyectos de diseño urbano.
Sobre la manzana como unidad urbanística, ver también en café de las ciudades la presentación del número 137 y, entre otras notas:
Número 34 | Tendencias
La génesis de Torre Country | Una tipología antiurbana (II). | Mario L. Tercco
Número 46 | Lugares
Dos manzanas del Centro de Buenos Aires | Apuntes para una normativa urbana (II). | Mario L. Tercco
Número 47 | Planes de las ciudades
Cómo cambiar de una vez por todas el ya agotado (y además confuso) Código de Planeamiento Urbano de Buenos Aires | Apuntes para una normativa urbana (III). | Mario L. Tercco
Número 116 | Cultura de las ciudades (II)
Nueva visita a la manzana de Buenos Aires | Una exploración urbana en la pintura de Miguel Jurado | Mario L. Tercco
Número 130 I Arquitectura y Proyectos de las ciudades (II)
El híbrido urbano I La “manzana latinoamericana” de MVRDV para Emmen I Por Marcelo Corti
Bibliografía
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