El Secretario de Desarrollo Urbano de la ciudad de Buenos Aires, Álvaro García Resta, volvió a usar la expresión “populismo” para referirse a las posiciones críticas frente a determinados aspectos de la gestión urbanística de la ciudad –en este caso, la actitud frente al patrimonio cultural y arquitectónico. Fue en una entrevista publicada el pasado 26 de agosto por la sección inmobiliaria del diario La Nación. Hace unos meses había sostenido no confiar en el populismo urbanístico o, como lo definió en la misma nota, movimiento de populismo urbano moderno intolerable.
A la palabra populismo le ocurre algo parecido a lo que sucede con “neoliberalismo”: su uso se ha extendido tanto y de un modo tan difuso que ya es más útil para cerrar discusiones y negar el diálogo que para definir posiciones concretas y precisas. En otros términos, su uso es más ideológico que científico. Sin entrar en discusión sobre las posiciones que defiende el funcionario, es claro que su insistencia en el populismo –adjetivado a la carta– lleva el debate al campo de la ideología y lo quita de lo que el urbanismo tenga de ciencia, técnica o disciplina. No es casual que al mismo tiempo que García Resta corre por derecha a sus críticos, aún no sabemos qué constructividad efectiva habilita la modificación propuesta del Código Urbanístico (CUR), así como no lo supimos en 2018 ni en 2022. Sin sistemas de información geográfica, sin planillas Excel ni computadoras, Odilia Suárez pudo realizar a principios de los sesenta un cálculo completo de las consecuencias que traería el proyecto de código de planeamiento urbano aprobado una década y media más tarde. ¿Qué impide tenerlo ahora, con tanta información y tecnología disponible?
En ese sentido, resulta muy útil la advertencia sobre las modificaciones propuestas al CUR y el trabajo comparativo realizado por el Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo (CPAU). Sostiene el Consejo que “no hubo consultas previas en las que el CPAU ni otras instituciones profesionales, comunitarias o barriales, ni siquiera las juntas comunales y sus respectivos consejos, pudieran expresar su opinión”. Y en línea con esta carencia, invita a su matrícula a enviar observaciones y sugerencias al trabajo realizado.
En este número de café de las ciudades, Fernando Fimognare señala que la modificación normativa “bien podría haber sido abordada desde una propuesta de actualización del Plan Urbano Ambiental”. En su nota del 30 de agosto en Cenital, Federico Poore presenta un detallado aporte al debate. Y Néstor Magariños sostiene el 27 de agosto en ARQ “la posibilidad de dividir el problema en dos”: por un lado, la rápida resolución de los reclamos barriales; por otro, un estudio detallado de los tema más estructurales, por sectores y considerando no solamente la constructividad y los usos sino especialmente la movilidad sustentable, la relación entre ciudad construida y espacios verdes y el mejoramiento de las condiciones de habitabilidad, “tan degradadas por el nuevo Código de Edificación”.
MC (el que atiende)
Imagen de portada: SERIE 4- ARTE URBANO 01, obra de feRe Duelli en técnica mixta e impresión fine arts, 123 cm x 83 cm. Una copia está exhibida en el edificio HOME 1 del barrio Cofico como cumplimentación de la Ordenanza N° 8545, de obras de arte de la ciudad de Córdoba. Fue realizada en el marco de la tesis de su autor para la Maestría en Urbanismo FAUD-UNC.