Por algún extraño motivo, casi todo el mundo me considera uno de los responsables de la segunda Ciudad Abierta en el Teatro San Martín. Hay amigos que me piden entradas, gente que me felicita, periodistas que quieren que los contacte con algún expositor y hasta una muchacha de acento colombiano que me pide permiso para subir al escenario a hablar con David Harvey. Resignado al aplauso inmerecido, termino diciendo que sí, que elegimos muy bien a los panelistas, que el mix entre “arte, urbanismo, literatura y sociedad” fue el adecuado, que estamos muy orgullosos, etc. Mi actitud parece tan convincente que hasta Graciela y Matilde, las auténticas factotum del encuentro, me “obedecen” cuando les sugiero que X. y N. tendrían que estar en la cena de cierre…
En la realidad, pocas veces tuve un trabajo más descansado. Mi tarea es coordinar la mesa de empresas sociales, donde los panelistas se muestran tan desusadamente disciplinados en el manejo de los tiempos como concisos y estimulantes en las presentaciones. En el caso de Cristina Lescano y Carlos Chile, la disciplina resulta acorde a sus respectivas experiencias de organización autogestionaria: Cristina dirige la Cooperativa de Recuperadores Urbanos El Ceibo, originada en la defensa de los residentes en casas ocupadas de Palermo. Hoy nuclea a 42 familias integradas por 260 personas que, de cartoneros informales, devinieron en trabajadores dedicados a la separación en origen, recolección y reciclaje de residuos sólidos, en interacción con vecinos y comerciantes de 53 manzanas del barrio. Según la frecuencia coordinada con el vecino, los recuperadores retiran estos residuos y los trasladan a un centro de acopio ubicado en Retiro, donde se hace la separación final antes de su venta.
Carlos Chile es integrante de la Coordinadora Nacional del Movimiento Territorial de Liberación (MTL), agrupación de trabajadores ocupados y desocupados que integra la CTA. Desde hace dos años está al frente de la cooperativa que edifica un complejo de viviendas en la calle Monteagudo, de Parque Patricios. El Movimiento también provee de obreros de la construcción a otras obras emprendidas por el Gobierno de la Ciudad. Carlos reivindica como objetivo del MTL la recuperación de la cultura del trabajo, tanto en la organización social como en la vida personal de sus integrantes, algo en lo que tanto Carlos como Cristina hacen especial mención: la recuperación de horarios y ritmos, “no ver televisión hasta tan tarde”, “que los hombres se afeiten”, “que las compañeras se redescubran como personas y hasta se animen a separarse si lo consideran necesario”… Para Carlos, “una de las contribuciones que ha hecho el movimiento piquetero en el marco de la crisis social y de la crisis política ha sido la de promover miles de emprendimientos productivos pequeños, que en su mayoría son de supervivencia. Todos tienen en su génesis los comedores, los merenderos y a partir de allí van surgiendo iniciativas que se vinculan con resistir (…) y con la supervivencia misma“. Por su parte, Pablo Schamber dedica su intervención a demoler las “opiniones difundidas” en relación con los cartoneros y el circuito productivo del que participan. Schamber presta especial atención a la articulación histórica entre la actividad del “cirujeo” con la gestión pública de los residuos y con las estrategias de la industria que emplea los materiales reciclables como insumos: “los cartoneros tienen un origen centenario atravesado por las vicisitudes de una sociedad que no termina de definir qué hacer con la basura, ni qué status darle a quienes la ingresan al circuito productivo desde los márgenes y en pésimas condiciones laborales“. Al terminar la charla, nuevamente la atribución errónea de méritos: todo el que encuentro me felicita por la elección de los panelistas…
En otras mesas, Jorge Jáuregui parece enojarse con Teresa Caldeira cuando esta alude a la supuesta voluntad de aislamiento de los graffiteros de Sao Paulo. Jáuregui entiende que en realidad la trama social de las favelas es rica y dispuesta a entrar en contacto con el mundo formal; su presentación incluye una revisita por la experiencia de Favela Bairro y el adelanto de su propuesta para la Villa 31 de Buenos Aires. Al día siguiente Patricia Melo continúa el análisis de la violencia paulista en la mesa de literatura y ciudad: el asesino profesional en que se basan sus novelas policiales resulta ser, en “promedio”, un hombre que deriva del campo a la ciudad y mata por primera vez como consecuencia de un desajuste entre sus códigos de origen y la nueva realidad urbana; luego, sus vecinos le piden que se ocupe de otros personajes molestos al vecindario (resulta inevitable el recuerdo de Vito Corleone en la Hell´s Kitchen neoyorquina). En la misma mesa Pedro Lemebel seduce con su espléndida dicción de los relatos sobre el “Guéeii-Táauun” santiaguino (trascribo su fonética por Gay Town) y “Eres mío, niña”, crónica de su efímero amor con un hip-hopper marginal y callejero. Marcelo Cohen presenta una visión casi foucaltiana del barrio del Once; “lo mejor es dejarlo como está”, culmina su enumeración metódica de situaciones y espacios, que precede a la estrategia desplegada por Vivi Tellas en su Guía Caprichosa de Buenos Aires (“100 Mapas Personales”).
Los personajes de Tellas narran minuciosamente sus respectivos recorridos por las calles de Buenos Aires, que las pantallas a sus costados van mostrando sobre una fantasmal maqueta (¿o superposición de fotos aéreas?) de la ciudad. Cada uno presenta como culminación de su itinerario un “amuleto”, producto de su recorrido: una muñequita obtenida en una feria, unos anticonceptivos genéricos comprados en una farmacia mutual, unas extrañas hojas de un árbol de Saavedra. Rosario Bléfari es la primera en presentar su caminata: su carisma y la novedad contribuyen a que la recordemos como la más entretenida. Pero aunque el mecanismo de la Guía Caprichosa se repite pasados algunos intérpretes, y aunque algunos de ellos abusan del fingido estupor ante lo “raro” de sus descubrimientos y del espíritu fumón de las indagaciones, la performance acierta en recrear el carácter diverso, azaroso y autopotenciado de las exploraciones urbanas. La idea de la ciudad como rapsodia de sensaciones y tesoros a la espera de ser descubiertos, como condensación infinita de mercancías, heroísmos y trivialidades, como promesa siempre frustrada y siempre renovada.
No nos bañamos dos veces en el mismo río. A la Ciudad Abierta del año pasado la organizaba el “pelado”, hoy devenido en El Pelado como rasgo metonímico, lucido y fluido en su rol de anfitrión. Sin fisuras, El Pelado presenta a David Harvey en la última mesa del ciclo, dedicada a Una geografía urbana posible. Harvey articula una descripción dialéctica impecable de las sucesivas reconstrucciones de la economía política del capitalismo a partir de las transformaciones de escala del territorio. De las operaciones hausmannianas en París (“¡Tres veces más ancho!”, rememora Harvey que dijo El Prefecto al presentársele el proyecto de un boulevard) a la suburbanización de Nueva York de la mano de Robert Moses, las megaoperaciones urbanísticas en curso actualmente en China y la reconversión de la propia Nueva York a partir de la bancarrota fiscal del ’75, las políticas de Giuliani y la gentrificación. Para Harvey, las políticas urbanas en curso están basadas en la generación de sobreganancias corporativas y la absoluta indiferencia por el bienestar de los ciudadanos, poniendo como ejemplo la actual amenaza de una disneylandización de Nueva Orleáns.
La salida a la calle y el entorno espacio – temporal ratifican la necesidad del Pensamiento Urbano que anima este Encuentro. Ya en la misma calle Corrientes, un cartel anuncia que se alquila la fachada de un edificio como “excepcional soporte publicitario“, aun más valioso que las oficinas que alberga. ¿Se puede tapar alegremente toda una fachada de “la calle más porteña”? ¿Hasta donde llegan los abusos del Cartel de Buenos Aires?
Una editorial de Clarín advierte contra la proliferación de asentamientos marginales que “deterioran el paisaje urbano” y “afectan al mercado inmobiliario”… La causalidad es la contraria: es la falta de políticas públicas para el mercado inmobiliario (único sector de la economía argentina donde aun no se ha desafiado al neoliberalismo) lo que hace imposible el acceso a la vivienda, en una ciudad donde quien quiere comprar o alquilar un departamento está compitiendo con Robert Duvall, Emanuel Ginobilli u otro millonario que quizás ni sabe donde queda Buenos Aires. La reacción del estado nacional es bienintencionada pero ingenua. La crisis de los alquileres no se soluciona transformando a los inquilinos en propietarios (como en el sueño thatcheriano) sino interviniendo en el mercado con la oferta de muchas viviendas para alquilar. Las compensaciones urbanísticas por la construcción de viviendas de lujo, o la construcción de viviendas de renta protegida por los organismos del Estado o por empresas sociales como la que construye en Parque Patricios, serían el camino adecuado, más que factible en un momento de crecimiento económico.
Mientras que en Buenos Aires (Ciudad) se impulsa un proyecto de virtual desregulación de los usos industriales (la “Ciudad Productiva”), que confía en el planeamiento caso a caso de las Evaluaciones de Impacto Ambiental, en Buenos Aires (Provincia) el gobernador Solá dice querer erradicar a las industrias de las ciudades para que se localicen en parques industriales…
Y en una semana de prueba para el orgullo azulgrana, la máxima megaestrella de la televisión argentina usa esa formidable construcción de la cultura popular que es la pasión futbolística para ganar más “rating” a partir de las “cargadas” a San Lorenzo de Almagro, regalándole de paso buena imagen mediática a Mauricio Macri. Mucho se ha hablado del amor de Marcelo Tinelli por San Lorenzo y mucho se ha fantaseado con que sus millones contribuyan con el club; en cambio, Tinelli prefiere explotar ese intangible que es el amor por unos colores para aumentar su facturación publicitaria. Hay quienes por amor al cuervo fundan una biblioteca; Tinelli en cambio aprovecha la rica historia del Ciclón para construir su personaje y lucra con eso, indiferente a lo bien o lo mal que le vaya a “su” club. ¿Qué preferirá Tinelli en el futuro: la satisfacción de un San Lorenzo ganador, o los puntos de rating de una noche de cargadas?
En fin: que en una economía que compra y vende “experiencias” e intangibles (“que vende humo”, se diría en el tablón), pocas cosas más necesarias que el pensamiento urbano. En la última década, Buenos Aires prácticamente ha duplicado la cantidad de residuos que genera su población y también ha duplicado la cantidad de sus habitantes que viven en villas miseria. Las experiencias de Palermo y Parque Patricios muestran una manera posible en que la sociedad puede abordar sus problemas territoriales, más allá de las burocracias y las “patrias contratistas”.
Ciudad Abierta BA, Encuentros Internacionales de Pensamiento Urbano en Buenos Aires, se realizó los días 28, 29 y 30 de agosto en el Teatro San Martín. El proyecto y dirección de programación estuvo a cargo de Graciela Speranza, con la coordinación de Matilde Sánchez, la asistencia de Guadalupe Molina y las relaciones con la de Elizabeth Hutnik. Sobre el Primer Ciudad Abierta BA, ver la nota Cómo vivir juntos, de Graciela Speranza, en el número 36 de café de las ciudades.
Sobre la experiencia de la Cooperativa El Ceibo, ver el premio cdlc a las buenas prácticas urbanas del año 2004 en el número 27 de café de las ciudades.
Sobre la experiencia del MTL en Parque Patricios, ver la entrevista a Carlos Chile en el Foro de medios alternativos.
Sobre Favela Bairro, ver la entrevista a Jorge Jáuregui en el número 12 de café de las ciudades.
Sobre David Harvey, ver el comentario al libro Capital financiero, propiedad inmobiliaria y cultura, que escribió junto a Neil Smith y Jordi Borja,en el número 39 de café de las ciudades.
Sobre las tropelías del Cartel de Buenos Aires, ver la nota original, la carta de Pablo Morejón y las notas El más inmundo Cartel de Buenos Aires (“premio” cdlc a las malas prácticas urbanas del año 2004) y Dos Manzanas, de Mario L. Tercco, en los números 12, 16, 27 y 46, respectivamente, de café de las ciudades.
Ver el editorial de Clarín Proliferación de asentamientos.
Sobre la propuesta del Gobierno argentino para reducir el valor de los alquileres, ver la nota de La Nación Alquileres, no vender ilusiones.
Sobre la erradicación de industrias, ver la nota de Clarín del 29 de agosto Solá quiere sacar las fábricas de las ciudades.
Sobre la Pasión Azulgrana, ver las notas Ocaso y renacimiento del Gasómetro, de Carmelo Ricot; Buenos Aires `06: conflictos y armonías, de Mario L. Tercco, y La Ciudad en el imaginario mundialista, de Carmelo Ricot (donde se presenta el caso de la Biblioteca Osvaldo Soriano), en los números 12, 42 y 44, respectivamente, de café de las ciudades.
Sobre la traición de Tinelli, ver la carta de Carlos Neri en Mensajes al café.