Esta nota participa (y difiere a la vez) de géneros y mecanismos como la entrevista, la recopilación y el intercambio epistolar. Es producto de un trabajo de edición realizado por café de las ciudades, sobre materiales gentilmente provistos por Saskia Sassen. Para quienes aun no la conocen, es una introducción a su trabajo; para quienes están más familiarizados, la nota permite un repaso y una actualización de su pensamiento.

cdlc: Poco más de una década después de su publicación,
¿cómo han evolucionado, en términos generales, los procesos de gentrificación, concentración y primacía urbanas descriptos en “La Ciudad Global”?
Hay seis hipótesis a través de los cuales organizo los datos y la teorización del modelo de la ciudad global. Presentaré brevemente cada una de ellas de modo de producir una representación más precisa.
Primero: la dispersión geográfica de las actividades económicas que caracteriza a la globalización, junto con la simultanea integración de actividades tan dispersas geográficamente, es un factor clave que alimenta el crecimiento y la importancia de las funciones centrales corporativas. Cuanto más dispersas son las operaciones de una empresa entre diferentes países, más complejas y estratégicas resultan sus funciones centrales: esto es, las tareas de gestionar, coordinar, servir y financiar la red de operaciones de una empresa.
Segundo, estas funciones centrales se tornan tan complejas que cada vez con más frecuencia las direcciones corporativas de las grandes empresas globales los tercerizan: compran un porcentaje de sus funciones centrales a empresas de servicio altamente especializadas: contaduría, legales, relaciones públicas, programación, telecomunicaciones y otros servicios de este tipo. Así, mientras que hasta hace unos diez años el sitio clave para la producción de estas funciones centrales aun era la sede corporativa de una empresa, hoy existe un segundo sitio clave: las empresas especializadas de servicios contratadas por las direcciones corporativas para producir algunas de estas funciones centrales o sus componentes. Este es el caso especialmente de las empresas implicadas en mercados globales y operaciones no rutinarias. Pero cada vez con mayor frecuencia las direcciones corporativas de todas las grandes empresas tienden a comprar esos insumos, más que a producirlos en su propia sede.
Tercero, aquellas empresas especializadas de servicios insertas en los mercados más complejos y globalizados están sujetas a economías de aglomeración. La complejidad de los servicios que necesitan producir, la incertidumbre de los mercados con los que están relacionados directamente o a través de las corporaciones para las que están produciendo esos servicios, y la creciente importancia de la rapidez en todas estas transacciones, es un mix de condiciones que constituye una nueva dinámica de aglomeración. La mezcla de empresas, talentos, expertizajes, de un amplio rango de campos especializados, hace que un cierto tipo de entorno urbano funcione como un centro de información. Estar en una ciudad deviene sinónimo de estar en un nudo extremadamente intenso y densificado de información.
Una cuarta hipótesis, derivada de la precedente, es que cuanto más corporaciones tercerizan sus funciones más complejas y no estandarizadas, en particular aquellas sujetas a mercados inciertos y cambiantes y a la rapidez, más libres son de optar por cualquier localización, porque la mayoría de las tareas efectivamente realizadas en sus sedes corporativas no está sujeta a economías de aglomeración. Esto implica que el sector clave que especifica las ventajas distintivas de producción de las ciudades globales es el sector de servicios altamente especializados y puestos en red. Al desarrollar esta hipótesis estaba respondiendo a una noción muy común, la de que el número de sedes corporativas es lo que define a una ciudad global. Empíricamente este puede ser el caso en algunos países donde el centro principal de negocios es también el principal concentrador de sedes corporativas, pero esto puede ser debido a la ausencia de opciones de localización alternativas. Pero en países con una infraestructura bien desarrollada por fuera del centro principal de negocios, suele haber múltiples opciones de localización para las sedes corporativas.
Quinto, estas empresas de servicios especializadas necesitan proveer un servicio global, lo cual significa una red global de afiliados, o alguna otra forma de asociación, y como resultado hemos visto el fortalecimiento de las transacciones y redes transfronterizas de ciudad a ciudad. En el límite, esto muy bien puede ser el comienzo de la formación de sistemas transnacionales urbanos. El crecimiento de los mercados globales para las finanzas y los servicios especializados, la necesidad de redes de servicios transnacionales (debido a los agudos incrementos en la inversión internacional), el rol reducido de los gobiernos en la regulación de la actividad económica internacional, y el correspondiente ascenso de otras áreas institucionales (en especial mercados globales y direcciones corporativas), todo esto señala la existencia de una red transnacional de ciudades. Algo que esto implica (y a la vez una hipótesis relacionada para la investigación) es que la suerte económica de estas ciudades se torna cada vez más desconectada de sus hinterlands más amplios, e incluso de sus economías nacionales. Podemos ver la formación, al menos incipiente, de sistemas urbanos transnacionales. A grandes rasgos, parece que los más grandes centros de negocios en el mundo de hoy adquieren su importancia de estas redes transnacionales. No hay tal cosa como una ciudad global única o aislada, y en este sentido hay una agudo contraste con las antiguas capitales de imperios.
Una sexta hipótesis, es que el número creciente de profesionales de alto nivel y de empresas de servicios de altos beneficios, tiene el efecto de acrecentar el grado de inequidad espacial y socioeconómica evidente en estas ciudades. El rol estratégico de esos servicios especializados como insumos acrecienta la cantidad y el valor de los profesionales de nivel “top”. Más aun, dado que el talento pueda tener enorme significación para la calidad de esos productos estratégicos y que, dada la importancia de la rapidez, el talento es un valor agregado, la estructura de las renumeraciones tiende a experimentar rápidos incrementos. Las actividades y trabajadores que carecen de tales atributos, sean de servicios manufactureros o industriales, tienden a quedar cautivos en el ciclo opuesto.
Una séptima hipótesis, es que un resultado de las dinámicas descriptas en la hipótesis seis es la creciente informalización de todo un rango de actividades económicas que encuentran su efectiva demanda en estas ciudades pero no tienen tasas de beneficios que les permitan competir con las empresas de altos beneficios al tope del sistema. Informalizar una parte o el total de sus actividades de producción y distribución, incluyendo los servicios, es una manera de sobrevivir en estas condiciones.
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Para entender el rol de una ciudad en la red de ciudades globales es necesario establecer la posición de esta ciudad en la variedad de circuitos nacionales, regionales y globales sobre los cuales se ubica. Estos incluyen una gran variedad de circuitos altamente especializados para funciones económicas, culturales, gubernamentales, académicas, políticas, etc. Distintas funciones configuran distintos grupos de ciudades. Establecer la posición de una ciudad en estos circuitos y su relación con otras ciudades en esos mismos circuitos requiere todo un trabajo empírico de investigación. Generalmente se oyen muchos comentarios sobre la competencia entre ciudades. Pero una de las grandes tendencias a través de la historia, y muy fortalecida en la época actual es lo que se podría pensar como una división de funciones a escala transnacional. Hay funciones de la ciudad que se dan en red, donde las ciudades que forman parte de una red acumulan ventajas. No todo es competencia: hemos exagerado eso de la competencia. La existencia de múltiples circuitos entre grupos de ciudades ofrece también una especie de arquitectura para una política urbana transnacional.
cdlc:Se han interpretado dos significados de la “ciudad global”: el más inmediato, relativo a las ciudades que Saskia Sassen identifica en su libro como las que cumplen ese rol (Nueva York, Londres y Tokio); otro más general, donde “la ciudad global” sería un fenómeno que cubre la mayor parte del mundo, con distintas funciones y especializaciones de las ciudades particulares. Veamos como considera este tema nuestra autora:
La economía global se materializa en una grilla mundial de puestos estratégicos, la mayoría de los cuales son grandes centros internacionales de negocios y finanzas. Podemos imaginar esta grilla global como constituyendo una nueva geografía económica de centralidad, que cruza a través de las fronteras nacionales y de la vieja división Norte – Sur. Esto indica la emergencia de una geografía política paralela, un espacio transnacional para la formación de nuevas demandas por el capital global.
La más poderosa de estas nuevas geografía de centralidad en los niveles interurbanos liga los principales centros internacionales de negocios y finanzas: Nueva York, Londres, Tokio, París, Francfort, Zurich, Amsterdam, Los Angeles, Sydney, Hong Kong, entre otros. Pero esta geografía también incluye ciudades como Sao Paulo, Buenos Aires, Bangkok, Taipei y México DF. La intensidad de las transacciones entre estas ciudades, en particular a través de los mercados financieros, transacciones en servicios, e inversión, ha crecido sostenidamente, y también lo han hecho los ordenes de magnitud implicados. Al mismo tiempo, ha habido una clara inequidad en la concentración de recursos estratégicos y actividades de cada una de estas ciudades con respecto a otras en el mismo país.
Las ciudades globales son diferentes de las viejas capitales de antiguos imperios, en que son una función de redes transfronterizas y no simplemente la ciudad más poderosa de un imperio. No hay, en mi conceptualización algo así como una sola ciudad global (como pudo haber sido la capital de un imperio): la categoría ciudad global solo tiene sentido como componente de una red global de ciudades estratégicas. El sector corporativo, que contiene el control global y comanda las funciones, está parcialmente inserto en esta red.
Este tipo de conceptualización sobre la globalización contribuye a identificar una compleja arquitectura organizacional que atraviesa fronteras y está a la vez en parte desterritorializada y en parte concentrada espacialmente en ciudades.
La pronunciada y clara orientación a los mercados mundiales, evidente en los sectores económicos que prosperan en estas ciudades, genera cada vez más preguntas acerca de la articulación con sus economías nacionales, sus regiones, y la estructura económica y social más amplia en el interior de estas ciudades.
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En la actualidad no hay una simple y directa relación entre centralidad y entidades geográficas como el downtown, o el área central de negocios. En el pasado, y hasta muy recientemente, el centro era sinónimo de esos conceptos. Pero hoy el correlato espacial del centro puede asumir varias formas geográficas. Puede ser el área central de negocios, y lo es todavía y con mucha fuerza en Nueva York, o puede extenderse en un área metropolitana en la forma de una grilla de nodos de intensa actividad de negocios, como vemos en Francfort y Zurich. El centro ha sido profundamente alterado por las telecomunicaciones y el crecimiento de la economía global, ambos inextricablemente relacionados: estos han contribuido a la nueva geografía de centralidad (y marginalidad). Simplificando, yo identifico diversas formas asumidas actualmente por la centralidad:
Primero, mientras que la centralidad puede asumir múltiples correlatos espaciales, el área central de negocios continua siendo un sitio estratégico para las industrias líderes. Pero es un área profundamente reconfigurada por el cambio tecnológico y económico.
Segundo, el centro puede extenderse en un área metropolitana en la forma de una grilla de nodos de intensa actividad de negocios. Este es en parte un espacio desterritorializado de centralidad operando en redes digitales, pero es también territorial en cuanto está inserto en formas convencionales de infraestructuras de comunicación, en especial trenes rápidos y autopistas conectando a aeropuertos.
Tercero, estamos viendo la formación de un “centro” transterritorial constituido en parte en el espacio digital, a través de transacciones económicas intensas en la red de ciudades globales. Estas redes de los principales centros internacionales de negocios constituyen nuevas geografías de centralidad.
cdlc:¿Continúan siendo Nueva York, Tokio y Londres las grandes ciudades globales del capitalismo avanzado, o ese rol es disputado por otras ciudades que han captado esa dinámica económica, política y cultural?
Hay alrededor de 40 ciudades globales en la actualidad, algunas de ellas en un sentido pleno, otras, ciudades con funciones de ciudad global (Miami, Montevideo). La más poderosa de estas nuevas geografías de centralidad en el nivel global liga los principales centros internacionales de financias y negocios. Hay 5 en el nivel más alto: Nueva York, Londres, Tokio (que todavía es el más grande exportador de capital y un poder global masivo a través de sus empresas de manufacturas y comercio), París y Francfort. Luego hay un sector de alrededor de 30 ciudades globales (Zurich, Hong Kong, Amsterdam, Los Angeles, Sydney, etc. Sao Paulo y México DF están en este estrato, quizás no en la parte superior pero bien ubicadas en el medio). Estas son las ciudades que organizan la circulación de riquezas dentro y fuera de sus países, que tienen la capacidad de gerenciar las operaciones globales de sus empresas nacionales y las operaciones de las empresas extranjeras que quieren operar dentro de sus países.
En el caso de un paisaje complejo como es Europa vemos en los hechos varias geografías de centralidad, algunas de ellas globales, otras continentales y regionales.
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Cuando utilicé por primera vez la expresión ciudad global (en 1984) lo hice intencionadamente: era un intento de dar nombre a una diferencia, a la especificidad de lo global tal como se estructura en el período contemporáneo. No elegí la alternativa obvia, world city, porque precisamente tenía el atributo opuesto: se refería a un tipo de ciudad que hemos visto por siglos. En este aspecto puede decirse que la mayoría de las ciudades globales de la actualidad son también ciudades mundiales, pero que bien puede haber algunas ciudades globales que no son ciudades mundiales en el sentido pleno, más rico de la palabra. Esta es en parte una cuestión empírica: como la economía global se expande e incorpora ciudades adicionales dentro de sus variadas redes, es totalmente posible que la respuesta a esta cuestión particular varié. Así, el hecho de que Miami haya desarrollado funciones de ciudad global desde los últimos ´80 no hace de ella una ciudad mundial en aquel viejo sentido del término.
cdlc:¿Como afecta la nueva situación internacional, después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y las represalias militares en Afganistán e Irak, al desarrollo de las Ciudades Globales? No solo en relación al área del Bajo Manhattan, sino en cuanto al nuevo equilibrio (o desequilibrio…) de fuerzas en el orden político, económico y militar.
Que uno de los atacantes suicidas del reciente atentado en Casablanca fuera un joven de 19 años, es una de las mejores evidencias acerca de que la guerra en Irak no ha disuadido ni desmoralizado a los terroristas. Parece haber consenso en que este individuo no se entrenó en los campamentos de Afganistán, sino que es un nuevo recluta.
Esto confirma lo que muchos temían: la guerra en Irak ha inflamado el odio contra el poder de los Estados Unidos. Tanto Marruecos como Arabia Saudita integraron la coalición liderada por Norteamérica, y ambos países firmaron la mayoría de las 12 convenciones y protocolos internacionales sobre el terrorismo (10 de ellas, en el caso de Marruecos). El principal objetivo del atentado en Casablanca fue el Club Español: España fue un socio clave de los Estados Unidos en su guerra sobre Irak.
Cuando relacionamos estos nuevos reclutamientos de terroristas, la consiguiente intensificación de los ataques, y el hecho de que desde 1998 la mayoría de los ataques terroristas ha afectado a ciudades, emerge un mapa muy perturbador. La elección de objetivos urbanos para atentados terroristas es en la actualidad mucho más grande que la de aviones o instalaciones militares. El informe anual del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre terrorismo global hace posible establecer sobre bases fehacientes que en la actualidad las ciudades son el objetivo clave para los ataques terroristas.
Estos datos nos permiten comprobar que desde 1993 a 2000, las ciudades sufrieron el 94% de las víctimas de ataques terroristas, y el 61% de las muertes. Durante ese periodo el número de atentados se duplicó, creciendo especialmente luego de 1998. En contraste, en los ’80 los aviones secuestrados o atacados tuvieron una proporción mucho mayor de muertos y destrucción que en los ’90.
Es preocupante que nuestro gobierno no haya hecho esto más claro. Hay un vago reconocimiento del cambio que ha habido en los objetivos terroristas, desde los más “duros” a los más “blandos”. Pero aun no he escuchado al equipo de Bush decirlo abiertamente: “¿saben que?: si nos equivocamos en la forma de combatir al terrorismo, los que más sufrirán son las ciudades y su gente, no las instalaciones militares“.
Y no solamente Nueva York, sino también Bali, Riyadh, Casablanca, donde el acceso es más fácil. Hay muchas razones por las cuales las ciudades se han convertido en objetivos centrales para un gran rango de actividades terroristas: son un centro de poder, y por lo tanto foco de la atención de los medios, y lo suficientemente densas y mezcladas como para que los terroristas puedan vivir y organizarse sin atraer demasiado la atención. Más allá de esto, ciudades como Nueva York, Londres y París han llegado a estar en la no envidiable posición de ser lo que el Departamento de Estado describe como ciudades blanco para ataques terroristas. Y desde el año pasado, podemos agregar a Kabul, Riyadh y Casablanca a la lista. Hay un puñado de ciudades con particular valor simbólico debido a su mezcla de condiciones históricas, políticas y a veces económicas: Nueva York, Londres y París, a la vez como ciudades globales estratégicas para la economía mundial, y como representantes de historias políticas específicas. Luego hay ciudades como Atenas, Estambul, Jerusalén, Berlín y Roma. Estas ciudades son nodos clave en una variedad de redes globales específicas, y en tal sentido blancos para el terrorismo internacional.
Cada una de estas ciudades es altamente visible y un sitio importante para comunicar un mensaje a una gran audiencia, con frecuencia una audiencia específica más que mundial. En cada una hay razones específicas para los ataques. Nueva York no fue atacada tanto por si misma como por representar el poder económico y militar de los Estados Unidos. La ciudad es entonces un sitio concentrado con capacidades para la comunicación, más que un enemigo en si misma. Cualquier ataque en las grandes ciudades deviene instantáneamente un acontecimiento mediático.
Un segundo factor de preocupación es que muchos países carecen de los recursos que Estados Unidos y las naciones más ricas de Europa pueden usar para vigilar sus ciudades. Una vez más serían los países menos desarrollados los que pagarían el precio más alto. Los objetivos urbanos parecen ser más accesibles en esos países que en Nueva York o en Londres. Cuanto más efectivos nos transformamos en prevenir ataques a nuestras ciudades, aquellas de los países menos desarrollados se convierten en los blancos más accesibles (y Casablanca fue un buen ejemplo en tal sentido). Más allá de los viejos mapas de las capitales de los antiguos imperios, la actual geopolítica de los Estados Unidos adiciona un nuevo mapa urbano centrado en los países más pobres: Kabul, Bali, Riyadh, y ahora Casablanca. ¿Cual será más probablemente el próximo objetivo: Nueva York o Nairobi?
Un tercer factor a considerar es que aun cuando los objetivos urbanos no son novedosos para el terrorismo, a partir de los ataques en Nueva York ha quedado claro que son la opción más visible y con múltiples posibilidades de potenciarse. Esto ha sido evidente en los ataques a Bali, Riyadh y Casablanca. La ciudad ha reemplazado al avión secuestrado como el icono del ataque terrorista.
Cada atentado se transforma en un acontecimiento mediático global que induce a mayor difusión, en lo que puede transformarse en un circulo vicioso. No son los militares ni los políticos los que están en la situación más alta de riesgo, sino los habitantes de las ciudades. Cualquier política de los Estados Unidos que promueva la ira y el odio hasta el punto de inducir el terrorismo, es susceptible de incrementar el riesgo de las ciudades para convertirse en objetivos de atentados.
Esto contribuirá a la larga a desestabilizar el orden social en el mundo menos desarrollado. Muchos de estos países ya han soportado lo peor de las políticas económicas que crearon una gran devastación en sectores tradicionales de sus economías. Ahora también deberán soportar el costo desproporcionado de nuestra guerra contra el terrorismo y su lógica imperfecta, que solo conduce a más angustia y desesperanza (un suelo fértil para aquellos, no importa cuan pequeño sea su número, dispuestos a unirse a los escuadrones de atacantes suicidas).
Sería muy tonto de nuestra parte pensar que en los países ricos y relativamente bien protegidos del Atlántico Norte podemos escapar a las consecuencias de una proliferación de ataques terroristas. No importa cuan lejos estemos geográficamente, en los paises ricos no siempre podremos ignorar por completo, o escaparnos de la pobreza, las guerras y las enfermedades en el Sur global. Lo sabemos. Una vez que una infraestructura para transacciones transfronterizas y flujos es puesta en marcha, puede ser usada para múltiples propósitos, más allá de las intenciones originales. Ahora necesitamos reconocer que el terrorismo urbano en el lejano Sur global eventualmente trabajará a su modo dentro de nuestras sociedades protegidas (aunque solo sea por las crecientes restricciones a nuestras libertades civiles resultantes de la guerra al terrorismo). Todos estamos juntos en esto.




cdlc:¿Cuales son los principales desafíos que afrontan las ciudades del mundo para aspirar a un ordenamiento social y territorial más equitativo y sustentable?
En mi opinión hay dos actores estratégicos que están cambiando la experiencia de lo urbano y las culturas políticas en la ciudad global, ambos desarrollando poderes: son el sector de las empresas globales, sean nacionales o extranjeras, y el de la mezcla de gente desaventajada que busca en la ciudad la que quizás sea su última oportunidad para sobrevivir y luchar: los “favelados” (con frecuencia organizados políticamente, al menos lo suficiente como para hacer reclamos al gobierno local), las minorías internas de bajos ingresos, madres solteras o separadas, a menudo abandonadas por los padres de sus hijos, trabajadores que alguna vez estuvieron organizados en sindicatos y que ahora han perdido todo porque las empresas donde trabajaban fueron destruidas por la globalización neoliberal, y sus sindicatos desmantelados, o debilitados por varias razones (¡ninguna de las cuales es buena!).
Estos dos sectores pueden no incluir a la mayoría de los residentes. Mi opinión es que en la actualidad son estratégicos porque están reformulando la experiencia de lo urbano y la estructura real de la ciudad. Para mi es de enorme importancia reconocer el hecho de que la gente, los sectores urbanos sin poder pueden tener este rol formador. En periodos anteriores, quizás hasta alrededor de los ’70, la clase obrera organizada y las empresas nacionales orientadas a mercados nacionales fueron los actores clave, estratégicos, en una ciudad como por ejemplo Sao Paulo, y en algunos aspectos también la clase media que se estaba expandiendo y haciendo de la ciudad un lugar más vivible para la gente.
Esto ha cambiado: la clase media ya no tiene más este rol civilizador, y los trabajadores organizados han perdido en gran medida su poder como actores estratégicos. Hay un 20% de la población, un sector de clase media con muy altos ingresos, que ha cambiado mucho la forma del paisaje urbano: gentificación de altos ingresos, expansión de áreas urbanas con alta renta y altos precios de la vivienda, tiendas y restaurantes caros. Esta parte del paisaje urbano creció agudamente en muchas ciudades del mundo desde finales de los ’80 y explotó en los ’90. Fue un sector profundamente relacionado a las nuevas fuerzas económicas (a la vez global y nacional, orientado a mercados internacionales, profesionales de servicios, finanzas, etc.). Este sector es diferente de los ricos tradicionales (que son alrededor del 1% de la población y ocupan una parte mucho más pequeña de la ciudad, y que ahora viven especialmente en barrios cerrados fuera del centro y se trasladan en helicóptero, y que tienen profundas riquezas, ahora conectadas a la economía global, pero con frecuencia originadas en la economía nacional). El sector más íntimamente ligado a la orientación global es aquel 20% de la ciudad. Junto con el creciente número de empresas extranjeras y nuevas firmas nacionales orientadas hacia las finanzas y los servicios especializados, constituyen el sector globalizado de la ciudad. Y han alterado en forma visible el paisaje urbano.
Pero también lo ha hecho el 40% (aproximadamente) que está en el fondo del sistema. Ellos cuentan, tienen ahora una nueva voz, hacen reclamos, ocupan y habitan superficies cada vez mayores de la ciudad (y por supuesto de las grandes áreas metropolitanas). En Brasil, el ascenso de Lula toma algo de su compromiso político. Son actores políticos muy informales, pero cuentan. Su pobreza no ha conseguido eliminarlos del espectro político: por el contrario, su voz se ha hecho más fuerte a medida que su número ha crecido. La ciudad hace posible la política callejera de un modo muy concreto y en un enorme abanico de posibilidades, que el sistema político nacional no siempre puede permitir, ya que requiere de actores políticos formales (votantes registrados, sistema electoral, cortes judiciales, etc.)
La actual crisis de la economía global cambiará una vez más el paisaje urbano, pero claramente aumentará la importancia del sector amalgamado de los desaventajados y de las políticas de reclamo callejero que han desarrollado. El espacio de la ciudad sigue siendo crucial.
Todo esto necesita ser incorporado a nuestra concepción del espacio de la ciudad contemporánea. Yo trato de hacerlo en mi modelo de la ciudad global. Y esto implica omitir a sectores cruciales de la ciudad que no están reformulando el poder.
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Pienso en la identidad en un sentido político: una amalgama de lo que en un principio pueden ser condiciones étnicas, culturales, nacionales, pero que en el espacio de la ciudad, de la ciudad real, conforman un actor político a partir del individuo. En verdad preferiría la palabra sujeto a “actor”, porque no es solo una cuestión de actuar y de activismos: somos sujetos políticos aun cuando dormimos (si, incluso si roncamos…). Aquí las ciudades, y el hecho que el estado nacional haya perdido poder y autoridad con la globalización, hacen una diferencia. ¿Por que? Porque el espacio de la ciudad es por lejos más concreto para la política que el de la nación. Es un lugar donde los actores políticos no formales pueden ser parte de la escena política en un modo que es mucho más dificil a nivel nacional. Puedes ser un inmigrante ilegal y participar en manifestaciones, en actos callejeros. O puedes participar de movilizaciones anti-globalización y hacer tu tarea como “ciudadano” reclamando el acceso a la contabilidad de las empresas globlales, aun cuando estés en una ciudad que no pertenezca al país del que eres ciudadano. Las políticas nacionales necesitan desarrollarse a través de sistemas formales existentes: sea el sistema electoral o el judicial. Los actores políticos informales son invisibles en el espacio de las políticas nacionales. El espacio de la ciudad acomoda un amplio rango de actividades políticas: okupaciones, manifestaciones contra la brutalidad policial, luchas por los derechos de los inmigrantes y las personas sin hogar, políticas de cultura e identidad, movilizaciones de gays, lesbianas y travestis. La mayor parte de estas se torna visible en la calle. Gran parte de la política urbana es concreta, actuada por la gente, más que dependiente de los medios masivos. Las políticas callejeras hacen posible la formación de nuevos tipos de sujetos políticos que no necesitan para ello ingresar al sistema político formal.
Es en este sentido que aquellos que carecen de poder, aquellos que son desaventajados, marginales, discriminados y minoritarios, pueden ganar presencia en las ciudades globales, pueden hacerse visibles frente al poder y ante las otras minorías (esto último es muy importante: genera una conciencia de comunidades ampliadas comprometidas en una tarea política similar). Esto indica, en mi opinión, la posibilidad de un nuevo tipo de política, centrada en nuevos tipos de actores políticos. No es solo una cuestión de tener o no tener poder. Hay nuevas bases, híbridas, desde las cuales actuar. Pienso en la noción de multitud de Hardt y Negri, como una versión muy general de estos temas: la multitud no es la ciudadanía… Es la amalgama que puede incluir lo que aquí estoy llamando sujetos políticos informales.
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La historia de las ciudades globales no es solo la historia de las elites. Es también un espacio para aquellos nuevos tipos de políticas que pueden devenir globales aun cuando se localicen en un sitio específico, precisamente porque tienen lugar en ciudades globales. La ciudad global hace posible la emergencia de sujetos políticos informales, híbridos, con frecuencia profundamente internacionalizados.
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La red transfronteriza de ciudades globales es un espacio donde se generan nuevos tipos de política “global” vinculada a un lugar, y en protesta contra la globalización corporativa. Las manifestaciones de las redes antiglobalización han señalado el potencial para desarrollar una política centrada en lugares, entendidos como localizaciones en redes globales. Es una política de lugares específicos con alcance global. Es un tipo de tarea política profundamente inserta en las acciones y actividades de la gente, pero hecha posible en parte por la existencia de redes globales digitales.
Más aun, es una forma de construcción política institucional centrada en ciudades y redes de ciudades, y en actores políticos no formales. Vemos aquí la transformación potencial de un entero rango de condiciones “locales” o dominios institucionales (tal como la residencia, la comunidad, la vecindad, la escuela local y las entidades de asistencia médica) donde las mujeres “confinadas” a roles domésticos, por ejemplo, se convierten en actores clave. De ser vividos y experimentados como no políticos, como domésticos, estos lugares se han transformado en “microentornos con alcance global“.
Lo que quiero decir con este término es que la conectividad técnica creará un variedad de relaciones con otras entidades locales similares en otros barrios de la misma ciudad, y en otras ciudades, y en barrios y ciudades en otros países. Una comunidad puede emerger en la práctica, y crear múltiples comunicaciones, colaboraciones, solidaridades y apoyos horizontales y laterales. Esto puede habilitar a la política local, o a actores no políticos, para ingresar a una política transfronteriza.
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Me han preguntado si el desarrollo urbano sostenible es algo más que un oximoron: ¿cual es el valor de este concepto para el cambio urbano, para las políticas urbanas y la lucha social? En un nivel muy elemental podría decirse que si, que es un oximoron: los humanos tomamos del entorno más que lo que le retornamos, desde el momento en que nacemos (por cierto, si es que nacemos en países desarrollados). Pero también tenemos maneras de proteger el ambiente: el conocimiento y los recursos para sanear el agua, para asegurar la supervivencia de las especies en riesgo, etc., etc. El valor de las nociones de desarrollo sustentable, sea urbano o de otro tipo, es que llaman al balance, a la mesura, al reconocimiento de que no podemos hacer lo que se nos ocurra en nombre del beneficio o de la necesidad. Si, por ejemplo, permitimos a nuestras empresas más poderosas talar la selva húmeda, pagaremos un precio. Nos recuerda que todos estamos interconectados: si permitimos demasiada pobreza y enfermedad en el Sur global o en nuestros barrios pobres del Norte global, seremos afectados directa o indirectamente, a través del retorno de viejas enfermedades o por el aumento de la ira. Lo más extraordinario del concepto es que indica que no tenemos escape a las consecuencias de nuestras acciones. Aun estamos muy lejos de poder implementar este desafío. Pero claramente, ya estamos mucho más adelante que hace 20 años atrás en el reconocimiento del tema y de las políticas necesarias para implementar cambios en algunos sectores.
Acerca de la ciudad en esta cuestión: es un sitio donde múltiples y concentradas formas de intervención pueden desarrollarse, incluyendo aquellas que dependen solo de la voluntad de las personas y de sus actos cotidianos…
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David Satterthwaite (y otros) sostienen que las ciudades son una forma más sostenible de asentamiento que los asentamientos dispersos. Las ciudades ofrecen economías de escala y son mucho más eficientes que los patrones de asentamiento rurales y periurbanos.
Acuerdo completamente con esta tesis. Sin embargo, es un desafío transformar los actuales patrones urbanos de desarrollo de infraestructuras, construcción de viviendas y transporte, en patrones ambientalmente amigables. Aun así, tenemos que hacerlo. Es la única manera, imaginemos sino un desarrollo horizontal del tipo de Los Angeles, de autopistas sin fin: llegaríamos a cubrir el mundo con asfalto y cemento. O veamos como los niveles de agua en los grandes ríos de la Europa occidental, rica y desarrollada, han sido afectados por la extensión descontrolada de cemento en sus bordes…
cdlc:¿Que pasa con los impactos, positivos y negativos, de “la ciudad global”, sus procesos y manifestaciones, sobre las ciudades del mundo subdesarrollado? ¿Es posible imaginar un rol de estas ciudades distinto al de la provisión de mano de obra a bajo costo para tareas industriales o de servicios de baja calificación (distritos industriales para la exportación, call centers, etc), receptores del turismo orientado al pintoresco, o nodos logísticos del narcotráfico y la prostitución?
Una de las tragedias de nuestro tiempo es que demasiados gobiernos en el Sur global se han adaptado (a menudo luego de recibir enormes presiones, pero no siempre), a las demandas del poder internacional.
Primero, las empresas y los mercados globales (no importa cuan globales sean y cuanto operen en mercados electrónicos, por ejemplo las finanzas) necesitan una red de ciudades con los recursos de infraestructuras, oficinas y profesionales como para manejar la coordinación, servicios, gerenciamiento, etc., de sus operaciones más complejas. Las operaciones menos complejas, que pueden ser estandarizadas, pueden mudarse a parques de oficinas suburbanos o ser realizadas electrónicamente. Son las operaciones complejas, no rutinarias, que tiene que ver con la incertidumbre de los mercados y condiciones globales, el conocimiento imperfecto, etc., las que necesitan de las densas redes que solo se pueden tener en las grandes ciudades donde profesionales y empresas de todo el mundo encuentran un ágora. Sabiéndolo o no ellos interactuan y producen colectivamente las piezas de información necesarias para operar globalmente.
Segundo, ciudades son también nodos estratégicos en la intersección de múltiples nudos de información.
Tercero, para albergar todo esto es necesario desarrollar distritos de oficinas, residencia, hoteles, aeropuertos, etc., de clase internacional y con oportunidades para un estilo de vida muy sofisticado. Muchos países del mundo no tienen esa capacidad. Y entonces, México DF, Sao Paulo, Río de Janeiro, Buenos Aires, se convierten en nodos cruciales porque ellas si que tienen esas capacidades (mi lectura sobre Buenos Aires es que tiene demasiados recursos concentrados, y un desarrollo ya existente de oficinas, comunicaciones y residencias “estado del arte”, como para ser abandonada: las empresas, mercados y profesionales están esperando que Buenos Aires se reinserte en el nudo global) .
Cuarto, para su expansión, la economía global necesita seguir adicionando economías de donde extraer riquezas. Esto implica que necesita agregar ciudades que puedan funcionar como ciudades globales de esos países o al menos desarrollar las capacidades para albergar funciones de ciudad global. Con lo cual aquella se continua expandiendo a través de esta red global de ciudades.
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En el Sur global, la mayoría de las megaciudades son también ciudades globales: ellas contienen los principales recursos económicos y políticos de un país y se transforman en las puertas para que las empresas y mercados globales (incluso aquellas empresas nacionales que se han hecho globales) tomen la riqueza del país y la recirculen globalmente (y mal…).
Su rol, su posición en el sistema y la jerarquía global, es variable: si son ciudades globales funcionan como sitios clave para la concentración de recursos y capacidades cruciales para la economía global. La mayoría de las ciudades globales en el Sur global tienden a ser megaciudades.
Hay tambien subgeografías específicas que conectan conjuntos de ciudades. En un proyecto que acabo de finalizar, patrocinado por la Universidad de las Naciones Unidas, nos focalizamos en ciudades del Sur global que son parte de esta red: Shanghai, Beirut, el corredor de crecimiento Irán – Dubai, etc. Es muy claro que hay subgeografías globales emergentes: Sao Paulo articula un amplia región del Cono Sur de America Latina. Dubai y Beirut articulan el medio oriente árabe para la economía transnacional. Shanghai ha reemplazado a Taipei como el atractor principal de la región, no solo para las transacciones económicas sino también en el imaginario: hay en la actualidad 400.000 taiwaneses viviendo en China, la mayoría en Shanghai.
Bombay es realmente muy importante. Lagos y Dacca, no del todo. El Africa subsahariana es difícil de entender utilizando estos criterios. Johannesburg cumple claramente funciones clave en la red global, que ninguna otra ciudad del mundo puede reemplazar, dadas las reservas de diamantes y oro de Sudáfrica. El petróleo es otro vector a través del cual algunas partes de Africa pueden articularse con circuitos globales muy especializados, pero la mayor capacidad para gerenciar los mercados globales no está, por supuesto, en las ciudades africanas. Hay muy pocas de ellas en la lista de 40 ciudades globales a las que antes me referí.
Mi posición básica sobre estos temas es que nada dura para siempre, y que entonces hay potencial para el cambio. Uno desearía que los recursos y la voluntad política fueran utilizadas para fortalecer a pequeñas ciudades y aldeas, y así darían a la gente más oportunidades de una vida sana y razonable. Pero las elites nacionales, globales y locales que poseen los recursos, parecerían haber abandonado a los 3 mil o más millones de personas que están empezando a desaparecer de las pantallas y radares de los poderosos. Esto es trágico. Hay además otros dos mil millones de personas, trabajadores de todo el mundo, que solo tienen un pie en la “historia”… o en esas pantallas y radares. En un mundo con semejante riqueza, con enormes capacidades administrativas y científicas, ¿por que todo tiene que ser tan siniestro para más de la mitad de sus habitantes? ¿Como pudimos llegar a un punto donde las “lógicas de la utilidad” que organizan la mayoría de nuestros recursos son tan estrechas, tan egoístas? Los datos están demostrando en forma contundente que los niveles de inequidad y de concentración de riqueza han crecido agudamente en los últimos 20 años.
A menudo soy descripta como una optimista en esta cuestión, aun cuando tengo un análisis hipercrítico de la globalización. Creo que hay dos cuestiones al respecto: una es que las grandes concentraciones de recursos económicos y técnicos representados por las empresas globales podrían también funcionar como capacidades para resolver algunos de los problemas. Ellas podrían construir la infraestructura para el agua y el transporte, y las viviendas, que son tan desesperadamente necesarias. Podrían decidirse a usar tecnologías ambientalmente amigables de extracción (por ejemplo las compañías petroleras y mineras) y producción. Los Estados Unidos son lo suficientemente ricos como para proveer capitales para necesidades particulares, y para redestinar a sus médicos y abogados en buenas causas alrededor del mundo. ¡Cuando pienso en los 200 mil millones de dólares de costo del bombardeo a Irak (difícilmente se pueda llamar a eso una guerra) me imagino lo que esa suma conseguiría invirtiéndola en atención médica en los países más pobres!
En segundo lugar, realmente creo que la política es un puente a un mundo mejor. Por política quiero decir la gente, las multitudes como potenciales actores que pueden hacer una diferencia. Mirando la historia no encontramos ningún sistema formal de poder que haya durado para siempre, y lo que es más importante, comprobamos que estos sistemas han sido destruidos en razón de sus propios abusos de poder, y por quienes solo parecían unas masas desorganizadas. Creo que en la actualidad ya existe una multiplicidad de fuerzas y arquitecturas micropolíticas que están tomando forma en la “multitud”.
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La globalización económica neoliberal:
a) ha ayudado a demoler las economías tradicionales que (cualesquiera fueran sus ineficiencias) eran muy intensivas en su generación de empleos y por eso ayudaban a la supervivencia económica de muchísima gente.
b) ha creado más y más “puentes” (a través del comercio, las telecomunicaciones, etc.) conectando muchos países.
c) a través de las políticas del FMI y del Banco Mundial contribuyeron a aumentar el hiperendeudamiento de más y más países.
La consecuencia es que la lucha por la supervivencia se ha agudizado, con lo que individuos y grupos sociales son empujados a soluciones extremas: tráficos ilegales, contrabando humano, etc. El tráfico ilegal de mujeres y niños para su comercio sexual ha crecido, como parte de esto. Y gracias en parte a la infraestructura de la globalización económica, se ha tornado en parte global. Dicho sea de paso, una de las mejores fuentes sobre redes globales de tráfico para el comercio sexual es el informe de la CIA (por una vez hicieron algo útil). Estaríamos mejor si ellos profundizaran esta investigación: puede conseguirse de su sitio en la Web, y no hay que ser un hacker para entrar…

cdlc: Sakia Sassen ha participado en el panel que elaboró “Cities transformed” (ver número anterior de café de las ciudades), el informe sobre demografía y urbanización de la Academia de Ciencias de los Estados Unidos. Algunas consideraciones sobre aspectos contemplados en ese informe: megaciudades, migraciones, …
La urbanización masiva de la población necesita ser deconstruida. Presenta múltiples estructuras de organización: desde pequeñas aldeas aisladas a ciudades profundamente conectadas, desde megaciudades y ciudades globales, a grandes extensiones de territorio edificado que no tienen ninguna conexión a algo que tenga que ver con la urbanidad. Cada una de estas formas de organización tiene restricciones y posibilidades específicas para las distintas clases sociales y los diferentes tipos de proyectos, sean económicos, ambientales, políticos o culturales.
Solo me focalizaré en dos de estos términos, crecientemente usados: megaciudades y ciudades globales, ambos fundamentales para entender la condición urbana en la actualidad y en el futuro cercano. Cuando usamos el termino megaciudad nos estamos refiriendo al tamaño, pero el tamaño viene asociado a diversos problemas: sociales, de infraestructuras, políticos. En muchos sentidos el término está cargado con significados negativos, y generalmente es visto como un fenómeno propio del Sur global. Las Naciones Unidas definen las megaciudades como aquellas que superan los 8 millones de habitantes.
El término ciudad global es un concepto muy diferente. Una ciudad global es aquella que
a) tiene ciertos tipos de capacidades (específicamente la combinación de recursos y talentos necesarios para gestionar y servir las operaciones globales de empresas y mercados), y
b) contiene (a través de su clase profesional transnacional y de su mezcla de inmigrantes, refugiados y minorías internas) un núcleo sociopolítico muy internacionalizado o desnacionalizado.
Una ciudad global puede ser tan grande como Londres, Nueva York, París o Sao Paulo, o puede ser pequeña como Zurich o Francfort. El tamaño no es el rasgo que la define. Sin embargo, me apresuro en agregar que por una variedad de razones, muchas de las ciudades que son globales o tienen funciones de ciudad global (por ejemplo Manila, Seúl, México DF, Bombay, Bangkok, Shanghai, etc.) tienden a ser grandes. Más aun, parece haber un efecto de umbral: las ciudades muy pequeñas no parecen adecuadas para combinar los múltiples recursos requeridos para ser globales, o siquiera para tener algunas funciones de ciudad global. Zurich y Francfort operan en realidad en una escala metropolitana, donde las funciones financieras están concentradas en el centro pero las sedes corporativas de las grandes empresas nacionales y extranjeras se ubican en un área metropolitana más amplia, aunque compacta. De esta forma alcanzan una cierta escala de operaciones y recursos.
Las fuerzas motoras detrás del crecimiento de la megaciudad y de la formación de la ciudad global son diferentes. La causa básica del crecimiento de la megaciudad es la urbanización de más y más componentes de la vida social y la creciente privatización (o al menos el control privado) de las áreas rurales. Este último es un factor crucial en el Sur global: millones y millones de pequeños agricultores y minifundistas han sido expulsados de sus tierras por la privatización de grandes extensiones de tierra por empresas nacionales y extranjeras. Este tipo de privatización ha creado con el tiempo una masa de migrantes empobrecidos que buscan en la ciudad el último lugar donde puedan tener una oportunidad de trabajar y sobrevivir. Hay sin embargo límites a estos patrones de crecimiento. Recientes estadísticas de las Naciones Unidas (World Urbanisation Prospects, Revisión del año 2001) sugieren que el crecimiento de las megaciudades ha disminuido considerablemente en los ’90 (por ejemplo, en 1970 el pronostico para México DF era de 31 millones de habitantes en el año 2000, mientras que el censo del año 2000 registró 18 millones; un patrón similar se encuentra en Sao Paulo). Esto sugiere que otras formas de organización pueden emerger en la urbanización del Sur global. Ha habido una estabilización, e incluso una caída en los números, y esto es resultado de una mezcla de diversas dinámicas. La gente pobre no es estúpida: entiende cuando ya no puede garantizar por más tiempo sus condiciones de vida, cuando las enfermedades y las condiciones inseguras se tornan abrumadoras.
Estos patrones de crecimiento de la megaciudad, presentes en el Sur global, no son del todo evidentes en el Norte global, donde tenemos múltiples tendencias pero quizás la más importante es la proliferación de suburbios, exurbios y edge cities, y la mudanza a pequeñas ciudades. Las elites, cuyo tamaño y recursos están creciendo, han tendido a regresar a los centros de las ciudades (siendo así el motor para la gentrificación de altos ingresos). Pero el burgués promedio probablemente prefiera vivir en las afueras de las ciudades. Los urbanitas, aquellos con un gusto profundo por la vida urbana y la densidad (¡pero tiene que ser una vida urbana bella o al menos de clase alta!) son definitivamente una minoría, aun cuando son estratégicos en la formación del paisaje urbano, al que definen con sus estilos de vida y sus escenarios y hábitos de trabajo
Quiero enfatizar que el problema no es tanto el tamaño muy grande de las ciudades (de hecho, ciudades como París, Londres y Tokio funcionan extremadamente bien), sino el hecho de que en muchos casos (Sao Paulo, Bombay, México DF, Yakarta, y yo agregaría a algunos efectos ciudades norteamericanas como Nueva York y Los Angeles) grandes porcentajes de la población son abandonados por los líderes políticos, económicos y cívicos de la ciudad. La ausencia de políticas de salud, la extrema pobreza, la falta de educación para los niños, la absoluta miseria de hombres, mujeres y niños, parecen ser algo inmanejable en una ciudad de 8 millones de habitantes del Sur global, para no hablar de las de 18 millones. Para que las megaciudades funcionen mejor, algo tendría que cambiar en la asignación de recursos, y en la disposición de los que tienen el poder hacia los pobres de sus ciudades. Las megaciudades se han tornado un problema en términos económicos y ambientales. Pero como sostengo en mi introducción a la Nueva Enciclopedia sobre Asentamientos Humanos Sostenibles (UNESCO 2003), creo que las grandes ciudades también ofrecen soluciones precisamente porque la concentración permite economías de escala que pueden ser explotadas razonablemente. Las ciudades son parte del problema ambiental de la actualidad, pero también son parte de la solución.
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Reconocer la migración internacional dentro de las dinámicas generales de la globalización, debería ayudar a que los gobiernos y los ciudadanos la vieran como parte de nuestras sociedades contemporáneas, de la misma manera que el sector de los profesionales internacionales. Europa Occidental tiene algunas razones adicionales para esta reflexión: se estima que para el fin de este siglo, si la región mantiene sus actuales condiciones demográficas y de inmigración, habrá perdido más de 60 millones de habitantes y tendrá a más de la mitad de su población por encima de los 65 años. Algo habrá que hacer, y la inmigración es por cierto una parte clave del manejo de esta cuestión.
Creo que este es un paso muy importante y necesario. Es una oportunidad para la incorporación de más y más diversidad en la Unión Europea. Y como se trata de un número limitado de países, sería un buen aprendizaje, paso a paso, sobre como manejar lo que nos espera en los próximos 50 años. Debería ser tomado, seria y positivamente, como una oportunidad para aprender a desarrollar canales institucionales e imaginarios públicos para negociar la diversidad global.
Algo que me impacta es con que diferencia se ha constituido lo “internacional” en las ciudades de Estados Unidos, comparadas con las ciudades europeas. En la ciudad norteamericana, incluida Nueva York (que es realmente excepcional para los Estados Unidos) lo internacional significa a grandes rasgos “ciudades norteamericanas alojando a extranjeros“. En Europa (y pienso en Londres, Berlín, Amsterdam), lo internacional significa que la ciudad es, en alguna de sus partes, constituida en términos de múltiples nacionalidades. Por supuesto que exagero un poco: hay muchos momentos en Berlín (digamos cuando estás en un bus, cerca del conductor, sobre todo cuando deciden que el bus está lleno y que no deberían entrar más pasajeros) en que, tu sabes, ¡oh querido, esto es Alemania!
El otro extremo es la Escuela de Economía de Londres: esta es realmente una institución internacional. Las universidades de Estados Unidos tienen muchísimos estudiantes extranjeros, pero siguen siendo en lo profundo “universidades de Estados Unidos… con muchísimos estudiantes extranjeros“. Los Estados Unidos son el país más no-internacional (irónicamente, dado su dura tarea como poder global) de todo el Atlántico Norte.
cdlc:Sobre producción y consumo de cultura en la ciudad global:
El papel de la cultura es crucial y se vuelve cada vez mas importante. Opera a varios niveles y en diversos contextos. Probablemente la componente mas familiar es la de la cultura “oficial” (los museos, la opera, el teatro municipal, etc.). Menos reconocido pero fundamental es el sector de galerías de arte, pequeños teatros o teatros independientes, espacios alternativos para músicos, poetas, escritores, etc. Una tercera componente es el sector de las bienales y trienales, que han tomado mucha visibilidad internacional y mucho dinamismo. Pero además de estas componentes que todos podemos reconocer como constituyentes de la cultura en una ciudad, hay otros que son muy importantes pero menos reconocidos. Mencionaré dos.
Primero, es muy importante que una ciudad sea un espacio para hacer arte, no solo para venderlo. Esta es uno de los grandes fracasos de Manhattan, que ha dejado de ser un lugar donde los artistas–excepto si son ricos– puedan vivir y trabajar. Manhattan, para el arte, es hoy solamente un mercado. A la larga eso es negativo. Es interesante ver que en la reconstrucción después del ataque del 11 de Septiembre de 2001, una componente que todos han aceptado como importante es la construcción de estudios para artistas y un centro cultural. Lo segundo, es reconocer que las comunidades inmigrantes o minorías étnicas nacionales contribuyen mucho a producir dinamismo y densidad cultural en una ciudad. A menudo esta contribución es eludida, pero su ausencia sería muy evidente. Concluyo con un pensamiento general: hacer hincapié en los beneficios que trae a la ciudad el tener múltiples culturas dinámicas, de la oficial a la inmigrante, es central para fortalecer el tejido cívico, especialmente en esta época de crecientes desigualdades económicas y espaciales.
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Las grandes “industrias masivas del ocio” son una de las maneras en que los mercados destruyen el sentido de la ciudad como un espacio para hacer arte, para mezclar distintos tipos de práctica artística. La renovación de Times Square en Nueva York, la construcción de complejos culturales en otras ciudades, son parte de aquella corporativización de la escena cultural. Pero la gente, a través de sus prácticas, puede subvertir la práctica corporativa. Y una vez más, hay pocos lugares tan útiles para este tipo de subversión como las áreas centrales urbanas. Precisamente porque grandes cantidades de gente consumen entretenimiento (la McDonaldización de la cultura) la performance callejera puede tener una audiencia. Al tener un sector corporativo concentrado en una ciudad, con múltiples consumidores de arte y cultura (o sus versiones banalizadas), puedes tener un sector independiente o alternativo (como un teatro off-Broadway). Creo que uno de los rasgos más atrapantes de una ciudad compleja es que permite esta tarea de subversión: no tienes que planearlo o coordinarlo (aunque esto ayudaría a veces), solo tienes que hacer lo tuyo. Una versión más organizada de esto es tomar posesión de un viejo establecimiento industrial y transformarlo en un centro contracultural. Esto se ve en cada vez más ciudades alrededor del mundo, y creo que es una tendencia muy estimulante.
A partir de que los usos corporativos globales han expulsado otros usos de la ciudad, las áreas centrales se hacen homogéneas, en algunos casos como áreas de oficinas y en otros como zonas residenciales. Pero también han creado un nuevo tipo de dinamismo internacionalizado, que se basa en el 20% de la población con más altos ingresos, formado en general por los profesionales enriquecidos en los últimos 20 años por trabajar en estos sectores globales corporativos. Esta gente es distinta a los ricos tradicionales: con frecuencia pasan la mayor parte del tiempo en lugares públicos, les gusta la vida de la calle, y quieren “excitación” más que la formalidad de la Opera. De esta forma pueden hacer posible esa clase de tarea cultural subversiva de la que hablé antes. La tarea de subvertir la corporativización de la cultura y el espacio urbano necesita ser imaginativa tanto como política. Estas son oportunidades para comprometer al capital global corporativo con la ciudad a través de tácticas culturales.
cdlc:Un caso concreto: Berlín (que también puede ilustrar ciertos procesos que afectan a Nueva York, y a Buenos Aires, y…)
Berlín está sufriendo en la actualidad en términos de presupuesto y base económica: el gobierno local esta quebrado y hay 300.000 desempleados registrados. Al mismo tiempo, la ciudad está emergiendo como un gran nexo global / internacional para la cultura, los nuevos medios de comunicación y “wissenschaften (ciencias)”. En estos frentes hay una gran cantidad de acontecimientos estimulantes y muy dinámicos. Una pregunta que me hago es si la crisis de presupuesto es parte de la transición de Berlín desde la era del Muro (con todo su apoyo gubernamental), y si la crisis económica general se debe también a esa causa: la gran cantidad de empresas que directamente abandonaron Berlín al dejar de recibir los subsidios estatales que recibían antes simplemente por estar allí. Si estas dos crisis son en verdad debidas en buena parte a esta transformación de las condiciones, es muy distinto a si ocurren en función del nuevo Berlín que está tomando forma. En el primer caso la cuestión será hasta que punto el nuevo Berlín que ahora está emergiendo (y que solo está en sus comienzos) tiene la mezcla de condiciones que pueda producir nuevas fuentes de ingreso al gobierno local, y nuevas clases de actividades económicas.
Los periodos de transición y la formación de nuevas bases económicas requieren innovaciones, y saber si existen las riquezas que puedan ser movilizadas para apoyar las actividades culturales que hacen de Berlín una gran ciudad. Y una vez que, por ejemplo, algunas fundaciones estén operando, saber si el gobierno estaría más inclinado a renovar algunos subsidios, en una especie de patrocinio público / privado. ¿Puede por ejemplo un acontecimiento anual como la Transmediale generar efectos multiplicadores para la expansión de un nuevo sector mediático, y para fortalecer la posición de Berlín en un nuevo circuito emergente que conecte a Londres, Nueva York, Los Angeles y San Francisco? En tal caso, el apoyo estratégico para este evento puede crear posibilidades de empleos y emprendimientos para mucha gente joven en Berlín.
En mi experiencia, la gente que maneja una ciudad, especialmente en un periodo de transición, con frecuencia no conoce lo suficiente acerca de su ciudad: necesitamos más información detallada sobre la variedad de pequeños sectores económicos que pueden prosperar. Muchos de estos necesitan un mínimo apoyo económico para sobrevivir o expandirse, pero a menudo los gobiernos de la ciudad no alcanzan a darse cuenta. Lo mismo pasa con múltiples formas de lo que yo ahora denomino “manufacturas urbanas” (la clase de manufacturas que necesita localizarse en una ciudad porque sirve a empresas que necesitan acceso inmediato y continuo a los manufactureros, que a su vez están profundamente interconectados en forma de contratistas y subcontratistas). En una ciudad como Nueva York, hay muchas de estas empresas que sirven a la Opera y a Broadway (vestuarios y puestas de escena, proyectos arquitectónicos, construcción, diseños lumínicos, reparación de muebles antiguos o muy caros, etc.). Apuesto a que Berlín, pero también Buenos Aires, tienen una gran cantidad de estas operaciones. En Nueva York, estas empresas tienen muchísimo trabajo, pero sin embargo sobreviven con dificultades por los altos precios de la tierra, la propiedad, la energía, los seguros, etc. Estuvieron en gran riesgo de hundirse aun cuando son una parte crucial de lo que hace atractiva a Nueva York. Son también grandes oportunidades para realizar emprendimientos, y de trabajos bien renumerados para los artesanos.
El dinero por si mismo no va a producir espacio público. Hay muchas ciudades muy ricas que no necesariamente apoyan el desarrollo de genuinos espacios públicos. Es verdad que la falta de dinero puede perjudicar al espacio público, pero la cuestión crucial es el compromiso cívico, el sentido de que “esto es también mi ciudad“. En una ciudad como Nueva York uno tiene la sensación creciente de que se está privatizando lo que todavía representa el espacio público. Yo siempre me estoy preguntando: ¿de quien es esta ciudad?

Saskia Sassen es Profesora de Sociologia en la Universidad de Chicago. Es autora de varios libros, entre los que se destaca su ya clásico The Global City (traducido por EUDEBA, Buenos Aires: La Ciudad Global), de 1991, actualizado y reeditado en 2001. Entre sus últimos libros publicados en español: Immigrantes, Refugiados y Colonos en la Europa Fortaleza (Siglo XXI, España) y ¿Perdiendo el Control? La Soberanía y la globalización (Bellaterra, Barcelona); y una nueva colección de ensayos que acaba de publicarse: Contrageografias de la globalizacion (Madrid, Ediciones TdS, 2003). Su libro más reciente es Global Networks/Linked Cities (London, Routledge, 2002). Es Miembro del Panel on Urban Data Sets de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, y preside la recientemente formada Information Technology, International Cooperation and Global Security Committee del SSRC (Social Science Research Council).”.
También de Saskia Sassen, ver en este mismo número la nota
La densidad y sus arquitecturas.
Sobre multiculturalismo, ver la nota de Luigi Prestinenza Puglisi
en el número 1 de café de las ciudades.
Sobre el activismo urbano de los más pobres, ver la nota “Queremos cambiar el escenario,
porque la ciudad ya no nos acepta – Las comunidades productivas solidarias y
los nuevos movimientos de la periferia de Buenos Aires“, en el número 2 de café de las ciudades.