Por Michael Dear
La intervención de Michael Dear generó algunas de las más encendidas polémicas registradas en el Diálogo “Ciudad y ciudadanos del siglo XXI”, en el Fórum 2004 de Barcelona. Dear sostiene la necesidad de revisar la visión de las ciudades y la lógica de su construcción, para pasar de un urbanismo modernista (“como Chicago, donde el centro organiza todo”) a uno postmoderno (“como el de Los Angeles”) para un estado postfronterizo en el que la organización comienza en la periferia. En la “Bajalta” California que describe Dear, las ciudades ni siquiera tienen un centro para celebrar sus acontecimientos: la obtención de una serie mundial de béisbol, por ejemplo, se festejó en un parking, a falta de espacios representativos tradicionales.
¿Es el discurso de Dear una asunción cínica de las tesis del neoliberalismo sobre la ciudad, o un estimulante desafío a las ortodoxias del urbanismo tradicional, a la vez que el registro de uno de los más dinámicos procesos de transformación territorial en el mundo contemporáneo? café de las ciudades reproduce la ponencia escrita presentada por Dear al Dialogo de Barcelona, e invita a sus lectores a tomar posición o a sumar su opinión en este debate.
En la primera mitad del año 2004, los emigrantes mejicanos alrededor del mundo enviaron a su tierra natal unos 7.900 millones de dólares. Estas remesas constituyen la segunda entre las fuentes de ingresos externos más importantes de México, después del petróleo y por encima del turismo. Una gran parte de estos trabajadores mexicanos residen en California, y muchos de ellos están indocumentados. La economía entre Estados Unidos y México puede ser caracterizada como un vasto flujo de gente en marcha hacia el norte, en correspondencia con otro flujo de dólares que vuelve hacia el sur. La integración en las fronteras se está produciendo tan rápidamente que muchos observadores la caracterizan como una reconquista pacífica, una reapropiación de aquellas tierras perdidas por México a manos de los Estados Unidos tras el tratado de Guadalupe Hidalgo, en 1848.
Las fronteras entre Estados Unidos y México están hoy entre las regiones de más rápido desarrollo en ambos países, exhibiendo un cambio radical en la vida económica, sociocultural, política y demográfica. En palabras de Carlos Monsiváis, la frontera portátil está en todos lados: de México DF a Los Angeles; de Sao Paulo a New York. La frontera portátil se está convirtiendo en un rasgo fundamental de la vida urbana alrededor del planeta. En esta presentación, exploraré los desafíos y oportunidades de esta “condición postfronteriza”, con particular referencia a la Bajalta California, la megaciudad que se desarrolla a horcajadas sobre el límite internacional entre el estado mejicano de Baja California y el estado norteamericano de California (anteriormente conocido como Alta California).
Nuevas formas de construir ciudades
La mayoría de la población mundial reside ahora en las ciudades, una tendencia que parece tender a intensificarse en el futuro previsible. Hay pocas dudas acerca de que el orden global del siglo XXI será determinado principalmente por un número relativamente pequeño de megaciudades. Por consiguiente, es importante entender las principales dinámicas que generan la producción de las ciudades alrededor del mundo. Cinco tendencias son especialmente importantes:
- Ciudad Mundial: la emergencia de unos relativamente pocos centros de comando y control en una economía globalizada, calificados como “ciudades – región”, que están funcionalmente integradas con jerarquías urbanas tanto nacionales como internacionales.
- Ciberciudad: los desafíos de la era de la información y el surgimiento de la “sociedad de la red comunicacional” (network society), especialmente la emergencia de “tecnópolis” geográficamente bien definidas, con un desarrollo que contradice la pregonada capacidad de la conectividad para sustituir las restricciones de lugar.
- Ciudad Dual: una polaridad social en incremento entre ricos y pobres, entre naciones, entre poderosos y debiles, entre diferentes grupos étnicos, raciales y religiosos, entre géneros, entre los que están conectados digitalmente y quienes no lo están.
- Ciudad Híbrida: la fragmentación y reconstitución de la vida material y cognitiva inspirada por las migraciones globales y regionales, incluido el colapso de las identidades y comunidades convencionales, la emergencia de nuevos conceptos de ciudadanía, y el surgimiento de hibridaciones y espacios culturales.
- Ciudad Sostenible: la emergencia de una consciencia alrededor del mundo sobre la necesidad de proteger y conservar los recursos naturales, y de gestionar el desarrollo urbano de manera de asegurar la viabilidad futura del hábitat global minimizando el impacto ambiental de las actividades y asentamientos humanos.
Estas cinco tendencias (globalización, sociedad en red, polarización, hibridación, y sostenibilidad) no están siempre sincronizadas y sus respectivas sinergias pueden ser profundamente contradictorias. Quizás más importante aun, hay una clara dicotomía entre una economía que se globaliza y una política que se vuelve cada vez más localizada – asistimos al surgimiento de poderosos reclamos por la autonomía local en las formas de movimientos de liberación, nacionalismos locales revitalizados, y luchas de secesión. Mientras la globalización económica sucede rápidamente, las estructuras e instituciones de los estados nacionales están cada vez peor equipados para tratar con el desafío del globalismo. Esto puede ser especialmente importante porque la política y la guerra en el siglo XXI pueden girar menos acerca del poder económico y militar de las naciones, y focalizarse más en el así llamado “choque de civilizaciones”.
Nuevas formas de ver las ciudades
Mientras el nuevo orden mundial emerge, políticos e intelectuales, gente de negocios y ciudadanos comunes pelean por entender que es lo que está ocurriendo exactamente en nuestras vidas. La “Revolución Informacional” ha puesto en marcha fuerzas que pareciera tendrán consecuencias de tan largo alcance como las revoluciones Agrícola e Industrial de siglos pasados; las empresas multinacionales pueden relocalizar sus instalaciones productivas y destruir economías locales y nacionales casi en el período de tiempo que va del día a la noche; el terrorismo y las guerras “preventivas” minan la seguridad nacional de todos los pueblos, incluyendo la de los propios perpretadores; la pandemia global de SIDA no logra despertar el interés de aquellos que tienen los medios para enfrentarla, y el mundo marcha a los tropezones hacia una catástrofe ambiental.
Estas tendencias son tan nuevas y tan complejas que la gente tiene dificultad para entenderlas. Inventamos términos como “post-industrial” para sugerir la emergencia de economías basadas en el sector servicios más que en las industrias productivas. Otra de las favoritas entre las palabras que empiezan con “post” es “post-colonial”, usada para describir ciudades y sociedades alrededor del mundo que se están liberando del control de sus anteriores amos coloniales. ¡La popularidad de los términos que empiezan con “post” demuestran que mientras que estamos convencidos de que hemos dejado atrás las épocas anteriores, tenemos todavía solo un tenue conocimiento de hacia donde estamos yendo!
Una de mis contribuciones a la búsqueda de la comprensión es el concepto de sociedad “post-fronteriza” o transfronteriza. Si hay algún modo de ser optimista sobre nuestros futuros urbanos colectivos, puede que lo sea la noción de lo “post-fronterizo”.
Bajalta California: el surgimiento de una ciudad postfronteriza
En el ángulo sudoeste de los Estados Unidos, donde la península mejicana de la Baja California se une a la plataforma continental, se extiende una megaciudad de más de 22 millones de habitantes. El límite internacional entre los Estados Unidos y México es escasamente visible y está aplastado por las ciudades de Tijuana y San Diego, fundidas imperceptiblemente con Tecate y Rosarito, y la desparramada metrópolis de Los Angeles. Ocasionalmente, algunas encumbradas cadenas montañosas interrumpen la alfombra de desarrollo urbano, pero la vasta megaciudad ha saltado sobre estas cadenas hacia los cercanos desiertos. En algunos lugares, la irrigación ha convertido milagrosamente estas áridas planicies en fértiles terrenos agrícolas, lo cual en ocasiones resulta exitoso como forma de disminuir el inexorable desparramo de la megaciudad.
Esta enorme aglomeración de gente y actividades no tiene nombre. Se lo menciona usualmente con los nombres de sus piezas constitutivas: Tijuana, Rosarito, Tecate, Ensenada; San Diego, Los Angeles, Santa Barbara, el Inland Empire, Palm Springs, y tantos otros. Pero yo llamo a esta aglomeración la BAJALTA CALIFORNIA, porque es una ciudad-región singular e integrada, a la que simplemente le ocurre que cabalga sobre una frontera internacional. En 1848, estos territorios en disputa en las costas del Océano Pacífico estaban habitados en una forma muy dispersa. Pero hoy, los mismos paisajes hospedan una emergente ciudad mundial de significancia internacional y global. ¿Cómo es que hubo un cambio tan grande en un período de tiempo tan corto?
No hay precedentes históricos para lo que ha ocurrido en Bajalta California. Tomó muchos siglos de crecimiento urbano continuo producir New York, París y Londres, pero solo se necesitaron menos de 100 años para crear en Bajalta una megaciudad de dimensiones equivalentes. La producción cultural en la Bajalta California de la actualidad es una consecuencia de las tensiones entre México y los Estados Unidos. Según Néstor García Canclini, estas tensiones producen una “hibridización” que comprende a la vez una deslocalización (asociada con la migración) y una desterritorialización (vinculada a la globalización). Como consecuencia, la condición emblemática de los entornos de frontera es la producción de culturas híbridas. García Canclini describe Tijuana como un gran laboratorio de la postmodernidad. Homi Bhaba usa el término “tercer espacio” para definir los espacios liminares (in-between) entre culturas. Guillermo Gómez-Pena se refiere a la frontera Tijuana/San Diego como la brecha entre dos mundos – una metáfora para muchas cosas, incluyendo un cruce literal, un pasaje espiritual, un lugar de lucha y transgresión. Debra Castillo captura la esencia de una consciencia de borde, en la cual la posibilidad de cruzar o no cruzar al otro lado es una presencia constante en las vidas de los habitantes de frontera.
En un intento de explicar lo que está ocurriendo en este mundo de hibridación, yo he empezado por considerar a Bajalta California como una “ciudad postfronteriza”. En términos formales, una ciudad postfronteriza puede ser definida como una agrupación de dos o más áreas urbanas que coexisten en una proximidad geográfica relativamente cercana y están seccionadas por una frontera internacional, aunque en la práctica funcionan como una aglomeración urbana singular e integrada. Tales complejos urbanos pueden existir en una variedad de escalas, incluyendo la metropolitana y local; pueden ser también altamente asimétricas en términos de tamaño de asentamientos en uno y otro lado de la frontera. Una ecología postfronteriza es una manifestación física o mental de la combinación de tradiciones culturales, económicas, sociales y políticas, frecuentemente manifestadas como actividades o conductas de notable organicidad, incluyendo la importación de prácticas de consumo, la formación de hibridaciones culturales, y las adaptaciones lingüisticas. Tomadas en conjunto, la combinación de percepciones mentales y prácticas materiales define lo que puede ser denominado como una condición postfronteriza, una consciencia que es característica de lugares donde elementos de mundos distintos coexisten y mutan. Tal condición, según creo, está transformando en el presente las vidas y también los vecindarios en ambos lados de la frontera, creando una nebulosa macrofrontera que se extiende más allá de la línea fronteriza en si misma.
En la medida en que el número de Latinos en Estados Unidos ha aumentado (hay actualmente más de 35 millones), las celebraciones quinceañeras se han convertido cada vez en más comerciales y más hegemónicas (mainstream). Wal-Mart ofrece ahora vestidos de “quinceañera” en 200 locales y en 30 estados. Las celebraciones se multiplican por doquier y con frecuencia cada vez mayor sus asistentes provienen de alineamientos multiétnicos que transcienden la comunidad Católica Latina.
En California, donde un tercio de la población fue identificada como hispana en el censo de 2002, los hispanos definen cada vez más lo que significa ser californiano. En julio de 2001, por primera vez desde 1850, la mayoría de los recién nacidos fueron hispánicos, y más de dos tercios de estos bebés habían nacido en el Sur de California (en 1975, los nacimientos de hispanos fueron solo un cuarto del total del estado). El crecimiento de la población hispana está ahora siendo producido por la natalidad y no por la inmigración y muchos entrevén una nueva “identidad californiana”.
Quizás uno de los más importantes ejemplos de hibridación es la difusión del “spanglish”, un lenguaje mestizo ubicado en algún lugar entre el castellano y el inglés. De Texas a California es posible encontrar estaciones de radio y televisión que mezclan fluidamente ambos idiomas, lo que los lingüistas llaman un “desvío” o “conmutación” de códigos (code-switching), en el cual palabras y frases de un idioma se deslizan en sentencias en el otro idioma. Parte de la razón del spanglish es la necesidad de comunicarse -ciertas formas del spanglish estuvieron presentes desde que los primeros angloparlantes arribaron a California- pero en la actualidad el spanglish se practica también por diversión, por puro placer de jugar con el lenguaje. Se está expandiendo por fuera de los barrios latinos, y hasta se usa como un instrumento de marketing para productos de consumo.
En 2001, aproximadamente 286 millones de personas y 97 millones de vehículos cruzaron legalmente la frontera entre México y los Estados Unidos. Los más concurridos puntos de cruce fueron San Isidro-Tijuana, Calexico-Mexicali, El Paso-Ciudad Juárez, Laredo-Nuevo Laredo, e Hidalgo (McAllen)-Reynosa. En el mismo año, el Servicio de Consumidores de los Estados Unidos recaudó alrededor de 22.000 millones de dólares en impuestos y tasas. Nadie sabe cuantos inmigrantes ilegales están llegando a los Estados Unidos para permanecer definitivamente. Una estimación oficial calcula alrededor de 350.000 personas por año, pero un informe del Public Policy Institute de California alcanza una cifra de entre 400.000 y 500.000.
La frontera ha sido siempre un lugar salvaje, y las actividades ilegales persisten como parte de la vida cotidiana a lo largo de las fronteras. El asesinato de cientos de jóvenes mujeres en Ciudad Juárez es actualmente causa de preocupación internacional. Periodistas que investigan a carteles de la droga son asesinados en las calles de Tijuana. Una investigación federal está examinando los vínculos entre la policía de Chihuahua y los narcotraficantes de Juárez. Y del lado norteamericano, los dos parques nacionales más peligrosos son Organ Pipe Cactus National Monument (Arizona) y Big Bend National Park (Texas): ambos están plagados de narcotraficantes e inmigración ilegal. Mujeres y niñas que son forzadas a prostituirse en los Estados Unidos han sido, con frecuencia, secuestradas en Europa Oriental, transportadas a México, e introducidas ilegalmente en Estados Unidos como esclavas sexuales. En Phoenix, las tasas de homicidio están en su nivel histórico más alto, y la policía sostiene que casi dos terceras partes del crimen en esa ciudad está relacionado al tráfico ilegal y el secuestro.
Después del NAFTA, el comercio de California con México y Canadá experimentó un boom, pasando de un monto de 12.000 millones de dólares en 1993, a 26.000 millones en 2002. En 1999, México sobrepasó a Japón como el principal mercado de exportación del estado, contabilizando más del 17 % de las exportaciones estatales. La creciente integración de ambas economías se revela mejor en los datos sobre remesas enviadas a México por trabajadores migrantes. En los primeros 6 meses de 2004, los emigrantes mexicanos (muchos de ellos en California) enviaron una cifra récord de 7.900 millones de dólares a México, una cifra 26 % más alta que el año anterior. La transacción promedio es de alrededor de 400 dólares, y es destinada a presupuestos hogareños a lo largo de todo México para gastos en ítems de consumo personal. Las remesas representan una nueva clase de integración entre las naciones. Analistas financieros estiman que 175 millones de personas alrededor del mundo envían más de 150 mil millones de dólares anualmente a sus países de origen. Una quinta parte de los mexicanos adultos están recibiendo remesas de sus parientes en los Estados Unidos. En este sentido, los trabajadores migrantes son “actores en la era de la globalización”, parte de redes transnacionales operando más allá de las fronteras, mercados y comisiones tradicionales. En McAllen (Texas), el 80% de los nuevos negocios son propiedad de mejicanos, a la inversa de las proporciones de 5 años atrás. McAllen recibe ahora un porcentaje del gasto mexicano mayor que el de cualquier otra ciudad norteamericana, afectando todos los rubros de la economía: desde las compras de ocasión a las compras de propiedades y las vacaciones. El mayor flujo de dólares en McAllen proviene de la floreciente ciudad de Monterrey, que está a solo dos horas por autopista de peaje. Es tan común este viaje que ha originado un nuevo verbo en idioma castellano: “mcallenear”.
En 1996, México enmendó su Constitución para permitir a los ciudadanos emitir su voto desde fuera de sus distritos electorales; cuatro años más tarde, el Presidente Vicente Fox prometió extender este derecho a los ciudadanos mexicanos en los Estados Unidos, lo que representa un potencial de unos 11 millones de nuevos votantes. Aunque Fox se refirió a esos emigrantes como “héroes nacionales”, debido a las remesas que envían a México, todavía no existe el sistema de voto en ausencia en México. En el año 2003, bajo la presión de los emigrantes que envían diariamente 2 millones de dólares a Zacatecas, el gobernador del estado, Ricardo Monreal, firmó una reforma constitucional dando fin a los requerimientos de residencia para el ejercicio del voto de mexicanos en Estados Unidos nacidos de padres de Zacatecas. Adicionalmente, dos bancas en la legislatura fueron dispuestas para representación exclusiva de los emigrantes.
Futuros urbanos; la frontera portatil y las culturas híbridas
El mundo está acosado por problemas que en ocasiones parecen insuperables, pero en Bajalta California podemos vislumbrar un futuro donde las fronteras podrían no generar consecuencias por demasiado tiempo más, y donde las hibridaciones están borrando las diferencias culturales de toda clase. Comprendo que esto es solo un anuncio a largo plazo, quizás imposible de verificar, al menos en el presente. Y aun así, después de muchos años de estudios y viajes a lo largo de la frontera estadounidense/mexicana, creo que este anuncio es defendible. Para ver esto mejor, imaginemos que ocurriría si moviéramos la línea de frontera diez o veinte millas al norte de su actual ubicación. Solo unas pocas personas verían sus vidas alteradas. En verdad, para muchos, la línea ya ha sido borrada. En el cruce cotidiano de cientos de miles de personas que viven, trabajan y actúan en el ámbito transnacional, podemos ya vislumbrar un mundo postfronterizo que representa la principal esperanza para nuestro futuro urbano colectivo.
MD
El autor es geógrafo, nacido en Escocia. Actualmente es profesor y decano del Departamento de Geografía de la University of Southern California. Recientemente Routledge publicó su libro Postborder City: Cultural spaces of Bajalta California, que editó en conjunto con G. Leclerc.
Sobre California, ver la entrevista a Edward Soja “Lo macro, lo mezzo, lo micro”,
en el número 22 de café de las ciudades.
Sobre la frontera entre Estados Unidos y Méjico, ver las notas “Arquitectura para un paisaje en movimiento”, “I’ve been living inside” (ambas de María Berns) y “Frontera caliente, remesas jugosas”, de Alberto Hernández Ibarzábal, en los números 2, 8 y 11, respectivamente, de café de las ciudades.