If You Lived Here, You’d Never Have to Leave, un artículo de Zach Helfand en el número del 28 de noviembre de The New Yorker, presenta un desarrollo inmobiliario que parece haber sacudido el mercado del luxury rental neoyorquino: The Set. Si no fuera por la legendaria seriedad del medio que la publica, podríamos fácilmente confundir el texto con una publinota, considerando la casi inexistente dosis de ironía que se cuela entre la fascinación del autor por el objeto de su descripción. The Set es una colección de pequeños monoambientes y departamentitos de uno y dos dormitorios en la Décima Avenida, en el ominoso y sobrecargado enclave de Hudson Yards (el de las escalinatas escherianas que atraían suicidas). O como sugiere Helfand, “una burbuja autónoma dentro de una burbuja autónoma”, un lugar para comer, dormir, conectarse y trabajar sin siquiera bajar a la calle.
The Set es una colección de pequeños monoambientes y departamentitos de uno y dos dormitorios en la Décima Avenida, en el ominoso y sobrecargado enclave de Hudson Yards (el de las escalinatas escherianas que atraían suicidas)
El emprendimiento de la inmobiliaria Related Companies está dirigido a “trabajadores híbridos” (vale decir, que alternan su lugar de trabajo entre la virtualidad y un sitio concreto que podría ser la propia Nueva York o cualquier otra ciudad) y, según su directora Hailey Sarage, podría definirse como “un hotel de cinco estrellas cruzado con un apartamento de alquiler de lujo cruzado con un lugar de trabajo tecnológico”. Por alquileres de entre 5 y 9 mil dólares mensuales por periodos de al menos 6 meses, The Set da acceso a oficinas comunes, salas Zoom (¿…?), servicios de limpieza y tintorería, heladeras comunes (¿…?), atención médica, clases de yoga y una terraza en el piso 43 con sala de juegos, restaurant y piscina climatizada. Además, por supuesto, de la cercanía a toda la oferta cultural, gastronómica, recreativa y de negocios de Manhattan. Según Sarage, el desarrollo exacerba al límite las características de Hudson Yards, al que define como “una comunidad de cinco minutos”, en contrapartida a las ideas parisinas en boga…
Jeff Blau, director ejecutivo de Related Companies, enfatiza la posibilidad de vivir una vida completa ya no sin salir de Nueva York (como alguna vez sugirió un personaje secundario de Sex and the City) sino sin salir de The Set y sus minúsculos y odorizados apartamentos (el olor está definido según el usuario potencial de la unidad y enfatiza, por ejemplo, las “vibras de riqueza masculina”). Related Companies planea expandir el concepto The Set por todo Estados Unidos (como una especie de cadena Howard Johnson o similar pero con localizaciones más urbanas y vibrantes, pensamos nosotros). Según Blaum, terminarán compitiendo con Adam Neumann”, cofundador de WeWork, quién está desarrollando una empresa similar que respondería al nombre de Flow.
En la introducción a su magnífico ¿Por qué el capitalismo puede soñar y nosotros no?, Alejandro Galliano señala que tanto Neumann como su socio Miguel McKelvey, “dos jóvenes fanáticos de la película Wall Street, fueron criados en comunidades (Adam, en un kibutz; Miguel, en una comunidad hippie de Oregón)”. Esta idea de comunidad sesentista o falansterio de Fourier adaptados al capitalismo de comienzos del siglo XXI aparece vagamente en las asociaciones que genera The Set, así como los edificios colectivos con cocina común de la Unión Soviética o, en cierto modo, los servicios comunes del pabellón corbusiano de Marsella. Otra asociación posible, ¿por qué no?, podría relacionarlo con esas pensiones para caballeros y señoritas con baño común y comida a cargo de la “dueña”, como aquella donde residía el señor Joseph K. antes de recibir esa enigmática citación judicial.
Esta idea de comunidad sesentista o falansterio de Fourier adaptados al capitalismo de comienzos del siglo XXI aparece vagamente en las asociaciones que genera The Set, así como los edificios colectivos con cocina común de la Unión Soviética
MC
Una contrapartida virtuosa a The Set es La Borda, una experiencia de autogestión en Barcelona con vivienda en cesión de uso, que presentamos en nuestro número 151/2.
Véase en estos tres artículos del New York Times como es el Hudson Yards, lo cuestionable de su “espacio público”, los múltiples problemas que ocasiona a la ciudad y por qué representa un retroceso respecto a desarrollos históricos como el Rockefeller Center o el Battery Park:
Hudson Yards Is Manhattan’s Biggest, Newest, Slickest Gated Community. Is This the Neighborhood New York Deserves? Por Michael Kimmelman.
Hudson Yards Promised a Park. They Didn’t Mention the Giant Wall. For phase two, the developer imagines a 700-foot-long structure overshadowing the High Line. Por Michael Kimmelman
Hudson Yards: A City Within a City. New York’s newest neighborhood drew inspiration from Battery Park City, but is filled with 21st-century twists. Por C. J. Hughes.