Nota: El trabajo de los autores consistió en relevar, reunir y organizar los relatos que componen este informe. El mayor esfuerzo estuvo y sigue estando en los barrios de nuestras ciudades. Los verdaderos protagonistas de este documento son las vecinas y vecinos, en especial quienes además de resolver sus necesidades personales se ponen al hombro el acompañamiento y cuidado colectivo. Ya estaban allí antes de la pandemia, la que en todo caso evidenció problemas previos y la necesidad urgente de reformas estructurales.
¿Para qué un informe?
Este informe pretende exponer información recolectada y analizada por TURBA – Colectivo de Hábitat sobre las vivencias y percepciones de habitantes de las Áreas Metropolitanas Gran Resistencia y Gran Corrientes (la primera, compuesta por Resistencia, Fontana, Barranqueras y Pto. Vilelas, y la segunda por Corrientes, Riachuelo y Santa Ana), entre la segunda quincena de abril y la primera de mayo de 2020, en el contexto de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio por la pandemia de coronavirus (COVID-19).
Si bien se trata de ciudades con historias y configuraciones diferentes, las capitales provinciales Resistencia (Chaco) y Corrientes (Corrientes) y sus respectivas áreas metropolitanas están estrechamente relacionadas en términos de los flujos y actividades de los habitantes a ambos lados del Río Paraná. Por lo tanto, no es sólo la evidente cercanía sino el funcionamiento en conjunto lo que las vuelve indisociables para el análisis, teniendo en cuenta las particularidades. En total, se trata de 738.362 personas (Censo 2010 INDEC), de las cuales aproximadamente 140.000 habitan en barrios populares (2016, Registro Nacional de Barrios Populares), en un contexto en el que en promedio, el 44,15% del total de la población se encuentra bajo la línea de pobreza (Informe: Incidencia de la pobreza y la indigencia en 31 aglomerados urbanos, primer semestre 2019 – INDEC)
La pandemia, tal como enuncian permanentemente diversos informes desde distintos ámbitos, ha implicado modificaciones abruptas en las formas de vida en todo el planeta. En ese sentido, la llegada del coronavirus a las Áreas Metropolitanas Gran Resistencia-Gran Corrientes y la cuarentena como medida prioritaria, ha significado, así como en otros aglomerados urbanos, cambios drásticos en las formas de habitar la ciudad y resolver las necesidades cotidianas para todas las personas. Lo que no se puede observar a simple vista es en qué sentido se han producido esos cambios y qué consecuencias produjeron en cada grupo social, en función de las condiciones de vida previas a la pandemia. Lo cierto es que de ninguna manera afrontamos todas las personas el mismo problema, aunque tengamos una amenaza en común.
Para intentar conocer en qué consisten algunas de esas particularidades, se decidió realizar un relevamiento de las condiciones de vida, los diversos problemas surgidos o agravados por la pandemia y las estrategias que los habitantes están llevando adelante para poder superarlos. Teniendo en cuenta el contexto en que se realizaría el estudio, la información se recolectó a través de dos instrumentos: encuesta / formulario virtual autoadministrado, y entrevistas telefónicas breves a informantes clave.
Esperamos que contar con información reunida en un solo documento contribuya a visibilizar y dar peso colectivo relatos que de otra manera, en muchos casos, se encuentran dispersos.
Queremos agradecer a quienes han realizado observaciones y correcciones durante las pruebas, destinado su tiempo para brindar datos de mucho valor, acercado contactos y colaborado con la difusión. Dado que fue elaborado de forma enteramente voluntaria, este informe no sería posible sin todas las personas que han contribuido para su realización:
– A vecinas, vecinos, referentes y otras personas que trabajan en los barrios populares. En particular: a Claudia (Coord. Barrios de Pie – Zona Norte), Hernán Sandoval (Presidente de la Com. Vecinal Bº Primavera), José Ponce (Referente Bº 12 de Agosto), Graciela Vargas (Com. Vecinal Bº 2 de Septiembre – Asociación Civil Solidaridad y Lealtad), Johana Elizabeth Ruiz Díaz (Bº Nuevo Don Bosco), Susana Amadeo (Fundación Amadeo Capital Humano), Vicente Romero (B° Toba), Silvia Pinay (Com. Vecinal B° Toba), Pedro Ramirez (B° Toba), Renata Rojas (Coord. Barrios de Pie Zona Este), Diego Gómez (Vecino Bº Galván), Roxana (Bº Quilmes – FOB), Yésica González (Referente Bº Quilmes – FOB), Miguel Alegre (Vecino Bº Mendoza al Sur – SOMOS Barrios de Pie), Susana Fernández (Vecina Bº La Tosquera), Florencia Ojeda (Referente Bº Anahí), Esther Fariña (Mesa Comunitaria Bº Molina Punta), Natalia Sonzogni (Referente Bº Trento), referente de la FETRAC (Federación de Trabajadores Correntinos), Horacio Aguirre (Vecino B° San Marcos -Comedor Los Danielitos), Mariano Leiva (Vecino del San Marcos, Corrientes).
– A todas las personas anónimas que completaron la encuesta.
– A las personas que, desde diversos espacios, han aportado apreciaciones y sugerencias, o ayudaron de distintas maneras. En particular: a Eduardo Reese (ICO – UNGS), Lucía Olmedo y Naiara Sánchez Roffé (Estudiantes de Psicología – UCES Rcia.), Mariana Aleksandrowicz (Proyecto Habitar), Leandro Cerno, Belén Fernández Crudeli, Paola Fernández Mafut, Hilda Presman (Red de DDHH Ctes.), Mercedes Oraisón (CES), Angeles D’ Aveta (CES), Rodrigo Godoy (PO), Carlos Martínez (Libres del Sur Chaco – Barrios de Pie), Sonia Cardozo (Barrios de Pie Chaco), Antonella Cracogna (TECHO Ctes.), Roberto Polimeni (Red Vecinal Zona Norte), Anahí Lindström (Colectivo de Mujeres de Corrientes), Miguel Alegre (SOMOS).
– A periodistas y comunicadores que ayudaron a difundir la encuesta en medios de comunicación locales.
Y a usted, por estar destinando parte de su tiempo para leer este documento (y más aún, si puede compartirlo).
Cómo se realizó el relevamiento
Durante los últimos meses, hemos leído valiosos informes y comunicados que, desde ámbitos muy distintos, hacen un llamado a considerar las desigualdades urbanas que condicionan la cuarentena de una enorme cantidad de hogares en nuestro país y Latinoamérica en general y que, por lo tanto, no pueden desvincularse de las políticas de mitigación del impacto del coronavirus (La Garganta Poderosa, Revista Crisis, Proyecto Habitar, Habitar Argentina, Instituto del Conurbano de la UNGS, OXFAM, Relatoría de la ONU sobre el derecho a la vivienda adecuada, por mencionar algunos).
Con esos documentos como antecedentes, consideramos necesario visibilizar las condiciones en que la pandemia ha encontrado a la población en general, y a los barrios populares en particular, de las ciudades que concentran la mayor cantidad de población de las provincias de Chaco y Corrientes. Para poder recolectar la información, se elaboraron dos instrumentos:
1- Encuesta mediante formulario virtual autoadministrado: Consistió en un formulario de Google de 23 preguntas, en su mayoría de elección múltiple, en relación a cuestiones habitacionales, barriales y económicas. Para elaborarla se tomaron como referencia una encuesta elaborada por la Universidad de La Matanza y la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC. El formulario fue difundido a través de redes sociales y medios de comunicación entre los días 29/04 y 10/05, alcanzando a ser respondido por 556 personas. A pesar de que pretendió ser una encuesta aleatoria, entendemos que no logró suficiente amplitud: a) por haber circulado mayormente entre círculos cercanos a quienes escriben estas líneas, b) por ser una herramienta poco accesible para ciertos grupos (menores y adultos mayores), c) por depender del conocimiento de herramientas tecnológicas de quien recibiera el formulario, resultando menos sencilla de lo que esperábamos. De todas maneras, en ningún momento existió el objetivo de constituir una muestra representativa de todas las experiencias de la población del Gran Resistencia-Corrientes. Sí el de alcanzar, con las limitaciones del contexto, a la mayor cantidad de personas posible. Como dijera una compañera y amiga, que alentó este relevamiento: “No es necesario conocer todo para poder decir algo”.
2- Entrevistas telefónicas a referentes barriales: Consistieron en 5 preguntas, realizadas a través de llamada telefónica y/o audio de Whatsapp, dirigidas a referentes barriales, vecinas y vecinos, y personas que trabajan en distintos barrios del Área Metropolitana Gran Resistencia y Corrientes. Nuevamente, el alcance estuvo limitado a los contactos previos y aquellos que los propios entrevistados fueron sugiriendo. Se pretendió abarcar la mayor amplitud territorial posible, pese a los condicionantes que impuso el contexto. En total, se realizaron 23 entrevistas. Algunos testimonios fueron complementados por información e imágenes presentes en redes sociales de las organizaciones a las que pertenecen los entrevistados, así como algunas notas de los medios de comunicación.
Para elaborar la entrevista, se tomó como referencia el primer informe del Instituto del Conurbano de la Universidad General Sarmiento (ICO-UNGS), y la metodología allí expresada, en el marco del Relevamiento Nacional impulsado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación. En ese sentido, se pretendió hacer foco en un área menor que la de dicho relevamiento y ahondar en aquellos aspectos que este no abarcó por estar orientado a otros objetivos.
Ambas herramientas resultaron complementarias para conocer, por un lado, situaciones barriales a nivel general, y por el otro, algunas particularidades de los hogares. Así también, al constatarse un corte muy marcado en los grupos sociales a quienes se llegó con cada instrumento, fue útil para contrastar diferentes problemáticas y situaciones de quienes habitan en áreas centrales o barrios parcialmente consolidados y quienes habitan las periferias de las ciudades, en barrios populares.
Esperamos que pueda aportar a la visibilización de cómo se vivencia diferencialmente la consigna “quedate en casa”, en un contexto atravesado por desigualdades previas, que sin duda se han profundizado. A su vez, creemos que puede colaborar en pensar colectivamente nuevas estrategias de solidaridad social para sobrellevar este momento de excepcionalidad, tanto como para reflexionar sobre las deudas históricas en materia de políticas sociales en el ámbito local.
RESULTADOS
1. Datos Generales
El conjunto de datos obtenidos brinda una primera aproximación a las formas en que los habitantes del Gran Resistencia-Corrientes, con sus respectivas particularidades, vivencian la pandemia. Como se puede ver en el gráfico 1, la encuesta fue respondida más frecuentemente por personas de entre 19 y 39 años, con lo cual ha sido poco alcanzada directamente la población considerada “de riesgo” por edad. También, como se observa en la imagen 1, ha sido contestada en gran medida por personas que habitan en las áreas centrales de ambas áreas metropolitanas, y en menor medida, en los alrededores y periferias. Por ese motivo, las entrevistas realizadas a referentes y vecinos de barrios populares adquieren gran relevancia y permiten acercarnos a completar la mirada de las diversas situaciones que conviven en el territorio.
Gráfico 1: Edad de las personas encuestadas. Fuente: Elaboración propia
Entre las primeras observaciones, se encuentra el lugar de trabajo previo a la pandemia. De acuerdo con la información brindada por los encuestados, las 5 respuestas más frecuentes consisten en: 1) Oficinas de la administración pública, 2)Local/taller/negocio/oficina privado 3) Establecimiento educativo (aquí se incluyeron también estudiantes), 4) Ningún lugar (sin empleo) y 5) En la propia vivienda. Sólo el 8,8% trabajaba previamente en su lugar de residencia y posiblemente haya podido continuar haciéndolo durante el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. El resto de los encuestados han planteado un sinnúmero de inconvenientes en relación al trabajo, que serán detallados más adelante (ver apartado 4. Problemas causados y/o agravados por la pandemia).
En cuanto a las entrevistas, estas visibilizan el agravante de que los trabajos mencionados eran aún más inestables: albañiles, changarines (vendedores de bolsas de tierra, cortadores de pasto), cuidadores/limpiadores de autos en la vía pública, cooperativas de recicladores, carreros, mayoneros, ladrilleros; cuentapropistas y muy pequeños comerciantes, etc. La pandemia volvió a muchos de estos trabajos directamente irrealizables.
Imagen 1: Cantidad de encuestas por zona de residencia declarada (en el Anexo se encuentra el detalle de respuestas por barrio) + Localización de las entrevistas realizadas y otros sectores mencionados por los entrevistados. Fuente: Elaboración propia
2. La Vivienda
Leilani Farha, Relatora por el derecho a la vivienda adecuada de la ONU, afirmó recientemente que “la vivienda se ha convertido en la primera línea de defensa frente al coronavirus”. En ese sentido, una primera lectura (bastante obvia) que emerge de los datos, es que la consigna “Quedate en casa” no encontró a todas las personas en las mismas condiciones habitacionales.
El contraste se hizo muy evidente en la información obtenida a través de cada instrumento (encuestas y entrevistas) y ese fue en gran medida el motivo de reunir todo en un sólo documento. Por lo tanto, es importante advertir que si los siguientes datos son leídos de manera aislada pueden dar una impresión errónea sobre la realidad.
2.a. Sondeo general del Gran Corrientes – Gran Resistencia (Encuesta)
La mayor parte de los encuestados (71%) afirmó que, durante la cuarentena, se encuentra en una vivienda en la que habitan entre 2 y 4 personas en total. Dicha vivienda en mayor medida es propia, seguida por viviendas en alquiler, de las cuales el 33,3% afirma no haber podido pagar en los últimos meses. Si bien esta situación está contemplada en el Decreto 320/2020 del Poder Ejecutivo Nacional, desconocemos cómo se llevó a la práctica y qué implicó específicamente para dichos inquilinos.
De acuerdo con la consulta sobre la cantidad de cuartos de tales viviendas (sin considerar baño ni cocina), se ha presentado sólo 1 caso con hacinamiento crítico, es decir, un hogar con más de 3 personas por cuarto. Resulta muy excepcional, frente a la holgada media de 0,83 personas por cuarto, común a las encuestas de ambas áreas metropolitanas.
Acerca de la calidad de los materiales de las viviendas, la encuesta indica que casi el total de las personas que participaron cuentan con una vivienda cuya calidad de materiales sería adecuada, y el 98% de las personas encuestadas afirma tener agua potable dentro de la misma. Quisiéramos que este fuera el escenario completo, pero las entrevistas evidencian una situación absolutamente diferente.
Gráfico 2: Forma de tenencia de la vivienda. Fuente: Elaboración propia
Gráfico 3: Materialidad de la vivienda. Fuente: Elaboración propia
2.b. Situación en los Barrios Populares (Entrevistas)
De ninguna manera los datos de las encuestas reflejan la realidad de las viviendas en los barrios populares. En todo caso, los entrevistados manifiestan muchas dificultades para permanecer en la vivienda todo el tiempo que el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio demanda, por diferentes razones: I- condiciones habitacionales precarias a críticas, relacionadas con la calidad constructiva de la vivienda, II- cantidad de espacio en relación a la cantidad de personas que conviven en el mismo (hacinamiento).
I- Condiciones habitacionales precarias a críticas:
La mayoría de las y los referentes entrevistados de ambas áreas metropolitanas refieren a la existencia de diferentes zonas dentro de los barrios (sobre todo los de mayor tamaño) con distintos niveles de precariedad:
“Algunas sí otras no, porque la situación del barrio Quilmes es que un sector tiene viviendas y otras son casas precarias, de chapa cartón, casas de bolsa” (Yesica Gonzalez – B° Quilmes, Zona Las del Monte, FOB, Corrientes).
Hay zonas con vivienda “de material” (piso de carpeta, paredes de ladrillos y techos de chapa) y zonas de materiales reciclados (como madera, chapa cartón, bolsas y plásticos como nylon; piso de tierra, etc.). Estas últimas, en situación de precariedad extrema, ya antes de la pandemia generaban dificultades a sus habitantes para permanecer allí, sobre todo cuando se producen fuertes lluvias e inundaciones. Otra preocupación recurrente de las personas entrevistadas es la inminente llegada del invierno en esas condiciones. En general, son áreas hacia el interior de los barrios o muy cercanas a los ríos Paraná y Negro (Barrios Balastro 1 en Fontana; Villa Encarnación en Resistencia; Quinta Ferré, Anahí, Molina Punta, Mendoza al Sur, La Tosquera en Corrientes; zona costera en Barranqueras).
“TECHO le ha hecho casas a nuestros vecinos, que son casitas de madera y constan de dos piecitas. Por lo tanto, los chicos no pueden estar mucho tiempo encerrados” (Graciela Vargas – Bº 2 de Septiembre, Resistencia).
“La verdad que acá los barrios Anahí, Sol de Mayo y Canal Trece, las viviendas son precarias. Más las que están a dos cuadras del río. Y que vivan mucho tiempo ahí, difícil, porque falta mucha urbanización” (Florencia Ojeda, referente B° Anahí, Red Vecinal Zona Norte, Corrientes).
Muchos referentes manifiestan que antes de la pandemia algunas familias del barrio se encontraban construyendo mejoras, ampliaciones o la propia vivienda. Tener que frenar el proceso implicó que volvieran a la casa de sus padres, de otro familiar o que permanecieran como estaban.
“Una vez que pasó todo esto se detuvo todo, entonces las familias tuvieron que quedarse donde estaban viviendo y compartiendo con otras familias” (Susana Fernández – vecina del Bº La Tosquera, Corrientes).
II- Cantidad de espacio en relación a la cantidad de personas que conviven en el mismo:
La posibilidad de permanecer en la vivienda también se ve condicionada por la cantidad de personas que se encuentran habitando espacios de dimensiones insuficientes. La cantidad de personas, en algunos casos, tiene relación con la convivencia de varios hogares en un mismo terreno o vivienda (Barrios La Rubita, Toba -ver “4. Problemas causados y/o agravados en el contexto de la pandemia- en Resistencia; Galván 2 en Corrientes).
“Familias grandes numerosas, en viviendas de digamos 5×4, que están conviviendo familias enteras. Entre 7 y 8 personas. La están pasando mal” (Miguel Alegre, SOMOS Barrios de Pie -Bº Mendoza al Sur, Corrientes).
Tanto por crecimiento de las familias como por la conformación de nuevos núcleos familiares, las personas entrevistadas afirman que se ve un aumento de la demanda de tierra y vivienda (Barrios Galván 2 y Quilmes, en Corrientes) y que se enfrentan a dificultades extremas para acceder a suelo urbanizado y asequible. Por lo tanto, los barrios se han densificado y cada vez es más intrincada la estructura de calles, que consisten en pasillos (también en Bº Balastro 1, en Fontana) por los cuales no pueden ingresar patrulleros, ambulancias, ni bomberos.
“Lo que pasa es que los lugares para acceder a la vivienda son pasillos, entonces tienen que ingresar por el patio de otro vecino. No hay apertura de calles en esa zona entonces no pueden entrar. Algunas son de madera, casillas, y están hacinados. El que formó una familia por ejemplo, ya vive en el mismo terreno del padre, con otro hogar y así sucesivamente” (Vecina Bº Quinta Ferré, Corrientes).
Esta compleja situación es la que explica la toma de terrenos vacíos, pese al gran temor al desalojo, que no da tregua ni siquiera en cuarentena (Ver: “4. Problemas causados y/o agravados en el contexto de la pandemia”).
“El barrio ya quedaba chico, y había mucha falta de viviendas. Estaba muy mal planeado cuando se hizo en ese tiempo las viviendas del barrio Galván. Y a unos les daban terrenos más grandes a otros más chicos… y nosotros fuimos creciendo, ahora tenemos nuestra familia, nuestros hijos, y nietos ya prácticamente. Y nos quedó chico, y tuvimos que buscar un lugar” (Lucas Gómez, vecino del Barrio Galván 2, Corrientes).
“Mirá, en el barrio la parte mucho más vieja, la que se empezó habitar alrededor de los 80’, esa parte se hizo en la mitad viviendas del INVICO. La otra mitad fue fundada por los mismos vecinos que vivimos en este barrio, porque fueron creciendo las familias. Las familias de estos mismos vecinos fueron tomando los terrenos. En la calle Hernandarias y todo a lo largo. Y actualmente se está pidiendo el desalojo de ese lugar. En ese lugar está bastante complicado, porque no hay asistencia de ningún tipo, más que lo básico” (Roxana, referente del B Quilmes, FOB, Corrientes).
3. El Barrio
La consigna nacional de acudir a los "comercios de cercanía" durante la cuarentena despertó muchos interrogantes acerca de las condiciones generales de ese entorno inmediato. Los resultados indican que, tanto para las personas encuestadas como las entrevistadas, este es sin dudas uno de los puntos más críticos en contexto de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio.
Es necesario aclarar que las medidas adoptadas en Chaco y Corrientes en relación a la circulación dentro de las ciudades difieren significativamente. Por un lado, dentro del Gran Resistencia existen varias situaciones: un municipio entero, Barranqueras, ha sido cerrado dejando sólo dos accesos abiertos, con control de las fuerzas de seguridad; Resistencia ha vallado el ingreso-salida al centro de la ciudad, controlando el paso a peatones y vehículos (los cuales tienen días permitidos en función de la patente), y además existen restricciones y controles hacia/desde la zona sur, medida que recientemente ha sido replicada en el sector Gran Toba; Fontana ha intentado restringir sus accesos, pero ante el descontento de los vecinos, la medida está en suspenso; y Puerto Vilelas tiene restringida la vinculación con Barranqueras. Por el otro, en Corrientes, se ha cerrado el acceso a un barrio en particular (San Marcos) y sólo durante aproximadamente dos semanas se controló el acceso al área central.
Lo cierto es que, si bien no está prohibido salir de los barrios, la vida urbana se encuentra restringida en la práctica en varios aspectos. A esto se suma la actitud persecutoria de buena parte de la población que juzga la circulación de personas, especialmente en áreas centrales. Parte de la explicación se hizo evidente al consultar sobre la situación barrial.
3.a. Sondeo general del Gran Corrientes-Gran Resistencia (Encuesta)
En principio, el 68% de las personas encuestadas afirmó que su barrio tiene todo lo necesario para poder resolver cómodamente sus necesidades sin trasladarse más lejos o fuera del mismo. Sin embargo, entre las mayores dificultades de la cuarentena, la necesidad de salir del barrio para poder acceder a cajeros, lugares de pago, comercios, farmacias, etc., ocupa el segundo lugar de importancia, sólo superada por los inconvenientes económicos/laborales (Ver: “4. Problemas causados y/o agravados en el contexto de la pandemia”).
Esto podría deberse a que, si bien teóricamente varias de las necesidades podrían resolverse dentro del barrio o en el entorno cercano, las respuestas desarrolladas más adelante en la encuesta especifican que eso se refiere sólo a la alimentación. Aún en los casos en que la necesidad estaría aparentemente cubierta, se mencionan dos inconvenientes recurrentes:
1) En los casos en que existen comercios de cercanía, estos en general implican pago en efectivo, lo cual se vincula con el punto 2;
2) Los cajeros, bancos y centros de pago de servicios (Rapipago, Pago fácil) están mayormente concentrados en las áreas centrales. Se afirma que los que se encuentran fuera de las mismas están colapsados o no permiten ciertos tipos de operaciones.
La dependencia de las áreas centrales de la ciudad también se observa como problema en relación a otros lugares, mencionados reiteradas veces: farmacias, sanatorios y hospitales (ya que en los casos en que existe centro de salud cercano, no siempre cuentan con los insumos o el tipo de atención requerida), lugares de recarga de SUBE, librerías, veterinarias.
Surgen también algunas particularidades que impiden resolver las necesidades dentro del barrio, tales como farmacias que no aceptan algunas obras sociales para descuentos en medicamentos y comercios que no cuentan con ciertos tipos de productos. De hecho, queda evidenciada la brecha entre los muy pequeños comercios, dentro del barrio (por ej. kioscos), y los comercios más grandes, fuera del barrio (por ej. mercados, supermercados, ferias). La necesidad de salir también responde a la búsqueda de estos últimos, donde las personas encuestadas afirmaron encontrar mejores precios y mayor variedad.
Otro tema que se suma a la complejidad de la situación, es un problema que ha quedado en segundo plano frente a la pandemia de coronavirus: el dengue. Al día de lanzamiento de este informe (28 de mayo de 2020) la provincia del Chaco informó un total acumulado de 2.688 casos positivos de dengue en lo que va del año. La provincia de Corrientes, por su parte, informó 1.156. En ambos casos, la gran mayoría se concentra en las ciudades capitales.
Resultan tan alarmantes las respuestas que afirman que no se han tomado medidas preventivas en su barrio como las que desconocen si se ha realizado algún tipo de abordaje. Esto de ninguna manera significa trasladar la responsabilidad a las personas encuestadas, sino que evidenciaría un limitado alcance de los gobiernos locales para con el tema, tanto en acciones concretas sobre el Aedes Aegypti como en campañas de difusión al respecto (vale la aclaración de que la fumigación, que es una forma parcial de abordaje, sólo alcanza a mosquitos adultos; para impedir el desarrollo de huevos y larvas deben eliminarse todos los recipientes que acumulen agua en viviendas y espacios públicos, y/o ser vaciados y limpiados regularmente –Ministerio de Salud de la Nación). En este sentido, cobra especial relevancia el Gran Resistencia, donde “No” y “No lo sé” llegan a constituir el 72,5% de las respuestas.
Gráficos 4 y 5: Respuestas a “¿Se han tomado medidas preventivas en su barrio en relación al dengue?” Fuente: Elaboración propia.
3.b. Situación en los Barrios Populares (Entrevistas)
La situación a escala barrial, en los barrios populares, directamente es crítica. Los problemas ya mencionados, en todo caso, se sumaron a los problemas previos a la pandemia: i- Infraestructura y servicios básicos deficitarios, ii- dependencia absoluta de otros barrios o áreas de la ciudad.
i- Infraestructura y servicios básicos deficitarios:
En relación a la provisión de agua, partes de ciertos barrios cuentan sólo con una canilla pública a la cual deben acudir las familias para poder abastecerse (sectores en los barrios Villa Encarnación y La Rubita, en Resistencia; El Japonés, en Barranqueras). En algunos casos, es la situación de la gran mayoría de sus habitantes:
“Con agua no contamos ni con el 20% de la cañería (…) Los días de calor esto es un calvario, la gente espera a veces hasta las 2, 3 de la mañana para poder sacar un balde de agua, para poder bañarse o para juntar” (Hernán Sandoval – Presidente de la Comisión Vecinal Bº Primavera, Resistencia).
También hay barrios en los que la presión no es suficiente y por momentos quedan sin servicio (Bº Galván, en Corrientes), otros en los que la instalación es muy precaria, y las mangueras y caños pinchados pasan por el mismo espacio que las zanjas de desagüe (Barrios Trento y Quilmes, zona Las del Monte, en Corrientes). Finalmente aquellos en los que incluso teniendo red, reciben agua no segura (Bº Toba – Ver “4. Problemas causados y/o agravados en el contexto de la pandemia”):
La higiene de los barrios también está condicionada por la presencia de basurales. En algunos casos son la única solución de los vecinos de cada barrio, ante la ausencia de servicio de recolección. En otros, como los barrios Luz y Esperanza I y II (Resistencia), la situación se agudiza, ya que los residuos provienen también de otros sectores:
“Ahí lleva todo el mundo a tirar su basura en esa zona, los basurales a cielo abierto están conviviendo con la gente…” (Susana González – Fundación Amadeo Capital Humano).
Todo lo anterior se agrava con las lluvias, que además de contribuir al deterioro de calles de tierra ahora más transitadas que antes, como la Av. Bogotá (ver: “4. Problemas causados o agravados en el contexto de la pandemia”) en ciertos barrios producen el desborde de las cloacas, causando inundaciones al interior de las viviendas (Bº Nuevo Don Bosco, Resistencia). Las precipitaciones afectan de manera general a las áreas bajas, especialmente aquellas que cuentan con poca o ninguna infraestructura (Barrios Galván y Trento, en Corrientes; Bº Facundo en Resistencia) pero vinculadas a una precariedad histórica de calles, servicios y viviendas (ver: “2. La vivienda”) torna a ciertos espacios extremadamente insalubres. Especialmente, en barrios como 2 de Septiembre, en Resistencia, que además se localiza sobre el borde de lagunas de oxidación:
Hablan de limpieza, que lavate las manos, que lava esto, aquello, pero el tema de la limpieza requiere resolver el tema del agua. (Natalia Sonzogni – Referente del Bº Trento, en Corrientes)
“Gracias a TECHO, que con sus casitas que son suficientemente altas del suelo, la gente no queda en el agua como quedaban antes, se les mojaba todo, los chicos en el agua, las mamás cocinando en el agua” (Graciela Vargas – Bº 2 de Septiembre, Resistencia).
Resulta casi absurdo hablar, en estas condiciones, de cuidar la salud propia y de los demás.
Imágenes 2 y 3: Barrio 2 de Septiembre completamente anegado. Fuente: gentileza de Graciela Vargas (Com. Vec. l Bº 2 de Septiembre – Asoc. Civil Solidaridad y Lealtad)
ii-Dependencia absoluta de otros barrios o áreas de la ciudad
Los barrios populares, en general, cuentan con poco más que las viviendas de sus habitantes. En algunos existen centros comunitarios, los que, entre otros, son espacios que en este momento están preparando comida para entregar a las familias (en muchos otros, los merenderos funcionan en casas particulares, sobre todo a cargo de mujeres – ver: “5. Sobrellevando la pandemia”). Las escuelas, que están dando de comer a sus matriculados, siempre están en otros barrios. En algunos casos existen centros de salud o salitas dentro del barrio o en el entorno, con complicaciones en relación a la disponibilidad de insumos y personal para la cantidad de personas a las que asisten (Barrios Quilmes y Quinta Ferré, en Corrientes):
“La salita del Santa Inés anda muy bien, trabajan mucho (…) ellos no tienen ningún problema, pero lo que pasa es que no dan abasto” (Hernán Sandoval – Presidente de la Comisión Vecinal Bº Primavera).
El testimonio del Bº Primavera y otros en ese área de la zona Sur de Resistencia (Bº 12 de agosto, Bº 10 de Mayo, Bº 2 de Septiembre) expresan una doble complicación: tienen la suerte de encontrarse próximos a un gran conjunto de viviendas, construido por el Estado, y que por lo tanto incluye equipamientos a los que pueden acudir; sin embargo, como todo lo que está “del otro lado” de la Av. Soberanía (ver: “4. Problemas causados o agravados en el contexto de la pandemia”) se ha vuelto de difícil llegada. Existen otros centros de salud en la zona Sur, y de hecho las vecinas y vecinos han expresado su gratitud para con el personal, que brinda muy buena atención, pero sin perder de vista que son insuficientes para la magnitud del área y se encuentran alejados de algunos barrios.
Por otra parte, resulta curioso que la pandemia parece haber provocado algunos pocos efectos positivos:
“Ahora con el tema de la pandemia están más organizados (…) antes de la pandemia era un desastre porque vos para conseguir un turno tenías que ir a amanecer” (Vecina Bº Facundo, Resistencia).
“Ahora que se cerraron todos los accesos del barrio funciona la salita y la ambulancia entra. Es importante eso, están los enfermeros y por ahí hacen una recorrida los doctores también” (Vicente Romero – Vecino de Bº Toba, Resistencia).
Los cajeros no existen en los barrios populares. En algunos casos, se encuentran en un entorno relativamente cercano, pero en otros, ni siquiera eso:
“Lo que nos queda fuera de nuestro alcance, como que tenes que tomar un colectivo o ir en moto, los cajeros” (Vecina Bº La Rubita, Resistencia).
Si bien se ha instalado el llamado “Punto de Todos”, único espacio donde ahora toda la zona Sur debería remitirse para realizar trámites bancarios, de Insssep, Pami, Iprodich y Anses, las vecinas y vecinos observan que las medidas no tomadas anteriormente hoy constituyen un paliativo temporario.
Está bien, salgamos del paso con lo que trajeron acá por Bogotá y Alberdi, el banco móvil y todo lo demás. Pero esto es hoy, ¿y mañana? (Vecina Bº 10 de Mayo, Resistencia).
Los comercios de barrio son muy pequeños (kiosco, verdulería, almacén), y en este contexto, no siempre tienen todos los productos necesarios. Si tienen, algunos entrevistados mencionan el inconveniente de que tienen precios más elevados que en los comercios más grandes. En algunos testimonios se refiere a que vecinas y vecinos comerciantes o dueños de almacenes en el barrio, a su vez, tienen inconvenientes para “buscar precios” y poder revender en su barrio.
Hablan todos de descentralizar el centro ¿y qué hacen para hacerlo? Nada, si no baja nada a los barrios. Y ahora con esto sumale este tema de la pandemia, desnudó todo, la falencia que hay en todos los barrios (Hernán Sandoval – Presidente de la Comisión Vecinal Bº Primavera).
4. Problemas causados y/o agravados en el contexto de la pandemia
Tal como sucediera con la situación de la vivienda y del barrio, se observa una distancia entre la información obtenida a través de las encuestas y las entrevistas en relación a los problemas causados o agravados en el contexto de la pandemia. La complejidad de la situación, una vez más, se observa al contrastar ambas fuentes.
4.a. Sondeo general del Gran Corrientes-Gran Resistencia (Encuesta)
Frente a la pregunta sobre cuánto afectó la pandemia a la economía familiar, un 52,5% de las personas encuestadas afirmó que existe “bastante” y “mucha” afectación. Por otro lado, quienes mencionan “poca” o “nada” afectación, constituyen el 47,5%.
Entre las situaciones y motivos que se manifiestan como dificultades en relación a la actividad laboral se encontraron:
Aquellos que mencionaron que su actividad laboral o ingresos se vieron interrumpidos, porque implican aglomeración, o por no estar contempladas como actividades esenciales:
-Trabajos pertenecientes a rubros y actividades frenadas: construcción (en particular obra privada y proyectos), actividades culturales o deportivas autogestionadas (talleres, cursos), empresas de turismo, hotelería, bares, imprentas, estéticas, diferentes tipos de emprendimientos.
-Trabajos que dependían de viajes a ciudades vecinas, al interior provincial o a otros lugares del país.
-Funciones o actividades de administración pública interrumpidas o cerradas temporalmente (pero frente a las cuales los encuestados no sufrieron bajas salariales), como la actividad judicial y la docencia universitaria.
Gráfico 6: Respuestas a “¿Cuánto afecta la cuarentena a su economía familiar?” Fuente: Elaboración propia
–Casos más críticos, entre los cuales se mencionan: despidos, quienes no se encuentran cobrando parte de su sueldo o manifiestan una baja importante en los ingresos, quienes al no poseer un contrato seguro previo a la cuarentena han perdido el trabajo:
“Perdí el trabajo en una institución de educación especial, por ser contratado como prestador de servicios y por el cierre del establecimiento” (Gran Resistencia).
“Trabajo de chofer de un taxi, solo puedo trabajar 3 veces a la semana y está restringida la circulación de personas” (Gran Resistencia).
“Se suspendió el contrato del programa al que pertenecía por tiempo indefinido y con ello se suspendió también el pago de sueldos y el ejercicio del cargo, también por tiempo indefinido. Me considero desempleada.” (Gran Corrientes).
“Trabajo en relación de dependencia, disminuyeron los trabajos y no cobramos lo pautado para el mes de marzo” (Gran Corrientes).
Por otro lado, las personas encuestadas manifiestan importantes dificultades en la actividad laboral por:
–Disminución significativa del consumo (se manifiestan bajas en el flujo de personas, ventas e ingresos). También se mencionan dificultades para continuar con la actividad comercial, reparación o producción por la interrupción de otras actividades (se mencionan “falta de insumos”, “falta de proveedores”, “dificultades para conseguir repuestos”).
–Dificultades en relación al trabajo desde casa (teletrabajo/ home office) relacionadas al aumento de horas de trabajo, la convivencia con otras personas del núcleo familiar o la necesidad de asistir a familiares (entre ellos niños o adultos mayores que requieren cuidado).
-Dificultades de la educación virtual (problemas de acceso a internet, y enseñanza-aprendizaje de niños pequeños).
-Dificultades para trasladarse al lugar de trabajo (p. ej. por menor frecuencia en los medios de transporte).
-Mayores exigencias para los trabajadores de salud.
Así también, se observaron algunos casos de personas encuestadas que afirmaron haber estado desempleadas antes de la cuarentena, y que esta produjo dificultades para continuar buscando trabajo.
Gráfico 7: Respuestas a “¿Cuánto tiempo más cree que podría aguantar su economía familiar si la cuarentena continúa más allá del plazo previsto (10 de mayo)?” Fuente: Elaboración propia.
En cuanto a la pregunta “¿Cuánto tiempo más cree que podría aguantar su economía familiar si la cuarentena continúa más allá del plazo previsto (10 de mayo)?”, resulta llamativo que las respuestas de los encuestados en el Gran Corrientes y Gran Resistencia son en su mayoría de “más de un mes” (57,4%). Por otro lado un 26,8% responden que su economía familiar podría aguantar “hasta un mes”; y, el grupo restante 15,4% estableció como límites entre dos y una semana.
En cuanto al cobro de ayuda social antes y durante el aislamiento social obligatorio, en el Gran Corrientes un 13,3% de los encuestados afirmó que percibía alguna ayuda antes, llegando a 27,5% a partir de la cuarentena. Para el caso del Gran Resistencia el 6,4% de los encuestados respondieron haber percibido alguna ayuda social antes del aislamiento social obligatorio, y un 14,4% a partir de la cuarentena. En ambas áreas se ve un aumento porcentual de personas que reciben alguna ayuda social estatal en este período.
Gráfico 8: Cobro de ayuda social del Estado antes y durante el Aislamiento Social Obligatorio. Fuente: Elaboración propia.
Frente a la pregunta “¿Cuáles son las mayores dificultades que tiene durante la cuarentena?” (cuyas opciones eran no-excluyentes) se puede ver en el gráfico 9, que el 42,40% del total de personas encuestadas mencionó como dificultad principal cuestiones laborales/económicas, seguida en frecuencia por la necesidad de salir del barrio para acceder a cajeros, rapipagos, comercios (33,4%) y complicaciones para acceder a la salud (29,4%). Por otro lado, el 23,3% identificó como dificultad el acceso a la educación, el 19,9% mencionó problemas con la realización de grandes compras de mercaderías para varios días, el 19,5% afirmó advertir mayor demanda en horas de trabajo (laborales y del hogar), y un 18,6% mencionó la necesidad de salir de la vivienda para asistir a familiares que requieren de cuidados y acompañamiento. Otras dificultades, aunque menos frecuentes, fueron: en relación a la permanencia en la vivienda por las condiciones habitacionales (6,1%) o por la necesidad de salir a trabajar (10,8%), problemas con acceso a internet y telefonía celular (11%), problemas con las fuerzas de seguridad (9%).
Gráfico 9: Mayores dificultades durante la cuarentena. Fuente: Elaboración propia.
4.b. Situación en los Barrios Populares (Entrevistas)
Sin ánimos de minimizar la gravedad de lo dicho anteriormente, ni siquiera tales datos llegan a reflejar enteramente la realidad en los barrios populares. Detallaremos algunas situaciones en ambas áreas metropolitanas, que han agravado las condiciones de vida debido a: i- Cierre de zonas y barrios específicos, ii- Intentos de desalojo y desalojo efectivo, iii-Dificultades relacionadas a la subsistencia-trabajo, iv-Hambre, problemas para el abastecimiento alimenticio y otros productos de primera necesidad, v- Aumento de la Inseguridad y de situaciones conflictivas al interior de los barrios, vi-Percepciones contrapuestas sobre el accionar de las fuerzas de seguridad, y vii- Dengue.
i- Cierre de zonas y barrios específicos
En Resistencia, a fines de marzo, se produjo el cierre con montículos de tierra y vallas en varios accesos a la Zona Sur (sobre el canal y Av. Soberanía), dejando solo 4 accesos habilitados y, a su vez, se restringieron los accesos en Barranqueras hacia Resistencia y Puerto Vilelas. En todos los casos, sin vinculación a contagios confirmados. Por otro lado, en Corrientes, frente a casos de personas contagiadas de COVID-19, se procedió desde el gobierno provincial al cierre de todos los accesos del barrio San Marcos durante 6 días (viernes 10 al miércoles 15 de abril de 2020). Tiempo más tarde, en Resistencia sucedió algo similar en la zona Gran Toba (Toba 1 y 2, Camalote, Chelilly 1 y 2, Cotap, Crescencio López y América) (27 de abril) que continúa cerrada hasta el momento y con aumento de la cantidad de contagios y muertes.
Zona Sur, Resistencia.
A fines de marzo se cerraron con montículos de tierra y con custodia policial, varios de los puentes o pasarelas que conectan los barrios al sur-suroeste del canal de la Av. Soberanía Nacional con el resto de la ciudad. En Abril, según cuentan los vecinos, los soldaron y colocaron “vallas como las de las vías del tren”. En los testimonios de los vecinos se observan posturas diversas: en muchos casos, se considera que la medida fue adecuada, que los están cuidando, debido a que “la pandemia está del otro lado” y ellos “no los conocen a los que tienen el virus”. En otros casos, se denunció que la medida era violenta y contribuía a reforzar los ya existentes estigmas de una población que además, debía pagar los platos rotos con más discriminación.
Pese a ser contrapuestas, ambas posturas expresan que las vecinas y vecinos tienen muy claro que la pandemia, en contextos de tanta desigualdad, está fuertemente marcada por no haber surgido de los barrios populares, y sin embargo ser los más expuestos a padecerla en las peores condiciones.
“Antes de que hagan el puente de Hernandarias, yo le escribí al gobernador Peppo cuando recién asumió y le dije que ese puente es indispensable para nuestra super-población que abarca muchísimos barrios, muchos sectores, y que seguimos siendo "los del otro lado" (Vecina Asociación Civil Solidaridad y Lealtad, B° 10 de Mayo, Zona Sur de Resistencia).
Lo que ambas comparten es que de ninguna manera los habitantes de la zona Sur fueron informados debidamente de las medidas, y sobretodo, que han sumado nuevas dificultades, en un contexto absolutamente dependiente de otras áreas de la ciudad (Ver: “3. El barrio”): desplazamientos más largos para quienes dependen del trabajo del día a día, para acceder a comedores en escuelas que están del otro lado, para acceder a servicios básicos como la salud, para el abastecimiento de productos alimenticios y de higiene, para transitar en días de lluvia (ya que las vías posibles son pocas -de tierra y poceadas- y son en las que ahora se concentra la circulación).
“No es por que queramos salir, ir a joder, nosotros las cosas las tenemos a 4 o 5 cuadras de la Hernandarias. Para ir a una farmacia, para ir a la carnicería (…) Al ponernos la montaña de tierra, tenemos que ir hasta la Alberdi y hasta la calle 8. Y ni hablar los días de lluvia, porque corre muchísima agua en la Av. Bogotá. La Bogotá está en pésimas condiciones, deja mucho que desear esa calle, y es el acceso que dejaron para todos los barrios” (Hernán Sandoval, Presidente de la comisión vecinal del barrio Primavera).
Imagen 4: Cierre de puente en Av.Nicaragua y José Ma. Paz – zona Sur de Resistencia. Fuente: Infoqom
Barrio San Marcos, Corrientes.
Consistió en un aislamiento y cierre total de los accesos del barrio, denominado por el gobierno provincial como “cerco sanitario”. Surgió a partir de un caso de contagio de una trabajadora de salud que realizaba sus actividades en Resistencia. Sus datos personales fueron filtrados, produciendo estigmatización entre vecinos y también por parte de funcionarios que la acusaron de romper la cuarentena, información que ella misma desmintió en medios de comunicación (Enfermera del San Marcos: "Es mentira que anduve paseando por el barrio". 14 de abril de 2020, Diario El Litoral). Se pretendía que este aislamiento dure 14 días, sin embargo se levantó el cierre al sexto día a partir de la movilización de los vecinos y además, según dijo el ministro de salud pública de la provincia, se hicieron 40 testeos alrededor de la vivienda de la primer infectada que dieron negativo (Levantaron el aislamiento en el barrio San Marcos, 14 de abril de 2020, Diario El Litoral).
Horacio Aguirre, vecino del Bº San Marcos, relató cómo se vivió el cierre. Por un lado, mencionó que fue algo que los tomó por sorpresa, sin posibilidades de realizar previsiones y sin explicaciones claras. Los primeros días, cuando debían realizar el abastecimiento para la alimentación no los dejaban salir a las avenidas, entonces comenzaron a pedir donaciones de familiares:
“Tampoco nos dimos cuenta de que iba a ser tan drástico lo que nos hicieron pasar, porque cuando nos traían las bolsas (amigos o familiares) te hacían dejar en el suelo en el medio de la calle. Y cuando los policías te daban permiso podías ir a buscar tu bolsa de carne o de verdura. Pero sin ningún contacto al que te traía las pertenencias”
(Horacio Aguirre – Vecino del Bº San Marcos, Corrientes).
Por el otro, comentó sobre la solidaridad vecinal como respuesta ante la desidia (y las mentiras):
“Y acá fue algo positivo la organización que tuvimos entre los vecinos del barrio, por que como te digo, nosotros no podíamos traer nada, no podíamos comprar nada de afuera. Entonces fue en ese momento que nos organizamos y comenzamos a pedir donaciones de afuera. Y se armaron 6 o 7 ollas populares en distintos puntos del barrio y todos colaboramos entre todos. Supongamos, a mí me traían pollo y bueno, yo tengo pollo, ¿qué tenés vos?, arroz. Y fue así que nos organizamos. Pero eso fue recién al segundo día, porque se decía en los medios que a nosotros nos abastecían sanidad, salud, alimentos… pero era mentira. O sea, de mi zona, en donde estoy yo, fueron el segundo día a entregarnos un módulo. Pero en este módulo te traían un fideo, un puré de tomates y nada de verduras, nada de pollo”.
Durante esos días no funcionaron los comedores del barrio, no se permitían las salidas por ningún motivo (ni siquiera para ir a trabajar, como el caso de un enfermero; o para volver a su casa en otro barrio, como una vecina que estaba de visita). Horacio comentó la situación de incertidumbre y estrés que se vivió en el barrio:
“Acá dentro del barrio, nadie del gobierno, nadie de salud, nadie te explicaba y no te decían nada. Era como que estábamos encerrados y a esperar nomás a ver qué pasaba. Y más cuando falleció la abuela de la enfermera… ¡uuh! fue horrible la sensación acá adentro. Nosotros pensábamos qué bueno… nos encerraron y mueran todos los del barrio y que se salve el que pueda”.
Imagen 5: Cierre del barrio San Marcos en Corrientes. Fuente: Canal 5TV
Sector Gran Toba, Resistencia
La respuesta del gobierno Provincial ante el brote de COVID-19 en el área conocida como Gran Toba (Barrio Toba tramos 1,2,3 y 4; Chelilly 1 y 2; Camalote y Crescencio López) fue la activación del cordón sanitario. Esto significó el cierre de casi todos los accesos a la zona de más de 31 hectáreas con montículos de tierra y vallas, dejando sólo dos accesos abiertos y controlados. El sector constituye un área con altos niveles de hacinamiento, donde se estima viven más de 4.500 personas, llegando a habitar hasta 4 familias por lote. Como comenta Pedro, docente y vecino del Barrio Toba, las viviendas del tramo 1 son de programas estatales, nuevas en relación a las del tramo 3 y 4 que continúan siendo viviendas autoconstruidas por los vecinos, de ladrillos o algunas de chapas tipo casillas.
“Las casas son de materiales, tenemos agua y luz, podemos quedarnos todo el tiempo que sea necesario encerrados. ¿Pero de que vamos a vivir si la mayoría de los vecinos somos pobres que vivimos del día a día?” (Silvia Pinay – Referente de la Comisión Vecinal Sector 1).
Existen proyectos de nuevas viviendas para las nuevas generaciones del sector 1 y 2; y viviendas para los sectores 3 y 4. Sin embargo, esta situación aún continúa en proyectos, promesas y papeles. Gran parte de las viviendas están habitadas por los titulares de la casa (los ancianos), sus hijos que ya formaron familia y los hijos de estos últimos.
“Ya es parte de la cultura nuestra tal vez de quedarnos en la casa y conformar familia en la casa conjuntamente con los padres. O también como en nuestro caso, tenemos el papel de la nueva vivienda hace años pero nunca nos otorgaron esas viviendas y quedamos acá en la casa de mi suegra” (Pedro Ramírez – Vecino y docente en el B° Toba).
El primer caso de contagio fue el 17 de abril y constituyó una alarma para todos en el sector, ya que fue producto de una derivación de un joven al Hospital Perrando, donde contrajo el virus. El joven ingresó por un problema de vesícula y salió siendo portador del COVID-19; a partir de eso los contagios se multiplicaron dentro del barrio. Al poco tiempo, vecinos afirmaban que se hizo el hisopado a todos los integrantes del CAPS del
Toba y dio positivo una enfermera que trabajaba allí, entonces la comisión vecinal pidió el ingreso de otros médicos al barrio y posteriormente se montó un polo sanitario en el centro comunitario del B° Chelilly.
Al cercar la zona, muchos de los vecinos que viven de changas, comercios o ventas de artesanías dejaron de trabajar y sus ingresos disminuyeron drásticamente. A la grave situación de pobreza se sumó la imposibilidad de obtener alimentos fuera del barrio. Se entregaron algunos bolsones de mercadería a muy pocos vecinos con productos básicos no perecederos, pero no se incluyeron carnes, verduras, lácteos, ni elementos de limpieza e higiene. La ayuda propiciada por el Ejército Argentino tampoco es suficiente, ya que se entregan alrededor de 600 raciones de comida en una zona de más de 4000 personas. Así cuenta Silvia Pinay (Referente de la Comisión Vecinal Sector 1):
“Hoy escuché una vecina que no tenía para comer y pedía que alguien la ayude. En la otra zona viene el ejército a entregar la ración de comida y acá hay gente que por problemas de salud o por temor a contagiarse no pueden ir hasta la otra zona a retirar su ración”.
El apoyo sanitario es paupérrimo, se entregan uno o dos barbijos de mala calidad por vivienda, cuando en la misma viven hasta 16 personas. En relación a esto, Pedro afirmó:
”(…) lo que se estuvo entregando acá son unos barbijos de una tela vegetal transparente, se rompen y no sirven para nada. Se hacía entrega de un solo barbijo o dos por casa, pero acá en las casas hay varias familias que son entre 7 y 16 integrantes, chicos y gente mayor (…)”
La discriminación que sufre la comunidad indígena del Gran Toba se agravó aún más con los contagios, la situación fuera del barrio es muy hostil para la comunidad:
“(…) lo que pasó acá en el barrio Toba fue muy inflado por los medios de comunicación, entonces cuando salimos afuera ya nos discriminan porque somos del barrio Toba. Cómo si nosotros hubiésemos traído el virus. En cambio a otra gente que vino del exterior, a esa gente ni le tocan, ni los encierran, entonces a uno le da bronca todas esas cosas” (Vicente, Vecino del Barrio Toba tramo 1).
Las puertas de comercios, merenderos y comedores de los barrios aledaños al Gran Toba son sistemáticamente cerradas bajos expresiones de odio, miedo y temor hacia los integrantes de la comunidad.
“(…)Yo que tengo comercio -un kiosco- y me voy al mayorista que está acá por la ruta 11, cuando digo que soy del Barrio Toba paran todas las orejas, me miran y no me dejan entrar (…) Somos como el terror de Resistencia, como que si fuera que el único lugar de Resistencia que hay varios casos del virus” (Pedro Ramírez – Vecino y docente en B° Toba).
Resulta llamativo que las acciones tomadas por los gobiernos provinciales sean marcadamente diferenciales en función de zonas y barrios donde viven personas que se contagiaron de COVID-19, y que estas no sean para mejorar las condiciones en las que enfrentan la pandemia dichos habitantes (en otros casos se buscó respetar y no hacer pública la identidad y localización de los contagiados; es cierto que el centro de Resistencia tiene algunas restricciones para el acceso, pero eso responde a otros motivos, tiene que ver con la conglomeración en el área central de cada ciudad de actividades y usos que convocan a toda la población urbana frente a diferentes necesidades). Según los protocolos establecidos, se accionaron mecanismos de aislamiento comunitario o colectivo en zonas donde no es posible realizar los aislamientos individuales en cada domicilio. Sin embargo, lejos de garantizar que la gente pueda vivir sin salir del barrio, se produjo un incremento de los problemas, a lo cual se suma la deficiente asistencia alimentaria, sanitaria y económica.
Imagen 6: Cierre del Sector Gran Toba en Resistencia. Fuente: HDP Noticias
ii- Intentos de desalojo y desalojo efectivo
Si hay algo que definitivamente atenta contra el cumplimiento del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, la cuarentena, la consigna “Quedate en casa”… es un desalojo. Se produjeron intentos de desalojo y un caso de desalojo efectivo en Corrientes. El Observatorio de Conflictos Sociales del NEA, a través de algunas investigaciones realizadas durante los últimos tres años expone el carácter sistemático de esta práctica judicial y gubernamental, que va en contra del derecho a la tierra, la vivienda y el ambiente sano, enarbolados en la Constitución Nacional y los tratados internacionales con rango constitucional. Por ejemplo –según un primer trabajo preliminar, difundido durante marzo y noviembre de 2018– se produjeron siete desalojos en la provincia de Corrientes, cinco de ellos en la Capital, lo que demuestra que no se trata de hechos aislados. (“Comunicado: Corrientes: en plena crisis sanitaria ordenan desalojar a vecinxs de un asentamiento”).
– Orden de desalojo en el Barrio Quilmes, zona Las del Monte:
Esta orden firmada por la Jueza María Cristina Sánchez del Juzgado Correccional n° 2, respondiendo a un privado que reclamó el dominio del terreno en cuestión, afectaba a alrededor de 60 familias y buscaba efectivizarse el 12 de Mayo en plena pandemia global. Yésica Gonzalez, vecina del barrio y referente de la FOB, mencionó todo el esfuerzo que realizaron los vecinos para urbanizar y construir sus viviendas en lo que antes era un terreno ocioso dentro de la ciudad. La llegada de la orden de desalojo implicó que los vecinos deban salir de sus casas y organizarse para realizar ollas populares y movilización.
“Eso nos obligó a salir a todos, porque nosotros nos veníamos cuidando adentro de nuestra casa. Tuvimos que romper la cuarentena” (Yésica González, vecina del barrio y referente de la FOB).
También expresó que varias veces llegó la policía cuando ellos hicieron manifestaciones:
“Después cuando vieron que nos juntamos para organizarnos y ver qué medida tomamos para que no nos saquen de nuestra casa, vinieron e hicieron peor [los policías], y seguían notificando a la gente. (…) Nosotros nos sentimos como que estaban incitando a que reaccionemos mal. Y como no somos ningunos tontos, tampoco hicimos eso, les dijimos que paren porque nosotros ya entendimos y no es necesario que sigan viniendo”.
El desalojo fue suspendido (por el momento) mediante una resolución judicial con promesas de expropiación.
“Ahora se metió el gobierno a pedido de la expropiación. Estamos con eso, con promesas por ahora. El día 12, que era el día que teníamos el desalojo, estábamos todos pendientes a ver qué pasaba. Promesas son promesas, porque cuando la justicia avanza, avanza igual”.
Imagen 7: Movilización y Ollas populares en el Bº Quilmes. Fuente. Diario El Litoral.
– Desalojo de 4 familias en el Barrio Esperanza en Corrientes:
Este caso fue denunciado por el Foro de Organizaciones Vecinales. Consistió en un desalojo forzoso el día 14 de mayo, llevado adelante por el Fideicomiso de la Caja Municipal de Préstamos, organismo que depende de la Municipalidad de Corrientes (Foro de Organizaciones Vecinales, 14 de mayo de 2020, 14:40 hs “Nuevo desalojo forzoso en plena pandemia, dejan en la calle a 4 familias en el B° Esperanza”).
Esto implica que, desconociendo no sólo la actual crisis sanitaria, sino los derechos de las familias radicadas en esos espacios, se están produciendo acciones individualistas y egoístas desde algunos sectores sociales mejor posicionados, que avasallan a familias en condiciones críticas, demostrando, a su vez, una enorme irresponsabilidad e insensibilidad de la Justicia local, que posibilita estas órdenes. En este sentido, nos hacemos eco de la pregunta de una compañera y amiga: ¿Dónde hacer la cuarentena, por ejemplo, si te arrebatan tu propia casa?
Si bien no tiene que ver con el desalojo específicamente, aprovechamos este apartado para mencionar otra situación de emergencia, también vinculada a violaciones de derechos humanos: las cárceles. Diferentes organizaciones, como la Red de DDHH de Corrientes, hacen especial referencia a la Unidad Penal N° 1 de Corrientes donde se han producido varios contagios, en espacios que presentan condiciones de sobrepoblación, hacinamiento, malas condiciones sanitarias y de higiene. En esta cárcel, el 21 de Abril, la represión para quienes exigían mejores condiciones se ha cobrado una vida, la de José María Candia (véase: Red DDHH Ctes, 16 de mayo de 2020, 17:28 hs, “Ante la emergencia carcelaria y la pandemia”).
iii- Dificultades relacionadas a la subsistencia-trabajo:
Son innumerables las menciones a los “trabajadores del día a día” que habitan en los barrios populares, cuyas actividades se han visto imposibilitadas:
“Acá hay muchachos que lavaban coches en el centro, acá hay dos que cuidaban coches antes (…) Bueno ellos por ejemplo, ahora salen a las casas del barrio y piden para limpiar las zanjas, las cloacas, cosas así, solamente por mercadería” (Johana Ruiz Diaz – Bº Nuevo Don Bosco, Resistencia).
“[Productores de Puerto Vilelas] Van saliendo dentro de lo que se puede a vender frutas y verduras, salen en el colectivo, pero el colectivo a veces solamente levanta 7 personas. Si ya llegó hasta ahí con las 7 personas no los levanta y no pueden salir a vender sus verduras ni sus frutas” (Susana González – Fundación Amadeo Capital Humano).
Más aún cuando no todas las personas pueden acceder al Ingreso Familiar de Emergencia:
“yo comparto por ejemplo el IFE, está muy bueno el bono de $10.000 (…) por lo menos podés aguantar. Pero no es para todos tampoco, es para algunos” (José Ponce – Bº 12 de Agosto, Resistencia).
Entre los entrevistados, contamos con el testimonio de la FETRAC (que nuclea a la Unión de Carreros y Recicladores, la Unión de Malloneros y la Unión de Trabajadoras Textiles, entre otros) de Corrientes, cuyas cooperativas de diferentes gremios (carreros, textil, mallonero, de construcción, de panadería, de huertas orgánicas) están presentes en la mayoría de los barrios populares de la ciudad.
“Por ejemplo, el gremio de carreros fue siempre muy perseguido. Y así también las textiles que tienen que ir a entregar los pedidos que les hacen, que tienen que salir del barrio para ir a comprar. Donde mejor precio hay es en el centro, les cuesta entrar al centro. A los recicladores que iban al centro no les permiten pasar de la avenida para el centro. Es decir, te enfermas de la avenida hacia el centro y en el barrio no (…) La situación de los barrios es bastante complicada. Por ejemplo, las changas se cortaron todas. Quien tenía más o menos seguras esas changuitas, hoy en día está todo muy parado” (situación de la FETRAC – Corrientes).
iv- Hambre, problemas para el abastecimiento alimenticio y otros productos de primera necesidad:
La mayoría de los vecinos entrevistados manifiestan una situación crítica en este sentido. Diego Gómez, del asentamiento Galván 2 en Corrientes respondió a la pregunta “¿Qué problemas se han agravado en este contexto?”:
"Y, el hambre. Porque se ve más gente y más niños, más abuelitos y abuelitas con hambre. Ese es el problema que trae más arraigado esta pandemia. Porque hay alguna gente que no puede salir a trabajar" (Diego Gomez – Bº Galván 2, Corrientes).
Así también, muchos referentes comentan un aumento importante de gente y demanda en los merenderos, comedores y ollas populares, los cuales se encuentran desbordados.
“[Merenderos en Barranqueras] Nosotros comenzamos en un merendero con 50 y hoy tenemos 90. En uno empezamos con 35, el de la costa, y hoy tenemos 105. Se fue incrementando muchísimo más porque al no poder salir los padres (…) nosotros no lo tomamos como que se le da al niño, sino que se le da a la familia” (Susana González – Fundación Amadeo Capital Humano).
Algunos de ellos reciben apoyo gubernamental, regular o a través de donaciones, pero continúan siendo insuficientes. Otros se sostienen gracias a las donaciones de vecinos y de personas de otros barrios (ver: “5. Sobrellevando la pandemia”); el problema es, como expresó una vecina del Bº 10 de Mayo en Resistencia, que “vos no le podés decir hoy sí, mañana no a la gente. Tiene que ser algo coherente y seguido, porque la necesidad está”.
Otros bienes de primera necesidad son los productos de limpieza e higiene:
“Hay problemas de salud derivados no solamente de la pandemia, sino por ejemplo enfermedades de piel, por seguir todo el tiempo dentro de la precariedad, cerca de las aguas servidas. Y al no trabajar no se tienen insumos de limpieza, si no se entrega. No solamente los alimentos” (Susana González -Fundación Amadeo Capital Humano).
v- Aumento de la inseguridad y de situaciones en relación a consumos conflictivos al interior de los barrios:
Algunos vecinos y vecinas entrevistados de los barrios populares refieren a problemas con consumos conflictivos que existen al interior del barrio, algunos previos y otros agravados a partir de la pandemia:
“Pasa que son barrios muy humildes, donde hay chicos muy pasados de droga, y hay problemas todos los días. En el barrio hay un sector ya casi llegando a la marginalidad. Pero, por falta de sustancias, hay problemas con la muchachada” (Miguel Alegra – SOMOS Barrios de Pie – Bº Mendoza al Sur).
En reiteradas ocasiones, las personas entrevistadas hicieron alusión a un aumento de inseguridad y conflictividad interna en los barrios, que en algunos casos es atendida:
“Más anoche, que era un tiroteo acá en mi cuadra, vino la policía. Ahora es más de lo que era. Va y viene la policía. Porque acá se maneja mucho la droga, y entonces ahora se ve más” (Vecina Bº Villa Libertad).
Y en otros no:
“Los policías pareciera que tienen miedo de entrar. Cada vez que llamamos por un problema no vienen. Tenés que llamarle muchísimas veces y apurarlos porque si no no vienen, no entran” (Vecina Bº Facundo).
vi- Percepciones contrapuestas sobre el accionar de las fuerzas de seguridad:
La mayor parte de las personas entrevistadas afirma que la relación con las fuerzas de seguridad ha sido muy cordial. Algunos empatizan con la situación de los policías apostados diariamente en los controles y como trabajadores expuestos al virus, y otros mencionan estar conectados con ellos por si surge algún problema en el barrio. Sin embargo, no pueden ignorarse ciertas situaciones conflictivas que relataron algunos entrevistados.
En Corrientes, el testimonio del referente de la FETRAC expone una situación mucho más conflictiva en el día a día: “La relación con las fuerzas de seguridad, digamos que no es tan fácil, ya que antes de la cuarentena ya no era fácil. Ahora con todo esto tienen más poder, y empeoró todo. Tuvimos varias situaciones en las cuales nuestros compañeros salieron ahí cerca a reciclar y tuvieron problemas con ellos. Por ahí no se los llevaron, no les hicieron una causa, pero tuvieron que ir los propios delegados a explicar la situación de que estaban trabajando. O situaciones que iban al barrio, y porque la moto estaba ahí enfrente a la casa, le levantaban la moto para llevársela. Esto, porque supuestamente si la moto está afuera es que ellos estaban por salir de la casa” [Aclara que es porque no tiene espacio dentro de la casa] (…) O sea tengo miles de cosas para contarte. Por ejemplo habían demorado a un carrero en el Río Paraná. Lo bajaron del carro, lo alzaron al patrullero y lo llevaron. Diciéndole que tenían un pedido de captura y no era así. Y resulta que lo demoraron, fuimos nosotros, fue la señora de él. Y lo soltaron porque era mentira, no había ningún pedido de captura. Y resulta que le robaron el encendedor y el cigarrillo. (…) Esos abusos que se toman hoy en día, no se si sienten como que están con más poder. Pero son ese tipo de cosas las que les pasa a los compañeros ahí en los barrios”.
Desde el comienzo del período de aislamiento, organismos como el Comité Contra la Tortura, la Red Provincial de Derechos Humanos de Corrientes y el Observatorio de Conflictos sociales del NEA vienen denunciando casos de abusos policiales y detenciones arbitrarias a personas que deben salir a resolver económicamente su día a día. Este es el caso de un carrero en Corrientes que recibió más de 20 perdigones de balas de goma y fue detenido durante 10 horas por incumplimiento de la cuarentena. Estos organismos denunciaron el incumplimiento de los trámites administrativos y de los criterios arbitrarios de detención (véase: Nahuel Lag, 3 de abril de 2020, “Corrientes: abusos policiales con la excusa de asegurar el aislamiento” Diario Página 12).
vii- Dengue y vecinos contagiados:
Esta enfermedad constituye un problema mencionado recurrentemente en las entrevistas, como situación padecida especialmente por los barrios populares antes de la pandemia. Los entrevistados hicieron alusión a vecinos y vecinas contagiados (situación vinculada al difícil acceso a la salud, ver: “3. El barrio”), a alguna medida tomada por los gobiernos locales y al miedo a la enfermedad por las condiciones en que se encuentran los barrios.
En función de los relatos, quizás los más llamativos sean aquellos que se vinculan necesariamente con los resultados de la encuesta y las aclaraciones al respecto (“3. El barrio”). Las entrevistas demuestran una enorme desinformación de la población, preocupada por la reproducción del mosquito en espacios donde, en realidad, este no se reproduce y por otro lado, aliviada por algunas fumigaciones realizadas, cuando esta medida, que ni siquiera es la más recomendada, apenas alcanza a una pequeña parte del problema. Esto, reiteramos, de ninguna manera significa trasladar la responsabilidad a las personas entrevistadas. En todo caso, habla del limitado abordaje de la problemática por parte de los gobiernos locales, tanto en acciones concretas de eliminación del vector en todas sus fases como en campañas de difusión accesibles a toda la población.
5. Sobrellevando la pandemia: algunas estrategias
5.a. Situación en los Barrios Populares (Entrevistas)
En una situación tan desoladora, se hace sumamente necesario visibilizar las diversas formas de solidaridad vecinal reforzadas y/o surgidas en los barrios populares para enfrentarla. Las entrevistas realizadas demuestran que quienes realmente están a la vanguardia de las estrategias para sobrellevar la pandemia de formas ingeniosamente comunitarias son las vecinas y vecinos que destinan tiempo, trabajo y dinero personal a ocuparse de otros.
En algunos casos, reciben apoyo de distintas áreas del Estado (en productos y remuneración al trabajo), pero en la inmensa mayoría, el verdadero sustento está en las redes de solidaridad pre-existentes, que resisten a pulmón. No logramos expresar con palabras nuestra admiración y la sensación contradictoria que genera el hecho de que el acompañamiento estatal no alcance a empatar la potencia de la organización vecinal, y que por lo tanto, la presencia territorial esté en las manos de vecinas y vecinos que llevan adelante los merenderos, los comedores, las ollas populares, el cuidado de adultos mayores, las colectas de abrigo, alimentos y elementos de higiene.
“Las organizaciones sociales son un eje fundamental en estas cuestiones (…), son los que están haciendo la merienda, la comida, repartiendo en casa por casa con barbijos y todas esas cosas” (Miguel Alegre, SOMOS-Barrios de Pie, B° Mendoza al Sur, Corrientes).
“Antes de todo esto estaban los muchachos con su corte de pasto, otros vendiendo tierra, juntan sus bolsas de tierra y salen a vender, el otro hace su venta de verduras por la calle con su carrito…Y hoy encontrarse con que ni siquiera pueden cortar el pasto de las casas. ¿Y cómo se resuelve?… En la olla popular” (Vecina Bº 10 de Mayo).
Imagen 8: Comedor “Los Danielitos”del B° San Marcos, Corrientes Fuente: Gentileza Horacio Aguirre
Frente a situaciones extremas, como la orden de desalojo del Bº Quilmes o el cierre total del Bº San Marcos en Corrientes, la solidaridad entre vecinos se vio aún más fortalecida frente a la necesidad. En el caso del San Marcos, desde el momento del cierre del barrio los vecinos tuvieron que organizarse llevando adelante entre 6 y 7 ollas populares en diferentes puntos del barrio cada día. Así surgió el merendero “Los Danielitos”, llevado adelante por Horacio Aguirre y varias vecinas. Lo mismo ocurrió en el Bº Quilmes, donde las vecinas y vecinos organizaron ollas populares para resistir al desalojo, que continuaron luego del freno a la orden.
Algunas de las estrategias identificadas en las entrevistas son:
-Innumerables vecinas/os que, mediante donaciones de otros vecinos o privadas, comenzaron a realizar ollas populares para complementar las existentes o reemplazar aquellas que se encontraban paradas (algunos comedores provinciales). Cabe destacar, que una vez más, estas tareas de cuidado se concentran mayormente en mujeres:
"Este domingo comenzamos con una olla popular acá en mi casa, que estamos haciendo a pulmón, porque no tenemos ayuda del gobierno ni de nadie. Nosotros somos ladrilleros y decidimos con mi familia hacer un almuerzo comunitario (…) Los vecinos se pusieron en contacto con nosotros para ayudarnos. Porque los sábados hacen comidas también los comedores comunitarios que tenemos alrededor. Entonces el almuerzo que no tendría la gente es el del domingo" (Esther Fariña – Bº Molina Punta).
“También se organizan vecinos y arman las ollas populares con lo que se consigue, y a la hora de retirar aparece gente de todos lados del barrio y de otros barrios también” (Vecina Bº Facundo).
“Algunos familiares se están reuniendo, cocinando todos juntos, hacen una sola olla grande como para 15 personas. Y hay algunos que me comentaron que estaban empezando a hacer en el merendero acá cerca, con lo que le dona la gente” (Vecina Bº Quinta Ferré).
-Espacios que al no poder brindar alimentos todos los días, organizan turnos para poder cubrir la semana:
“En algunos lugares se ponen de acuerdo y dan tres veces por semana en un merendero, y en otro dan los otros días, como para que los chicos todos los días tengan la taza de leche o un plato de comida” (Bº La Rubita).
“Nosotros tenemos un merendero a la vuelta (…), y después está el de la casa de mi hermana, a dos casas de distancia. Hay otro merendero con el que estamos organizándonos para hacerlo nosotros los días que ellos no hacen” (Vecina Bº Facundo).
-Espacios que entregan puerta a puerta:
“6 bandejas de facturas estaba haciendo con el panadero, y estaba dando casa por casa y llevando en botellas la leche o cocido. Empecé a llevar así por el tema de que no podíamos tener contacto. Acá por ejemplo, llegó un momento que andaba el patrullero, salía a llamar y a avisar que por favor la gente quede en sus casas. Pero igual, la situación está jodida, se siente, se ve, se palpa. Más allá de que existe la AUH, no alcanza. Yo tengo una vecina en donde son 8 hermanitos. En esos casos ¿cómo hacés?" (José Ponce – Bº 12 de Agosto).
– Trueque:
“Una vez cada quince días le dan dos bolsas de mercadería (…) y como ellos por ahí no ocupan la leche, o por ahí tienen que comprar otra leche, pero la de la tarjeta alimentaria la compran con la tarjeta alimentaria, entonces esa leche vienen y me dicen a mí, a mí o a otro kiosquero, ‘bueno, te cambio la leche y necesito tal y tal cosa’ (…) Yo el negocio lo tengo más para intercambiar que para otra cosa” (Bº Nuevo Don Bosco).
– Articulación con organizaciones externas para gestionar alimentos:
“Yo estoy presente en la comparsa, y tengo los grupos, tenemos el carnaval solidario, que nosotros si necesitamos algo les pedimos a ellos. Ellos consiguen donaciones y se las traen a las familias” (Vecina Bº Quinta Ferré).
“Les damos pan, torta frita; hay una distribuidora de gaseosas que nos dona, así que les damos una gaseosa por familia; una bolsa de pan, no un pan, bolsitas, aproximadamente tratamos de darle un cuarto; cuatro tazas de 200 para cada familia, o un poquito más si llegamos, el tema es que a veces no llegamos” (Susana González – Fundación Amadeo Capital Humano).
-Cambio de rubro comercial, evitando la competencia:
“Acá el de enfrente de casa por ejemplo, ahora puso una pollería, él antes de la pandemia tenía una tienda de ropa. El tuvo que cerrar la tienda porque no le dejan abrir (…) Pero como yo también soy kiosquera, él viene y me pregunta a mí primero, ‘¿puedo poner una pollería?’ y yo le dije ‘¡qué problema voy a tener yo si vos ponés una pollería! Yo puedo poner papa y cebolla y vos tenés la pollería ahí, después pasan al frente’” (Vecina Bº Nuevo Don Bosco).
-Acompañamiento de adultos mayores:
“Otra cosa que estamos haciendo es identificar cómo están los adultos mayores y en qué condiciones (..) desde ver si tienen pañales y ver si llegó el área de salud a hacerle todas las vacunaciones que les hacen falta. Toda esa parte que por ahí una familia que tiene 2 personas mayores en su casa, con discapacidad u otra problemática de salud, se les dificulta hacer todas las gestiones (…) llevarle pañal, ibuprofeno, curarle una herida. Pero, siempre faltan muchas cosas. Por ejemplo hoy yo tuve que hacer una curación y yo no podía conseguir guantes. Eso tenés que pedir a salud y no llegan” (Florencia Ojeda – Bº Anahí).
“Con este tema de la ayuda a los abuelos, yo misma voy, le cambio una camperita para un abuelo, se las cambio por dos kilos de harina por ejemplo, o un pantalón, algo que les haga falta. Por ejemplo una frazada que están vendiendo a $200, me dicen ‘bueno traeme $200 de mercadería’” (Bº Nuevo Don Bosco).
– Ayuda entre cooperativas:
“Como está el gremio carrero está el gremio textil. Habían conseguido la tela para barbijos y desde el gremio de las textiles, ellas les están haciendo los barbijos a ellos” (Situación de la FETRAC).
Si bien no forma parte de este relevamiento, sabemos a partir de diferentes medios locales que estas últimas semanas se han comenzado a conformar espacios integrados por referentes de organizaciones sociales, partidarias y sindicales que buscan tener una llegada más directa a las decisiones y políticas llevadas adelante actualmente frente a la urgencia sanitaria por los gobiernos provinciales y municipales. Este es el caso del comité o Mesa de crisis social en Corrientes.
Reflexiones e interrogantes
Tal vez las manos que reciban este informe sean las de las personas que completaron la encuesta, curiosas por saber qué sucedió con los datos que enviaron, acerca de cómo transcurre su vida en este momento. Quizás sean las de las personas que fueron entrevistadas y hablaron de las condiciones de su barrio. Posiblemente sean las de cualquier vecino o vecina de las ciudades que aquí se mencionan. Y quién sabe, también podrían ser las de alguna persona en función pública, que toma decisiones que afectan a todos.
A todas esas personas, queremos contarles que este informe surgió a partir de cuestionamientos profundos en torno a la consigna “Quedate en casa”, cuando comenzó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, la cuarentena. Nos preguntamos ¿pueden efectivamente hacerlo todas las personas? ¿Qué sucede cuando no se tiene casa? ¿Qué sucede cuando sí se tiene una, pero no está en condiciones de ser habitada por mucho tiempo, o por muchas personas? ¿Cómo se hace para resolver todas las necesidades sin circular demasiado, cuando el barrio no ofrece esa posibilidad? Lo primero que verificamos en aquel momento, fue que no éramos los únicos haciéndonos estas preguntas. Lo siguiente, fue que había muchas más preguntas que se disparaban en torno a éstas.
También comenzamos a ver publicaciones permanentes con datos sanitarios de ciudades del mundo, del continente, y en nuestro país, fuertemente enfocados en la Capital Federal. En ese sentido, fue el Relevamiento Nacional, realizado por la Comisión de Ciencias Sociales de la Unidad Coronavirus, el que aportó a dos cuestiones que consideramos fundamentales: a tener en cuenta los impactos sociales de la cuarentena (no sólo los aspectos sanitarios propiamente dichos, de la pandemia) y a poder exponer problemáticas de todo el país. Sin embargo, continuamos notando que en nuestros aglomerados urbanos, que agrupan una gran cantidad de personas contagiadas (particularmente del lado chaqueño), poco se estaba diciendo sobre las condiciones en que habitaba, previo a la actual situación, la mayor parte de las personas; y menos aún, qué implicancias había tenido la cuarentena sobre ese contexto.
Observamos que una de las particularidades de nuestras ciudades, de tamaño intermedio, es que la calidad urbana y habitacional es, en general, relativamente deficitaria en distintos aspectos. No es sencillo identificar las “Villa 31” y los “Puerto Madero”, porque el contexto es distinto, sin embargo la desigualdad existe, y la pobreza abunda. Para aquellas personas que habitan en situaciones muy cómodas para los estándares locales, algunos aspectos de la vida presentaban, ya antes de la pandemia, serios inconvenientes: hay barrios con casas amplias y lujosas que no cuentan con pavimento en los alrededores. Hay sectores muy cercanos al centro de la ciudad que conviven con desagües cloacales a cielo abierto o se inundan periódicamente. Hay zonas muy consolidadas en las que no existen ciertos tipos de comercios, como farmacias, o no llega ninguna línea de colectivo. Mientras tanto, continúan construyéndose edificios de departamentos sin que existan medidas para que la población acceda efectivamente a vivir en ellos, y por lo tanto, cada vez tienen que alejarse más de las áreas centrales, ya deficitarias, hacia áreas peores. Con ese panorama como el mejor posible, observamos alarmados lo que está sucediendo en contextos donde la situación los encontró en condiciones históricamente mucho más desfavorables.
Los barrios populares son espacios que han sido, en palabras de una referente barrial entrevistada, “levantados ladrillo a ladrillo por sus habitantes”. No se refería a las casas, aunque también fue así, y aclaró que lo que construyeron fue una comunidad. Lejos de ser un relato romántico, es el testimonio de los que antes de la pandemia ya resolvían sus necesidades por sus propios medios y al margen de todo, de forma colectiva ante la necesidad. Luego “algún funcionario acompaña de vez en cuando” y, por supuesto, la población expresa su gratitud cuando algunas medidas han llegado a los barrios. Pero siempre después, siempre las migajas en relación a otros espacios de la ciudad. En este contexto tan particular, no tenemos cómo describir la sensación cuando una gran cantidad de referentes, vecinas y vecinos valoraron el llamado, que alguien se acordara y les preguntara cómo están sobrellevando el día a día. “Somos siempre los olvidados”, dijeron. La realidad previa a la pandemia demostró que este problema en ciertos contextos es mucho más complejo y que, incluso con todas las medidas (que, vale mencionar, nos distinguen para bien de otros escenarios muy cercanos y preocupantes en Latinoamérica), todos los parches son eso: parches.
Por lo tanto, este informe que ahora llegó a sus manos pretendió ser una primera aproximación que reuniera información sobre esas condiciones e implicancias, directamente relacionadas con las posibilidades de enfrentar (o no) una pandemia. Esperamos que sea un aporte para canalizar las innumerables y sobretodo distintas demandas de grupos sociales atravesados por desigualdades previas, que continúan esperando que alguien observe lo obvio.
“Tienen que bajar todos esos funcionarios que están ahí (…) esa gente tiene que bajar y recorrer, dejar el teléfono en la casa, las redes sociales, y bajar al territorio, con todas las precauciones (…) No escuchen sólo al referente, al de la comisión. Bajen y vean la necesidad con sus propios ojos. Cuando vos tenés un gobierno que se preocupa vos le podés plantear las cosas o al menos podés plantear lo que acá toda la barriada necesita para su desempeño”.
La atención debería estar concentrada en las necesidades básicas, que no están resueltas. Suena lógico pensar que todo lo demás, que por supuesto también es necesario, como el ocio, encontrará su lugar y momento cuando esté en marcha lo más básico. Si hay un logro de esta coyuntura es que ha demostrado que la salud es una cuestión social y, si no es abordada como tal, se transforma en un problema para todos.
Sostenemos que el aislamiento social es necesario, pero debe llevarse adelante garantizando el acceso a bienes, servicios y condiciones sanitarias urbano-habitacionales, indispensables para su cumplimiento. Eran demandas antes de la pandemia, hoy son urgencias. El momento actual requiere una mirada compleja: actuar sobre la coyuntura, sin perder de vista las desigualdades estructurales que implican también pensar, a mediano y largo plazo, en transformar la manera en que se viene produciendo ciudad. Está comprobado que basta un sólo caso –en áreas que no cuentan con las condiciones mínimas para la vida digna– para que la frágil situación estalle (y para que los gobiernos locales tomen cartas en el asunto). No es necesario esperar que eso suceda.
T – CdH
TURBA – Colectivo de Hábitat, es una organización formada por profesionales, docentes universitarios y trabajadores de la investigación relacionados al hábitat de las ciudades de Corrientes y Resistencia, en el Nordeste argentino.
[email protected]
@turbacolectivodehábitat
De su autoría, ver también en café de las ciudades:
Número 174 I Política
Lo técnico es político. Sobre el desarrollo urbano en las ciudades del NEA argentino.
TURBA – Colectivo de Hábitat
Sobre las implicancias urbanas de la pandemia, ver también la nota Coronavirus: dispersión y densidad urbana en debate. Una primera alerta (quizás demasiado temprana) de Richard Florida, por Marcelo Corti en nuestro número 182/3, la Presentación de nuestro número 184 y la nota Propuestas urgentes de medidas para combatir el COVID-19 desde una mirada integral del hábitat, de Habitar Argentina en el mismo número. Y en el número 185, las notas Metrópolis y COVID-19, por Oriol Estela Barnet, y Reflexiones a partir de la pandemia y su contexto, por Jorge Mario Jáuregui. Ver también el Foro para el día después de SAPLAT.
ANEXO
Gráficos 10 y 11: Cantidad de personas encuestadas por barrio