La manera en la que diseñamos nos define como profesionales, pero aún más como ciudadanas/os. Debemos reflexionar cómo actuamos y, sobre todo, qué ponemos en foco en el proyecto, pues la búsqueda de hacerlo inclusivo se define por centrar en él a la persona. Un desafío muy grande es el de evitar que este postulado se vuelva una idea vacía carente de implicancias concretas, pues trocaría en un slogan más de los tantos con los que tenemos que convivir en una cultura basada en la imagen y en las frases políticamente correctas, pero reduccionistas y algunas veces falaces. Lo proyectual es una actividad muy expuesta a ceder en estos dos aspectos, la forma y los postulados simples, por esto el Diseño Universal o Centrado en la Persona es un enfoque denso y complejo que nos acerca de una manera pormenorizada a lo útil y necesario, contemplando al otro, que por definición es distinto a mí. Esta manera de concebir al diseño buscará persistentemente el bienestar de las personas, permitiendo la participación de ellas en las actividades que necesiten desarrollar, dándoles la posibilidad de ejercer sus derechos sin distinguir su condición, entendiendo que lo que nos caracteriza son nuestras diferencias y diversidad.
Ubicar a la persona en el centro del proyecto implica desplazar de ese lugar muchas variables, entre ellas: al negocio (dinero), la imagen (forma) y sobre todo la superficialidad (discursos vacíos).
Ubicar a la persona en el centro del proyecto implica desplazar de ese lugar muchas variables, entre ellas: al negocio (dinero), la imagen (forma) y sobre todo la superficialidad (discursos vacíos). Cuando comprendemos y le damos prioridad a las personas, que son quienes realizan actividades enfrentando grandes limitaciones, la capacidad del diseñador/a de imaginar y crear soluciones administrando recursos escasos cobra un sentido esencial y una enorme responsabilidad social.
Poder instalar los conceptos de empatía, diversidad, solidaridad, colaboración, son desafíos que nos interpelan como formadores de futuros profesionales. Esto se puede canalizar a través de cómo se definen las temáticas de los proyectos planteados a las/os estudiantes y como se seleccionan y desarrollan los contenidos conceptuales y procedimentales dentro de las cátedras. Para que estas acciones desarrollen la capacidad de trabajar de manera colaborativa, descentrando al proyectista de su obra, para dotar de un sentido inclusivo al proyecto permitiendo imaginar un futuro común.
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El autor es Diseñador Industrial (UNC). Especialista en docencia universitaria (UTN.FRC). Profesor Titular de dedicación Exclusiva en la Cátedra Diseño Industrial III B (FAUD-UNC). Docente-Investigador categoría IV e Integrante de proyectos subsidiados por SECyT-UNC desde 2008. Director de equipos de trabajos de extensión (FAUD-UNC) desde 2012. Co-autor de publicaciones relacionadas con la enseñanza del D.I. Formador de recursos Humanos desde el año 2008. Miembro del Comité Académico Centro de Investigación de Diseño Industrial Córdoba (FAUD. UNC).