En campaña, Alberto Fernández anunció que realizaría una reunión mensual del equipo completo de gobierno nacional en cada una de las 23 provincias argentinas. La promesa puede considerarse en el contexto de varios debates políticos y sociales que en estos tiempos ponen en cuestión el federalismo en Argentina. Esto tiene un efecto colateral positivo: darle visibilidad a la cuestión del territorio, que también aparece en las manifestaciones masivas de rechazo a la “mega-minería” como la que acaba de suceder en Mendoza y la que comienza en Chubut. Todo lo que sea poner el territorio en la agenda política es bienvenido en un país que suele ignorarlo (al punto que uno de sus pensadores más lúcidos haya calificado como “mal que aflige a la Argentina” a su extensión territorial).
Esta doble cuestión del federalismo y la organización del territorio (aunque podríamos decir también que se trata de la misma cuestión) reúne varias dimensiones concurrentes; pueden identificarse al menos cuatro:
– Económica-fiscal, que incluye las peleas por la coparticipación (con la ya histórica postergación de la provincia de Buenos Aires a comienzos de la democracia), la Ley de responsabilidad fiscal de la presidencia Macri y la muy reciente discusión por la reducción de fondos de coparticipación a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Entran también aquí las políticas de subsidios, especialmente al transporte.
– Económica-productiva, con la contradicción entre actividades que generan divisas pero no empleo y por tanto no solo no producen atracción demográfica sino que, por el contrario, expulsan población. Aquí aparecen entre otras cuestiones la dramática disminución de la población rural dispersa o los efectos distorsionadores del “sueldo petrolero” sobre el acceso a la vivienda y otros derechos ciudadanos (la recurrente anécdota de la 4×4 estacionada en la puerta de una casa precaria, porque el salario permite comprar una camioneta pero no acceder a una casa digna).
– Política-institucional, en la que entran la gobernanza de las microrregiones y la institucionalidad metropolitana y regional, con antecedentes y referencias de interés, tales como el Programa DAMI de áreas metropolitanas del interior y la creación de la autoridad de cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) por mandato de la Corte Suprema de Justicia.
– Ambiental, vinculada a ese fantasma que recorre la Argentina: el extractivismo rural, minero y hasta urbano.
A la vez, el tema tiene relación con la vinculación regional argentina, ya que el futuro de varias regiones está ligado al de las relaciones con países vecinos o asociaciones continentales. No es este el momento más tranquilo para pensar estas variables, considerando la situación originada entre otras por la revuelta chilena, el golpe de Estado en Bolivia, la forzada migración venezolana y la distopía ultraderechista brasileña en curso, sumado al desprestigio de la OEA, la virtual caída de la UNASUR y la fundada desconfianza en el llamado Grupo de Lima. Más anecdótico o, en todo caso, con menor virulencia simbólica, el presidente electo uruguayo Lacalle Pou acaba de anunciar vagamente una propuesta para poblar su país con 100.000 familias argentinas.
Y fronteras adentro, aparecen también otras cuestiones recurrentes:
-El rol del conurbano bonaerense, al que se tiende a pensar en términos binarios como problema insoluble o como cuenca de votos, pero rara o ninguna vez como oportunidad. En relación a esto, periódicamente renacen las convocatorias al desmembramiento de la provincia de Buenos Aires (provocadoras como las de Andrés Malamud o ingenuas como las de Lucas Llach), intentando solucionar el “problema” de tener una provincia grande e inmanejable con la creación de dos o tres provincias grandes e inmanejables.
-La matriz de transporte y su sostenimiento económico, tanto en sus vertientes regionales y locales como en las modalidades de carga y pasajeros. Tema que engloba a su vez una cantidad de variables y muy especialmente la pérdida o desaprovechamiento de la red ferroviaria, que algunos atribuyen al lobby de Moyano y el sindicato camionero pero se arrastra a Menem, Frondizi… ¡y (al menos en la prédica intelectual) hasta Martínez Estrada!
-La falacia del equilibrio poblacional, nunca fundamentada en una explicación consistente ni menos aún sustentada en estrategias no pol-potianas. Debe haber pocos países con una distribución demográfica más “equilibrada” que la India y pocos tan desequilibrados como Canadá, pero esos equilibrios y desequilibrios no se correlacionan con mejores o peores niveles de vida y desarrollo.
Bienvenida entonces esta discusión sobre federalismo, demografía, recursos, institucionalidad y territorio. Hay que darla y tiene que derivar en políticas concretas.
MC
Sobre políticas urbanas en Argentina y su puesta en agenda política, ver las notas de la serie Análisis crítico de la legislación urbanística y de ordenamiento territorial en la Argentina y las notas El Plan Estratégico Territorial y la construcción de la Argentina deseada y Política Nacional Urbana en Argentina, por Marcelo Corti.
Sobre ACUMAR, ver también en café de las ciudades:
Número 153… I Ambiente y Política de las ciudades
¿Cuánto queda de la ACUMAR? I Cuando el riesgo Riachuelo-Matanza persiste I Por Artemio Pedro Abba
Número 124 | Terquedades
Una mirada arrabalera a Buenos Aires | Terquedad de ACUMAR en movimiento (lo duro, lo blando, lo lateral) | Mario L. Tercco
Número 89 | Terquedades
Una mirada arrabalera a Buenos Aires | Terquedad (optimista) del Riachuelo | Mario L. Tercco
Número 88 | Planes de las ciudades (II)
La actualización del Plan Integral de Saneamiento para la Cuenca Matanza Riachuelo | Hacia la reversión de una deuda ambiental y social |Grisela García Ortiz |
Número 87 | Ambiente y Política de las ciudades
Amanece, que no es poco | La autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo y la institucionalidad metropolitana en Buenos Aires | Artemio Pedro Abba
Sobre las propuestas de descuartizamiento de la provincia de Buenos Aires, ver la Terquedad provincial en nuestro número 140.
Sobre las políticas de “redistribución poblacional” de Pol-Pot en Camboya, ver la nota Urbanofobias en nuestro número 70.