Amanece en la ruta
Salir temprano de Buenos Aires a Rosario permite recorrer bastante de la ciudad en una jornada y brinda además un espectáculo extra (si la niebla lo permite): el amanecer sobre las planicies que anteceden al Paraná, a la derecha de la ruta 9 para quien va hacia el Norte.
La tecnocracia de los ‘60 llamó a esto por donde avanzamos el Eje Fluvial Industrial, aunque del río poco se ve desde la ruta 9 y algunas industrias… ya no están. El paisaje, todo lo monótono que se quiera, ofrece sus contenidos para quien quiera descifrarlo; por supuesto, las estaciones de servicio y los paradores, pero también algunos hitos más recientes, como el extraño Templo de la Virgen en San Nicolás y los hoteles Howard Johnson. Hay también una gran variedad de cultivos intensivos, cuya producción (de duraznos, de frutillas, de sandías, de rosas, etc., etc.) se ofrece a la venta.
Y habiendo mucho para ver, al llegar a Rosario a media mañana elegimos comenzar la visita por la periferia… Primera comprobación: la ciudad y su gestión más reciente pueden leerse del centro a la periferia o de la periferia al centro.
Matéricos Periféricos
La revista del Taller Barrale (Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la UNR) alude en su nombre a dos conceptos complementarios que bien definen a Rosario, y no solo a su arquitectura. Ya en otra nota habíamos comentado esa irónica definición de Rafael Iglesia: “en Buenos Aires me presentan como arquitecto ´del interior`; ellos pretenden ser el centro y no se dan cuenta de que el centro… está en el interior”.
En el número 10, dedicado a las relaciones entre identidad cultural y naturaleza, la portada reproduce el cuadro “Antiguos cazadores”, de Mario Domínguez, pintor de las islas paranaenses a las que mira Rosario. Domínguez y su compañera Lidia Godoy dicen, por ejemplo, que “debido a la transculturación que se vivencia en el imaginario de las islas es que se puede pensar en América desde las mismas. Hay una visión acerca de la naturaleza, el río como condicionante de la profunda sabiduría de los que viven inmersos en ella, que tienen mucho para enseñarnos sobre ese mundo desconocido a los que habitamos la ciudad”.
Para los rosarinos hay una especificidad poética del Paraná y de sus islas, complementaria del histórico rol portuario de la ciudad; una visión con algo de nostalgia, seguramente alimentada o reforzada por la reciente recuperación de la costa y, por lo tanto, del paisaje de la otra orilla. De algo de eso habla los proyectos del Taller en Charigüé y Puerto Gaboto; son “puntos de interpretación del paisaje, de su cultura y su naturaleza”.
Otro artículo explora el trabajo que los equipos municipales y el Consejo de Niños desarrollaron, en este caso, hacia el continente: las 14 plazas del Distrito Sudoeste. Una variación sobre un tema que define buena parte del urbanismo rosarino reciente, la cuestión del espacio público.
Siza en las márgenes
Hablando de materidad periférica, el número 12 de la memorable Arquitecturas Bis (marzo de 1976) estaba dedicado, según su portada, a dos “Arquitecturas en las márgenes”: las de Josep Jujol y Alvaro Siza. Trascribo de allí el texto que sigue de Rafael Moneo, que podría aplicarse a lo que un cuarto de siglo más tarde produjo el portugués en el sudeste rosarino, el Centro Municipal de Distrito Sur (CMD) “Rosa Ziperovich”: “La arquitectura de Siza es, ante todo, económica. Atender a lo esencial es la vía más económica de actuación formal y hay que advertir, para no caer en equívocos, que esta esencialidad puede ser de muy diversa índole: unas veces lo esencial será el modo en que se presenta el programa, otras las directrices a que en la construcción es forzoso referirse, sin que estas dos muestras de posible atención a lo esencial excluyan, en modo alguno, tantas otras. (…) en su contención, es promesa del potencial que encierra y ello hace que se nos presente siempre como algo tenso, activo, en continuo trabajo ya que, desde la construcción, se han resuelto las dificultades que aquel lugar o el programa tenía, pero quedan, evidentes, en la arquitectura, que es así quien hace transparente una realidad hasta entonces oculta”.
Se cuenta que un comedido funcionario mandó talar la arboleda sobre la avenida Uriburu, para que “se luciera” el edificio de Siza. Por supuesto que pasó todo lo contrario: el arquitecto se enfureció al ver que había desaparecido el contrapunto natural y vertical a su austera y apaisada composición. Hubo que plantar a los apurones unas tipas, que ya empiezan a trabarse con la línea de las paredes blancas.
El patio también hubiera merecido que se plantaran unos árboles, pero en este caso Siza se negó. Su uso en verano es imposible por el sol; a la noche el pavimento sigue irradiando el calor que recibió durante el día. Tampoco sirve para distribuir circulaciones; los accesos no están en el patio. Pero al menos se reconoce como ámbito unificador del edificio y centro simbólico de la composición.
En estos CMD pasa de todo: puede uno reclamar, casarse, divorciarse, registrar nacimientos y defunciones, presentar permisos de obra, algún curso, etc. La arquitectura es sencilla, aunque algunos critican detalles de terminación o lujos discretos. Y la feria espontánea sobre la avenida no le queda mal al edificio; la humildad de la arquitectura no la exime de cierta intemporalidad más o menos sublime que hace un buen contrapunto a la precariedad de los gazebos y los toldos. Los CMD son arquitecturas “de autor”, pero razonables, como el diseñado por Laureano Forero en el centro, en un antiguo edificio ferroviario.
Sacando fotos, un vecino enojado nos cuenta que estuvo toda la mañana y no pudo hacer un trámite; que cuando volvamos a Buenos Aires avisemos que “Rosario no es el Paraíso”. Nunca habíamos pensado que lo fuera…
La costa y el boulevard
Con la recuperación de la costa para uso público, el paseo costero reemplazó al Boulevard Oroño como eje de “prestigio” rosarino. En el viejo Boulevard conviven forzadamente las casonas burguesas de la primera mitad del siglo XX con los edificios en altura de la segunda mitad. El nuevo Código Urbano procura evitar esos desajustes para el área céntrica y su primer anillo.
En el área costera, la inadecuación es distinta: las torres “de la soja” son el sucedáneo de esas tipologías incompatibles del boulevard. Pero el parque es sencillo y eficiente, el diseño paisajístico evita las trampas contrapuestas del amaneramiento minimalista y del sobrediseño. El MACRO está en marcha, en los silos ingeniosamente pintados con el pragmatismo poético de la mejor arquitectura rosarina. Abajo, el bar Davis (homenaje al nombre original del silo, más allá de sus reminiscencias hard bop…) es probablemente uno de los mejores lugares del mundo para desayunar en un día de sol.
El camino de la negociación
En el norte de la ciudad, dos proyectos de disímil característica presentan distintas variantes sobre un tema clave de las operaciones urbanas: la reparcelación. En la periferia Noroeste, la propuesta de un grupo de inversores para desarrollar barrios privados fue retrucada por la Municipalidad con la exigencia de una entera línea de acciones que constituyen un “Parque Habitacional”. Ya está en construcción un centro comercial y un centro comunitario de 2.000 m2 cubiertos, con escuela, centro de salud y centro de desarrollo social; habrá vivienda de interés social y un parque de inundación del arroyo Ludueña. Y también las urbanizaciones privadas… Y también el estadio nacional de hockey femenino sobre césped para el Campeonato Mundial que se realizará en el 2010 (la plaza fue ganada a Buenos Aires, que no pudo asegurar terminar en tiempo dadas las restricciones legales a su construcción en el Club GEBA). La clave de la propuesta fue el englobamiento y reparcelación de una serie de terrenos que abarcan un área de 200 hectáreas; se ejecutan todas las infraestructuras cloacales, cordón cuneta, pavimentos y regularización de desagües pluviales en barrios abiertos, se construyen puentes y se destinan 11,6 hectáreas para la construcción de vivienda social; los barrios privados se sectorizan para evitar la configuración de grandes barreras urbanas.
En cambio, esa operación no pudo realizarse en el caso de Puerto Norte, sobre el río, donde hubo que pergeñar una solución que permitiera a varios “pescados gordos” (se me disculpara el término, que de todos modos es tan o más eficiente que el de “big players”) con propiedades en el área mantener similares condiciones de aprovechamiento de sus predios. Son en total 100 hectáreas, de las cuales se recuperan 42 para la generación de espacios públicos. Predominan aquí las viviendas y servicios de alto standard, las altas densidades y una imaginerìa a la page.
La gestión rosarina
Del grupo de las grandes ciudades argentinas, Rosario es la única sobre la cual hay algo concreto que analizar en materia de gestión urbana en los últimos años (exceptuamos de esta afirmación a Puerto Madero y, por supuesto, al hecho concreto de la falta de gestión). Más allá de la valoración que merezca esa gestión, y más allá de los errores u omisiones cometidos, la autoridad municipal se empeña en conducir los procesos de desarrollo e introducir criterios de beneficio urbanístico para la ciudad.
Prácticamente la totalidad de los temas de agenda de la gestión urbana del último cuarto de siglo aparecen en la breve recorrida que hemos hecho en un día: los más ligados a la producción cultural del proyecto urbano (arquitecturas de prestigio, incluyendo el anuncio del Puerto de la Música de Oscar Niemeyer, generación y calificación del espacio público, recuperación de áreas costeras) y los de matriz socioeconómica. La otra cara de la moneda es que, por lo tanto, los riesgos son parecidos a los que sufrieron las ciudades modeladas de acuerdo a estos criterios. Y nuevamente, saber lo que ocurrió en otros sitios ayuda a prevenir y corregir tendencias. Para hacer más interesante el panorama, todo esto en una provincia, Santa Fe, en la que el conflicto “del campo” fue especialmente intenso y ha abierto interrogantes acerca de la relación entre modelo socio-económico y organización territorial, en donde Rafaela se ofrece (bien que para una escala de ciudades bien distinta a la de Rosario) como otro “modelo” de desarrollo, y en que la polaridad de los “presidenciables” Binner vs. Reutemann reproduce otros conflictos de la región y del país: sur de la provincia rico / norte postergado, centroizquierda de los grandes centros urbanos / peronismo conservador, etc.
Podríamos preguntarnos si el prestigio de la gestión urbana de Rosario es el del tuerto en el país de los ciegos. Pero seríamos injustos, porque en todo caso ha habido una gestión que puede ser perfectible. Lo hecho hasta ahora no es poco, pero tampoco es todo. La verdadera pregunta es cómo hace Rosario para superar sus logros y como hacen las ciudades argentinas para aprovechar las enseñanzas rosarinas. A lo cual nuestra modesta opinión sería profundizar las componentes socialdemócratas de la experiencia rosarina, más que las tentaciones marketineras. Apuntar a la calidad para todos y no al espectáculo para algunos. O replanteando las palabras de aquel vecino en el CMD Sur, a la terrenal inclusión ciudadana y no al “paraíso” de los modelos urbanos.
MC
Agradecemos a la Secretaria de Planeamiento de la Municipalidad de Rosario, Arq. Mirta Levin, y a los funcionarios de dicho Municipio que nos acompañaron en los distintos sitios recorridos en la visita realizada el pasado jueves 28 de mayo, brindándonos una información de suma utilidad y, por sobre todas las cosas, la calidez de su trato: Arq. Federico Pérez, Arq. Alberto Kleiner, Arq. Maira Cimolini y Arq. Ana Valderrama También agradecemos al Secretario Académico de la Carrera de Arquitectura de la Universidad del Salvador, Arq. Marcelo De Simone, y a los/as estudiantes de la carrera de Arquitectura que participaron de dicha visita.
Sobre los planes, programas y proyectos en marcha en la ciudad de Rosario, ver el Plan Urbano Rosario 2007/2017 y el Código Urbano.
Sobre Rosario, ver la nota Sueños de Plaza en este número de café de las ciudades y también:
Número 59 I Planes de las ciudades
Preservar la ciudad, preservar el producto I Sobre la Reforma del Código Urbano de Rosario I Roberto Monteverde
Número 35 I Proyectos de las ciudades
¡Sí a miles de viviendas para Rosario! I La conformación de un tejido social sustentable I Marcelo Barrale
Número 34 I Proyectos de las ciudades
¿4000 viviendas para Rosario? I Crítica y alternativas. I Grupo de Arquitectos del Partido Socialista
Número 34 I Arquitectura de las ciudades
La construcción de Rosario (II) I Arquitectura e Identidad, pragmatismo y poesía. I Marcelo Corti
Número 33 I Lugares
La construcción de Rosario (I) I Una ciudad “inevitable” en tiempos de renovación. I Marcelo Corti
Sobre “la prosperidad de Rafaela”, ver la gacetilla en elcafé corto del número 10 y esta nota:
Número 31 I Economía de las ciudades
Ciudades argentinas que encuentran la fórmula para combatir la pobreza I Ventajas competitivas y polos de producción I Por Victoria Giarrizzo
Y sobre gestión urbana en otras ciudades argentinas, ver especialmente el dossier del número 73 sobre Córdoba:
Número 73 I Planes y Normativa de las ciudades
Planificación y crecimiento urbano en la ciudad de Córdoba I Acuerdos, disonancias y contradicciones I Celina Caporossi
Número 73 I Lugares
Córdoba siempre estuvo cerca… I La ciudad de la Reforma Universitaria y el Cordobazo I Marcelo Corti