
Son esos días en los que tanta realidad se mete por los ojos y me deja callado, reflexionando. Hoy finalmente lo experimente, viajé durante 15 minutos en la línea K del Metro Cable de Medellín, sobre Santo Domingo, un asentamiento que se extiende sobre los horizontes; hace 10 años, el más peligroso de Colombia. El movimiento es lento, y desde la cabina vidriada pude ver todo desde arriba. La sensación fue contradictoria. A pesar de conocer sobre la transformación de esta ciudad y el porqué de esta infraestructura, sentí que invadía el lugar con mi cámara fotográfica mientras flotaba en esa burbuja y que observar todo desde arriba tenía un significado más profundo que solo la consecuencia de un sistema de transporte inclusivo para una montaña empinada.

Al aterrizar en la estación correspondiente a la Biblioteca España la situación cobró un poco más de sentido. Para poder llegar a la biblioteca hay que caminar unas cuadras a través del barrio, tal vez unos 300 metros (es difícil calcular en estas calles tan irregulares). No obstante, el 90% de los turistas continuaron en el Metro Cable hacía el parque que se encuentra en la cima de la montaña, como si utilizaran este transporte para esquivar el barrio a través del aire.
Pero el Metro Cable no es lo único que Santo Domingo adquirió en estos años; también posee escuelas, calles pavimentadas, plazas, parques lineales, miradores, puentes, equipamientos deportivos, transporte público, iluminación, desagües y, sobre todo, una energía que ni los barrios privados logran conseguir.

Medellín cruzó barreras que algunas ciudades latinoamericanas hace años intentan y otras ni siquiera piensan. Tal vez acá se usó la creatividad, aunque sin ninguna duda esto tiene que ver con la voluntad, la gestión y la claridad que logran los entes de desarrollo urbano y la participación ciudadana. Claro que surgen incertidumbres luego de pasar por aquí, también algunas ideas y muchas preguntas: ¿Cómo se sigue? ¿Hasta dónde se llega? Y otros también se preguntarán que hay atrás de todo esto.

No todo en Medellín es urbano, pareciera que la clave está en proyectos donde convergen todas las variables y allí es donde se ve la real transformación. Para ejemplificarlo está la Casa de la Música, que no solo es un proyecto de revista de arquitectura; es un proyecto con un programa real, con una idea social, que hace 7 años la Alcaldía de Medellín y la fundación EMP (Empresas Públicas de Medellín) generaron para combatir la violencia. Incentivando a que los niños. en vez de tomar un arma, tomen un instrumento, y hoy hay 27 escuelas de música en distintos puntos de la ciudad, de las cuales los mejores estudiantes tienen la posibilidad de practicar en esta casa junto a los mejores músicos de Colombia. Y todo esto sin ánimo de lucro, solo a cambio de algunos conciertos que se presentan en el Parque de los Deseos, lugar donde se encuentra emplazado el edificio. Este espacio también cuenta con un planetario, ofrece todos los fines de semana cine al aire libre, charlas y documentales sobre el medio ambiente. La inversión es grande; solo por mencionar, el presupuesto en educación que tiene la ciudad es mayor que el que maneja el Ministerio de Educación de la Nación, o el de México D.F.

Por donde se la quiera mirar es una ciudad que cambió favorablemente. Los índices son otros que hace 10 años, mucha menos gente muere asesinada, mucha más gente estudia. Como siempre, lo positivo tiene algo de negativo, porque ese es el orden que nos rige, es el equilibrio del universo. Porque si quiero hacer un balance y digo que es positivo, no lo siento balanceado. Y así es Medellín, una ciudad con un poco de todo, con espacios públicos europeos y avenidas comerciales norteamericanas, pero sobre todo con esa esencia latina que se cuela por todas las esquinas.
FV
El autor es arquitecto, integrante del equipo editor de Enredados. Ver su participación en el proyecto ganador del Concurso para el área urbana de la nueva Terminal de Omnibus de Catamarca.
Sobre las políticas urbanas de Medellín, ver los sitios en la Web de la Alcaldía de Medellín, E.P.M (Empresas Públicas de Medellín) , E.D.U (Empresa de Desarrollo Urbano), la Red de Bibliotecas, Medellín Digital y el libro Guía de la transformación ciudadana 2004-2011.
Y sobre transformaciones urbanas en contextos de pobreza y exclusión social, ver también en café de las ciudades:
Número 12 | Entrevista
“Políticas para construir ciudad, no para hacer casitas” | Jorge Jáuregui y el programa Favela Barrio, de Río de Janeiro. | Jorge Jáuregui
Número 63 | Política de las ciudades
Gente de Nou Barris | La transformación de la periferia en la Barcelona post-franquista | Marcelo Corti
Número 110 | Proyectos de las ciudades (I)
Barrio 31 Carlos Mugica | Fernández Castro, Cravino, Trajtengartz y Epstein exploran las posibilidades y límites del proyecto urbano | Marcelo Corti