Entre 2001 y 2011, el doctor y arquitecto Fernando Diez (director de la revista Summa+, integrante de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente y profesor universitario) publicó una serie de notas de opinión sobre cuestiones ambientales y socio-territoriales en el diario La Nación. Como ocurre con la mayor parte de su producción (por ejemplo, sus libros Buenos Aires y algunas constantes en las transformaciones urbanas, de 1997, y Crisis de autenticidad, de 2008) estos escritos de Diez resultan muy claros, oportunos e incluso imprescindibles para la comprensión de los problemas que en ellos aborda. De hecho, buena parte de sus opiniones fueron republicadas o vinculadas desde nuestra revista, tanto por compartir la línea que ellas expresan como por su calidad comunicativa. Son textos que combinan agudeza y profundidad en el análisis, conocimiento y criterio técnico sobre los temas tratados y una escritura sencilla, con eficacia didáctica y llegada a un público muy amplio.
La Universidad de Palermo acaba de publicar una selección de estas notas con el título de Agenda Pendiente, muy ilustrativo del carácter que revisten los temas encarados por Diez. Los títulos de estas notas dan idea de la amplitud y trascendencia de estos asuntos: No subvencionar la basura, El derecho al espacio público, El incierto futuro de un mundo hecho de residuos, Economía versus Ecología, La dirección del crecimiento, El retorno de los trenes, Volver al centro, Las dos caras del turismo, De la epopeya industrial a la tragedia climática, etc.
Como señala el prólogo de Héctor Guyot, todas ellas reflexionan sobre el modo en que los grandes cambios que vivió el mundo en las últimas décadas afectan nuestra vida cotidiana y nuestra relación con el entorno: “Hay en estos textos la sospecha de que estamos enfrentándonos a problemas nuevos con ideas viejas, que se muestran limitadas para dar respuesta a los tiempos que corren”. En su lectura se evidencia una apreciable capacidad para identificar y jerarquizar los problemas ambientales de nuestro tiempo y ligarlos a la matriz sociopolítica, económica y cultural, tanto en el orden planetario como en la escala regional desde la que escribe el autor. Sirvan como ejemplo algunos párrafos extraídos de la obra:
– “Aunque algunos especialistas internacionales consideran que el aumento de la basura per cápita es un índice de mayor desarrollo económico, deberíamos resistirnos a una medición tan salvaje. Carecemos hoy de términos económicos que reflejen la totalidad del problema de la basura. Los funcionarios no encuentran nunca suficientes fondos para cubrir el costo creciente de la recolección de residuos, mientras que los contribuyentes se quejan de que la ciudad está más sucia, y el campo, lleno de florecientes basurales. Al mismo tiempo, los fabricantes de toda clase de productos de consumo diario, luego de cuidadosas mediciones de precios llegan a la conclusión de que es más barato regalar los envases que recolectarlos y volver a utilizarlos”.
– “Como el hábeas corpus previene la prisión arbitraria, un “hábeas espacio público” debería preservar nuestra libertad de desplazarnos. Por supuesto que a esta garantía deben seguir medidas prácticas. En las ciudades, limitar los automotores que devoran las calles, aumentando el espacio para peatones y bicicletas en una proporción y extensión que hagan posible, con completa seguridad, recorrer toda la ciudad. Una simple división: un tercio para peatones y ciclistas, un tercio para el transporte público, un tercio para el automóvil (privado o taxi)”.
– “Si aspiramos a mejorar los mecanismos del mercado para atender a las consecuencias ambientales de las decisiones económicas, sería mejor poder considerar la ecología y la economía no como disciplinas encontradas, sino como partes de un mismo ámbito de preocupación y conocimiento unificado, un ámbito más amplio que comprenda una economía informada de los beneficios en el largo plazo, y una ecología informada de la instrumentalidad y los costos del corto plazo”.
– “Muchos opinan que atender a los problemas ambientales implica una demora y una traba para el crecimiento. Son los que no comprenden que el objetivo de ese crecimiento es mejorar la calidad de vida y no simplemente incrementar la actividad económica. Tampoco comprenden que no sobra mano de obra, sino que la mayor parte del trabajo, que es el tratamiento y reaprovechamiento de los efluentes, no está siendo realizado”.
– “Sólo cuando la ciudad imponga un precio a la recolección y a la disposición de la basura en el momento de su fabricación, ese costo se incorporará al precio de los productos, y cada uno de nosotros podrá actuar antes de producir la basura, o sabrá al menos cuál es el precio que está pagando por ese insensato lujo. Una política responsable y racional debería discutir estas cuestiones que están antes y después de la recolección. Los candidatos a jefe de gobierno no nos han dado todavía esa oportunidad”.
– “Las migraciones que caracterizaron el fin del siglo XIX y la formación de nuestro país ya no son bien vistas. Estados Unidos planea levantar un muro de miles de kilómetros para evitar la entrada de miles de mexicanos. (…) ¿Pero es esto justo? ¿Se puede tener el derecho de salir, sin tener, al mismo tiempo, el derecho de entrar? En el reconocimiento de esta limitación se funda el viejo concepto del refugiado. En su negación, la práctica que manda que los inmigrantes indeseados serán deportados. Pero ¿hacia dónde? ¿Por qué contra su voluntad? ¿No pueden renunciar a la nacionalidad; es ésta obligatoria? En otras palabras, ¿tienen los Estados nacionales, en su conjunto, derecho absoluto sobre el globo y sobre los hombres? Frente al conjunto de las naciones, ¿no sería suficiente razón ser humano”
– “Pero cabe la posibilidad de que la crisis no sea de la “economía real”, sino de un sustrato aún más real y profundo. Quizá se trate no de una crisis económica, sino de la crisis de la economía misma. Quizá la economía ya no sea ese sistema objetivo capaz de asignar la importancia y valor de cada cosa, y orientar acciones razonables para organizar nuestro futuro”.
– “Si la crisis ambiental es el sustrato de la crisis mundial, entonces la solución no podría consistir en subvencionar las industrias cuyos procesos y productos han agravado las condiciones ambientales de tal modo que condujeron al actual desequilibrio climático. La reactivación de la economía no debería basarse en la estimulación de las mismas condiciones que condujeron a la crisis. Es el propio sistema de producción y consumo el que debe ser reformulado, cambiando no sólo los procesos de fabricación, sino también lo que se produce”.
Las citas textuales resultan un muestrario, necesariamente fragmentado pero ojalá eficiente, de algunas de las mejores virtudes de este libro: bien escrito, claro pero nunca obvio, amplio, comprometido y propositivo en su abordaje de la cuestión ambiental. El sólido trabajo editorial de Hernán Bisman y el atractivo diseño gráfico de Albano García (también autor de algunas de las muy buenas fotografías que ilustran la obra) sostienen los aspectos formales de la publicación. Agenda Pendiente resulta así un trabajo de gran interés, tanto para quienes deseen introducirse en estos temas como para aquellos que, conociéndolos, aprecian la posibilidad de ordenar los propios pensamientos a partir de una visión global e inteligente del problema.
MC
Agenda pendiente. Medio ambiente y sociedad: los primeros 10 años del siglo XXI, por Fernando Diez. Buenos Aires. Universidad de Palermo. 2013. 160 ps. 14,5 x 20,5. ISBN: 978-987-1716-79-1. Distribución y venta: Librería Técnica CP67.
Sobre Fernando Diez, ver también en café de las ciudades:
Número 72 | Arquitectura de las ciudades
Crisis de autenticidad: Fernando Diez y los cambios en la arquitectura argentina reciente | Good bye, Magritte? | Marcelo Corti