Lo que viene sucediendo desde hace varios años tomó estos días una escala y una dimensión no vista con anterioridad. Que el humo llegara a la gran ciudad (Rosario) y que causara molestias evidentes a toda la población lo puso rápidamente en la agenda mediática. Imágenes cuasi dantescas de las llamas de las islas entrerrianas, visibles desde la ribera santafecina, terminaron de involucrar a los más escépticos.
“Las quemas son ancestrales, las quemazones son negocio” se dijo por las redes sociales, haciendo referencia a una vieja modalidad de quemar para que el pasto se renueve y disponer de mejor alimentación para el ganado. La producción en esta parte del delta cambió y creció en escala; ya no son algunas vacas, son cientos, y además se sumaron las retro excavadoras que modifican cursos se agua y generan canales clandestinos que impactan en las condiciones de un ecosistema sensible, que presta enormes servicios ambientales a la región y guarda una riquísima biodiversidad de flora y fauna.
La política, como en muchas ocasiones, fue llegando tarde y optó por el camino de judicializar lo que tendría que haberse resuelto con las competencias explícitas que en materia de ordenamiento territorial y contralor tienen los gobiernos municipales, provinciales y nacionales, según corresponda.
El actuar lento, la falta de identificación de los responsables, la no aplicación de sanciones hizo crecer la indignación popular y la construcción de enemigos y conspiraciones (reales e imaginarios, como suele suceder). Desde Santa Fe, las voces se alzaron como lo hacen los perros cuando ladran detrás del tejido a los que están afuera; les exigen a otros lo que no practican en el propio territorio provincial. Los movimientos de suelo ilegales, las ocupaciones de terrenos bajos, la deforestación de áreas para ampliar la producción de monocultivo agrícola son moneda corriente, y lo que hace el fuego en un lugar lo hacen los agrotóxicos en otros, pero estos son menos visibles que las llamas y afectan a localidades de menor escala, con menor acceso a los medios de comunicación.
De la orilla entrerriana, cierta prepotencia citadina los abroquela en un sitio no deseado por muchos… “esta gente no puede controlar lo que pasa en su ciudad y le pide a un municipio de 30.000 habitantes que controle esta cantidad enorme de hectáreas de canales e islas, que nos lleva días recorrerla”, es el tenor de manifestaciones off the record. Para esta provincia el agua, el delta, el humedal es la identidad misma del territorio y hay múltiples expresiones de organizaciones y acciones en defensa del territorio y las políticas ambientales (recordemos Gualeguaychú entre otros casos).
Parar las quemas, proteger el humedal, denunciar un modelo de producción con dueños de tierras y empresarios más preocupados por los rendimientos que por el futuro del planeta, va reuniendo a un grupo cada más amplio de actores individuales y colectivos. Políticos de distintos partidos acuerdan declaraciones y suman esfuerzos para una ley de humedales, la sociedad se moviliza y reclama por un marco de protección más amplio a ese territorio, el gobierno nacional avanza en acuerdos con provincias y municipios para volver a poner en marcha el Plan Integral Estratégico para la Conservación y Aprovechamiento Sostenible en el Delta del Paraná (PIECAS), un viejo programa bien enfocado para abordar el tema. En estos últimos días se sumaron algunas cuestiones interesantes desde Entre Ríos, un grupo de propietarios, productores y puesteros que dicen “nosotros no somos, estamos aquí desde hace mucho, hacemos las cosas diferentes, no nos señalen con el dedo”; grupos tradicionalistas conservadores se manifiestan junto a organizaciones ambientales en el otro extremo del enlace vial Rosario-Victoria; el cura de la Basílica de Victoria (frente a la plaza principal) acuerda con la grupa feminista y ambientalista de la ciudad proyectar videos y consignas en defensa del humedal en la fachada del edificio. El punto de encuentro es la encíclica Laudato Si´.
Tal vez, a lo mejor, “en una de esas” este tema puede ser uno de tantos que podamos abordar desde intereses y miradas comunes “y desde ambas orillas del río”. No se si es porque puede ser o porque quiero que suceda.
Hasta el momento lo que aglutina es el NO, condición importante pero no suficiente. El desafío es imaginar, diseñar, dar un marco normativo y proyectual a lo que queremos socialmente para ese territorio. El territorio (humedal, pampa, pedemonte o montaña) es en todos los casos nuestro soporte natural y nuestro recurso. Manejarlo racionalmente es nuestra responsabilidad. Entre no tocar nada y que cada propietario haga lo que quiera, hay un espacio de actuación. En ese proyecto común habrá sitios “intocables”, otros en los que habrá que tener mucho cuidado y otros que, con una capacidad de carga científicamente estudiada podrían aprovecharse para ciertas actividades agrícolas, ganaderas y/o turísticas. Las leyes ayudan, dan un marco, un apoyo, pero las leyes no definen los proyectos territoriales, eso lo hacen las mujeres y los hombres del territorio común, sus representantes, administradores y las organizaciones locales. Precisar ese proyecto será el salto cualitativo para la etapa que se viene, tan difícil cómo necesario.
Un reciente tweet de un activista ambiental decía “hasta ahora nos hemos dedicado a atajar penales… creo que es el momento de empezar a patearlos” En mi opinión ese es el camino, la construcción de licencia social para un proyecto sostenible e inclusivo para éste y para todos los territorios.
RM
El autor es Director de Proyectos del Instituto de Gestión de Ciudades (IGC) y Presidente de la Sociedad Argentina de Planificación Territorial (SAPLAT).
De su autoría, ver también en café de las ciudades:
N° 178/9 I Planes, Política
Ideas simples para transformar el territorio I Prólogo a Diez principios para ciudades que funcionen, de Marcelo Corti. I Por Roberto Monteverde
Número 160/1 I Proyectos
De la asepsia de los instrumentos urbanísticos a la ciudad real I Reflexiones e interrogantes a partir de un proyecto para el área central de Rosario. I Por Roberto Monteverde
Número 59 I Planes de las ciudades
Preservar la ciudad, preservar el producto I Sobre la Reforma del Código Urbano de Rosario. I Por Roberto Monteverde
Sobre el tema, ver la declaración de la Regional Litoral de SAPLAT: Una mirada más allá del humo. Aportes a una política de desarrollo territorial más sostenible e inclusiva.