N. de la R.: El pasado 5 de diciembre la Legislatura porteña aprobó en primera lectura la corrección y actualización de la Ley 6.099 –Código Urbanístico–, un año después de su promulgación. Los cambios serán tratados en audiencia pública (que se estima será realizada en el mes de marzo) para su posterior debate en segunda lectura y eventual sanción. Considerando esta circunstancia y como aporte a la discusión, reproducimos en esta nota las conclusiones y reflexiones finales del informe Cambio climático y planificación. ¿Es el Nuevo Código Urbanístico una oportunidad perdida para Buenos Aires?, realizado por María José Leveratto con la colaboración de Magdalena Eggers, Ismael Eyras, Daniel Kozak y Francisco Ortiz (Cuadernos de Arquitectura Sustentable de AS60-30, Buenos Aiures, 2019).
Que el Cambio Climático impacta en las condiciones de vida de las poblaciones urbanas ya no es motivo de disputa en el ámbito científico-académico mundial. Por ese motivo, todas las organizaciones de desarrollo, financiamiento y cooperación internacional priorizan acciones para su mitigación y adaptación. En este marco, el planeamiento actual propone la incorporación de nuevas estrategias basadas en el funcionamiento de ecosistemas naturales para afrontar riesgos de inundación, moderar temperaturas, mejorar la calidad del aire, agua y salud de la población, brindando también acceso a la producción de alimentos, recreación, descanso y disfrute en parques, espacios abiertos y corredores verdes, y demostrando así que la naturaleza puede volver a la escena urbana y aportar al desempeño tanto biológico como socioeconómico de las ciudades.
Contemporáneamente, en Buenos Aires se aprueba un nuevo Código Urbanístico cuyos contenidos y prioridades resultan anacrónicos respecto de estas nuevas miradas de desarrollo. Como puede comprobarse en nuestro trabajo Cambio climático y planificación. ¿Es el Nuevo Código Urbanístico una oportunidad perdida para Buenos Aires?, la Ley sancionada no planifica nuevas áreas verdes de escala significativa ni ambientes menos antropizados, ya sea sobre la costa del río o al interior de la Ciudad. Parques y corredores que posibilitarían además la ventilación, el refrescamiento y la retención de agua de lluvia. Por el contrario: incrementa la capacidad constructiva de planicies aluvionales y de la ribera, proponiendo en esas tierras altas densidades edilicias y poblacionales; admite mayor impermeabilización de suelos en tierras vacantes aumentando los coeficientes de escorrentía; permite la construcción de subsuelos sin límite de profundidad, que actúan como barreras de aguas subterráneas y modifican la línea de borde costero, alejando y complejizando el desagüe de arroyos entubados. La falta de normativa para el espacio público da como resultado que Buenos Aires no cuente tampoco con estrategias ambientales respecto del diseño de calles, veredas, bulevares, plazas u otros espacios de dominio público.
Este déficit se verifica también en los marcos legales definidos para los predios vacantes, donde el Código establece nuevas condiciones de uso del suelo y edificabilidad sin incorporar medidas que favorezcan un incremento de arbolado urbano, huertas o jardines públicos o que se propongan espacios o sistemas destinados a la absorción y/o retención de agua de lluvia. El caso del predio U26-Barrio Parque Central, en Agronomía, es un claro ejemplo de esta carencia, ya que no se incluye ninguna exigencia que garantice la presencia de arbolado o áreas con suelos verdes y permeables, como tampoco estrategias para la retención, infiltración o escurrimiento de agua de lluvia en el sector destinado a parque, aceras u otras áreas descubiertas.
En un contexto de incremento de lluvias, aumentos en el nivel del mar y mayor vulnerabilidad de ciudades costeras, preocupa el tratamiento que se brinda en este Nuevo Código Urbanístico al borde ribereño de la Ciudad. Como ya se señaló, el mapa de Prevención de Riesgo Hídrico presentado como anexo a la Ley no incluye a la ribera como área de riesgo. Esto significa que todo el territorio bajo cota de 5 metros próximo al Río de la Plata y las desembocaduras de arroyos se planifica sin definir criterios que consideren sus características hidrológicas y geomorfológicas particulares para la mitigación y adaptación a inundaciones. Tampoco se proponen para estas zonas estrategias específicas de preservación ni consideraciones respecto de usos del suelo y subsuelo o integración de los ciclos naturales del agua, las crecientes del Rio y los vientos. La normativa definida para la Ex Ciudad deportiva de Boca Juniors ilustra de manera clara la falta de planificación específica del área costera. En estos terrenos, ubicados bajo la cota de inundación y en un área ambientalmente sensible próxima a la desembocadura del Riachuelo y la Reserva Ecológica, el nuevo código se limita a repetir normativa anterior, autorizando actividades de alto impacto como por ejemplo un enorme estadio de futbol con capacidad para más de 140.000 personas.
El predio U55-Parque de la Innovación, ubicado sobre la cuenca del arroyo White, tampoco está incluido dentro del Área de Prevención de Riesgo Hídrico en los mapas publicados por el nuevo código. En sus lotes, especialmente el ubicado sobre la Av. Figueroa Alcorta, se permite un altísimo incremento en la constructibilidad, subsuelos sin límite de profundidad y escasas exigencias respecto de permeabilidad del suelo o retención de agua de lluvia dentro de los predios. En paralelo se define el traslado de las actividades e instalaciones del Club Tiro Federal a un nuevo terreno de 12 hectáreas, creado en tierras ganadas al río mediante rellenos, alejando aún más la desembocadura del arroyo Medrano. Todos los grandes predios aun vacantes se convierten a partir de la sanción de esta normativa en nuevas áreas urbanizadas, donde se reservan ciertos porcentajes de espacio público y solo en algunos casos porcentajes aún menores de terreno natural.
Esta transformación, además de incrementar la impermeabilización de suelo, restringe a Buenos Aires de manera casi irreversible de la posibilidad de contar con nuevos grandes parques públicos (Borthagaray, 2019). Situación que resulta especialmente crítica hacia el interior de la trama más densa y poblada de la Ciudad, donde la incorporación de nuevos parques sería prioritaria tanto por la actual escasez de espacios verdes como por su impacto favorable para la mitigación del calor. La política de enajenación y transformación de tierras en emprendimientos inmobiliarios sin planificación ni priorización de criterios urbano-ambientales integrales tiene consecuencias graves para el desarrollo futuro de la Ciudad. Desde una mirada estrictamente relacionada con la resiliencia al cambio climático, se aumenta la cantidad de población y actividades en riesgo y se pierde la oportunidad de incorporar estrategias de infraestructura verde que favorezcan de manera natural el refrescamiento, la ventilación, la absorción de lluvias y la retención de agua.
En estas condiciones, se delega casi exclusivamente el control de inundaciones a grandes y costosas obras estructurales de ingeniería y el control climático a equipos mecánicos de aire acondicionado en edificios. Al incrementar la impermeabilización del suelo y sin exigencias para los propietarios de los predios involucrados respecto de la retención y tratamiento del excedente pluvial, se incrementa la escorrentía y la necesidad de nuevos entubamientos, reservorios, bombeos y canalizaciones, derivando a la población de Buenos Aires en su conjunto la inversión económica necesaria para afrontar la inundación. Con el objetivo de internalizar este impacto, las normas deberían adoptar criterios estrictos de escorrentía adicional cero para todo nuevo desarrollo urbano de manera de preservar el estándar de infraestructura existente y minimizar nuevas obras a cargo del Estado. Es decir que cada nuevo desarrollo urbanístico absorba y gestione internamente el aumento de escorrentía que el proyecto impone (Aradas, 2014).
En este marco, es importante señalar también que las políticas centradas en reducir el peligro de inundación basándose exclusivamente en la obra hidráulica de gran escala presentan riesgos, especialmente en un contexto de cambios en el clima, ya que en caso de producirse una falla, un error en la operación o bien la superación del estándar de cálculo, todo el sistema colapsa y será mayor la cantidad de población y actividades afectadas (Acosta, 2001). Por el contrario, las estrategias de infraestructura verde se encuentran distribuidas en el territorio y en general incluyen respuestas diversas que otorgan mayor flexibilidad y sustentabilidad al sistema como estrategias de mitigación y reducción de riesgos.
Si bien no ha sido el eje central de este trabajo, es importante mencionar también en estas reflexiones finales, que el nuevo Código Urbanístico no tiene en cuenta las condiciones de asoleamiento ni los vientos predominantes en Buenos Aires al definir las morfologías y alturas permitidas en las distintas unidades en que divide la ciudad. Esto limita tanto la incorporación de soluciones de diseño bioclimático a escala urbana como el potencial uso de sistemas solares, ambas estrategias prioritarias para avanzar hacia una mayor resiliencia y sustentabilidad ambiental. Al analizar las tipologías constructivas definidas para el predio U26 – Barrio Parque Central, en Agronomía, pudo verse que como producto de la zonificación y normas de tejido se obtiene una morfología de edificios aislados en torre que provocan sombras y viento sobre el área reservada para parque público. El clima de Buenos Aires permite el uso y disfrute de espacios exteriores todo el año si se brindan las condiciones microclimáticas adecuadas, pero para ello debe priorizarse el acceso de sol en los meses fríos junto con la protección de vientos y luego, en periodos cálidos, es necesario favorecer el sombreado y el movimiento de aire con brisas frescas.
Las nuevas miradas de planificación urbana proponen una visión integradora de los procesos naturales dentro de la ciudad, incorporando estrategias de adaptación al cambio climático basadas en los beneficios ambientales que proveen los ecosistemas. Nada de esto se ve reflejado en el nuevo Código Urbanístico, donde la biota, el agua, el clima no son tenidos en cuenta como variable en la toma de decisiones y el verde es simplemente un porcentaje aleatorio, reubicable y reemplazable, sin criterios de calidad ni jerarquización de prioridades territoriales. La redacción de un código urbanístico requiere una importante inversión económica, política y administrativa, que se justifica al producir como resultado un instrumento fundamental para el desarrollo de la ciudad futura. Por este motivo debería trascender coyunturas, burocracias e intereses sectoriales, ofreciendo políticas de largo plazo en busca del bien común.
Las ciudades son estructuras rígidas y costosas de modificar y en ellas las transformaciones requieren tiempo: hoy estamos planificando la Buenos Aires de las próximas generaciones, que tendrán que habitarla en un contexto complejo e incierto respecto de las condiciones de clima y la disponibilidad de recursos. Por ello y desde una perspectiva ambiental, la sanción de este código urbanístico presenta pocos motivos para celebrar y consideramos que es una nueva oportunidad perdida para la Ciudad de Buenos Aires.
La autora es Arquitecta (UBA). Master of Science por la Escuela de Arquitectura de Arizona State University (USA). Se ha desempeñado como docente e investigadora en el Centro de Investigación Hábitat y Energía de la FADU-UBA entre 1989 y el 2002 y como docente invitada en la Universidad de Lund, Suecia durante el año 1999. Fue consultora técnica del Consejo del Plan Urbano Ambiental (GCBA) y parte del equipo técnico en Construcción Sustentable de la Agencia de Protección Ambiental del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Es asesora independiente en sustentabilidad ambiental para proyectos de arquitectura y urbanismo y entre otros proyectos, ha diseñado y dirigido la instalación de una cubierta verde en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Es docente de grado en la Universidad de Belgrano y de posgrado en la Maestría en Tecnologías Urbanas Sustentables de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires. Integra el grupo AS6030, Arquitectos por la Sustentabilidad Ambiental.
Leveratto, María José. Cambio climático y planificación. ¿Es el Nuevo Código Urbanístico una oportunidad perdida para Buenos Aires? Contribuciones de Magdalena Eggers, Ismael Eyras, Daniel Kozak y Francisco Ortiz. 1a ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2019. Libro digital, DOC – (Cuadernos de Arquitectura Sustentable AS60-30). ISBN 978-987-86-3081-6 1.
Sobre el tema, ver también los Comentarios al nuevo proyecto de Código Urbanístico de Buenos Aires, por Marcelo Corti en nuestro número 160/1, y Réquiem por R2b1, por Daniel Kozak en PIUBAES. Programa Interdisciplinario de la Universidad de Buenos Aires sobre energías sustentables. ‘Caminos alternativos hacia una matriz energética más sustentable, Buenos Aires: Eudeba, pp. 31-36., 2019.
Sobre el proyecto para el predio del Tiro Federal, ver también la Terquedad al Tiro en nuestro número 153 y la nota La nostalgia de un Parque, por Marcelo Corti en nuestro número 154+.
AS6030 es un colectivo formado por profesionales con sede en Buenos Aires que se reúne con el fin de aplicarse a la investigación, análisis y desarrollo de propuestas sustentables relacionadas al Urbanismo y la Arquitectura. Está conformado por arquitectos/as que trabajan en sustentabilidad ambiental, desde distintos ámbitos como la docencia, investigación, gestión pública, consultoría, construcción, y el proyecto arquitectónico y urbano. Está integrado por Bárbara Berson, Susana Caruso, Gabriela Casabianca, Ana María Compagnoni, Claudio Delbene, Magdalena Eggers, Ismael Eyras, Fabián Garreta, Alejandra Kozak, Daniel Kozak, María José Leveratto, Susana Mühlmann, Francisco Ortiz, Javier Sartorio, Ariel Sueiro, Andrés Schwarz y Marta Yajnes. De su autoría, ver la nota 10 preguntas para los candidatos a Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La sustentabilidad ambiental en la agenda urbana porteña, en nuestro número 177/8.
Referencias
Acosta, Jorge. 2001. “Las inundaciones en la Argentina”. Inundaciones en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Kreimer, Alcira, David Kullock y Juan B. Valdés, editores. Disaster Risk Management Working Paper Series Nro 3. Washington, D.C.: The World Bank Disaster Management Facility. pp. 17-32.
Aradas, Rodolfo. 2014. Inundabilidad. Jornada Inundaciones Urbanas, Comisión de Área Metropolitana. Centro Argentino de Ingenieros y Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo. Inundabilidad 01.
Borthagaray, Andres. 2019. La Tierra Pública Urbana, Reserva Estratégica. Nota sobre el Mapa de Subastas del CPAU.