Con mucha razón, suele puntualizarse la negación histórica de Buenos Aires hacia el Río de la Plata, ese “Mar Dulce”o “río sin orillas” al que la ciudad ha dado su espalda desde hace más de 100 años (la actual ampliación del Aeroparque Jorge Newbery, quizás el más absurdamente localizado de los equipamientos que obstruyen esa relación, es el más reciente de los pasos dados en esta dirección equivocada). No es tan conspicua, en cambio, la negación hacia las cuencas subsidiarias del Río de la Plata que atraviesan la metrópolis. En algunos casos, cursos “desaparecidos” con su entubamiento permanecen en la memoria urbana con el trazado de boulevards como García del Río en Núñez, sobre el arroyo Medrano, o, como ocurre con el arroyo Maldonado, condicionan el trazado de importantes avenidas: el desvío de Rivadavia hacia el sur unas cuadras al oeste de Plaza Once, o la convergencia de Santa Fe-Cabildo y Las Heras-Luís María Campos en el punto más accesible para cruzar el vado del arroyo. Por supuesto, esos mismos cursos suelen reaparecer periódicamente en alguna inundación, como una suerte de venganza de la naturaleza forzada, y obligan a la realización de costosas obras de infraestructura y mantenimiento para adecuar las canalizaciones originales.
En otros casos, los ríos y arroyos metropolitanos discurren a cielo abierto, pero agraviados por una brutal contaminación e igualmente expuestos a la indiferente “espalda” de las áreas urbanas que atraviesan. En muchos casos, constituyen el espacio donde se localizan en condiciones de extrema precariedad las villas de emergencia y asentamientos informales más problemáticos de la aglomeración.
La bióloga Ana Carolina Herrero y el ecólogo y urbanista Leonardo Fernández abordan la problemática de estas cuencas (en particular, las de los ríos Luján, Reconquista y Matanza – Riachuelo, pero también las cuencas de la Ciudad y el frente costero sur) en su reciente libro De los ríos no me río. Diagnóstico y reflexiones sobre las Cuencas Metropolitanas de Buenos Aires (CUMEBA).
En lo que constituye claramente el marco ideológico de su trabajo, Herrero y Fernández mencionan las polémicas registradas en el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios acerca de la consideración del agua como un bien de mercado (postura de la Unión Europea) o como objeto de un derecho humano, postura reconocida por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU. En el enfoque de estos jóvenes investigadores de la Universidad de General Sarmiento, la cuenca es tomada en su dimensión más integral, como un emergente y síntesis del funcionamiento del ambiente, al que se considera “un sistema complejo formado por la interacción entre el medio biofísico, la organización social, la economía, la producción, la tecnología y la gestión institucional”.
Esta concepción se ve facilitada, en el caso de la Buenos Aires metropolitana, por tratarse de un ambiente llano con exceso hídrico, en el que las cuencas hidrográficas coinciden en su delimitación con las cuencas hidrogeológicas. Ambas categorías son resumidas por los autores en la de cuenca hidrológica; de esta manera puede realizarse el estudio completo del ciclo del agua incorporando, a las condiciones naturales de entradas por precipitación y salidas por evapotranspiración, escorrentía e infiltración, todas aquellas condiciones artificiales que lo modifican: extracción para el consumo, evacuación de aguas residuales, filtraciones, endicamientos, etc. A partir de este abordaje territorial, Herrero y Fernández postulan la planificación y gestión integrada de las cuencas siguiendo los criterios de coordinación efectiva y subsidiariedad.
En uno de los primeros capítulos del libro se aborda la conformación metropolitana de Buenos Aires sobre su soporte geográfico de cuencas perpendiculares al Río de La Plata, que determinó los trazados de las “suertes de estancia” fundacionales y que luego albergó la expansión residencial sobre los corredores altos y la localización industrial sobre las cuencas. El completamiento del tejido urbano, realizado sin planificación sobre los intersticios entre aquellos corredores altos, determinó una mancha urbana con una alarmante coincidencia de tierras vulnerables al riesgo hídrico, bajas densidades que dificultan económicamente el saneamiento, niveles de pobreza (con frecuencia, estructural) y carencias de servicios de provisión y saneamiento. La urbanización sin plan supone también un factor de alteración de los grandes acuíferos subterráneos, en particular el Pampeano y el semiconfinado Puelche.
En el orden institucional, las cuencas presentan distintos grados de coordinación, siendo la más significativa, por sus implicancias políticas, la conformación de la Autoridad de Cuenca Matanza – Riachuelo (ACUMAR) en noviembre de 2006, a partir de una orden de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. El Comité de Cuenca del Río Reconquista (COMIREC), creado en 2001 como condición para las tareas del UNIREC (unidad de coordinación para la ejecución de obras de saneamiento ambiental y control de las inundaciones), no ha sido aun reglamentado ni los municipios que componen la cuenca le han delegado las facultades previstas en la ley que lo creó, por lo cual las obras en la cuenca se realizan sin control efectivo ni gestión integral. En el caso del Comité de la Cuenca Hídrica del Río Luján, no se ha logrado aun la participación de la totalidad de los municipios que lo conforman. Si bien es la cuenca menos comprometida (en cuanto a su contaminación) de las que conforman la región, en la actualidad está sometida a una intensa sobreexplotación inmobiliaria a partir de la realización de megaurbanizaciones privadas, siguiendo el modelo Nordelta, que implican una alteración peligrosa de las escorrentías naturales y de las funciones del humedal en su desarrollo final, en los municipios de Escobar y Tigre. Este último es estudiado específicamente en el capítulo 6 del libro en su condición de interfase ecológica: un tercio de la superficie del partido (4.300 hectáreas) fue afectado durante los últimos años a este tipo de urbanización.
Los autores elaboran en su trabajo una buena cantidad de indicadores e instrumentos de estadística, medición y evaluación, de gran utilidad a los fines del planeamiento y la gestión de las cuencas y el territorio. Por ejemplo, un Indice de Demanda Sanitario (IDS) que correlaciona los diversos datos de los sistemas naturales y antrópicos, y constituye un indicador relacionado con la calidad de gestión del servicio. También, una ecuación de Riesgo Poblacional que correlaciona datos de vulnerabilidad social (contaminación de agua para consumo proveniente de los acuíferos, inundaciones periódicas y contaminación del agua superficial) y amenazas (hidroquímica, hidrodinámica del recurso subterráneo, factores climáticos y físicos, tanto naturales como antrópicos, y contaminación del recurso hídrico superficial), y un sistema de valoración de servicios ecológicos aplicados al manejo de cuencas hidrológicas, enfoque que según la opinión de Herrero y Fernández debe ser incorporado al ordenamiento territorial. Cabe recordar que los recientes Lineamientos Estratégicos para la Región Metropolitana de Buenos Aires introducen la idea de establecer esas cuencas como ejes ambientales y paisajísticos, cuñas verdes de la metrópolis.
Al respecto, en sus páginas finales el libro toma un claro partido por “revertir el problema como solución: en el ámbito de los espacios vacantes y verdes, la cuenca de un río es un territorio ideal para plasmar las ideas de estructuración territorial (…) los márgenes de los ríos conforman espacios ideales para entretejer una red verde”, desde una postura de regionalización que presenta a la cuenca hidrológica como ámbito para la planificación y la gestión ambiental. Pero como aclaran los autores, “no debe entenderse por gestión integrada de cuenca a la administración unitaria de sus recursos, sino a la coordinación efectiva a través de la aplicación de principio de subsidiariedad”. Esto implica fortalecer las distintas facultades jurisdiccionales sobre las cuencas, y no su sustitución.
De los ríos no me río… resulta, en síntesis, un compendio de la totalidad de las variables que intervienen en la gestión de las cuencas metropolitanas de Buenos Aires (la cual, termina convencido su lector o lectora, es el soporte de cualquier gestión socio-territorial integral y sustentable en la región). Debemos a sus autores un libro tan didáctico para comprender la complejidad de las cuencas como también para convencernos de la necesidad de su gestión y de lo mucho que nos falta avanzar en la materia.
MC
De los ríos no me río. Diagnóstico y reflexiones de las Cuencas Metropolitanas de Buenos Aires (CUMEBA), de Ana Carolina Herrero y Leonardo Fernández, TEMAS Grupo Editorial, auspiciado por Fundación AVINA, Buenos Aires, 2008, 266 páginas de 22 x 15 cm., ISBN 978-950-9445-53-6. Más información: [email protected]
Ver el sitio de la Autoridad de Cuenca Matanza – Riachuelo (ACUMAR) en la Web.
Ver el informe de la Defensoría del Pueblo de la Nación sobre la Cuenca del Río Reconquista.
Ver el sitio del Centro de Información Ambiental de la Cuenca del Río Luján (CIACLU) en la Web.
El sitio de la Red Iberoamericana de
Recursos Hídricos en la Web, citado en el libro de Herrero y Fernández, brinda muy buena información sobre aprovechamiento y evaluación de recursos hídricos, vulnerabilidad de acuíferos, redes de humedales, etc.
Sobre el agua como derecho humano, ver el sitio alemán Pan para el Mundo.
Sobre las propuestas de gestión territorial a partir del manejo de cuencas, ver también en café de las ciudades:
Número 60 I Planes de las ciudades (II)
Lineamientos Estratégicos para la Región Metropolitana de Buenos Aires I Escenarios alternativos, políticas urbanas, instrumentos de gestión; entrevista a Alfredo Garay I Marcelo Cor