Cinecittá…
Con pocos años de diferencia en su realización, dos películas de “fin del Novecientos” hablaron de la Roma contemporánea en términos diversos.
La ciudad en la que trascurre El vientre del arquitecto, de Peter Greenaway, es la Roma vista desde la cultura universal, desde la visión de un arquitecto (o más bien un crítico de arquitectura) angustiado en su profesión y en su vida privada. Es la Roma de los monumentos (incluidos los del barrio mussoliniano del EUR), la del aplauso que el grupo de intelectuales snobs le da al Panteón al término de una cena en la plaza, la del loco que roba pedazos de mármol de las estatuas, la de los sueños y pesadillas de una arquitectura exasperada.
En el primer episodio de Caro Diario, “In Vespa”, el director – protagonista Nani Moretti recorre en su motocicleta una Roma desconocida, similar a cualquier ciudad contemporánea. En la entrada de una urbanización acomodada, Moretti le recrimina a un burgués (y por su intermedio a toda una clase) haber abandonado una ciudad que “hace 20 o 30 años” era hermosa, cordial. En un barrio de pabellones, de los denostados por la crítica de arquitectura y por el periodismo, le pregunta a un muchacho sobre los “graves problemas” que se dice ocurren allí; el muchacho los ignora y habla de su barrio con el mismo cariño que cualquier otro romano. Es la Roma de las periferias que parecen infinitas como las de cualquier metrópolis, es la otra Roma.
El nuevo Plan Regulador de Roma acepta explícitamente el compromiso de estas dos Romas que conviven en Roma. Más allá de sus méritos y deméritos, esta mirada inclusiva ya constituye un logro en una ciudad compleja, donde la sola realización de las infraestructuras elementales de la modernidad choca con el peso de la historia (nuevamente el cine ayuda a entender la ciudad: recordar la destrucción de los frescos en la excavación de la Roma de Fellini y, siguiendo con el gran Federico, el viaje en tranvía de Entrevista hacia Cinecittá, en medio de un paisaje agrícola que 40 años después será periferia descalificada).
Varias definiciones del Plan Regulador del 2003 ejemplifican este doble carácter. Las elecciones estratégicas del Plan, según sus enunciados explícitos, son la dimensión metropolitana, el principio de la sostenibilidad, la opción por el ferrocarril, la cualificación de las periferias y la prioridad de la historia. Sus modalidades operativas son la procesualidad, la perecuación, la planificación conjunta y la participación. La ciudad a la que tiende el nuevo Plan es una estructura urbana policéntrica, con una fuerte malla ferroviaria y vial que garantiza fáciles movimientos, inmersa en una “rueda verde” cuyos rayos, los grandes parques, penetran hasta en las partes más internas.
Aun cuando la “concepción estratégica” de Roma como Capital de Paz del Mediterráneo, o los grandes proyectos de autor como el MAXXI de Zaha Hadid o el Auditorio de Fuksas, pueden recordar los tics del marketing urbano reciente, las opciones del Plan Regulador se adscriben a una lógica estructural del territorio. Veamos al respecto algunas definiciones contenidas en el NPR:
- El pasaje del Centro Histórico al concepto de Ciudad Histórica extiende la memoria histórica al cuerpo entero de la ciudad, y amplia las dimensiones de lo histórico para incluir los valores de la arquitectura moderna y contemporánea. Así, el NPR individualiza, junto a los tejidos urbanos de la Ciudad Histórica (la Ciudad Consolidada, la Ciudad a Reestructurar, la Ciudad de la Transformación), cinco grandes ámbitos de programación estratégica: el Río Tíber, los Muros, el Parque Arqueológico Monumental, el Foro Itálico-EUR y el cinturón ferroviario.
- La idea, casi de sentido-común-contemporáneo, de definir centralidades en las periferias. Téngase en cuenta que las dimensiones de la Comuna de Roma (129.000 hectáreas) le dan a la ciudad la ventaja de abarcar lo que en otras ciudades representa un entero sistema metropolitano. El NPR considera que la recalificación y revitalización de las partes menos aventajadas de la ciudad no pueden desarrollarse solamente con las tradicionales políticas de intervención sectorial (vivienda pública, tratamiento de zonas “abusivas”, programas de servicios e infraestructuras, etc.). Para transfórmalas en ciudad, es imprescindible llegar a las periferias “por arriba y por abajo”, es decir, con políticas y programas que las consideren directamente y que al mismo tiempo formen parte del proceso de modernización de toda la ciudad. La opción por una dimensión metropolitana implica transformar al anillo de localidades alrededor de Roma en un sistema de ciudades de la metrópolis, con centralidades contemporáneas, unidas por el sistema de parques y el sistema ferroviario (elementos estructurales del Plan), respetando sus historias e identidades.
- Los principios de sostenibilidad (otro aspecto de contemporaneidad “militante”) consideran la tutela y regeneración de los recursos suelo, agua y aire:
1. en materia de suelo, se eleva de 82.000 a 88.000 hectáreas el suelo extraurbano, y se establece el saneamiento de suelos contaminados y la regulación de actividades extractivas.
2. con respecto al agua, se proponen medidas de saneamiento y la repermeabilización de algunas áreas urbanas.
3. la calidad del aire se procura con la implementación del sistema de parques, la protección del suelo agrícola y los incentivos al transporte público.
- Esta idea de sostenibilidad integra el ambiente humano al concepto de lo ecológico. La regla generalizada del mix funcional procura un ambiente urbano vivible y no segregado. En palabras del Plan, en los barrios dormitorios surgirán oficinas donde trabajar y negocios donde hacer compras, mientras que en los barrios de oficinas (que hoy resultan por la noche lugares peligrosos) surgirán negocios, residencias y locales: así, gracias a la misma presencia de los ciudadanos, tales lugares, hoya tierra de nadie, serán lugares donde vivir, divertirse al caer la tarde y pasear en plena seguridad. Estas intervenciones que el NPR activa concurren a un proceso general de “regeneración ecológica de la ciudad“.
- Dentro de la misma estrategia se encuentra la idea de una red de movilidad sostenible, basada en el transporte ferroviario, al que se agregan 23 nuevas estaciones y que, con la liberación del centro de Roma del atravesamiento por tráfico de cargas y de largos recorridos, permitirá una frecuencia de 5 minutos para el transporte metropolitano. La red de Metro agrega 76 km. y 94 estaciones a los 37 km. y 49 estaciones actuales (al completarse, se llegará a una distancia promedio de 820 m. entre estaciones). También se incluyen 200 kilómetros de corredores exclusivos para el transporte público automotor y 27 nuevos centros de transferencia que incluyen áreas de estacionamiento y “kiss and ride“, nuevos puentes peatonales y viales sobre el Tíber, etc
La estrategia del Plan oscila entre la innovación y la convalidación de ideas en curso en el urbanismo contemporáneo. La centralidad no se realiza en forma externa a los tejidos existentes sino en su interior, valorizando las microciudades existentes “donde los ciudadanos se reconocen y donde aman encontrarse”. Se privilegian los tejidos, y no la zonificación monofuncional: así se definen grandes ámbitos de intervención, definidos con “destinaciones prevalecientes” residenciales o con las funciones no residenciales que hoy caracterizan la economía urbana. Como instrumentos de intervención, se postulan el Proyecto Urbano para transformar partes estratégicas de la ciudad y los Programas integrados para la acción “difusa” de recuperación de las periferias, regulados por normas técnicas de actuación y gestionados por los municipios.
El ex Asesor del Plan, Mauricio Marcelloni, destaca que “no solo hemos hecho el Plan sino también la metodología con la que el Plan se relaciona con el proyecto: planificar haciendo“. Así, señala, aunque el plan aun está en fase de aprobación, el 60% del mismo ya está realizado. Giuseppe Campos Venuti refiere esta consigna de “planificar haciendo” a la idea boloñesa de planificación continua, o al concepto nord-europeo de plano-manifiesto (poster plan)
El Plan participa así de debates internacionales y nacionales. Con cierta pretensión universal (más como corolario que como pretensión inmodesta) el Plan “anticipa los temas salientes de una necesaria reforma urbanística italiana”, pero también ejemplifica y encara una agenda global de las ciudades, que trasciende el ámbito peninsular o continental.
El difícil “compromiso”
Esta voluntad de liderar las transformaciones urbanísticas italianas es explicitada por Campos Venuti, en un reciente documento, incluido en el libro “La città policentrica di Roma capitale“, de Piero Salvagni (próximo a publicarse). Sostiene Venuti que en Roma era necesario un nuevo Plan, luego de 41 años de vigencia del anterior (Venuti relata los fracasos del plan del `62 y, especialmente, de la idea de un Sistema Direccional Oriental, que en la práctica fue el escenario de colosales proyectos arquitectónicos y tentativas de especulación inmobiliaria), tanto por razones técnico administrativas como políticas y culturales, y que por eso fue necesario llegar a un compromiso para obtener el consenso necesario dentro de la mayoría parlamentaria. De esta manera, deben convivir en el nuevo Plan las “radicales e indispensables transformaciones” propuestas originariamente, con las modificaciones menos convincentes (o directamente dañinas, en opinión de Venuti) introducidas por el compromiso.
La voluntad de crear un nuevo Plan fue parte de la campaña electoral del Alcalde Rutelli en el `93. Vencedor de las elecciones, su primer proyecto de Plan presentaba previsiones para la cancelación de superficies edificables en zonas sensibles, la incorporación de 18.000 hectáreas destinadas a espacio verde, y la opción por una movilidad basada en el ferrocarril. Esta propuesta se veía como una avanzada para la sanción de una reforma urbanística general en Italia: con ella, el viejo plan prescriptivo e hiper-detallado se dividía en tres instrumentos distintos:
- El plan estructural o master plan, destinado al mediano plazo y las grandes transformaciones urbanísticas.
- El plan operativo, quinquenal y, por lo tanto, susceptible de desarrollarse en el término de una gestión (por lo cual también se lo interpreta como plan “del alcalde”), con planes particularizados y acciones directas.
- El reglamento urbanístico edilicio, instrumento de mantenimiento y gestión rápida de lo que no está destinado a transformación urbanística.
Esta reforma hubiera cortado de raíz la especulación inmobiliaria o “renta urbana de expectativa”, al eliminar la posibilidad de mantener standards urbanísticos sin limite de tiempo. Ideas semejantes se han implementado en regiones como la Toscana, pero la Región del Lazio en la que se incluye Roma adoptó la visión opuesta, hiper reglamentarista, mientras que la Lombardía impulsó la virtual desregulación (dos posiciones iguales y contrarias pero fuertemente ideológicas, que implican, según Venuti, “la renuncia al gobierno de la ciudad y del territorio”).
Las posiciones maximalistas del sector más díscolo de la mayoría produjeron graves daños al Plan, siendo el primero de ellos la renuncia al modelo reformado de plan estructural y planes operativos. El segundo daño fue el modo resuelto para que la Comuna adquiriera los suelos necesarios para uso público.
Con la maxienmienda adoptada por Veltroni, se produjo una drástica reducción de las áreas destinadas a Nuevas Centralidades y de las áreas de reserva necesarias para transferir, en posiciones bien servidas por el ferrocarril, las previsiones de urbanización mal ubicadas. Y por otro lado, se generó una fuerte reducción de las áreas para usos públicos obtenidas por las cesiones gratuitas compensatorias y un crecimiento exorbitante de las áreas a expropiar, “incluso sabiendo que no existen ni financiamiento ni tiempo para hacerlo”.
El Nuevo Plan introduce, siempre siguiendo el principio de la perecuación urbanística (aunque ahora en modo limitado y parcial), el mecanismo de la cesión compensativa para la adquisición de las áreas para el verde y los servicios públicos. Tal mecanismo, que comprende solo el 54% de los nuevos standard, prescribe cesiones gratuitas en todos los ámbitos de transformación y en las centralidades, y un doble régimen, por el cual la expropiación continúa siendo posible en los Programas Integrados de la Ciudad a reestructurar. La limitación introducida, que solo permite a la Ciudad reestructurar el doble régimen, deja exclusivamente al mecanismo expropriatorio la adquisición del 46% de las nuevas áreas para el verde y los servicios públicos de nivel local, con una hipótesis de compromiso financiero que parece impracticable si está referido a los cinco años de vigencia de los vínculos urbanísticos y a las limitadas disponibilidades de la Administración comunal. Esto implica, según Venuti, un monto de 1.500 millones de dólares a pagar en expropiaciones.
Venuti sostiene la necesidad de una nueva estrategia urbanística para la ciudad contemporánea. Aunque en su opinión el término estratégico es utilizado, en general, como máscara de la desregulación, Venuti promueve un documento estratégico que indique la “idea de ciudad” que debe inspirar el plan, a la cual hacer seguir un plan estructural explícito. No una “idea metafísica”, aclara, sino una idea capaz de metabolizar un proyecto económico y social y darle una forma física. En Alemania, da como ejemplo, desde hace más de 30 años se ha condicionado la transformación urbana al sistema ferroviario metropolitano, que ha generado así un desarrollo territorial equilibrado de un modo “más adecuado que cualquier plan regulador”. Venuti rescata del Plan obtenido mediante el compromiso la sustitución del concepto de expansión urbana por el de recalificación urbana, así como la estrategia de transformar Roma en una ciudad policéntrica comunal: “la verdadera y única estrategia innovativa para Roma es hacerla una ciudad de ciudades, una ciudad plural”. Las periferias romanas ya no son ciudades dormitorios, son ciudades de notables dimensiones y con actividades productivas, a las que solo les falta un centro para considerarse una verdadera ciudad. Por eso, los 19 municipios que integran la Comuna romana deben ahora transformarse en verdaderas ciudades, de las que ya tienen la población.
Venuti renunció a firmar este compromiso justificando su postura ante el Alcalde Veltroni en un gesto de alarma personal que llamaría la atención sobre los precios pagados en función del compromiso, empeñándose en lo sucesivo a trabajar con la Comuna para reducir los daños producidos por aquel, y para que las estrategias del Plan no se confundieran con las restricciones impuestas por el propio compromiso. “Conozco a fondo (sostiene Venuti) la capacidad del Alcalde Veltroni, por eso espero que esté en condiciones de concluir en este caso un buen compromiso, sin vencedores ni vencidos. O mejor, con un solo vencedor, que será la ciudad de Roma y su nuevo Plan para los años 2000“.
MC
Más regla y menos reglas.
Por Luigi Prestinenza Puglisi
El crítico italiano ha escrito para café de las ciudades el siguiente texto sobre el Plan Regulador de Roma:
Se han necesitado muchos años para hacer el nuevo Plan Regulador de Roma. Estoy seguro que será mejor que los precedentes pero, como todos los planes reguladores que lo han precedido, nace viejo y en muy breve tiempo lo será de una manera insoportable. Tener unas reglas que tutelan el territorio es útil, pero un plan regulador con demasiadas sujeciones es un instrumento muy farragoso y poco flexible. Al día de hoy no conseguimos prever lo que ocurrirá dentro de un año: ¡figurémonos entonces dentro de diez o veinte! Paradójicamente, se necesitarían más regla y menos reglas. Más regla, en el sentido de que es necesario que las destinaciones urbanísticas resulten equivalentes, frenando esa batalla de intereses económicos sobre el plan regulador que poco tiene que ver con los objetivos de la planificación urbana. Menos reglas, porque una vez que las destinaciones sean equivalentes, se podrán cambiar en el curso del tiempo con mucha más facilidad.
Una última palabra sobre el centro histórico y sobre los barrios semicentrales, nacidos entre fines del Ochocientos y principios del Novecientos: con la corriente actual, se transformarán en una Disneylandia ultraprotegida. Pero tanta rigidez, tanto “enyesamiento”, no impedirán, así como no lo han impedido hasta ahora, que de todos modos las transformaciones se produzcan. El resultado es que se mantiene la envoltura, pero el contenido resulta erosionado. Y por lo tanto, antes que emblanquecer hipócritamente los sepulcros, sería más oportuno estudiar con seriedad la relación entre la ciudad histórica y la fruición que le impone una sociedad de masas.
LPP
Sobre el Plan Regulador de Roma, ver las notas El Urbanismo: una disciplina border line de frente a poderes inciertos, de Maurizio Marcelloni, y El Plan Regulador de Roma, de Pietro Elisei, en los números 27 y 28 de café de las ciudades.
Ver el sitio on line del Plan Regulador de Roma.
De Giuseppe Campos Venuti, ver la entrevista Una ciudad plural sobre el territorio metropolitano en el número 25 de café de las ciudades.
De Luigi Prestinenza Puglisi, ver su artículo sobre el multiculturalismo en el número 1 de café de las ciudades, y su sitio PresS/Tletter.
Sobre el MAXXI de Zaha Hadid en Roma, ver la nota Roma y lo efímero, de Carmelo Ricot, en el número 3 de café de las ciudades.