– Como no aceptamos el hambre, la forma de solucionarlo es generar propuestas de producción alimentaria, y el alimento se puede producir trabajando. Esta situación se agotó, vayamos a producir alimentos para que esto no vuelva a suceder (me dice Karaman).
– Nosotros tenemos diferencias muy grandes en espacios territoriales muy próximos, y esto termina generando violencia, es inevitable. El hacinamiento y la ostentación generan violencia (completa Reynoso).
En un café de las ciudades (este da a la Avenida 9 de Julio, frente al rascacielos que antes fuera Ministerio de Obras Públicas y hoy de Salud y Acción Social), el cronista calla y piensa en la paradoja de las personas cuyos padres o abuelos buscaron la salvación en la ciudad, y ahora quieren regresar al campo. La gente con la que hablo, militantes curtidos en cientos de luchas anónimas y desiguales, plantea la formación de comunidades productivas solidarias fuera de la metrópolis, para restituir la posibilidad de la población de gestionar autónomamente su alimentación. ¿Es un rasgo antiurbano de un movimiento social, o más bien la obligada redefinición de una estrategia territorial que desde el comienzo fue desventajosa para los más pobres?.
Me encuentro con Gustavo Rodríguez Karaman y Pablo Reynoso, representantes de la Asociación Civil Don Jaime de Nevares, la organización que trabaja en la zona sur de la periferia metropolitana de Buenos Aires, con poblaciones asentadas en su mayoría a partir de los finales de la dictadura militar ’76/’83.
GRK: Trabajamos allí desde hace unos cuantos años, sobre los problemas más importantes. En su momento estos tenían que ver con el acceso a la vivienda, después con el acceso a la tierra en función de la vivienda, y ahora, con la ausencia de trabajo. Estamos tratando de revertir este proceso con una estrategia de generación de trabajo, aprovechando nuestra experiencia.
café de las ciudades : A partir de los últimos años de la dictadura militar, se produce un cambio en los fenómenos de urbanización marginal de la Buenos Aires Metropolitana. Hasta ese momento, dicha urbanización se manifestaba especialmente en la aparición y consolidación de las villas de emergencia (ofrecemos un glosario de nombres y expresiones particulares del habla argentina: el lector que desconozca el significado de las palabras pintadas, puede buscarlo allí; aquellos que estén familiarizados, pueden saltearlo o ver hasta que punto coinciden sus definiciones con las de nuestro café…). Pero a partir de esos años comienzan a repetirse las ocupaciones de tierras y el posterior asentamiento de poblaciones muy organizadas, con características que prevén una futura regularización y una precisa delimitación de parcelas y espacios circulatorios. Muchos ven en esta tendencia los efectos de la Ley de Uso del Suelo en la provincia de Buenos Aires, y en términos más amplios, el deterioro del empleo industrial en la aglomeración, todos estos fenómenos que impiden la expansión característica de los ´60 y ´70 mediante loteos de baja densidad y pobres niveles de servicio. De todas maneras, es una paradoja que esta forma de organización social surja en un momento en que se atacó con tanta fuerza a las organizaciones populares.
PR: Mi experiencia es más fuerte en villas, pero sí, es cierto que el asentamiento es mucho más organizado que la villa, por lo menos en el momento del inicio. Ahora, sin embargo, está todo más parecido, en los últimos años se ha ido equilibrando la situación por el despelote que aparece en todos lados. En su momento la formación de los asentamientos tenía un alto componente de militancia. Justamente se atacó mucho al movimiento popular porque era tan fuerte, había un alto nivel de organización con mucha experiencia militante.
GRK: Nosotros no creemos que haya un nuevo movimiento social, lo que creemos es que hay nuevas acciones del mismo movimiento social. Lo que no se puede hacer en la fábrica se traslada al barrio (Karaman arranca fuerte, cuestionando la definición de “nuevos movimientos sociales” que se suele dar a las formas de militancia política surgidas en los últimos años, al calor del desempleo y la exclusión). Y no es la primera vez, porque eso ya se hizo en la época de la resistencia peronista. Del ’55 al ’70, cuando no se podía trabajar en la fábrica se iba al barrio, y de hecho los 2 o 3 intentos de levantamiento popular antes del ’73 fueron en los barrios. La toma del Frigorífico Lisandro de la Torre fue sostenida desde los barrios. Es más, durante la dictadura militar la huelga ferroviaria fue sostenida desde los barrios, en el ’77 y en el ’79 hubo muchas acciones. Nosotros reconocemos 4 vertientes en ese proceso de ocupaciones de tierra, que es una superación a la propuesta de urbanización de la villa, porque implica planificar un espacio propio y pensar una forma de vida en un espacio determinado (no es solamente una cuestión de acceso a la ciudad sino al espacio propio):
· la primera vertiente, según los autores que han estudiado el tema (y coincidimos con ellos), es el traslado de la pelea gremial en la fábrica a la territorial en el barrio, el trasladar la organización de delegado por fábrica o sección a la del delegado por manzana.
· la experiencia de las comunidades cristianas de base (no es casual que en la diócesis de Quilmes se hagan las primeras ocupaciones, siendo la primera diócesis que incorpora las comunidades de base como ámbito de expresión de la comunidad).
· la experiencia de las Ligas Agrarias: mucha de nuestra gente viene de zonas donde habían crecido con esa experiencia de organización: norte de Santa Fe, Chaco, Misiones, Formosa. Mucha gente de ese origen ya venía con esa experiencia de la pelea por la tierra para poder trabajar.
· la experiencia territorial implícita en el peronismo: las Unidades Básicas del peronismo, eran unidades de coordinación de la comunidad. El concepto de Comunidad Organizada lo toma el peronismo de la doctrina social de la Iglesia, no es un invento peronista, y generó una actitud del territorio. Vos fijate que ahora se habla de punteros y se los critica como si fueran dueños de un barrio. ¿Pero por que? Porque tienen una concepción del territorio, de espacio, de gente. Eso no se inventó ahora, fue una construcción de la militancia de la época.
Esas cuatro vertientes fueron las que dieron origen a generar una posibilidad de acceso a la vivienda. No es una cosa consciente, son procesos que confluyen y se van generando. Y creemos que lo que era la villa hace 30 años, son hoy los asentamientos: Son ese mismo lugar, donde los jóvenes no tienen lugar, donde no hay trabajo, donde la gente, después de 10 años de lucha para tener la tierra, no puede pagar la luz, ni el agua (los asentamientos de Solano, por ejemplo, están peleándose con las empresas porque no pueden pagar el agua). Al no generarse trabajo, a partir de los ’90, incorporamos la pelea por el trabajo a la pelea por la vivienda. De hecho, cuando Duhalde iba por la reelección como gobernador declaró la emergencia habitacional en la Provincia de Buenos Aires, asumiendo un programa nuevo de “asentamientos planificados”, ¡al que le da el mismo nombre que la causa judicial que nos había iniciado a nosotros por haber hecho una medida de protesta! Con un fracaso total, porque se hacía sin consenso popular y entonces fue solo un programa de funcionarios que hicieron negocios. En ese proceso hay muchas organizaciones que están comenzando a ver: “esta bien, conseguimos el terreno, conseguimos construir la casa, pero no podemos pagar los servicios, no podemos morfar“. Hay una crisis alimentaria impresionante en un país como la Argentina, que no es Afganistán: con quince minutos de colectivo estás en superficies aptas para producir alimentos, y estamos pagando la carne y el pan a precio internacional, ¡es una cosa de locos! Entonces nos planteamos: esto se agotó, vayamos a producir alimentos para que esto no vuelva a suceder, porque la ciudad ya no te acepta. Primero, las crisis de la economía nos expulsaron del campo a la ciudad, ahora la crisis de exclusión del neoliberalismo nos quiere expulsar al océano. Y como al océano no vamos a ir, tenemos que volver a recuperar lugares de producción: galpones y fábricas abandonadas, tierras abandonadas. Esa es la idea que está circulando no solo en nuestra organización sino particularmente en los barrios más viejos, que no son solo los asentamientos.
Karaman es muy preciso y atractivo en su análisis: plantea un ida y vuelta entre los problemas específicos del conurbano bonaerense en este comienzo de siglo, y la visión general y abarcativa de la realidad argentina tras la hegemonía del neoliberalismo.
PR: Cuando nosotros decimos que los niveles de organización más importantes se lograron a partir de los movimientos y organizaciones de trabajadores, estamos hablando de la importancia del trabajo como organizador de la persona, de la comunidad. Es fundamental: el tipo se levanta a la mañana, calienta la pava, se toma unos mates, sabe que toma el colectivo a las 8, llega a laburar a las 8 y media, se encuentra con los compañeros al mediodía, discute: eso va generando organización. Fue lo que había en aquel momento: una fuerte organización de los trabajadores. Y ahora lo que hay son grupos sueltos de desocupados. El desempleo no es solamente una consecuencia, sino también una herramienta del sistema: el desempleo es profundamente desorganizador. Por eso pasa esto en los barrios: el tipo que no tiene trabajo, que no puede pagar el agua, que no puede darle de comer a sus pibes, el joven que no puede proyectar un futuro, todo este quilombo que hay ahora es lo que iguala para abajo. Por eso, esa diferencia de que el asentamiento era una alternativa a la villa porque estaba organizado, tenía las casas más cuidadas…, bueno, hoy en día se vive tan para la mierda en un lugar como en el otro.
GRK: Una radiografía aun más bruta es el problema de la delincuencia. Cuando uno hablaba de la delincuencia en los años ’50, se trataba de grupos organizados. Hoy los grupos delictivos organizados están vinculados a las fuerzas de seguridad: si un hecho delictivo está organizado, participaron las fuerzas de seguridad. No hay hechos delictivos vinculados a organizaciones de pobres. Los villeros no roban organizadamente, van desorganizadamente al supermercado, sin apoyo, y terminan rodeados por la policía, se entregan llorando, …
PR: … o roban un auto que pasa por la puerta de la villa.
GRK: Vos ves los grandes secuestros y siempre están vinculados a las fuerzas de seguridad. ¿Por que? Justamente, porque la desocupación ni siquiera sirve para delinquir. Es mentira que los pobres delinquen, es una mentira total: los pobres delinquen pobremente, no tienen ni para comprar balas, entonces van y le roban las zapatillas al vecino, y cuando los vecinos se ponen locos terminan saliendo, se arriesgan dos cuadras más, y ahí cobran, por eso tenés las cárceles con un 85 % de pibes jóvenes pobres. Y tenés las grandes bandas en cana que siguen manejando las cosas desde la cárcel, lo que te puede corroborar cualquier agencia de inteligencia. Los grandes hechos delictivos de los últimos 5 años, desde la AMIA inclusive, podés detectar que tienen participación de fuerzas de seguridad, o sea que son estructuras organizadas, por eso cuando nosotros hablamos del trabajo, esto implica…
PR: …gente con experiencia de organización.
café de las ciudades: Entonces lo que se plantea es incorporar al derecho a la vivienda un derecho más integral que contemple el derecho al trabajo.
GRK: A la vida, el derecho a la vida. Nosotros podemos aceptar la pobreza, pero no el hambre, los pibes de 4 años limpiando los vidrios en los semáforos. Esto no es Afganistán, es la República Argentina.
PR: Y el trabajo no tiene por que ser el empleo.
café de las ciudades: ¿Cual es la diferencia?
PR: Que trabajo, hay. Es lo que decían los viejos: ¿no tenés nada que hacer? ¡agarrá la pala!, andá a puntear la tierra al fondo.
GRK: Lo que pasa es que los muchachos del neoliberalismo entendieron la pala de otra manera…
café de las ciudades: Con respecto a lo que ustedes proponen realizar en lugares fuera del área metropolitana (en una charla decías incluso que no hay mucha diferencia entre ir a trabajar al centro desde Florencio Varela, un viaje de una hora y media, que desde Brandsen, que queda a una hora y 45 minutos). ¿Que es lo que están haciendo ahí? Tu descripción me pareció entonces que hasta era muy pesimista, dijiste algo así como que en el barrio maneja todo el dealer, y a esto no hay solución salvo irse de ahí.
GRK: No, no, son dos cosas distintas. Primero: nosotros creemos que hay que cambiar el escenario. Como no aceptamos el hambre, y la forma de solucionar el hambre es generar propuestas de producción alimentaria, hay que producir los alimentos, y el alimento se puede producir trabajando. Las herramientas están: vos con 3 o 4 herramientas, tierra y la naturaleza, hacés maravillas. Pensemos en lo que pasó en este país: cuando vinieron acá los españoles, se fueron corriendo, dejaron 3 vacas y cuando volvieron, encontraron miles de vacas, que se habían criado solas. No puede haber hambre en este país, esforzándose un poquito más, trabajando y esforzándose con el trabajo, podemos producir alimentos propios y de mejor calidad: ahora acá estamos comiendo basura. En la ciudad se come basura, no se si ustedes saben, pero vayan a cualquier frigorífico que hace embutidos, salame, salchichas, fiambres, y va a ver que entran perros, gatos, caballos podridos. Los tipos entran a trabajar ese material con equipos que parecen de la NASA (sería bueno que los medios empiecen a investigar). Con lo cual decimos: bueno, empecemos a producir los alimentos que queremos. Queremos comer bien y vivir bien, y tenemos las condiciones naturales para hacerlo, esto no es Cuba, una isla pequeña. Este es un país muy grande, más grande que Francia y que España juntos, hay cosas que no se pueden aceptar. Eso es en cuanto a la primera pregunta, en ese sentido estamos haciendo una experiencia concreta, que pueda demostrar esto, con una unidad de capacitación, para que el que quiera pueda aprender y luego continuarla.
Y en cuanto a la segunda pregunta, nosotros no creemos que haya dueños de los barrios. En realidad, los barrios del conurbano sobreviven como pueden en estas condiciones. Cuando se muere un pibe hay un tipo que se encarga de conseguir el cajón para que lo entierren, de golpe en otros lugares hay quien putea contra el puntero. Nosotros no reivindicamos esa lógica porque no son militantes, es gente que trata de sobrevivir en su propio lugar a través del aparato del Estado, eso no es militancia. Militante es un tipo autónomo que puede construir una mirada de mejores condiciones, sin esperar ordenes. El militante, para nosotros, nunca fue un tipo que espera ordenes. A nosotros ahora nos hablan de voluntariado, ¡ese es un nombre del neoliberalismo! Para nosotros los voluntarios eran los bomberos voluntarios, no había militantes voluntarios. El militante era un tipo que además de trabajar, y como no le gustaba como se vivía en su lugar, cuando terminaba de trabajar se organizaba con la gente y ponía la vereda, el agua, la luz, el semáforo, hacía la escuela, la cooperadora: eso es militancia. El voluntariado es un invento, una mentira nueva del neoliberalismo, y yo prefiero que sigan siendo bomberos voluntarios… Los punteros son vistos como el mal de la política, y en realidad el mal de la política son la manga de garcas que están en el Congreso, en la Presidencia de la Nación, en las gobernaciones, esos tipos que pasaron del 5 por 1 a la 4 por 4. Gente que tiene un discurso de cambio pero el único cambio que le interesa es el de la casa de cambios, si el dólar pasó de acá para allá o si van a un plazo fijo. Cuando un dirigente o un diputado gana 50 veces más que un docente, el país no tiene futuro. Si un docente gana 300 pesos y un diputado de la misma provincia gana 3.000 pesos, en blanco, y gana mucho más en viáticos, el país no tiene futuro. Nosotros, que vinimos del desaste del ’70, aprendimos que nuestros viejos trabajaban para nosotros, nosotros empezamos a entender que teníamos que trabajar para nosotros y para nuestros hijos (sin descartarnos a nosotros). Estos muchachos no trabajan ni para nosotros ni para los hijos de ellos, porque van a terminar viviendo en un barrio cerrado, van a tener que viajar en helicóptero. Esos legisladores que tienen propiedades en el exterior, que sus ganancias las invierten en el extranjero, que no tienen propuestas de desarrollo para su propio país, no se lo que piensan. ¿Que van a hacer con sus hijos? ¿Los van a llevar en helicópteros? Van a vivir en barrios cerrados, van a pagar seguridad, van a pagar prensa para que después los medios de prensa tengan productores que venden los números de telefono a los secuestradores. No hay que ser un analista importante para darse cuenta, es solamente ver lo que pasa.
PR: El problema de los barrios, eso que vos decís sobre nuestra “visión pesimista”, no es solamente un problema de los barrios, es un problema general de la ciudad: la gran diferencia social. Nosotros tenemos, en espacios territoriales muy próximos, diferencias muy grandes, y esto termina generando violencia, es inevitable. Genera violencia de los dos lados, porque la reja es violencia, el doberman es violencia, la cámara de seguridad, el guardia que hecha a los pibes mal vestidos de los barrios mejores, todo esto es un conjunto, no se puede ver lo que pasa en los barrios sin ver lo que pasa en los demás lugares. El hacinamiento y la ostentación generan violencia. El hacinamiento te rompe las pelotas, no es lo mismo venir a la Capital en el 22 con 45 tipos arriba del colectivo, que venir tranquilo, sentado con la ventana abierta, no llegás de tan mal humor. Con la ciudad pasa lo mismo, tanta gente apretada junta…
café de las ciudades:¿Qué es lo que están armando en Brandsen?
GRK: Nosotros tenemos 3 o 4 consignas básicas:
· decimos lo que pensamos.
· intentamos hacer lo que decimos
· cuando estamos hablando con vos, hay otro compañero que está trabajando, sembrando, transpirando para que nosotros podamos estar aquí hablando con vos, y de eso nunca hay que olvidarse.
· y la cuarta conclusión, es que tiene que haber una quinta, o sea que esto tiene que seguir.
No hay mucha vuelta en esto, hay que trabajar y dejarse de joder. Acá todo el mundo se desgarra las ropas con el tema de las drogas, y si uno va a cualquier barrio los dealers te dicen “yo tengo respaldo de este, de este, de aquel, tengo contactos políticos”, nosotros los cruzamos todo el tiempo. ¡Para colmo, los ricos tienen droga de ricos, y los pobres droga de pobres! Entonces, acá hay un montón de cosas que hay que poner arriba de la mesa y dejarse de joder, no hay mucha vuelta. Ahora bien, eso no lo vas a cambiar en este escenario, entonces nosotros nos decimos “bueno, hay que cambiar el escenario”. Vamos a buscar mejor aire, mejor tierra, mejor agua (Aguas Argentinas está dando un agua de mierda y encima carísima), vamos a buscar un escenario mejor. ¿De que te sirve a vos que un pibe salga de la cárcel? ¿ves Tumberos vos? (por supuesto que lo veo, hermano). Bueno, lo que pasa en Tumberos es el 0,1% de lo que pasa en las cárceles. Nosotros vamos a las cárceles y hablamos con los presos. ¿Adonde vuelven los presos cuando salen? ¿Sabés que diferencia hay entre Ciudad Evita, Villa Soldatti, Fuerte Apache o el Barrio Pepsi, con la cárcel de Olmos? ¡Ninguna, porque de esos barrios los pibes no pueden hacer 200 metros para afuera! Están igual. Cuando salen de ahí, ¿adonde van?, de vuelta a robar. Si no cambiamos el escenario… Yo conozco mucha gente progresista, asistentes sociales, abogados, pelean por los presos, y yo les pregunto: ¿vos te vas a llevar a uno de estos muchachos a cortar el pasto a tu casa? ¿Vos te lo llevarías?
café de las ciudades: No (contesto espontáneamente).
GRK: Bueno, yo sí, entonces, si no te lo vas a llevar, cambiemos el escenario. Tengamos el pasto y cortemos el pasto que sea de todos, que sea de ellos también. ¿Sino, que van a hacer? Es una fábrica de delincuentes, la cárcel.
café de las ciudades: Pero concretamente, operativamente, ¿que es lo que ustedes están organizando?
GRK: Nosotros avanzamos así: nunca le pedimos a los demás que hagan lo que nosotros no podemos hacer. Conseguimos unas tierras, vamos, y trabajamos a la par. Y el que tiene ganas de trabajar a la par se queda, y así generamos una comunidad productiva solidaria. Es una comunidad porque tiene que ser en grupo, no podés mandar un tipo solo al campo, y tiene que ser productiva, no podés ir a boludear, y tiene que ser solidaria. Ahora estamos armando una movida para 30 familias, como plan piloto inicial. Ya tenemos más de 30 familias que quieren venirse al campo. Hace dos años la gente nos decía que estabamos locos, nadie quería venirse al campo porque estaban todos urbanizados. Hoy tenemos dos villas donde la gente quiere irse a la mierda, y nos está diciendo ¿cuando nos vamos? Estamos viendo a ver quienes se van, porque para que la primera experiencia salga bien tenemos que llevar gente que esté, no solo con ganas, sino preparada. Por eso estamos haciendo una escuela de capacitación en los barrios donde ya estamos, para que la gente aprenda a sembrar, a trabajar la tierra, a manejar un caballo, a arar. A manejarse con un grupo, dejar de ser solamente uno, sino compartir. Hacemos eso todo el tiempo.
café de las ciudades: No te ofendas por la pregunta (el cronista se ataja…), pero ¿que diferencia hay entre lo que ustedes proponen y la fantasía hippy de los ’60, del tipo “me voy al Bolsón y cultivo frutillas”, o por otro lado ese prejuicio pequeñoburgués de que “se vienen todos a Buenos Aires, acá lo que hay que hacer es mandar a la gente al campo”, o como en verdad se piensa, “sáquenme los negros de encima”?
GRK: Hay una diferencia muy grande. Primero, lo hacemos nosotros, no le decimos a nadie lo que tiene que hacer. Es más, no hacemos las cosas para que nos sigan, las hacemos para que nos acompañen.
PR: Además no es una idea nuestra, es una construcción, fruto de la discusión de las organizaciones. Uno puede aportar alguna idea, pero cada paso en la historia de nuestro proceso es fruto de la discusión de organizaciones, esto es importante tenerlo en cuenta. Y en el último tiempo, hasta incluso organizaciones de clase media se han sumado a la discusión. Y no es solo sacar a la gente de los barrios, es una cagada vivir en la villa, pero vivir acá en la Capital también es una cagada, ver gente en el suelo durmiendo debajo de una frazada… ¡tenés que ser un animal para que no te moleste! Es muy desagradable todo esto, ver chicos chiquititos pidiendo monedas a las dos de la mañana, es tan desagradable esto como la villas. Eso por un lado, y después, aunque se lo que es el Bolsón, no tengo muy claro que pensaban en aquel entonces. También es un poco la utopía, si, y no está mal. No se porque no les salió, pero bueno…
café de las ciudades: Quizás lo que dejaban no era tan desagradable como para no extrañarlo a la primera noche de frío…
GRK: La diferencia principal, como decía Pablo, es que somos una organización de dirigentes. Nuestra organización está integrada por gente de organizaciones de barrios que están haciendo un proceso de discusión y de seguimiento de lo que pasa en este país. Este no es cualquier país, nosotros tenemos una historia muy grande. Nosotros tuvimos el ejercito más importante del continente, del mundo, hace apenas 180 años. Si Bolívar se hubiera puesto de acuerdo con San Martín, llegábamos hasta Canadá. Y el promedio de edad de nuestros muchachos era de 17 años, y venía de nuestras provincias, no estamos hablando de boludeces, este es un país grosso…
café de las ciudades: De las mismas provincias que hoy dicen que hay que liquidar y englobar en regiones, como los sultanatos malayos… (aunque parezca increíble, esto lo propuso Menem hace algunas semanas).
GRK: Exactamente, esa fue la gente que bancó el país. Entonces, no lo va a regalar, ese es el primer punto. Segundo punto: nosotros no tomamos esta decisión porque nos van a financiar nuestros padres que tienen plata, que fue el caso de los muchachos que se fueron al Bolsón. Ese era un proyecto desvinculado del proceso social, en esa época los trabajadores peleaban por una distribución de la renta que era la más alta del continente. De hecho, yo no conozco otro país en América Latina que tenga hospitales públicos con escaleras de mármol. No conozco, y he confirmado que no existen. Que los obreros en Guatemala fueran de vacaciones a la playa, por su propia obra social, no existe, ni en Brasil, ni en Nicaragua, ni en Bolivia ni en Colombia, eso solo pasó en nuestro país. Ese proceso de irse al Bolsón no iba de la mano con lo que estaba pasando. Nosotros sí, proponemos algo que sale de lo que está pasando, no es que mi papá me puede regalar 25.000 hectáreas, una camioneta, dos tractores, no. A mi papá lo echaron del campo y terminó viviendo en esta ciudad de mierda. Esa es la cuenta. Estamos cansados, ya, tenemos 40 años y no queremos que nuestras hijas terminen vendiendo nafta en una estación de servicio porque tienen un buen culo y una buenas tetas, pero no llegan a ser modelos. Esa es la discusión, es muy simple, tenemos hijos, no queremos que nuestros hijos tengan ese futuro.
PR: ¡Ya estamos grandes para hacernos hippies!, además, no nos crece el pelo…
café de las ciudades: No lo tomes como ofensa…
GRK: No, está todo bien. ¡Yo mismo era músico! Deje de serlo porque los milicos me pusieron los puntos, toqué con tipos grossos, para que te des una idea la banda que nos prestaba los pedales a nosotros cerró con Sui Generis en el ’75, en el recital de despedida. O sea que conozco los dos palos, el de los músicos y los hippies, y el nuestro.
café de las ciudades: mencionabas la cuestión de la expectativa del tipo de la villa de los ’50, diferente a la de hoy, aunque su rancho fuera más precario, porque justamente tenía esperanzas de irse rápido, hoy pasás y ves construcciones de dos pisos, de hormigón, se construye con la mayor solidez posible porque nadie piensa que podrá irse.
GRK: Lo que pasa es que después hubo planes de viviendas. El plan quinquenal de Perón hizo 370 mil viviendas en 4 años. City Bell, La Plata, recorrés la Provincia de Buenos Aires y encontrás, por ejemplo en Maipú, un hogar de 1600 hectáreas con instalaciones para discapacitados, que está abandonado, y eso lo hizo el peronismo. ¡Y ahora los discapacitados están vendiendo billetes de lotería, y los tipos que promueven esas huevadas dicen ser peronistas! Duahalde inventó la lotería solidaria, y está dejando abandonado un lugar donde los discapacitados (o los muchachos que tienen capacidades diferentes, porque ahora hay que cuidarse con lo que hablás, es como la cuestión de los voluntarios, los bomberos, ¿viste?), en una tierra espectacular. Nadie pone una moneda para que los muchachos, en vez de vender lastimosamente billetes de lotería (o sea apostar a la no producción, a que la gente se salve vendiendo un billete) usen esas 1600 hectáreas con instalaciones, galpones, ferretería, panadería, lo que se te ocurra, están vacías, paradas. Entonces no jodamos.
café de las ciudades: ¿Como pega esto con el actual modelo agropecuario?
GRK: Pega de punta. El modelo agropecuario actual es un modelo neoliberal, sin gente, con agroquímicos, la gente come mierda. Nos quieren vender soja en un país que puede producir carne: repartamos churrascos, no repartamos milanesas de soja. Esto no es Afganistán. Además, están contaminando el ambiente, comemos soja berreta que los chinos no quieren comprar, los europeos no la compran porque es soja forrajera, no se la dan ni a los chanchos. Los productores no viven en el campo, hoy es más fácil invertir en el banco, te ahorras problemas con los sindicatos, los aportes peatonales… Hacen siembra directa, contratan una empresa. ¡Los campos parecen campos de tenis!
PR: Los tipos que viven en el campo, que laburan sembrando en estas condiciones, no tienen gallinas, no tienen un chancho. Quieren comer un pollo y lo van a comprar al supermercado.
GRK: Es el monocultivo. En Balcarce compran verdura en Mar del Plata, esto me lo dijo la Sociedad Rural, no me lo dijo un comunista.
PR: Entonces cuando se les cae la cosecha, se cagan de hambre. En pleno campo, no tienen una huerta con unos tomates, con unos zapallos, no lo hacen más, porque están detrás del gran negocio de pegar un gran cultivo de soja o una cosa así, producir mucho, mucho, mucho, y exportar.
GRK: Mirá, con “el capital”, lo único que se puede hacer, es leerlo (son tres tomos y los dos tomos de la teoría de la plusvalía), pero no enamorarse. Es un buen libro, pero nunca hay que enamorarse de “el capital”. ¡Y los productores se enamoran del capital! Hace algún tiempo el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos nos ofreció un crédito para promover nuestra propuesta, y les dijimos que no, ¿como vas a pedir un crédito? Quedás atado para el resto de tu vida. Si a vos lo que te sobra es gente que no tiene trabajo, o sea que el crédito ya lo tenés. Acá siempre dicen que lo más caro es la mano de obra. Bueno, si la mano de obra está desocupada, la mano de obra la tenemos, la tierra sobra, los galpones están vacíos: ¡la cuenta es muy simple! Nosotros no somos genios, solo usamos el sentido común.
Damos por terminada la entrevista y seguimos charlando, entre códigos compartidos y módicas desconfianzas. Karaman es franco y político a la vez al opinar sobre los actores sociales de este drama metropolitano. “Las universidades no están preocupadas por vincularse con los más desprotegidos, que son los que las financian”, dice, aludiendo a la regresiva estructura impositiva argentina que castiga los consumos más imprescindibles, y a la vocación de los centros académicos por dictar cátedra lejos del barro periférico. Las ocupaciones de tierras: “están paradas por las internas, son los dirigentes peronistas los que las impulsan, porque no tienen nada para ofrecer del estado, y ahora están en otra cosa, preparándose para las elecciones”. Karaman, peronista visceral y formado en la doctrina, ironiza sobre la transformación del partido: “el movimiento de desocupados más grande de la Argentina es el propio justicialismo, que los utiliza en sus peleas internas y en sus operaciones políticas”. Las propias organizaciones de piqueteros son desmitificadas por Karaman, que cuestiona sus rasgos efectistas y mediáticos y la posible desnaturalización de sus propuestas, aunque la referencia irónica no oculta el respeto por sus compañeros de lucha.
Como militantes, tienen claro que su objetivo “no es darle nada a nadie, sino compartir”. Terminando el café, el cronista confiesa su desconcierto personal en una época confusa, y Karaman replica con su propia certeza militante: “nosotros no: es bueno estar bien parado y saber quien es uno, mientras los demás corren a tu alrededor, y a nosotros nos pasa eso”, aunque Pablo mitiga su certidumbre con una sonrisa comprensiva. “Somos conservadores (no reaccionarios: conservadores), queremos conservar lo que hay”, remata mientras salimos a la 9 de Julio.
Entrevista: MC
Una reseña de la actividad de la Asociación Civil Don Jaime de Nevares.
El Grupo de Reflexión Rural es un colectivo de técnicos e intelectuales muy crítico
del actual modelo agropecuario argentino.
Un documento sobre el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas
Días después de esta entrevista, trascendieron dentro y fuera de la Argentina
las terribles imágenes de niños desnutridos y hasta literalmente muertos de hambre
en la provincia de Tucumán, al norte del país.
El problema no es nuevo, como indica esta descripción de Tucumán Arde,
una experiencia artística y política de los ’60.