Antes de ir a las dos cuestiones prometidas, una aclaración: ambas cuestiones son metodológicas porque conciernen al método (en este caso, el método para planificar ciudades y barrios). La metodología es la ciencia del método, no el método en sí. Preferimos esa primera y escueta definición de la Real Academia Española que la segunda, “conjunto de métodos que se siguen en una investigación científica o en una exposición doctrinal”, que a nuestro entender confunde la pluralidad y repetición del concepto con su estudio y análisis. Dicho esto, vamos al tema.
Diagnóstico y abordaje
En La ciudad posible sostenemos, sin desarrollar la idea, nuestra preferencia por el concepto de abordaje por sobre el de diagnóstico. La distinción es más que nada semántica y quizás demasiado sutil. Refiere a la continuidad de la operación interpretativa del territorio, que entendemos se encuentra más claramente en la definición de abordaje, la “acción de abordar” (y aquí de nuevo la RAE):
Abordar: […]
2. Acercarse a alguien para hacerle una pregunta, iniciar un diálogo o tratar algún asunto.
3. Plantear un asunto o tratar sobre él.
4. Emprender la realización de algo problemático o dificultoso. […]
Nótese que todas estas definiciones remiten a verbos, a acciones, a procesos. Mientras que Diagnóstico es “relativo a la diagnosis”, que a su vez es entre otras cosas “Descripción característica y diferencial abreviada de una especie, género, etc.”. Como se ve, descriptivo más que dialogante, concluso más que continuo, cerrado más que habilitante. Dicho sea de paso, otras dos definiciones de diagnóstico remiten a la ciencia médica:
3. Determinación de la naturaleza de una enfermedad mediante la observación de sus síntomas.
4. Calificación que da el médico a la enfermedad según los signos que advierte.
Y esto nos introduce a la segunda cuestión.
Problemas y oportunidades
Las guías y manuales de planeamiento urbano suelen estar enfocadas en la detección de problemas mediante el diagnóstico y la posterior formulación de lineamientos o acciones para su resolución. Pero en general omiten identificar oportunidades, con lo cual inhiben la generación de políticas para su concreción. El Plan no se ocupa solamente de “problemas a resolver”. Un objetivo válido del Plan puede ser el de concretar oportunidades positivas, potenciar aspectos valorados o mantener o mejorar situaciones de calidad.
De todos modos, estas aspiraciones positivas pueden ser formuladas como “problemas” o, mejor expresado, desafíos legítimos del plan. En todos los casos, la totalidad de estos asuntos debe ser enfocada con precisión, identificando causas antes que efectos, y relacionando aspectos aparentemente inconexos entre sí, de manera tal que apunte a soluciones reales y duraderas. Y, por supuesto, ¡que útil resulta –cuando está bien construido– ese instrumento de abordaje tan simple que es la matriz FODA de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas! Una gran cualidad (o fortaleza…) del FODA es su capacidad de síntesis en el espacio y en el tiempo: las oportunidades y amenazas son respectivamente fortalezas y debilidades potenciales a futuro. Otra gran cualidad es que su correcta enunciación fija casi automáticamente líneas de acción para el plan: reafirmar y aprovechar las fortalezas, superar las debilidades, concretar las oportunidades (transformarlas en fortalezas) y conjurar las amenazas (impedir que se transformen en debilidades o anulen fortalezas).
Hay que decir también, con el cuidado del caso, que un enfoque proyectual del plan (habitualmente cuestionado, las más de las veces con razonables argumentos) tiende a considerar esas oportunidades con más atención que otros enfoques más analíticos. En su búsqueda de síntesis formal, el o la “proyectista” tiende a apoyarse en esos mensajes que brinda el territorio a quienes saben leerlo. Un curso de agua que atraviesa un área urbana puede ser el eje de un parque lineal y un corredor biológico; una fábrica abandonada reconvertirse en buenas viviendas; un asentamiento precario en un barrio orgulloso de integrarse a la ciudad.
MC
Sobre cuestiones metodológicas en la planificación urbana, ver también La ilusión paramétrica. ¿Caja transparente o estrategias oblicuas?, por Carmelo Ricot.