Durante la década de 1960 la Municipalidad de Buenos Aires publicó el Plan Regulador, un extenso estudio sobre la Ciudad de Buenos Aires y el área metropolitana, el cual incluía variadas propuestas urbanísticas; entre ellas contempló una futura mudanza del Club Atlético San Lorenzo de Almagro al Parque Almirante Brown con la construcción de un estadio futurista. Allí comenzó una relación entre el club y la municipalidad que terminaría con la pérdida de los terrenos históricos del club en Boedo y casi 15 años sin estadio propio. También propuso la creación de parques y complejos habitacionales. El resultado fue una configuración territorial en la zona del Parque Almirante Brown muy distinta a la imaginada por el plan, tanto en términos urbanísticos como habitacionales y sociales.
En este artículo proponemos un breve recorrido por el Plan Regulador para Buenos Aires (1958 – 1962), y su imaginario sobre el Parque Almirante Brown y los Bañados de Flores; sus propuestas de renovación ambiental y urbana realizadas por el Plan Regulador para aquellas zonas. Se hará foco en la propuesta sugerida por el Plan Regulador para la mudanza del Club San Lorenzo de Almagro (CASLA) desde su lugar original de emplazamiento, en Av. La Plata al 1700, hacia la zona de los Bañados de Flores y el Parque Almirante Brown en la década de 1960.
Las contradicciones entre la planificación -basada en la zonificación por actividades y en soluciones mediante instalación de equipamientos- y las condiciones reales para su ejecución, sumadas a los cambios institucionales y propuestas de nuevos planes y obras, dejaron como resultado una experiencia en la que este sector de la ciudad no se urbanizó ni se equipó de la manera esperada y el club San Lorenzo tampoco obtuvo los resultados esperados respecto de su mudanza, quedándose sin estadio por catorce años, lejos del proyecto futurista de la modernidad.
El plan también contemplaba la desconcentración del área central, por lo que promovió la construcción de grandes unidades habitacionales en el sur, pensadas como unidades funcionales integrales, en el marco del pensamiento urbanístico moderno. De este modo, este sector de la ciudad quedó bajo la influencia del pensamiento planificador, como un polo verde y recreativo que equilibre el sur con el norte y como una zona residencial que permita desconcentrar el área central; en este sentido este artículo propone un recorrido por la proyección y construcción de los complejos habitacionales en la zona y del crecimiento en cantidad y número de habitantes de las villas entre 1960 y 2010.
El Plan Regulador
Contexto histórico
El Plan Regulador para la Ciudad de Buenos Aires fue pensado desde 1948, organizado en 1958, aprobado en 1962 y publicado en 1968 (Novick, 2004: 75); es decir, atravesó varias gestiones nacionales y municipales y también diversos contextos políticos, económicos y sociales. En 1948, comienza una serie estudios de diagnóstico previos al Plan bajo la intendencia del Dr. Siri, denominado “Estudio del Plan de Buenos Aires” (Suárez, 1985: 15), en pleno proceso de hegemonía política del peronismo y del proyecto económico sustitutivo de importaciones. Sobre todo en el período 1945-1960 se vivió una reactivación del crecimiento metropolitano, caracterizado por los procesos de industrialización y reestructuración interna de la metrópoli, hechos que van a estar muy vinculados al nuevo contexto político en que el Estado incrementa su papel como conductor del proceso económico, a partir de medidas tales como el fuerte control institucional de la economía, la orientación del crédito bancario, la nacionalización de los servicios públicos, la elaboración de Planes Quinquenales, la nacionalización de la red ferroviaria suburbana y de subterráneos de la Ciudad (Torres, 1993: 12).
En este contexto, entre las décadas de 1940 y 1960, se dio una importante expansión urbana (que paradójicamente no fue planificada desde una gestión altamente planificadora) que adoptó la forma de suburbanización en la periferia para los sectores de menores ingresos, principalmente a través de loteos económicos (muchos en zonas inundables); y en las zonas urbanas consolidadas centrales y subcentrales, para los sectores medios, principalmente a través del congelamiento del precio de los alquileres y el acceso a la “propiedad horizontal” (Torres, 1993: 14). También fueron creciendo las denominadas “villas miseria”, consideradas como “lugar de paso” o transitorias -aunque con el tiempo muchas llegaron a ser permanentes- en terrenos fiscales, portuarios o ferroviarios.
Hacia finales de la década de 1950, luego del derrocamiento del gobierno peronista y la experiencia de la denominada “Revolución Libertadora”, el desarrollismo representado en el gobierno de Arturo Frondizi (1958) retoma los estudios realizados en la década anterior y la marcha del Plan la reanuda la intendencia de H. Giralt, en un contexto donde se comienza a agotar el modelo sustitutivo de importaciones y, en el contexto político internacional de la “Alianza para el Progreso”, se estimula el ingreso de capitales al país y la recuperación de la industria por medio de las empresas multinacionales. En este momento se intensifican los procesos de desigualdad social y desequilibrio entre regiones; el Estado comienza a estimular la ocupación territorial poniendo eje en el potencial del litoral fluvial y en la necesidad de darle a la Ciudad un “desarrollo planificado del crecimiento” a escala municipal, metropolitana y regional (OPRBA-MCBA, 1968a: 179). El objetivo era superar la problemática que suponía el crecimiento urbano de tipo laissez faire de la etapa peronista, que dio como resultado “la formación y consolidación de un tejido urbano periférico discontinuo y desarticulado, desprovisto de servicios, que ocupaba por lo general las zonas intersticiales alejadas de los ejes principales de transporte” (Torres 1993: 44).
Antecedentes e inspiraciones
El Plan está fuertemente influenciado por la filosofía y práctica administrativa del planeamiento urbano británico y el Plan de Londres (1945) diseñado por Sir Patrick Abercrombie (Suárez, 1985: 17) y el urbanismo de posguerra.
El plan de Londres se conformó con una sólida base estadística y fundamentos teóricos para identificar las problemáticas de la posguerra y la necesidad de desconcentrar el área central londinense. Algunos de la problemas identificados y abordados por el Plan incluyen la congestión del tráfico, el “inmobiliario deprimido”, a partir de una visión generalizada de las malas condiciones en la mayor parte de la vivienda de Londres, la insuficiencia de la provisión de espacio abierto, los problemas ambientales causados ??por la mezcla de la vivienda y la industria, y la destrucción del paisaje causada por la continuidad de la expansión urbana. Otro componente clave fue la reducción de la población de Londres y el cálculo de población óptima por densidades en los distintos niveles. Los conceptos que atraviesan el plan son el resultado de ver a Londres como una comunidad, una metrópoli y una máquina, donde resultan claves para la representación del conocido “plano del huevo” (Figura 1) los conceptos de “áreas sociales y funcionales” (en tanto Londres entendida como comunidad), con la incorporación de grandes áreas de espacios verdes y un cinturón verde regional. La visión sobre la metrópoli está dada en relación a reconocer el espacio central para el uso de las funciones nacionales e internacionales, las finanzas de la Ciudad y del sector industrial, Londres como máquina se centró en el transporte, principalmente con la propuesta de tres carreteras de circunvalación (Figura 1). (Larkham y Adams, 2011: 16-17).
Abercrombie se propone invertir el proceso de concentración realizado hasta ese momento por una serie de procedimientos a escala regional, que superan los límites de lo que era el tejido de Londres en aquel momento. Según Gravagnuolo (2009) la idea de Abercrombie plasmada en el Plan era llevar a su definitivo cumplimiento la metamorfosis conceptual “green movement” y pasar de la acción experimental a un programación basada en amplios poderes legislativos -sugiere la creación de una autoridad central que posea el control de los terrenos edificables- tratando de refundar el town planning sobre bases “científicas”, buscando reglas universales de aplicación no solo dentro de Londres (Gravagnuolo, 2009: 161) , lo que será un paradigma para la planificación urbana, entre ellas para el Plan Regulador para Buenos Aires.
Figura 1. Plano del Plan de Londres, 1946. Fuente: Larkham y Adams, 2011.
Por otro lado, también se pueden rastrear en el Plan Regulador las influencias teóricas del urbanismo moderno de Le Corbusier y del CIAM, a partir de sus postulados funcionalistas tendientes a valorar lo universal y su concepción de hombre-tipo que lleva a analizar las necesidades humanas y universales en el marco de cuatro funciones que definen las localizaciones: habitar, trabajar, circular y esparcirse. (Choay, 1976:44, la traducción y los resaltados son nuestros). Hay en estas influencias una preocupación y un objetivo dirigido por la eficacia en la salud e higiene, manifiestas en los cálculos acerca del acceso al sol y al espacio verde en las urbanizaciones (Choay, 1976: 45).
En el Plan Regulador para Buenos Aires, y tomando el caso del CASLA y de la construcción de un nuevo estadio y una Ciudad Deportiva en los terrenos de los Bañados de Flores, existe -a veces de modo más subyacente y otras más explícita- una preocupación por la modernidad y por el acceso al futuro, que incluso es tomado como una condición de aparición del plan: sería dejar “el pasado” y “el atraso” -representado por las áreas con poco uso- atrás y entrar en una nueva etapa futurista, como baluarte que traerá el desarrollo y el disfrute del espacio (figura 2). Siguiendo a Berman, una planificación de estructuras impresionantes (autopistas, torres, estadios, expansión con terrenos “ganados al río”, etc). pensadas como expresiones simbólicas de la modernidad (Berman, 1998: 302). entendida ésta como una forma de experiencia vital –(…) del tiempo y del espacio, de uno mismo y de los demás, de las posibilidades y peligros de la vida- que comparten hoy los hombres y mujeres (…)” (Berman, 1998: 1).
Figura 2. Plano Director para Buenos Aires. Fuente: OPRBA-MCBA, 1968c.
En el Plan Regulador y en las medidas que se van a tomar a futuro orientadas en sus lineamientos se pueden encontrar estas huellas de la modernidad y puntos de contacto con los fundamentos ideológicos del urbanismo moderno: adopción de legislaciones severas para la planificación, restricción de la suburbanización, desconcentración de población, eliminación de barrios pobres, construcción de viviendas modulares, adopción de sistemas de construcción industrializados, trazas de grandes autopistas, y procedimientos de planificación racionales expresados en legislaciones y órganos estatales que expresan la racionalización de las pautas espaciales y los sistemas de circulación que suponen promoverían la igualdad de oportunidades, el bienestar social y el crecimiento económico (Harvey, 1998: 88).
Plan Regulador, Sur y después
El Plan es el primero en realizar un estudio tan amplio y es quizás uno de los más completos (Suárez, 1985: 17): formaliza propuestas para éste área específica de la ciudad y un plan de desarrollo de infraestructura para el Parque Almirante Brown.
Además propone un nuevo Código de Planeamiento Urbano, el cual será implementado por la última dictadura en 1977. Establece una serie de variables para construir esos índices de distribución, densidad y habitabilidad, y retomando lo expuesto en los apartados anteriores, con un criterio tecnicista y funcionalista, ya que no toma en cuenta necesidades, sentidos de pertenencia, o diferencias sociales: la ciudad es una “máquina de habitar” a la que se disecciona según lo que arrojen los cuadros estadísticos, los cuales representan gran parte de los estudios del Plan. Esas variables son el asoleamiento, la relación entre separación y altura de edificios, espacio libre exterior por habitante, costo del terreno, distancia a centros de equipamiento, grado de congestión de áreas, factor de ocupación del suelo e influencia del ancho de bloques edificado (OPRBA-MCBA, 1968b: 17).
Inspirado por el plan de Londres, establece un límite de saturación posible para la Capital, pensando en el crecimiento espontáneo hacia 1980, por lo que establece que lo ideal en un futuro es mantener una ciudad de 3,5 a 4 millones de habitantes, con un promedio de 35 a 40 m2/habitantes en superficies urbanas activas, con una densidad residencial neta de 1.000 Hab/Ha. Para ello propone que llevar a la ciudad a esa densidad implica la recuperación de áreas sin uso, ampliación de espacios verdes, recuperación de playas ferroviarias y área portuaria para que sean destinadas a otros usos, y un mejoramiento de las vías de circulación (OPRBA-MCBA, 1968b: 26).
Una preocupación presente en el Plan y sus estudios es cómo lograr una buena distribución espacial de la población, lo que deriva en una preocupación por cómo disminuir el crecimiento excesivo de la misma en áreas centrales, y visualiza como causa del problema la coexistencia de varios usos generales; para ello va a proponer que exista una clara zonificación de usos del suelo en función de ordenar los usos principales: vivienda, oficinas, industria, comercio, esparcimiento “sin que interfieran y molesten recíprocamente”. En este sentido, lo que considera óptimo es el establecimiento en las distintas áreas de factores de ocupación del suelo diferenciales para las distintas actividades para implementar usos predominantes en cada una de ellas (OPRBA-MCBA, 1968b: 39).
“(…) El Plan es un instrumento técnico-jurídico, que establece la estructura futura de la ciudad, conjuntado la realidad urbana con los modernos criterios de previsión urbanística (…)” (Novick, 2004: 77). Esta definición engloba el contenido del Plan: lo técnico, como expresión de una teoría y de una metodología que se anudan en un marco jurídico, expresado en la conformación de un ente autónomo dentro de la Municipalidad. El Plan Regulador pretende definir el Área de Capitalidad y las Áreas de Municipio según sus funciones (SPGCBA, 2011: 162), de modo tal que para el primero, observa la existencia de un cuerpo de centralidad con desplazamiento hacia el norte (OPRBA-MCBA, 1968a: 109), y deja asentado que al estudiar el equipamiento urbano en la áreas de municipio, se pueden determinar las áreas en “las que es posible desarrollar un género de vida urbana al nivel que exige nuestra cultura” (OPRBA-MCBA, 1968a: 110) a partir de las obras necesarias; en este sentido, resalta que la zona de los Bañados de Flores carece de servicios y equipamiento.
Una propuesta para desconcentrar el área central y “equilibrar hacia un futuro la distribución de la población” la constituye la “(…) realización de obras de saneamiento, parquización y desarrollo urbano del área actual del Parque Almirante Brown y su contorno circundante(…), que (…) contribuirá (…) a levantar los índices de habitabilidad del área, lo que atraerá una apacible cantidad de población, además de las que se localizará en las extensas áreas residenciales nuevas ya previstas en la urbanización”. (OPRBA-MCBA, 1968b: 40). (Figura 3).
Figura 3. Izquierda: Plan Regulador. Plano de Usos del suelo en 1960. Derecha: Plan Regulador. Densidad de población por zonas. Fuente: OPRBA-MCBA, 1968b.
Resulta de importancia resaltar el trabajo sobre el índice de servicios públicos de infraestructura, cuyo fin es analizar el mayor o menor grado de equipamiento de los distintos centros de la Ciudad, ya que considera su faltante un freno al desarrollo de un área y los inconvenientes que trae son incompatibles con las condiciones de vida actual, de modo tal que considera las áreas carentes de pavimentos, redes de agua potable y cloacas (OPRBA-MCBA, 1968b: 121) (Figura 6).
En este sentido, establece la zona que denomina MS4A10 al norte de los Bañados de Flores como zona de planeamiento con valores mínimos de habitabilidad (OPRBA-MCBA, 1968b: 121) y la zona MS4A4 caracterizada como la zona próxima al Bañado de Flores, con un déficit de cloacas y calles sin pavimentar, lo que influye en el bajo nivel de los demás índices que se estudian (OPRBA-MCBA, 1968b: 136). Para el área denominada Villa Soldati sostiene que está muy influenciada por el Bañado y se hace sentir en el déficit de servicios, con industrias molestas y características residenciales deficitarias (OPRBA-MCBA, 1968b:138). A partir de esos índices, y en función de las estimaciones de población para 1980, el Plan propone incorporar 348,29 Has. para destinar conjuntos residenciales en el Parque Almirante Brown, como así también 768,84 Has. para área verde y 427,48 Has. para áreas deportivas (OPRBA-MCBA,1968b: 151-152) (Figura 4).
Figura 4. Izquierda: Plan Regulador. Zonas carentes de servicios públicos. Derecha: Plan Regulador. Índice de habitabilidad. Fuente: OPRBA-MCBA, 1968b.
Respecto al Bañado de Flores, al definir las áreas sociales como “un continuado de núcleos entrelazados por redes viales de conexión diferenciadas entre sí por sus niveles internos de homogeneidad” (OPRBA-MCBA, 1968a: 115) -y sobre las que actuará el Plan-, afirma que dicha zona aún es objeto de estudio y que una vez completada su rehabilitación, dará lugar a la formación de “un núcleo muy populoso y altamente organizado, que se diferenciará por su estructura social claramente de las áreas colindantes, por lo que deberá dársele también carácter de área social (…)” (OPRBA-MCBA, 1968a: 116). Por otro lado, conforma una zona con núcleos de trabajo dispersos que marca el carácter poco concentrado, por lo que propone dotarla de concentraciones importantes de trabajo y una buena conectividad norte-sur para producir una definición más estricta que la que su actual organización dinámica y funcional permite (OPRBA-MCBA, 1968a: 124). A tales efectos, y al contar con una superficie de 1.400 Has, a la que define como zona inundable y aún ocupada por baldíos, basurales y viviendas de emergencia, propone que sea transformada en un gran espacio verde para la recreación y el deporte a escala de toda la ciudad: es decir, que le da el carácter de una zona especializada, aunque también propone que tenga zonas adecuadas de trabajo y vivienda (OPRBA-MCBA, 1968a: 116), pero su uso hegemónico debería ser de zona recreativa, ya que también eleva otras propuestas dentro de la promoción del Bañado, entre ellas el planteo al área industrial sur en relación con los usos del Riachuelo y con la zonificación correspondiente al margen de la jurisdicción provincial (OPRBA-MCBA, 1968a: 178). Establece dos áreas destinadas a vivienda a escala de la ciudad: “Sectores Soldati y Lugano de los Bañados de Flores (Parque Alte. Brown)” (OPRBA-MCBA, 1968a: 176)”. Para llegar a este objetivo, el plan propone en el tomo sintético (OPRBA-MCBA, 1968c) “recuperar las tierras del ex Bañado de Flores” y la define como “hasta hace poco zona de repulsión, transformándolas en un sector urbano organizado integralmente” de alrededor de 1.400 Has. limitada por Avenidas Gral. Paz / Tte. Gral. Dellepiane / Perito Moreno y Riachuelo. Propone en primera instancia realizar los trabajos de saneamiento, que consistirán en excavación de lagos reguladores de las aguas pluviales, entubamiento del Arroyo Cildañez y del Zanjón San Pedrito con un movimiento de 3.000.000 m3 de tierra, y definir los usos del suelo y establecer áreas para futuras obras que servirán para radicar habitantes permanentes de zonas destinadas a renovación urbana (OPRBA-MCBA, 1968c: 57). Aquí incorpora una distribución más detallada de propuestas y de distribución de las áreas: 350 Has. para uso residencial (con capacidad para 180.000 habitantes), con equipamiento cultural, social y comercial; 75 Has para el mismo uso residencial pero ubicados en distintos lugares del Parque, ya construidos, en construcción y en promoción; 770 Has para uso recreativo, incluyendo el Parque Zoológico, museos, teatro, esparcimiento, etc.; 460 Has para uso deportivo de carácter privado y municipal (clubes, deportes náuticos, balneario público, etc); y 45 Has. para uso industrial, con carácter de parque industrial y con posibilidad de absorber 10.000 obreros (OPRBA-MCBA, 1968c: 58). En cuanto a la circulación, propone reforzar el eje de la Av. Perito Moreno (conexión con Acceso Oeste y Av. Rivadavia; conexión con futura AU de la Costa) (OPRBA-MCBA, 1968a:175) y proyecta la AU 7 (Actual AU Cámpora que también pasa por la zona a la altura de Av. Lacarra) la cal conectaría con la AU 5, la AU 1, y la AU 6.
Por último, en el apartado “Cultura y esparcimiento” del Informe Preliminar, figura entre una serie de propuestas sobre la ubicación de grandes centros de esparcimiento a escala de la ciudad (Centro para Exposiciones de la Sociedad Rural, Centro de la Música). Entre ellos, la reubicación del Estadio del Club San Lorenzo de Almagro en el “futuro Parque Almirante Brown”, aclarando que al tratarse de iniciativa privada, “están sujetos a condiciones sobre su prestación de servicio cultural o esparcimiento” (OPRBA-MCBA, 1968a: 178, los resaltados son nuestros). Esta corta frase encerraría una historia de veinte años entre San Lorenzo y la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires.
La zona sur y la mudanza de San Lorenzo de Almagro
Situación de la zona sur en la etapa del Plan Director.
El plan, si bien estudia con detalle sus propios índices, pasa por alto la situación socio-económica de la población, estratificación social, niveles de ingreso, etc.; tampoco detalla a qué asentamientos de emergencia refiere -cuando los menciona-, ni cuál es su situación, o no detalla qué tipo de urbanización se construirá en el Parque Alte. Brown, ni de qué lugar provendrán las 180.000 personas que habitarán ese tipo de viviendas. Se tratará aquí, por razones de espacio, de hacer una breve descripción de la situación social de la zona estudiada en la época y de los asentamientos existentes antes del Plan, para poder comparar los resultados de la aplicación o no de las propuestas.
El Plan establece que los límites de la “sección sur” son Acceso Oeste / Avenida Perito Moreno y su prolongación / Avenida 27 de Febrero (de la Ribera) / Avenida General Paz (OPRBA-MCBA, 1968c: 56), bastante similar al límite del Parque Alte. Brown y Bañados de Flores señalados más arriba (exceptuando la prolongación de la Av. Perito Moreno). La visión que prima en el diagnóstico del plan acerca de esta zona es la de un territorio vacío, de tabla rasa al que se debe “colonizar” y llevarle la modernidad en forma de usos del suelo específicos, con equipamiento e infraestructura urbanos, con grandes obras públicas o privadas; incluso en la cartografía del Plan es representada como un gran espacio en blanco en casi todos sus índices. A quien se pregunte cómo se va a financiar la urbanización y parquización de semejante porción de territorio, el plan le va a responder que a través de un “(…) programa de inversiones de envergadura y largo plazo (…)”, y que será necesario “(…) propiciar el aporte de fondos extranjeros a fin de acelerar el proceso (…)”. Esto se dará principalmente con fondos del BID y del Banco Hipotecario Nacional ejecutado por los distintos organismos oficiales según los sucesivos gobiernos: (los organismos previos al Plan que intervinieron en la zona fueron la Dirección Municipal de la Vivienda con el peronismo; Comisión Nacional de la Vivienda – CNV- y DGV (Dirección General de la Vivienda) con la “Revolución Libertadora” de 1955 que se mantendrían con la presidencia de Illia, quien creó la Secretaría de Estado de Planeamiento y Vivienda -SEPV-; Fondo Nacional de la Vivienda –FONAVI- con la última dictadura; Secretaría de Vivienda y Ordenamiento Ambiental –SVOA- con el gobierno de Alfonsín; Instituto de la Vivienda del actual GCBA.
Uno de los primeros proyectos urbanísiticos en la zona de los Bañados fue su saneamiento y futura urbanización bajo la intendencia de Siri en 1946 a través de la Dirección Municipal de Vivienda, un nuevo ente autónomo constructor de viviendas que se agregaba a la Administración Nacional de Vivienda, al Banco Hipotecario Nacional y al Ministerio de Obras Públicas (Minaverri et. al., 2009), tomando las ideas del plan de Le Corbusier para equilibrar el norte con el sur (Novick, 2004; Suárez, 1985). Su proyecto era construir el “Barrio Parque de los Trabajadores” y un proyecto monumental en Cobo y Curapaligüe, pero apenas llegaron a construir el complejo Balbastro, de una manzana, en el límite entre Flores Sur y los Bañados.
La dictadura de 1955 comenzó la política de erradicación -que sería una constante por los próximos treinta años, con diferentes niveles de coacción hacia la población- a través el “Plan de acción inmediata” que consistía en la construcción de casitas cuadradas de un piso que suplantaran las de chapa. Construyeron cinco barrios en el Bañado de Flores: Rivadavia, Lacarra, Coronel García, Alte. Brown y la primer parte de Piedrabuena (Minaverri, et. al, 2009). Estos barrios correrán distinta suerte en los años subsiguientes.
Entrada la década del 60, época de elaboración del Plan Regulador, según el Censo de 1962 existían los siguientes asentamientos: las Villas 1-11-14, 13 y 13 Bis en la zona lindera de los Bañados de Flores (barrio que actualmente es denominado “Bajo Flores”, pero es lindero con Flores Sur, Nueva Pompeya y Villa Soldati); Villa 3 (Fátima) en Soldati; y Villa 6 (Cildañez), Villa 15 (Ciudad Oculta), Villa 17 (Pirelli), Villa 19 (INTA) y Villa 20 (Lugano) en Villa Lugano; y Villa 16 (Emaus) en Villa Riachuelo con un total de población de 17.281 personas en 4.440 viviendas (datos censales extraídos de Estadísticas del GCABA), casi la mitad del total de la población para las villas de la Ciudad, (34.330 en 1960) (CVCEyS, 2013) (Gráfico 1 y Cuadro 1) . La zona en general tenía poca conexión vial con el resto de la ciudad; principalmente la Av. Perito Moreno y la Av. Roca eran sus conexiones. Este es un aspecto del que se va ocupar el Plan y van a retomar los gobiernos posteriores, modificando fuertemente el paisaje del área.
Cuadro 1. Variables demográficas seleccionadas en villas y asentamiento de Bañados de Flores y Parque Almirante Brown. Año 1962. Elaboración propia en base a Censo 1962. Villas de Emergencias. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. Dirección de Estadística. Boletín Nº 3. Año 1
Gráfico 1. Evolución población en villas y asentamientos. CABA 1960-2010. Fuente: Comisión de Vivienda del Consejo Económico y Social 2013
La mudanza obligada de San Lorenzo
A comienzos de la década de 1960 se empiezan a complementar la necesidad de la dirigencia de San Lorenzo -club que venía en expansión y que todavía tenía su estadio de hierro y madera en Av. La Plata al 1700 (Boedo; el Estadio “Gasómetro” fue la casa de la selección de futbol por muchos años y en esos momentos estaba en su esplendor, tanto futbolísticamente como en su vida social y cultural.)- con el ímpetu planificador de la MCBA a través del Plan Regulador. La municipalidad necesitaba ocupar, equipar y urbanizar los terrenos ganados al Bañado, sobre los que estaba trabajando para sanear y nivelar. Además la MCBA “parece haber pensado que el uso dado al terreno de Avenida La Plata no era lo mejor para la ciudad” (Castillo, 2009).
En 1960 se sanciona la Ordenanza N° 16.729/61 por la cual se concedía a San Lorenzo, por el término de 25 años, una fracción de terreno con una superficie de 22 Has. en el futuro Parque Almirante Brown, a fin de construir el Nuevo Estadio Olímpico cubierto y diversas instalaciones de todo tipo; a tales efecto se formó una “Comisión Especial Pro-Terreno” que gestionó ante los poderes públicos la cesión del terreno por noventa y nueve años (Ordenanza 17.169/61), plasmada en la Ley 16.792, promulgada por el Presidente Illia en 1965. También existió un Ante Proyecto de esta Ley que contemplaba una mayor cantidad de actividades.
La Ley 16.792 de 1965, que retoma la Ordenanza 17169/61, en su artículo 1º, declara que se autoriza a la Municipalidad a cederle al CASLA “la fracción de tierra municipal que actualmente usa” por noventa y nueve años ubicada dentro de la zona del Parque Alte. Brown, y delimitada por las avenidas Perito Moreno, Francisco Fernández de la Cruz y la virtual prolongación de la calle Pedernera y a ampliar la superficie de dicha donación hasta la calle Varela En el artículo 2º autoriza a la Municipalidad a donar a CASLA la “fracción de tierra destinada por el Plan Regulador a instalaciones deportivas delimitadas por las Avenidas Cruz y Varela y la virtual prolongación de las calles Culpina y Chilavert” (Figura 5), que deberá ser destinada por cuenta y cargo del CASLA a la instalación y funcionamiento gratuito de un parque de recreación infantil para mil chicos, con colonia de vacaciones, jardín de infantes, guardería y comedor. En el artículo 3º se compromete al CASLA a construir en la fracción de tierra que determina el artículo 1° una serie de edificios e instalaciones: Estadio con capacidad mínima para 140.000 personas; Canchas de fútbol; Canchas de básquetbol; Canchas de tenis; Canchas de bochas; Pistas para atletismo; Pista de patinaje; Piletas de natación; Gimnasios y Espacios cubiertos para la práctica de actos culturales y sociales (Figura 6).
Figura 5. Izquierda: primera cesión de terrenos en 1960. Derecha: ampliación de los terrenos para el CASLA y para la recreación infantil. Elaboración propia.
Esta enumeración no era limitativa y el club podía ampliar sus instalaciones en la medida que lo considerara útil. El club debía iniciar sus obras antes de los dos años posteriores a la firma de escritura traslativa y con un plazo menor de 20 años contados desde la misma fecha. El régimen de acceso y uso gratuito de las instalaciones deportivas, sociales y culturales y sanitarias serían de uso también para establecimientos educativos. Finalmente en el artículo 7º se sostiene que si el CASLA no cumpliera con los cargos establecidos, si se disolviera o las obras quedaran incompletas, el terreno y las mejoras realizadas pasarían sin indemnización al dominio de la MCBA. Este último punto es importante para comprender la actuación coactiva de la MCBA, ya bajo la gestión Cacciatore, para mudar definitivamente al CASLA hacia el Parque Alte. Brown.
Figura 6. Izquierda: Proyecto del Ing. Delpini para el Complejo Deportivo para el CASLA. Derecha: Vista aérea del anteproyecto en de estado en Pque. Brown distinto al de Delpini presentado en CASLA. En ninguno se contemplo la existencia de zonas residenciales vecinas. Fuente: www.deboedovengo.com
En su artículo, Castillo comenta que en Av. La Plata al 1.700 se construiría un conjunto urbanístico que se iba a llamar “Complejo San Lorenzo de Almagro”. Además, San Lorenzo se comprometía a construir un estadio en la zona del Bajo Flores que “se financiaría mediante la venta de los terrenos en Boedo” (venta en potencial, no figuraba como obligación); luego se frenó la construcción de los monoblocks, pero el convenio entre ambas partes seguía vigente. El Club comenzó con la venta de “bonos patrimoniales” para financiar el proyecto de estadio futurista. (Figura 11).
Figura 7. Izquierda: cuponera de pago de las cuotas del título patrimonial con el que se financiaría el futuro estadio en el sur. Tampoco contempla otro tipo de urbanización en la zona. Derecha: Afiche publicitario del CASLA convocando a los socios a participar de la construcción de su futuro Estadio. “AYUDEMONOS a buscar la estrella fiel, que nos ilumine el camino de nuestro glorioso destino”. “UNIOS en el esfuerzo grande, el progreso nos reclama”. Fuente: www.deboedovengo.com
Y hacia fines de la década de 1970, y en consonancia con el clima represivo de la dictadura militar y la operaciones expropiatorias de los planes de Cacciatore (autopistas, erradicación de villas por la fuerza, expulsión de habitantes) (Oszlak, 1985:17) se le suma la coacción y extorsión de la MCBA al CASLA -mediante ordenanzas municipales y juicios de empresas constructoras de la infraestructura en el Bajo Flores- para que remate el estadio y las manzanas de Av. La Plata al 1700. Por un lado, remitiendo a la cláusula de la Ley de 1965 acerca de la construcción del jardín recreativo sobre la calle Varela; y por otro lado, con una nueva ordenanza obligaba a la apertura de las calles Salcedo e Inclán para la construcción del ya mencionado proyecto urbanístico.
Finalmente, la Ordenanza 35.160/79 decretó la pérdida de los terrenos en el Bajo Flores otorgados por el convenio de 1965, devueltos una vez que el CASLA rematase una porción de los terrenos en Boedo sobre la calle Inclán (donde se erigen las torres de Construcciones Almagro) para el pago de deudas adquiridas en la construcción del natatorio en la Ciudad Deportiva del Bajo Flores. Además debería ceder 4.500 m2 en Boedo para la construcción de una escuela para servir al futuro complejo urbanístico, espacio que terminó teniendo un uso de plaza (rodeada de muros y con una sola entrada), hasta su devolución al club en 2007 a través de una ley aprobada por la Legislatura porteña. Al mismo tiempo, clasifica al predio con la zonificación A3 del Código de Planeamiento Urbano, que permite un “complejo urbanístico con locales comerciales” (el cual ya nadie pensaba construir), y prohíbe el uso de “Estadio” y también el de “Supermercado Total”.
En 1983 la Ordenanza 38.696 derogó la apertura de las calles Muñiz y Salcedo, -asunto que en 1980 era de carácter urgente-; ese año San Lorenzo remata sus bienes y los terrenos son adquiridos por las empresas Agrovías y Calder (vinculadas al Banco Mariva). En 1985 se publica la Ordenanza 40.674, que aprueba el uso “Supermercado Total” para la parcela. Algo más de un mes después de esta ordenanza la cadena francesa Carrefour le compró los terrenos a Agrovías y Calder, situación que en parte responde a las estrategias de las empresa, ya que en 1982 se inauguró el Hipermercado Jumbo en Av. Cruz y Escalada, frente a la Villa 20 y lindero al Parque de la Ciudad; enseguida Carrefour comenzó a moverse para adquirir un territorio con una buena conexión y servicios para instalarse rápidamente.
De esta manera, el predio que en 1980 iba a ser un “complejo urbanístico” y para el que el uso “Supermercado Total” estaba expresamente prohibido, pasaba en 1985 a ser utilizado para construir un hipermercado, con aprobación del Concejo Deliberante, reglamentada por el decreto 5609/85. (Castillo, 2009).
De este modo, el estadio inaugurado en 1916 (el primero con luces artificiales) vio su último partido en 1979 sin tener un solo ladrillo puesto del “estadio del futuro”, obligando a San Lorenzo a alquilar por catorce años los estadios de Ferrocarril Oeste, Atlanta, Huracán o Vélez Sarsfield para hacer las veces de local, mientras construía a paso lento y con el aporte de sus socios (una vez más) el estadio que finalmente inauguró en 1993 y que lo único que tendría similar a lo imaginado por el Plan Regulador y los instrumentos de gestión que de él se derivaron es tan sólo el nombre: Estadio Pedro Bidegain. Así se desarrolló a través de veinte años la propuesta hecha por el Plan para ocupar el Parque Brown, y esto mucho tiene que ver con los deficientes instrumentos de gestión con que se llevó adelante: ordenanzas y leyes contradictorias, lentitud en la realización de las obras, la coacción y extorsión por parte del Estado, y la nula vocación democrática para resolver los problemas derivados de la acción del propio Estado. Sumados a la inexperiencia y malos manejos de la dirigencia del CASLA, arrojaron un escenario en que, por un lado, no se terminó de desarrollar el equipamiento pensado para la zona de los bañados de Flores –y se multiplicaron los asentamientos precarios-, y por otra parte, la zona de Av. La Plata al 1700, con el emplazamiento del hipermercado, no experimentó cambio sustancial en cuanto a su centralidad y conectividad (Figura 8).
Figura 8. Configuración y usos del suelo del CASLA y alrededores- evolución histórica. Fotografías aéreas de Avenida La Plata al 1700 y Bañados de Flores años 1940, 1965, 1978, 1989. 1997 y 2013. Fuente: elaboración propia en base a fotografías aéreas del Ministerio de Desarrollo Urbano, Secretaría de Planeamiento, GCBA.
Huellas del Plan Regulador en la zona sur
Obras propuestas o inspiradas en el Plan que se llevaron a cabo
Retomando la zona sur, hubo otros aspectos del Plan que se llevaron adelante: en el plano deportivo, además de la accidentada mudanza del CASLA se fueron cediendo terrenos para la instalación de otras instituciones deportivas; en su mayoría se ubican en la zona comprendida por AU Dellepiane, Av Perito Moreno, Castañeres, Cruz y Mariano Acosta. Algunos clubes son: Huracán (Centro “La Quemita”), Deportivo Español de Buenos Aires, Colectividad Japonesa, Deportivo Riestra, Club Italiano, Liga de Fútbol Amateurs de Flores, Club Pintita, Estrella, DAOM, Argentinos Jrs, Circulo Policial, Yupanqui, Sacachispas, Atlético Lugano, Asociación Cristiana de Jóvenes y la Asociación de Médicos; más los campos de deportes del Colegio Marianista, asociación Personal Civil de la Fuerza Aérea, Instituto Cristo Obrero, integración de las Colectividades y la UTN (Álvarez De Celis, 2003 : 119).
A partir de la mitad de la década de 1960 se comenzaron a construir los grandes complejos habitacionales proyectados por el Plan Regulador y ejecutados por el Plan Piloto Parque Almirante Brown: en 1965 se construyó el Bº Juan José Castro en el eje de la Autopista Dellepiane (camino a Ezeiza), como parte del proyecto “Centro Urbano Integrado Parque Almirante Brown” (contenía el entubamiento del arroyo Cildáñez, la transformación de los bañados en parques y la construcción de la mini-ciudad de Lugano 1 y 2). En 1967 se completa parte de esta obra con la construcción del Bº Nágera. En 1969 comienza la construcción del Conjunto Urbano Mariano Castex 1 y 2, pensado para albergar a los habitantes desalojados por la ampliación de la Av. 9 de Julio (fue uno de los barrios que vio pasar la topadora de la dictadura; concluyó en 1983). Para sacar los asentamientos precarios linderos al Cementerio de Flores, en 1973 se inaugura el Bº Savio I y II, financiado con préstamos del BID ( y conocido como Lugano I y II), una mini-ciudad hija de la lógica de la planificación centralizada, pensada en un principio para que la habiten personas relocalizadas por la obra pública; está planificada como una hilera de pabellones organizados en quiebre, con espacios entre los pilotes y galerías con locales comerciales, parques, escuela, clubes, conectado con estaciones del Pre-metro y líneas de colectivo que pasan por la calle central. En 1975 se construye el Conjunto Urbano Villa Lugano, sencillamente un despropósito urbano y estético que se ubica en plena zona residencial y comercial de Villa Riachuelo, el cual es despectivamente denominado por los vecinos como “Boli-Bronx”. En 1977 se concluye el Bº Soldati, uno de los proyectados “grandes conjuntos” del Plan Regulador, dentro del marco de erradicación de villas de emergencia y del FONAVI (Organismo creado a nivel nacional desde el Plan Conade, que pasó a estar a cargo del Plan Piloto): pertenece a la misma camada del Barrio Ejército de los Andes (“Fuerte Apache”) de Ciudadela; hablar de la segregación residencial y de deterioro en este tipo de conjuntos habitacionales merecen un estudio aparte. En 1981 se completa la segunda parte del Bº Piedrabuena, en un principio destinado para los habitantes de la Villa 15; con un futuro de abandono, emergencia edilicia e incumplimiento de su objetivo primario, se lo conoce como “la cárcel”. En 1984 se inaugura el Bº Copello, pensado para familias de bajos recursos, y en conjunto con el Bº Cardenal Samoré -1989-, completan el eje de la Autopista Dellepiane y están unidos por un puente peatonal. El último barrio a escala de toda la ciudad construido fue el Conjunto Urbano Lafuente, edificado sobre la antigua perrera municipal, frente al Cementerio de Flores y pegado al conjunto Castex. Por último, ya en la década de 1990 se agregaron las torres que conforman el Bº Savio III y algunos complejos menores, del tamaño de una manzana, que completaron el complejo Rivadavia II, lindero con la villa 1-11-14 y el Rivadavia I, y el Bº Ramón Carrillo I y II, edificado para los ex habitantes del demolido Albergue Warnes, sobre el eje de las calles Castañares, Mariano Acosta y Lacarra; está construido sobre tierras y napas altamente contaminadas con plomo, consecuencia del cementerio de autos cercano.
Al Plan Regulador lo sucedieron el Esquema Director Año 2000 y el proyecto de Autopistas Urbanas como últimos grandes proyectos en la zona. De estos proyectos se puede decir que si bien tenían inspiraciones distintas, sus planes para la zona estudiada no diferían con el del Plan Director, pero se superponían: recuperación y saneamiento de los terrenos, erradicación de villas, construcción de grandes complejos de vivienda, áreas de esparcimiento, áreas para uso deportivo. Cacciatore definió a la zona sur como aquello que “se transformaba en una verdadera trastienda o depósito de cuanta cosa desagradable cabe imaginar” (Álvarez De Celis, 2003: 116), no obstante lo cual no distinguía entre depósitos, residuos y habitantes de villas y asentamientos, de modo que el espíritu ordenador del Plan le vino bien para llevar adelante el proyecto de “la ciudad para quien la merece” (Oszlak, 1985) y, en ese sentido, hubo varias propuestas del Plan Director que se cumplieron, y otras que se cumplieron a medias o sobre la marcha de los acontecimientos fueron tomando otra forma. Aquí se habló sobre San Lorenzo, pero con el proyecto del traslado del Jardín Zoológico, el cual comenzó bajo la gestión de Cacciatore y nunca se concretó, quedó conformado lo que sería el futuro Parque Indoamericano, recién concluido a mediados de la década de 1990 (Canelo, 2008: 3); el Parque de la Ciudad, pensado junto al anterior, se llevó adelante, en medio de manejos no muy transparentes en que la empresa licitante Interama quebró y el MCBA absorbió la deuda. Para la construcción de estos parques se erradicaron -junto a unas 17 villas del resto de la ciudad- los barrios Lacarra y García, nombrados más arriba. Además, se recategorizó al Barrio Rivadavia como “Villa 44″, para demolerlo y poner en su lugar un playón para camiones de carga, quedando ese barrio junto a la Villa 1-1-14 en su mínima expresión, volviendo a poblarse luego de 1983 (Minaverri, et. al., 2009). Hoy, los terrenos del Ex Interama son objeto de nuevas políticas de renovación urbana con la construcción de la Villa Olímpica y la futura venta de los inmuebles que construye la ciudad, que conformarán un nuevo barrio.
El plan de Autopistas encarado por la dictadura 1976-1983, basado en gran parte en las propuestas del Plan Regulador y sistematizado por Guillermo Laura (Secretario de Obras Públicas de Cacciatore) en su libro “La ciudad arterial”, configuró la zona, por una parte bien servida de vías de comunicación rápida -ya que cuenta con la red más extensa de autopistas de la Ciudad, a partir de la AU 25 de Mayo, la AU 6, la AU 7 Cámpora, la vía rápida en la Av. 27 de Febrero, la AU Gral Paz, la AU Dellepiane y su continuación hacia Ezeiza por AU Ricchieri-; y por otro lado, dejó una gran red de barreras urbanas que dificultan el acceso por las arterias principales en dirección al Oeste (Roca, Cruz, Eva Perón) dejando áreas aisladas unas de otras y poco servidas de transporte público, y dejando muchos puntos inaccesibles, entre ellos las áreas de recreación pensadas por el propio Plan (como el Parque Roca, inaugurado en 1978). Este hecho fomenta que para una buena movilidad haya que seguir usando el trasporte privado; a su vez el subterráneo se extendió hasta su actual terminal en Lugano (Virreyes) y dos líneas de Premetro que recorren la zona hasta el Complejo Lugano 1 y 2.
Situación actual de la zona sur
La zona, que históricamente fue de uso industrial, hoy ve que la mayor parte de su territorio está conformado -en función de los usos estipulados por el actual Código de Planeamiento Urbano-, por “(…) una discontinuidad en el tejido urbano residencial destinado a una ocupación media (R2b II), debido a las interrupciones causadas por los grandes equipamientos o las barreras urbanas. Los grandes equipamientos (E4), representados en grandes espacios verdes como el Parque Roca o el Parque de la Ciudad, ocupan gran parte del espacio urbano del área en cuestión. A esto se le suma las Urbanizaciones Parque (UP), que caracterizan la trama (…) y zonas destinadas a la actividad industrial, como se observa en Villa Soldati” (Secretaría de Planeamiento – GCBA, 2011: 15).
En el medio siglo recorrido se ve claramente una continuidad de las principales villas y asentamientos vistos anteriormente, acompañado de un gran crecimiento de muchos de ellos y de una mayor densidad de población, también repartida en nuevos asentamientos y núcleos habitacionales transitorios, además de los problemas que acarrea la concentración de población en los dispersos y numerosos complejos habitacionales.
En este sentido, los datos del Censo 2010 para las villas 1 – 11 – 14 y 13 bis de Bajo Flores; Fátima, Bº Calacita, Piletones de Villa Soldati; 16 (Emaus) de Villa Riachuelo; y 20, Ciudad Oculta, Scapino, Pirelli e INTA y sus asentamientos, arroja una población total de 100.063 personas repartidas en unas 19.009 viviendas, constituyendo 28.494 hogares en un total de 140 Has. Por un lado, la población de villas y asentamientos se cuadriplicó en 50 años; por otro, al contar hoy con el número de hogares, podemos ver que hay una relación actual de 1,50 hogares por cada vivienda, y comparado con 1962 el promedio de personas por vivienda pasó de 4 a 5 (Cuadro 2).
Cuadro 2. Variables demográficas según villas, asentamiento o núcleo habitacional transitorio en la zona del Parque Almirante Brown. 2010. Fuente: elaboración propia en base a Censo 2010. Villas de Emergencias. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. Dirección de Estadística. Boletín Nº 3. Año 1
Además, para los datos del año 2010, del total de población en villas, las de la zona representan el 60% de la población en villas de la Ciudad (Cuadro 3).
Cuadro 3. Evolución de la población en villa, asentamiento o núcleo habitacional transitorio en Bañados de Flores y Parque Almirante Brown. 1960-2010. Fuente: Elaboración propia en base a Clichevsky, 2003; Di Virgilio, et. al., 2010; Censo GCBA, 2010.
Conclusiones
El Plan Regulador se inspiró en el regionalismo del Plan de Londres, pero también fue pensado con precisión mecánica en los marcos de la influencia del urbanismo y la planificación moderna; adoptó criterios de extrema zonificación por actividades y propuso llevar el desarrollo al sur de la ciudad a partir del equipamiento con obras de servicios de infraestructura, grandes equipamientos deportivos y de esparcimiento. Al presentar la zona sur como un territorio vacío el cual es analizado sólo desde el aspecto morfológico y como espacio contenedor de actividades, no se tuvo en cuenta que allí habitaban sectores de la población excluidos, a quienes se movilizó de un asentamiento o villa hacia un complejo habitacional como un boleto de esperanza al ingreso en el futuro representado por el hormigón y la autopista, cuando no se lo depositó en un camión y se lo dejó en el lado provincial de la Av. Gral Paz, prácticamente a su suerte. En ese sentido, las consecuencias no fueron otras que la degradación del espacio urbano y del ambiente, el aumento de los asentamientos y las pésimas condiciones de vida y habitabilidad, como diría el propio Plan.
El Estado puede actuar como planificador del espacio y regulador de su uso, ya sea con prácticas compensatorias, políticas redistributivas, o bien con represión, coacción y autoritarismo: los resultados claramente son bien distintos. Los cambios bruscos de políticas en la gestión estatal, la superposición de proyectos monumentales y la improvisación -junto con la inestabilidad política y económica que caracterizaron la época- generaron territorios fragmentados, con importantes barreras artificiales (autopistas, grandes manzanas de edificios en tira y grandes espacios verdes poco servidos por el transporte público y en estado de abandono) y profundizaron los desequilibrios internos en la Ciudad y los procesos de segregación residencial, lejos de resolverlos. Los sucesos del año 2010, con la toma masiva de tierras en Parque Indoamericano y los del año 2014 con una nueva toma y desalojo violento (Barrio “Papa Francisco”) ponen de manifiesto la necesidad de repensar los grandes espacios de la zona sur en su conjunto (espacios deportivos, conjuntos habitacionales, equipamiento urbano, zonas industriales, villas y asentamientos) en el marco de nuevos instrumentos de gestión del territorio y planificación.
El ensañamiento municipal con la retirada del CASLA se puede enmarcar en la obsesión funcionalista de no mezclar usos que impuso la gestión Caccioatore en la gestión del suelo y espacio urbano, lo que puede dejar como conclusión que en una zona de tejido residencial compacto un estadio puede significar una molestia; pero nada indica que el uso de Ferrocarril Oeste en Caballito, Vélez en Liniers o Argentinos Juniors en Paternal -zonas de densidades residenciales de medias a altas- provoquen distancias irreconciliables entre los usos, aspecto agitado por quienes plantean la problemática ambiental y de seguridad en el caso del posible regreso del estadio de CASLA a su emplazamiento original. Debería ser objeto de estudios ambientales, urbanos y de circulación rigurosos –alejados de la lógica de la operación mediática– la posible compatibilidad y mixtura de usos entre un estadio y club con actividades deportivas, sociales y culturales en una zona residencial, además del acto de justicia histórica que supone la recuperación de los terrenos históricos de San Lorenzo.
Por otra parte, aquellas políticas habitacionales y de infraestructura en el Parque Brown, si bien pudieron significar soluciones momentáneas para resolver problemas de vivienda de sectores vulnerables, en el efectivo curso de los hechos lejos estuvieron de promover el desarrollo urbano en este fragmento de ciudad. Contrariamente, fomentaron su degradación y propiciaron dinámicas segregatorias de la población residente hasta nuestros días, al tiempo que contribuyeron a deteriorar el entorno urbano del predio del Estadio Pedro Bidegain.
IW
El autor es Licenciado en Geografía (UBA)
Sobre la alienación del predio de San Lorenzo de Almagro en Av. La Plata, ver también el texto de Marcelo Corti en Luchas urbanas alrededor del fútbol, de Fernando Carrión y María José Rodríguez (editores) y, entre otras notas en café de las ciudades:
Número 114 I Terquedades
Una mirada arrabalera a Buenos Aires I Terquedad de la Vuelta I Columna a cargo de Mario L. Tercco
Número 12 | La mirada del flâneur
Ocaso y renacimiento del Gasómetro | Fútbol y ciudad (II) | Carmelo Ricot
Sobre el Plan Regulador de Buenos Aires y el Código de Planeamiento urbano:
Número 49 I Cultura de las ciudades
Odilia Suárez I Cuando tuvimos Plan… I Marcelo Corti
Número (2)155 I Planes y Política de las ciudades
Sobre el proyecto de Código Urbanístico de Buenos Aires I Un análisis crítico de la legislación urbanística argentina (XX)
Y sobre el conflicto de diciembre de 2010 en el Parque Indoamericano de Buenos Aires, ver también entre otras notas en café de las ciudades:
Número 99 | Política de las ciudades (I)
La rebelión de los inquilinos | Ausencia de suelo, ausencia de opciones | María Cristina Cravino
Número 99 | Terquedades
Una mirada arrabalera a Buenos Aires | Terquedad Soldati | Mario L. Tercco
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