A fines de año pasado se realizaron dos concursos internacionales por invitación para el desarrollo de un centro comercial y un edificio en torre en el Comparto Milano, un área antiguamente industrial de la ciudad italiana de Brescia, en la Lombardia. El premio para dicho proyecto correspondió al estudio londinense Btp, a cargo de Jim Duffy con colaboración de Pier Paolo Maggiora. En otra sección del concurso se cotejaron ideas acerca de dos torres, de uso terciario y residencial, y en este caso el primer premio fue obtenido por el estudio milanés Metrogramma, que también había obtenido el segundo premio para el centro comercial.
La sociedad Basileus, propietaria del terreno de 52.000 metros cuadrados, seleccionó los 12 finalistas del concurso entre un total de 60 inscriptos (30 de los cuales recibieron una paga por el solo hecho de ser admitidos para presentar una propuesta inicial). El jurado para la etapa final estuvo integrado por 7 miembros, 4 de la empresa promotora, uno de la Orden de Arquitectos, uno por la Ciudad y uno por la Región Lombarda (dado que el área tiene un interés que trasciende lo local).
La operación urbana estará a cargo de un grupo portugués, SONAE, que ha adquirido el área a Basileus con una cláusula condicional que liga el contrato a la posibilidad efectiva de realizar el centro comercial.
Conexiones vivientes
Por Andrea Boschetti, con la colaboración de Marco Baccarelli.
El interés de Metrogramma por las problemáticas del espacio urbano y, en general, del territorio contemporáneo, encuentra en el proyecto para el Comparto Milano en Brescia una oportunidad importante de confrontación directa y concreta. El constante ejercicio de lectura critica de los territorios, llevado adelante por Metrogramma en sus búsquedas proyectuales, se dirige a indagar fenómenos y modalidades de las actuales transformaciones, y a declinar algunas propuestas posibles en mérito a cuestiones hoy cruciales de la contemporaneidad.
Una de esas cuestiones cruciales está constituida, ciertamente, por la búsqueda de identidad y de nuevos significados para la ciudad de hoy.
Es evidente que la realidad cotidiana propone en general espacios para atravesar, más que lugares para habitar; que los episodios construidos representan con frecuencia “fragmentos” indiferentes uno al otro, cuando no directamente en disonancia. Esto conlleva la perdida de identidad de la ciudad y sus arquitecturas, que resultan demasiadas veces autoreferenciales y poco críticas en la confrontación con los contextos en los cuales se insertan. Además, la ausencia de una forma reconocible, y por lo tanto de límites precisos, enfatiza este aspecto de los territorios contemporáneos. Tampoco Brescia se aparta de estas consideraciones generales.
Una realidad urbana, la de Brescia, que se presenta en modo emblemático como una ciudad dispersa , “fractal”; así la ha descripto hace algún tiempo Bernardo Secchi en el documento del Plan : “está constituida de episodios desligados y autoreferenciales. Es una ciudad constituida de eventualidades urbanas, fruto de un desarrollo descontrolado ligado sustancialmente al interés privado en el corto plazo, que prescinde de una programación estratégica global “.
El área objeto del concurso nos ha parecido desde el principio como la copia al “negativo” del tejido denso y compacto de la ciudad histórica. Si en la segunda los vacíos y los espacios emergen en los hechos como intersticios y horadaciones, en el área del Comparto Milano aquellos estructuran en cambio en modo inequívoco el parcelamiento del terreno donde los bloques construidos (por su gran escala) aparecen en forma de fragmentos. Hemos querido mantener esta característica, salvaguardarla y hacerla devenir el tema conceptual a escala urbana de nuestro trabajo. Nuestro trabajo proyectual ha tenido como objetivo aquel de interactuar con tal sintaxis estratégica. El proyecto urbano de conjunto que hemos propuesto, así al menos creemos, no contrapone entonces los fragmentos de ciudad (aquel del área histórica y el del área del concurso), sino más bien intenta hacerlos interactuar interpretándolos como sistemas complementarios de una única idea contemporánea de ciudad.
Para lograrlo se ha puesto el acento sobre el rol de los espacios abiertos y sobre las conexiones con los fragmentos limítrofes de ciudad; en general, hemos puesto mucha atención proyectual a los grandes espacios colectivos presentes y previstos en el área objeto del concurso. Los mismos edificios, esto es las tres torres y el centro comercial del proyecto, han sido concebidos como “conexiones vivientes”, puntos nodales de un sistema en red de movimientos peatonales, ciclísticos y carreteros. En efecto, hemos buscado fuertemente un proyecto urbano que estuviese en condiciones de responder, por una parte, a un programa dado, y por la otra, que fuera capaz de contribuir activamente a la optimización circulatoria al interior y al exterior del área de proyecto. En particular nos hemos preocupado de diseñar la relación entre el centro histórico, la estación ferroviaria y el nuevo “mall” comercial y administrativo.
Todo el área objeto de transformación, y en particular el gran “mall comercial” se inserta como una charnela entre el centro histórico de Brescia y la periferia. En una visión a gran escala, el área se ubica en la inmediata adyacencia del gran anillo viario localizado sobre la huella de las viejas murallas. Las tres torres y el centro comercial devienen así también la puerta principal de acceso a Brescia para quien arriba del Este. El proyecto urbano mismo, leído en su conjunto, puede ser considerado entonces como una “conexión viva”, fuera de escala.
La gran estructura comercial está constituida por un programa funcional complejo que comprende el centro comercial verdadero y propio, un cine multisala, un supermercado y lugares de descanso; ocupa un área de dimensiones análogas (si bien pensada como un único gran edificio) a aquellas de un macro-lote tradicional de la ciudad de Brescia, y anticipa el cambio de escala de la parte Oeste de la ciudad.
El mall comercial ha sido concebido, en efecto, como un elemento polar, no como un banal contenedor de funciones; un lugar dinámico y vivo, denso inclusive en contradicciones y discordancias. Una ciudad dentro de la ciudad con una vida introvertida (caracterizada incluso por espacios colectivos en su interior) pero, al mismo tiempo, con una fuerte permeabilidad hacia el exterior. Una oportuna articulación, en efecto, de los diversos flujos de tráfico, como ha sido anticipado en las bases, garantiza las ligazones con el mundo de afuera: recorridos en altura, plazas suspendidas, puentes, estacionamientos a distintas alturas.
Las torres, destinadas a residencia y oficinas, han sido proyectadas como emblemas y símbolos de la contemporaneidad. Proponen un programa dinámico y flexible y al mismo tiempo muy preciso en la articulación de los espacios internos. Técnicamente son edificios muy simples y ya pensados en relación a as normas de seguridad antisísmica.
Volúmenes en transformación, tanto en planta como en sección. Las fachadas han sido pensadas como películas que registran estas mutaciones, casi como radiografías de las dinámicas internas. Sin embargo su aspecto remite a una sustancial materialidad y monumentalidad. Luces y sombras devienen sin embargo los elementos principales a través de los cuales se manifiesta su forma total.
El fin, el carácter del proyecto urbano en su conjunto quiere explícitamente enunciar una deuda con la tradición del moderno, sea en términos de referencias, o como “hecho urbano” crítico al interior de la ciudad de Brescia.
AB
Datos del Proyecto:
Concurso Internacional de proyecto en dos fases para las intervenciones del Centro Comercial, de la torre 18 y de las torres 11 y 15 en el área Comparto Milano”. Vencedores del primer premio para las torres 11 y 15 y del segundo premio para el centro comercial y torre 18: METROGRAMMA (Milán) con la colaboración del estudio de ingeniería GREGORELLI (Brescia)
Metrogramma:
Arq. Andrea Boschetti
Arq. Alberto Francini
Colaboradores: Arq. Soik Jung (jefe de proyecto), Arq. Enzo Fontana, Marco Baccarelli, Chiara Nifosì, Arq. Maria Cucchi.
con Studio Gregorelli: Ing. Ettore Gregorelli
Colaboradores: Ing. Maurizio Cominacini, Ing. Marco Gregorelli, Ing. Alessandro Menegon, Geom. Francesco Serena
Acerca de Brescia:
Brescia está situada en la llanura del Po (la “pianura padana”), al pie de los relieves prealpinos. La colina dei Ronchi y el río Mella señalan respectivamente los limites este y oeste de la ciudad. Esta ubicada sobre la linea ferroviaria y carretera entre Milán (ciudad de la que la separan 88 kilómetros) y Venecia. Al sur de la ciudad se inicia la autopista hacia Cremona y Piacenza. Es un cruce estratégico de circulación que permite seguir viaje hacia el Norte a Val Trompia, Lago d’Iseo, Valcamonica, al oeste a Bergamo y Milán, al sur a Cremona y Parma (100 kilómetros), y al este a Mantua, Verona (68 kilómetros), Lago di Garda, Trento y Valsabbia. La superficie de la ciudad es de 89,78 km2, y se encuentra a una altura de entre 104 y 875 metros sobre el nivel del mar. Tiene un total de 215.156 habitantes.
El origen de la ciudad se remonta a la época de los ligures: el nombre se supone procede de un vocablo céltico que significa “monte”. Los romanos se apoderaron de Brescia en una de sus campañas alpinas, aprovechando las disensiones entre las distintas tribus galas. En 49 AC Julio Cesar la convirtió en Municipio romano y le dio la ciudadanía a sus habitantes (y en general a todas las regiones allende el Po).
Atila la devastó en 452, incendiando toda la parte alta de la ciudad. Tras siglos de barbarie, los longobardos consiguieron estabilizar la región. Brescia fue sucesivamente territorio carolingio, parte de las luchas entre ciudades lombardas, señorío de los Visconti y los Malatesta, dominada por Venecia entre el siglo XV y el XVII, disputada por franceses y austríacos durante la era de Napoleón, y baluarte de la lucha independentista durante el Risorgimento y el reino de Italia.
Brescia concentra una gran cantidad de pequeñas y medianas empresas y secunda a Milán como polo productivo y financiero. La Standard & Poor´s,en su clasificación de ciudades, le asigna la doble A, lo cual la coloca en el nivel de Bolonia, Florencia, Milán y Venecia, y de algunas de las ciudades más desarrolladas del mundo en cuanto a “capacidad de honrar el pago de intereses y capitales”. La propia administración comunal es puesta al nivel de las principales instituciones de seguros y crédito de la República. Se considera para ello “una economía floreciente y en crecimiento, los sólidos resultados del balance y el bajo nivel de deuda financiera”.
La ciudad forma parte de la más grande de las provincias lombardas, un territorio que se precia de su gran variedad de paisajes: la llanura del Po, las colinas entorno a los lagos, las montañas alpinas. La floreciente economía de la región se basa especialmente en la industria metalmecánica, la agricultura y el sector zootécnico, la actividad cultural, la gastronomía y el turismo.
Brescia ha implementado una importante red de ciclovías que busca reducir la demanda del tránsito automotor, y las ha provisto de eficaces complementos, como sus cruces ciclísticos semaforizados. Una campaña publicitaria muy fuerte promueve el uso de la bicicleta con consignas como “vayamos en bicicleta al estadio”, para ver al equipo local que actualmente juega en la Serie A del calcio italiano.
En la página de la Comuna de Brescia se puede acceder al Plan Regulador (aprobado en septiembre de 2002), a un mapa y a un tour virtual por la ciudad.
Ver una reseña de la historia de Brescia.
Acerca de Metrogramma:
METROGRAMMA fue fundado en Milán en 1999, como estudio de arquitectura y urbanismo, y tiene también una sede en Bolzano. El estudio, dirigido por Andrea Boschetti y Alberto Francini, explora los caracteres “evolutivos” del proyecto de arquitectura y urbanismo para la ciudad contemporánea, para lo cual pone las actividades de experimentación e investigación al mismo nivel que los encargos de obras y proyectos. Dicho trabajo está orientado a profundizar sobre los procesos de urbanización, y en especial el fenómeno de la densidad, en las dos formas más manifiestas en la ciudad contemporánea: dispersión y concentración.
Entre estos estudios e investigaciones se destacan la presentación en la Bienal de Venecia de 2000 con la instalación “futuramay2k”, en conjunto con un grupo de jóvenes proyectistas; la presentación en el seminario científico de Europan7, en Oslo, de un trabajo metaproyectual sobre densidad y desarrollo urbano; la presentación en el festival Architettura in video 2002 de una investigación conceptual sobre Florencia (en particular sobre el potencial de reutilización de algunas áreas ocupadas actualmente por equipamientos ferroviarios para crear un nuevo Anillo Parque de Florencia), y la elaboración de un plan estratégico para el desarrollo de las áreas productivas de Bolzano, en colaboración con la Comuna y la Asociación de Artesanos.
Metrogramma ha obtenido premios en diversos concursos nacionales e internacionales, destacándose el primer premio para el centro de servicios Calliano TN (Bolzano), el primer premio en el concurso para 3 galpones industriales (Bolzano) y el segundo premio para la nueva plaza de Scandicci.
Andrea Boschetti (Bolzano, 1969), estudió arquitectura en Venecia y Barcelona. Trabajó en Rotterdam con Rem Koolhaas y en Italia con Bernardo Secchi. Estudia un tiempo en la Universidad de Columbia en Nueva York, y en 2001 se doctora en Investigación Urbanística en Venecia.
Alberto Francini (Florencia, 1969), tras estudiar en su ciudad natal, trabaja durante un tiempo en los Estados Unidos con Giuliano Fiorenzuoli, y en Italia con Massimiliano Fuksas.
En una charla personal, Andrea Boschetti me dijo que en su opinión, el trabajo urbanístico es la etapa de madurez de cualquier arquitecto. Esto es particularmente claro en el trabajo de Metrogramma, en especial por la calidad que han logrado al relacionar la arquitectura como disciplina de la forma y el paisaje, y el urbanismo como práctica científica de planificación, fundado en datos, estadísticas y proyecciones.
En su investigación sobre las posibilidades de crecimiento de Bolzano, proponen un salto de calidad sobre la banalidad de los “proyectos emblemáticos” y el marketing urbano, como así también de la abstracción característica de ciertos trabajos de planificación escudados en reportes numéricos y sociológicos. En el proyecto de Bolzano, parece especialmente acertada la caracterización del territorio como un único continente que alberga 4 instancias reconocibles de análisis de la ciudad (incluyendo la “agrociudad”).
En el mejor sentido de la palabra, sus propuestas están caracterizadas por dos gestos de “humildad”:
La explícita enumeración de antecedentes de sus propuestas, con una idea de construcción colectiva (pero no anónima) de la ciudad y de la disciplina urbanística.
El deliberado carácter inconcluso, no formalizado, de sus imágenes, no por una evasión del compromiso del proyectista sino por ese reconocimiento del carácter colectivo de la creación de la ciudad. Esto es evidente en las 4 hipótesis de densificación de Bolzano, en el anillo de Florencia y en las “conexiones vivientes” de Brescia. Esta actitud proyectual abierta permite, como es explícito en el caso de Bolzano, organizar nuevas maneras de participación civil en el diseño y la gestión de la ciudad.
MC