Sea por virtudes de su liderazgo político, por el atractivo del city marketing (y la posterior venta de consultorías y “bendiciones”…) o por una mezcla de ambos, Colombia sigue generando algunas de las propuestas urbanísticas más impactantes de América Latina. Ciudad Lagos de Torca, fuerte apuesta urbanística de la Alcaldía de Bogotá a cargo del carismático Enrique Peñalosa, es un proyecto de usos mixtos y gran escala en la problemática zona norte de la ciudad, cuyo inicio fue confirmado oficialmente en el mes de enero. La propuesta destaca por su ambición: la complejidad de gestión, la densidad y la escala que propone podría incluso recordar a la que caracteriza, por ejemplo, a Singapur. Pero por otro lado, es objeto de fuertes críticas de sectores ambientalistas que objetan su impacto sobre la reserva ambiental Van der Hammen. Y la discusión se enmarca en un proceso más amplio, que incluye un pedido de revocatoria de mandato formulado contra el propio Alcalde (continuando la saga de maniobras de remoción de alcaldes electos por el pueblo, que comenzó con la infame destitución de Gustavo Petro).
Desde el punto de vista urbanístico, el marco de la discusión se da entre la posición de Peñalosa, favorable a una ocupación ordenada de la periferia norte que frene la expansión hacia municipios vecinos, y posiciones como la del propio ex Alcalde Petro y la urbanista María Mercedes Maldonado, que prefieren un ordenamiento basado en la densificación del centro de la ciudad.
Peñalosa presenta Lagos de Torca como “una iniciativa que transformará el norte de Bogotá en una ciudad donde convergerán viviendas con equipamientos” como centros culturales, recreativos, educativos y de salud. Con una superficie de 1.803 hectáreas (de las cuales 550 ya están ocupadas por colegios, concesionarios y otros equipamientos), 370 serán construibles, 640 serán recreativas y de infraestructura pública y las 143 restantes serán suelo “que no se afectará, sino que se protegerá”. El desarrollo urbano será asumido por los más de mil propietarios registrados en la zona a través de aportes en cargas de urbanización y plusvalías que irán a un fideicomiso. Este reunirá el dinero y las tierras para garantizar la construcción de vialidades, servicios, parques, espacio público, alamedas, plazas, etc., sin inversiones municipales. La normativa permite construir solo el 20 % de la superficie de las parcelas, aunque se aclara que “para edificar más de eso, [los propietarios] tendrán que aportar al Distrito la totalidad de la infraestructura del proyecto”.
El plan prevé la construcción de unas 125.000 viviendas aproximadamente, de las cuales 50.000 serán subsidiadas para estratos sociales con poca o nula capacidad de pago. Esto representa un 40% del total (sobre 30% previsto en el Plan de Ordenamiento Zonal original y 20% habituales en los planes parciales de la ciudad), de los que una mitad se destinará a Vivienda de Interés Social (VIS) y la otra a Vivienda de Interés Social Prioritaria (VIP). De esta forma, la zona tendrá diversidad social en su población y una mezcla de usos de suelo “para brindar los servicios necesarios al alcance de las 350.000 personas que llegarán a residir y así tener una mejor calidad de vida”.
La trama urbana será abierta, sin conjuntos residenciales ni comerciales cerrados, con calles parquizadas de 22 metros de ancho y manzanas de 1,3 hectáreas, que podrán llegar a 1,6 hectáreas en las avenidas de 29 metros de ancho. Constituirán así “una maravillosa red” conectora de parques lineales y veredas ajardinadas que conectarán 600 hectáreas de espacio público distribuido entre parques ambientales, parques recreativos, plazas y plazoletas. En el 70 % de las manzanas dispondrá de zócalo comercial y de servicios y equipamientos, con el objeto de contribuir a la animación y seguridad de las calles que, al modo holandés, contarán en su totalidad con bicisendas. Se construirá una gran estación de BRT (TransMilenio) y se asegurará a cada vivienda una distancia máxima de 5 cuadras a sus troncales.
El eje del conflicto sobre el proyecto es la afectación que este tendrá sobre la reserva ambiental Van der Hammen, un área de 1.395 hectáreas declarada en 2011 “Reserva forestal regional productora del norte de Bogotá”. Líderes y colectivos ambientalistas señalan que el proyecto afecta el corredor de biodiversidad entre los cerros orientales y el río Bogotá (exigido en el año 2000 por el Ministerio de Ambiente nacional e indicado en la declaración de Reserva con un mínimo 800 metros de ancho) cuyo objeto es garantizar la conectividad biológica de fuentes hídricas y de rutas de animales.
La Secretaría de Planeación municipal sostiene como contrapartida que la restauración de zonas ecológicas está entre las cargas y beneficios que se establecieron para los 34 planes parciales que se desarrollarán; también, que se elevará a una altura de 3 metros la Autopista Norte, “que actualmente divide el Humedal de Torca y Guaymaral, para preservar y mejorar la conectividad ecológica”. Según los funcionarios, el Humedal pasaría así “de 34 a 75 hectáreas totalmente protegido y recuperado”. Señalan también que la cobertura forestal aumentará con el proyecto de 18 hectáreas existentes en la actualidad a 400 y que el número de árboles se aumentará de 5.000 a 100.000. Pero los ecologistas cuestionan estos datos y dicen temer que el proyecto sea el primer paso para acabar con la función ecológica que cumple la reserva, importante no solo para Bogotá sino para la sabana que la circunda.
MC
Ver la presentación del proyecto por la Secretaría de Planeación de Bogotá y la nota de Carlos Hernández Osorio en el portal La silla vacía.
Dos videos que muestran posiciones diferentes sobre el proyecto Lagos de Torca: la presentación en el noticiero del Canal Capital y la entrevista al biólogo German Camargo y el profesor Fernando Montenegro en el programa La Pepa, de la misma emisora.
Sobre Bogotá, ver también entre otras notas en café de las ciudades:
Número 55 I Política de las ciudades
La vivienda en el desarrollo humano de Bogotá I El subsidio a la demanda, la calidad urbana y las ataduras del pensamiento I Ismael A. Molina Giraldo
Número 42 I Tendencias
Bogotá y su sabana I El fenómeno de la suburbanización física y demográfica. I Carlos Roberto Peña Barrera
Número 37 I Economía de las ciudades
Instrumentos para la recuperación de plusvalías en Bogotá (III y última) I Instrumentos, estudio particular de un caso y conclusiones. I Gloria Henao González
Número 32 I Lugares
Bogotá y sus dos modernidades I Un Foro Internacional del Espacio Público estimulante y civilizado, en una ciudad donde la cordialidad y la cultura ciudadana compiten con la lógica de los bunkers. I Marcelo Corti
Sobre los planes parciales de Bogotá, ver El plan parcial como integrador de instrumentos de planificación y gestión del suelo en Bogotá, por María Cristina Rojas Eberhard en Conducir las transformaciones urbanas.
Y sobre densificación de áreas centrales en ciudades latinoamericanas, ver la nota de este número sobre La recuperación demográfica de la comuna de Santiago.