En los sesenta, las utopías urbanas tenían orígenes democráticos y hasta cierto punto contestatarios (por supuesto, pienso especialmente en el Archigram, pero también en Arcosanti, en Archizoom); hoy son privilegio de autocracias o plutócratas. Arabia Saudita, que hace algunos meses nos escandalizaba con The Line, acaba de anunciar un desarrollo algo más imaginable y con unas referencias disciplinares contrapuestas a las de aquella ciudad lineal de 174 kilómetros de extensión. New Murabba, una ampliación periférica de la ciudad de Riad, será un downtown alternativo de 19 km2 de superficie y funcionará (¡atención a esto!) como ciudad de 15 minutos: el proyecto “se construirá en torno al concepto de sostenibilidad, con áreas verdes y senderos para caminar y andar en bicicleta que mejorarán la calidad de vida al promover estilos de vida activos y saludables y actividades comunitarias”. Para alegría o envidia de los urbanistas tácticos occidentales, los quince minutos de Murabba incluyen universidades de elite, polos tecnológicos y hasta el aeropuerto de la capital saudí. El trazado propuesto es “orgánico”, pletórico de curvas y con explícitas reminiscencias de una casbah.
Arabia Saudita, que hace algunos meses nos escandalizaba con The Line, acaba de anunciar un desarrollo algo más imaginable y con unas referencias disciplinares contrapuestas a las de aquella ciudad lineal de 174 kilómetros de extensión.
La frutilla del postre (o más bien, la gigantesca torta que completa el menú) es el Mukaab, un cubo perfecto de 400 metros de ancho, 400 metros de largo y 400 metros de altura que envolverá una oferta comercial, gastronómica y de entretenimientos propios de la realidad virtual. Una especie de metaverso zuckerbergano pero real, con pterodáctilos, gigantes amigables y paisajes marcianos, con un volumen que permitiría albergar 20 edificios de la envergadura del Empire State Building (curiosa unidad de medida de los megaproyectos saudís: la compañía que construirá The Line se jacta de que este proyecto es, o era, o sería capaz de albergar a centenares o miles de ESB en su desarrollo).
La frutilla del postre (o más bien, la gigantesca torta que completa el menú) es el Mukaab, un cubo perfecto de 400 metros de ancho, 400 metros de largo y 400 metros de altura que envolverá una oferta comercial, gastronómica y de entretenimientos propios de la realidad virtual. Una especie de metaverso zuckerbergano pero real.
El proyecto se alinea con la Saudi Vision 2030, una estrategia de diversificación económica que anticipa la transición a un modelo post-petrolero. En modo similar a las obras del Mundial de Quatar, New Murabba estará a cargo de una empresa estatal de propiedad del monarca local, el Príncipe Heredero Mohammad bin Salman bin Abdulaziz, presidente de New Murabba Development Company (NMDC), financiado por el Fondo de Inversión Pública (PIF), uno de los fondos soberanos de riqueza más grandes e impactantes del mundo.
Según la información provista por sus desarrolladores, el proyecto contribuirá al desarrollo futuro de Riad al agregar agregará 180.000 millones de SAR (alrededor de 46 mil millones de dólares) al PBI saudí no petrolero, creará 334.000 empleos directos e indirectos y “está en línea con la estrategia de PIF para desbloquear las capacidades de los sectores prometedores, habilitar el sector privado y aumentar el contenido local”.
MC
Conocimos la existencia del proyecto Murabba gracias a un tuit de Ezequiel Kopel, estudioso y gran conocedor y difusor de la realidad de Medio Oriente.
Sobre fantasías urbanas en Medio Oriente, ver la nota dedicada a Dubai en nuestro número 35: El Mundo, un paraíso chabacano.