Continuamos recibiendo propuestas de Malas Prácticas Urbanas, recientes o históricas, en cualquier ciudad del mundo que nuestros lectores y lectoras quieran reivindicar. Podrán presentarse hasta el 25 de noviembre con un breve texto explicativo y sus fotos correspondientes, mediante mensaje a [email protected] (ver la convocatoria en la presentación de nuestro número 94).
Todo viaje constituye una experiencia. El viaje, en tanto forma de conocer -y conocerse- será un tópico central en la construcción de la cultura occidental; lo desconocido y lo extraño, lo exótico ligado a la aventura y al suceso inesperado, en un recorrido más o menos definido. El viaje, en tanto pulsa a la acción. no solo colabora a organizar una manera de ver el mundo sino también a crearlo. Estas afirmaciones parecen válidas tanto para Ulises como para el viaje a Bariloche. Ahora bien, cuatro cuadras… ¿es un viaje?
Supongamos que usted es el viajero/a, oriundo de una provincia argentina otra (no vive en la ciudad de Buenos Aires), dato que le aportará, muy a su pesar, alguna cuota de extranjería. De visita a la Capital, de paso, vacaciones o negocios (es relativamente indistinto) arriba en un colectivo de larga distancia a Retiro. Sí, a la terminal, después de un viaje de toda la noche. Es lunes, temprano, 7 u 8 de la mañana, un día gris, algo de llovizna. Supongamos que por razones personales debe alojarse en Martinez, Vicente Lopez o cualquier localidad del corredor norte, entonces, si ningún conocido con automóvil se apiada tendrá que tomar un tren; es posible también que su destino final sea algún barrio de la Capital, en cuyo caso bastará tomar el subte; para el caso, la travesía es la misma (aunque siempre le queda la posibilidad de arrojarse a un taxi): un recorrido a pie de cuatro cuadras: de Retiro a Retiro. Muy bien, agreguemos por supuesto una valija -con rueditas- y algún bolso de mano. Comencemos entonces:
Etapa 1- La terminal: acenso y descenso
El arribo es relativamente sencillo; el esquema lineal de la terminal colabora, aun cuando la gran calle interna se va reduciendo y angostando producto de una doble combinación: cada vez más gente, cada vez más actividades-obstáculos. Puestos de venta, esperas, artículos de los comercios, pre-embarques en desuso. Todos usamos la calle, nadie organiza las actividades. Pero aun así sentimos que podemos tomar una velocidad razonable con nuestra maleta y a cubierto, que no es poco. La amabilidad de la cinta mecánica -últimos vestigios de otra época- y de la rampa acentúan la desolación y el contraste cuando somos despedidos, abandonados sin ningún filtro o amortiguación a la calle -cruel- y al comienzo de nuestras (des) aventuras.
Etapa 2- primer parada. El corazón de las tinieblas o desde Estación Retiro a Estación del San Martin
Expulsados por el canal de la estación, la calle nos resulta, por lo menos, algo… ¿confusa? A nuestra derecha, un kiosco de diarios bastante formal parece sugerirnos que la civilización está todavía ahí, aun cuando a nosotros nos parezca que estamos a punto de abandonarla, pero a no confundirse, no son guardianes, no son oficina turística y a lo largo del recorrido veremos que por repetición están bastante asimilados con el paisaje. Después, todo es caos. Una acumulación sin orden o criterio de situaciones que una y otra vez refrendan a cualquier teoría de la complejidad: parada de taxis (informal) con abre-puertas (informales), atrás de un puesto de maní y pochoclo y al costado de. (¿cómo describirlo?, intentemos) un-gran-bulto-tapado-con-un-nylon-que-abajo-contiene-no sabemos que-y-arriba-durmiendo-siempre-dos-perros-flacos-escuálidos.
La vereda desaparece; no, peor, se fragmenta, se pocea, superficie lunar que registra años y años de: “alguna vez alguna baldosa y después algún alisado de cemento y otra baldosa y ahora unos pozos que se reconocen en el traquetear de nuestra valija que se atora, se derrapa y salpica -cuando cada pozo se cubre de un agua negruzca-“.
La basura, la basura es parte del paisaje, alguna vuela, papeles papelitos, otra, se pegotea y apelmaza en el suelo y otra se acumula -y mucho.
Las vías trasversalizan el recorrido peatonal. Imagen que evoca, pero… las vías están muertas, simplemente no las taparon. Nuestra valija, por supuesto, quedará enganchada en los rieles, se hundirá en el barro y sucia y resignada se hará experta en sortear cada vez más difíciles y complejos obstáculos casi como en un juego de postas. A la derecha, la mirada se extiende a lo largo de las vías, un cartel dice “estacionamiento”, no se sabe que se estaciona pero el portón configura un límite preciso entre nuestro recorrido y un territorio intra-ferrocarril, extendido y difuso.
Paralelas al recorrido, las paradas de ómnibus urbanos, sin lugar para sentarse, sin lugar para caminar, sin señalización, sin vereda, sin lectura urbana, espacio funcionalista, agresivo y degradado.
Si queremos comer, podemos comer. La terminal San Martin se abre en una suerte de galerías comerciales internas y puestos de comida rápida hacia la calle, uno distinto al otro; en común, las veredas están siempre ocupadas. Unas deck-terrazas con sillas sin uso y macetas con bambúes desentonan por su reminiscencia shoppinera, angostan el espacio de tal manera que acá seguro que nos chocamos, nos rozamos, nos tocamos, nos golpeamos entre los que van y vienen entre una que otra dirección y con los objetos de diversa índole que se han ido sumando a la vereda: postes de luz, tachos de basura, postes sin destino aparente, etc., para finalizar en el más común pero no por eso el menos complicado de sortear de los obstáculos: un muy buen conformado -alto y macizo- cordón de vereda.
Etapa 2- Segunda parada. Corre, Lola, corre o desde Estación del San Martin a Estación del Belgrano
Cumplida la mitad del recorrido, sentimos que el tiempo se ha dilatado; viajeros experimentados, cansados y sudados de pelear la caminata, nos parece que atrás a la distancia quedó nuestra compostura. Todo vestigio de alegría que embarga al viajante una vez llega a destino queda perdida entre el primer empujón y el último pozo de barro negro.
Pilas, gorritos, alicates, cargadores, medias, bombachas, pelotitas, llaveros, revistas, pochoclo, pastelitos, pancitos, tortillas, café y flores. Sombrillas, postes de luz, postes, basureros, puestos ambulantes y más puestos. Parada de taxi informal con abre-puerta formalmente informal. Entrada a la Estación del Belgrano, entre alguien sentado alguien parado que mira y policías.
Nuevamente las vías. Espacio de fuga en perspectiva. Se intuye atrás complots, actividades ilegales o simplemente un sub-mundo que no conocemos, Latinoamérica profunda y la imaginación dispara. Nosotros también, y rápido, queriendo llegar antes que el brazo, el que lleva la maleta de mano, quede definitivamente acalambrado y el otro pierda definitivamente la valija con rueditas si llegamos a pisar -como tememos- algún agujero negro hacia otra dimensión.
Etapa 3- Tercera parada. ¡Estamos llegando!, o desde Estación del Belgrano a Estación del Mitre.
Si bien el recorrido se asemeja a una línea recta, el espacio de nuestro recorrido no es lineal o eso nos parece a nosotros; sin mediar ningún alucinógeno de por medio, solo por la pulsión del recorrido, se angosta al punto de que podemos cruzar la calle solo de costado entre un poste y un edificio, se dilata, zigzaguea, se escurre por la calle y vuelve.
Intuimos la entrada del subte porque todo a nuestro alrededor se acelera: los edificios, la vereda y la gente. Nuevamente empujones, pisadas, manoseos, nuevamente somos impulsados por nuestra valija con ruedita hacia adelante hasta que por fin el Sheraton como telón de fondo a la izquierda, cual faro o catedral moderna, nos avisa que estamos llegando, nos reciben las generosas escalinatas de la Estación del Mitre y un hombre sin piernas que, desafiando tiempo y lugar, ya ha adaptado el color gris de la piedra de la estación, parece convertirse en guardián indiferente de la puerta, gran arco de ingreso que cruzaremos velozmente para ingresar en la estación, espacio de altura imposible, límites difusos e historia detenida, casi como si toda la ciudad se hubiera olvidado de su existencia.
Última parada y algunas conclusiones sueltas.
Uno. La paradoja matemática de Aquiles y la tortuga, que tanto fascinó a Borges, parece encontrar en el recorrido de Retiro a Retiro una nueva forma de expresión. El movimiento de Aquiles una y otra vez sería fragmentado en las cuatro cuadras fijas de recorrido por las múltiples situaciones y obstáculos. Solo la tortuga, siempre más lenta pero un poco más adelante, lo aventajaría para llegar sana y salvo primero. Las distancias en la ciudad parecen no ser de tiempo lineal, un viaje rápido y sin obstáculos -aun recorriendo 1000 kilómetros- parece competir con el peso de un viaje de cuatro cuadras cargado y complejo.
Dos. Hay puntos de la ciudad que concentran energía. Retiro y sus cuatro estaciones “linkean” permanentemente con otros espacios otros. Reproducen movilidad, concentran y dispersan.
Tres. Lo que siempre vemos se nos hace invisible a los ojos. Camino conocido y de todos. Nadie se arroja la pertenencia. Muchos comparten la gestión. Gente, multitudes pero siempre de paso.
Cuatro. Tres cuentos contados: uno de los que abre las puertas en la Estación del Belgrano, pertenece a una familia de abre puertas -hijo y nieto-, tiene un horario fijo y una parrillita en Saavedra. La policía de la Estación del Belgrano tiene una jurisdicción y la de la calle otra, cualquiera que quiera vender en sus puertas debe pagar doble. Si saca fotos en el recorrido, los vendedores ambulantes sistemáticamente van a gritar: ¡están sacando fotos, ese de ahí saca fotos!
Cuatro. Una ciudad se muestra en sus puntos de acceso. Como las puertas de la muralla medieval, las estaciones de colectivos y de aviones son las grandes puertas de nuestras ciudades. ¿Cómo se ve Buenos Aires a través de Retiro?
CIP
Voto al viaje de Retiro a Retiro como mala práctica urbana
Propuestas ya presentadas (ver números 95 y 96):
· Pueblos fumigados en la Argentina
Propuesto como mala práctica por José Carrillo
Foto: Baradero te informa
El modelo de agricultura insustentable, basado en el monocultivo de la soja y otras commodities, genera expulsión de las poblaciones rurales y destrucción de los bosques. Es soja y glifosato para hoy y hambre para mañana… Otra consecuencia funesta es la fumigación de centenares de pequeñas localidades, muy expuestas por su vinculación directa con el área rural. Esto es ocultado por la prensa y tolerado por los distintos niveles del Estado. Según los médicos reunidos en el Primer Encuentro Nacional de los Médicos de Pueblos Fumigados, realizado en la Universidad Nacional de Córdoba el 27 y 28 de agosto pasado, los cánceres y otras enfermedades son detectadas ahora con más frecuencia en las localidades rurales, donde se registran índices muy elevados en trastornos de fertilidad y nacimiento de hijos con malformaciones congénitas, trastornos respiratorios, hematológicos, neurológicos y psíquicos.
Voto a la fumigación de pueblos como mala práctica urbana
· Fútbol sin visitantes
Propuesto como mala práctica por Oscar Coll
Aunque la propaganda oficial habla de Fútbol para todos en la Argentina, eso queda para la televisión. En la realidad, la asistencia a los estadios está muy limitada para los hinchas visitantes en primera división, y directamente prohibida en las divisiones de ascenso. Sin embargo, las peleas y las “barras bravas” están cada vez más presentes. La violencia en el fútbol no se combate con estadios vacíos sino con una acción inteligente del Estado, pero falta voluntad política y lo que se combate es la Fiesta del fútbol (me remito al artículo que publicaron en el número 18).
Voto al Fútbol sin visitantes como mala práctica urbana
· Carteles sobre la Casa Radical de Córdoba
Propuesto como mala práctica urbana por Carmelo Ricot
La Unión Cívica Radical cordobesa le dio a la provincia el mejor gobernador de su historia, Amadeo Sabattini, y a la Argentina uno de sus presidentes más honestos y progresistas, el Doctor Arturo Illia. Su sede central está ubicada en la capital provincial, frente a la Plaza Vélez Sarfield, en la intersección de Boulevard San Juan con las avenidas Vélez Sarfield e Hipólito Yrigoyen y la Diagonal Garzón. Es el actual centro vital de la ciudad, pero los radicales de hoy en día parecen haber perdido conciencia de lo que significa ese capital simbólico. Tres carteles banalizan la imagen de una de las pocas construcciones de baja altura que quedan en el sector y la reducen a mero soporte publicitario. Radichas de Córdoba: ¡que se pierdan mil ingresos extra para el partido, pero nunca los principios! (ni la claridad del sentido en la comunicación).
Completo la información con algunas imágenes cercanas: la Avenida H. Yrigoyen y distintas formas de convivencia entre los edificios originales y la nueva altura del tejido; el Patio Olmos (una mala práctica de hace algunos años, la transformación de una escuela en un shopping…) y la Catedral recientemente restaurada, con y sin la carpa de la Feria del Libro sobre la Plaza San Martín (no la propongo como mala práctica, pero solo por lo atendible de la función y su transitoriedad).
Voto a los Carteles sobre la Casa Radical de Córdoba como mala práctica urbana
- Veredas de la Avenida Santa Ana, en Córdoba
Propuesto como mala práctica urbana por Omar García
Una avenida muy transitada en el área pericentral de la capital cordobesa. Es la continuación inmediata del corredor Boulevard Illia – Boulevard San Juan hacia el Norte, vinculando al el Barrio Alberdi con la Plaza Vélez Sarfield y la Terminal de Ómnibus. Pero una mal dimensionamiento de las veredas y diversos obstáculos (en las fotos, un semáforo, un poste de distribución eléctrica y una parada de colectivos confinada contra la reja de un supermercado Disco) la transforman en un peligro para peatones de cualquier edad y condición. La estrechez del espacio resulta agobiante para quien camina la avenida.
Aprovecho para difundir y felicitar la campaña de la mamá de Juan Arias en su blog Relevando Peligros para detectar y denunciar riesgos y peligros en el espacio público cordobés, del que estas pobres veredas son un ejemplo.
Voto a las veredas de la Avenida Santa Ana como mala práctica urbana
- Autódromo en Potrero de los Funes, San Luís, Argentina
Propuesto como mala práctica urbana por Loreto Marcic
Alrededor de un lago generado por embalse, en las serranías puntanas, a pocos kilómetros de la capital provincial, se construyó un autódromo. La pista de hormigón, los guard-rails y alambrados perimetrales y los elementos propios de la competición automovilística dañan irremediablemente la conexión y las vistas entre las sierras y el lago. Un daño paisajístico irreversible, que se suma al ruido, las emisiones y otros impactos ambientales sobre lo que era un promisorio destino turístico y de segunda residencia. Todo, por la expectativa de albergar anualmente una carrera del circuito internacional de Formula 1. En este caso, una vez al año sí que hace daño…
Voto al Autódromo en Potrero de los Funes como mala práctica urbana
- Desalojos y remates en Nuevo Alberdi, Rosario
Propuesto como mala práctica urbana por Juan Monteverde y el movimiento Giros
En la edición de La capital del día miércoles 25 de agosto, aparece un anuncio acerca del remate de 30 lotes (que, en total, suman 5 manzanas) a realizarse el jueves 2 de septiembre a las 18hs en la Asociación de Martilleros. Los aspectos más fuertes del anuncio tienen que ver con la descripción de dichos lotes: “En la zona noroeste de Rosario (limite Funes y Baigorria)”, “Ideal para Barrio Privado- emprendimientos comerciales”, “Zona en constante desarrollo urbano- urbanización lindante de jerarquía”. Además de no aclarar que esta “zona noroeste” no es otra que el barrio Nuevo Alberdi, es notable la última frase que hace referencia a una urbanización lindante de jerarquía que vuelve estos lotes ideales para la construcción de un barrio Privado. La urbanización lindante de jerarquía es aquella que se hace realidad en los urbanizadores privados que día a día presionan con desalojos a quienes habitan el territorio de Nuevo Alberdi. La misma urbanización de jerarquía que denunciamos hace dos años cuando se trazaban manzanas y se alambraba sin autorización de nadie (ver presentación completa en número 95).
Voto a los desalojos y remates en Nuevo Alberdi como mala práctica urbana
Ver los Premios a las Buenas y Malas Prácticas Urbanas otorgados por café de las ciudades entre 2004 y 2009.