N. de la R.: El texto de esta nota fue publicado originalmente en el número 27 de la revista Notas CPAU.
El barrio Parque Chas parece un nudo dentro de la ciudad; es como entrar en una madeja y quedar atrapado sino tenés la clave de la salida. Parece un rechazo a tanta grilla ortogonal segura y previsible, en la traza hay algo de “Crescent” o “circo romano”. Claro que en Roma es la huella de la historia, mientras que en Buenos Aires es fruto de la creación planificada. ¿Quién habrá trazado su dibujo con rebeldía para disolver los ángulos rectos y la perspectiva infinita?
Me acomodé para fijar un momento de la tarde calurosa buscando sombra en algún rellano. Los Croquiseros nos habíamos repartido por el barrio, resultaba curioso ver como los árboles en las calles angostas y curvas creaban un clima teatral. Es que la curva te da una vista casi frontal, se pierde la fuga de la calle y la sucesión de casas que van girando arma un telón que cierra la visual.
Los primeros trazos no dicen nada, son como un semblanteo, tomar medidas y proporciones en el papel, no te quedes corto con el dibujo, que no falte espacio en los laterales, cuál es el motivo central, las fugas y todo eso. Con unas cuantas líneas y rayados empieza a entreverse algo de escena, la escala es doméstica, no hay más de dos pisos, la calle es angosta. Hay una calidez en la proporción de la calle, que es muy barrial, uno se siente protegido y las casas parecen amigas, al recorrer la calle van apareciendo nuevos frentes que toman relieve en la mirada tangente.
Los arboles dibujan su sombra en el lugar y al fondo aparece una esquina que rompe la curva pero no un cruce como las esquinas conocidas, es un punto luminoso que brilla con el sol y parece una cortada. Luego de las líneas y sombras ya aparecen figuras y formas y cuando se empieza a armar me pierdo en el dibujo y empieza un viaje, aparecen imágenes, recuerdos, personas, charlas, cosas que pasaron mientras la mano sigue traduciendo el lugar, pierdo la conciencia del tiempo como en un viaje creativo sin lugar de llegada.
El acto del dibujo escapa al razonamiento, parece algo más cercano a la intuición, una búsqueda no consciente para entender, indagar, describir con el propio lenguaje. Porque, ¿qué es dibujar sino traducir lo que se siente en el diálogo con las formas y el lugar? El impulso que lleva a dibujar es entusiasmo por atrapar un momento, una mirada, hay un modo de ver que tiene cada uno, eso se traduce al dibujar; cada uno tiene su forma de expresión.
Vuelvo a tomar conciencia, el dibujo ya se ve claramente, se parece a la realidad pero tiene mucho de invento. Se termina de ver entre errores y simplificaciones, acentos o refuerzos en las líneas que quiero destacar.
En Parque Chas no hay monumentos ni joyas arquitectónicas, es difícil encontrar una vivienda que se destaque, aquí el valor está en el laberinto, el conjunto de casas bajas que giran y envuelven la mirada, un barrio distinto en la grilla de Buenos Aires.
CF
El autor es Arquitecto (UBA). Integra el Estudio F/B arquitectos.
Según Parque Chas Web,el diseño radiocéntrico (o laberíntico, según quien lo describa) del barrio fue ideado por los ingenieros Frehner y Guerrico, convocados por el martillero público Gerónimo Grosso. El loteo se realizó en el año 1925, sobre tierras pertenecientes a la familia Chas.
Croquiseros Urbanos de Buenos Aires es un colectivo de personas unidas por pasiones similares: el dibujo a mano alzada y la observación de las ciudades. Los encuentros (como el que aquí se relata, realizado en el marco de los festejos del 89º aniversario del barrio de Parque Chas) se realizan desde noviembre de 2010 y convocan un promedio de 60 a 70 “croquiseros/as”.