Westchester, NY. Noche de lunes de un agosto. Uno de esos veranos calientes donde los bailadores no sentían calor. Sus cuerpos se movían frente a la banda como si la barrera del tiempo entre los 60s y el ahora no existiera; eso parecían decir sus cuerpos mientras bailaban al ritmo del twist de Chubby Checker.
Sus rostros transformados no ofrecían mucha pista a los visitantes que bajaban desde lo alto de la estación del Metro North Railroad hacia el parque, donde los bailadores y su evento de cada lunes durante el largo verano detenían el mundo en tres horas.
¿Por qué el tiempo está congelado? En Pelham la hora es tan flexible que puede hacer paradas como si fuera un tren. Los rieles del tiempo en este pueblo están congelados en la memoria de sus residentes. La hora es como un tren Northbound con rieles infinitos y pasajeros sin parada. La memoria es la única manera de tornar el tren Southbound. Este pueblo situado en Westchester County, New York, tiene pasajeros atrapados en la hora. Su destino aun no llega al presente, pero están más que felices de su estado de abordaje.
Por ello, como confirmando el mérito del tiempo transcurrido, una descendiente del general Glover reclama a unos residentes nuevos el alerta de que su perro, de gran tamaño, color negro, tenía sus patas levantadas en posición de desagüe justo en los pies de una pequeña bebe de dos años: “Excúseme, él es viejito, no está consciente de lo que hace” (Excuse me! But he is a senior. He is not always conscious of his actions)
Sin embargo, a los fines de esta historia necesitamos tomar un tren Southbound; digamos que viajaremos por cuatro centurias y adelantaremos el invento de los rieles a unos 200 años antes de su aparición en 1882… A los fines de la historia nuestro recorrido por el tiempo comienza en lo que hoy se conoce como Pelham Heights, denominado así por su cercanía al Metro North Railroad.
Primera parada: 1642, cuando Anne Hutchinson llegó desde New England con 16 colonos en lo que hoy es Pelham Town, dividido en varias villas. Tiempo más tarde John Trockmorton llegó con 35 colonos más, creando y llamando a su “finquita” Throg’s Neck. El pueblo de esta historia se caracteriza por extensas tierras compradas y vendidas por colonos, por la masacre de los nativos Siwanoy y, del trato entre estos y Thomas Pell, 50 mil acres de tierras -es decir, todo lo que hoy se conoce como el Condado del Bronx-, de lo que constituye la Villa de Mamaroneck y su hermosa bahía, claro está, las villas de Pelham; (Pelham Manor, Pelham Village y Pelhamdale), pero su compra no se patentiza hasta octubre del 1666 y es en esta ruta que el tren nos lanza al 1669, cuando la residencia de Thomas Pell, entonces “Estado de Pelham” es heredado por su sobrino “Sir” John Pell y en noviembre del 1683 Metro North en un cambio de sus carteles de lectura pública deja consignado el siguiente enunciado público y también Ley: Westchester County es incorporado.
Es el 20 de octubre de 1687 que una patente real emitida confirma la herencia de sir John y establece el “señorío” de los Pelham. En marzo 3 del 1729 un nuevo colono aborda el tren. Su nombre: Edward Blagge, quien adquiere de Thomas Pell el área norte de la avenida Colonial, que más tarde es denominada North Pelham y Villa de Pelham, donde el colono Philip Pell, integrante del Continental Army, construye -a comienzos del 1776- la pequeña villa de Pelhamdale.
Entonces estalla la Batalla de Pelham, sin cuyo batallón de soldados (600) contra los 4 mil de los invasores ingleses, el General George Washington no hubiese podido llegar desde New York hasta lo que hoy es la sede del gobierno del Condado y asiento de todas las ciudades que lo integran, la cosmopolita, la étnicamente liberal ciudad White Plains. El General John Glover logró la hazaña.
Hoy bajo una sola administración, con el nombre de Pelham se reconoce a unas tierras caracterizadas por una arquitectura histórica de variados estilos arquitectónicos, cuyo mayor equilibrio lo aporta el estilo colonial, el gótico y el gótico colegial, así como por ser el pueblo más antiguo del condado de Westchester, con un pasado repleto de historias, algunas demasiado ocultas y muchas de las cuales permanecen enterradas debajo de viejos archivos, árboles con placas y nombres, logros, batallas y personalidades notables en las artes, la música, la animación y la pintura, entre otras artes.
La Batalla de Pelham y la compra de Pell
Pell fue cuestionado casi de inmediato por su compra de las tierras que integran la Villa de Pelham, y claro está, incluidas aquellas que hoy conocemos como el Condado de El Bronx; el cuestionamiento le llegó porque el “Dutch” (Holandés) envió al Marshall de la Corte holandesa en marzo de 1655 con una orden de la Corte que indicaba que la operación comercial era ilegal en el territorio entonces holandés. Pell se negó a aceptar la orden y en los años siguientes intentaron desalojarlo sin éxito. Finalmente, el 21 de septiembre de 1664 los buques de guerra ingleses, apoyados por una unidad de milicia llamada la Banda Westchester, entrenada y dirigida por Thomas Pell, entraron en el puerto de Nueva Amsterdam y aceptaron la rendición del gobernador Stuyvesant.
La Guerra llegó a Pelham Manor el 18 de octubre de 1776, cuando Sir William Howe, comandante en jefe del ejército británico, desembarcó con 4.000 soldados ingleses en la cercanía de los establos de Pelham Parkway, en una acción que se convirtió en la primera invasión permanente del continente americano.
En la Revolución Americana, el señorío de las tierras y los soldados de Pelham quedó de manifiesto. Howe, cuyo objetivo era flanquear al ejército americano, marchando al oeste a través de lo que hoy se conoce como el Bronx y a lo largo del camino del Oeste de Boston Post Road.
De no lograrse una buena estrategia en la batalla de Pelham, los británicos acortarían la ruta de suministro vital desde Nueva Inglaterra al General Washington. Al combinarse estrategia e inteligencia de los hombres al mando del General Glover, se le facilita a George Washington su llegada a White Plains, evitando con ello que los británicos peinaran el área y pusieran fin a la rebelión. Sin embargo, 600 soldados bajo las órdenes del General John Glover lucharon y crearon la estrategia de retraso desde detrás de los muros de piedra de Pelham Manor, poniendo fin al plan de Howe y salvando el ejército de Washington.
En el caso especifico de la Batalla de Pelham el significado principal consistió en el hecho de que la compra se produce horas antes de que George Washington retirara el ejército norteamericano desde una posición geográfica extremadamente peligrosa. Es por esta razón que a la batalla de Pelham se ha llamado “la batalla que salvó la Revolución Americana”.
El tiempo sí pasa en este parque cada lunes de verano en agosto, pasa y es notorio cuando el encanto del baile se disipa y todos, una vez concluida la fiesta, se saludan, se dan el abrazo y recuerdan trozos de sus pequeñas historias como pueblo tradicionalmente unido, las que quedan en los bancos, buqué de ramas y flores que rodean la retreta en la explanada central del parque de la Casa de la administración del pueblo (Town House Park)
No es el rostro de estas generaciones pasaditas de edad, de residentes en el pueblo más antiguo del Condado de Westchester, lo que los conserva intactos sino el saberse y sentirse creadores y protagonistas de su presente y de su historia, el ser portadores de un pensamiento y una indumentaria con cierta filosofía de la hora. Eso explica que la mayoría de los arquitectos de este pueblo, cuyos logros datan desde finales de 1700, ya nacidos, criados o emigrados fueran responsables de un altísimo porcentaje de las construcciones de las primeras edificaciones, casas, edificios y mansiones en otras ciudades, especialmente en New York City, donde la mayoría de las avenidas en el Downtown Manhattan y en lo que unos años después se conocería como el emblemático Central Park, diseñado por Frederic Law y Calvert Vaux, no obstante, conserve las huellas pioneras de arquitectos como Harry Mulliken y Moeller Edga. No en vano Pelham es conocido como la ciudad de arquitectos, diseñadores, músicos, dibujantes, animadores, pintores y diversos géneros de arte. Solo hay que visitar las páginas amarillas de las guías telefónicas y los servidores on line para encontrar la larga listas de direcciones de firmas de arquitectos que viven o ejercen en Pelham Town.
Acaba de hacer otra parada este tren. En uno de los vagones, los arquitectos Harry Mulliken y Moeller Edga, responsables de la belleza del edificio número 535 de la calle West End de Manhattan (con una fachada de ladrillo rojo y cornisas alineadas, sus bordes de estilo exquisito y con el letrero que reza “Antes de la guerra”). Su recorrido y copyright los establecen como arquitectos creadores del 257 de Central Park West, Hotel Lucerne, Hotel Cumberland, los Carlyle And Sterling Apartaments, el Jermin Hotel, The Iroquois Hotel, el Bretton Hall, la Rosseleigh Court, The Van Dyck, Seven y Madison Court Apartments, hotel Aberdeen y los edificios Schwarzenbach (con despampanantes diseños de relojes de seda acorde con los deseos de los Schwarzenbach, procedentes de Zirish, Suiza), además de tantas otras edificaciones en las calles 17, 32, 84, 87, 90, 103, West End y muchos edificios de lo que hoy conocemos como Washington Heights (el Alto Manhattan), de comunidades inmigrantes como la dominicana.
En este trayecto de idas y venidas por el tiempo acompañan a Harry Mulliken y Moeller Edga, otros arquitectos de igual importancia pero que hicieron rutas más cortas en el trayecto desde el P-Town (como se conoce hoy a Pelham) hasta lo que actualmente es el pueblo de Bronxville, más cercano al condado de El Bronx. Uno de esos arquitectos fue Charles Lewis Bowman.
En el Southbound de esta historia, P-Town es el retrato de un pueblo con hazañas, con heroicidad no tan proclamada fuera de su espacio, callejuelas entramadas circulares adornadas de la flor del sol y de higo cuyos residentes continúan detenidos en el tiempo.
Tal vez a sus tierras pioneras, “el hijo separado” (la bella ciudad del Bronx) a decir de Larry Lafontaine, en unos de sus recorridos de gloria y celebridad por la Avenida Gran Concord, le ganó la batalla de la fama en el contraste de música y etnicidad, legado de historias, cultura, política y un rio (el Bronx River) que no se pudo dividir aunque se compraran y vendieran las tierras, alargándose en cambio hasta ciudades como Mount Vernon, Scardale, Tuckahoe y la misma sede White Plains, río en cuyas aguas el poeta Federico García Lorca, en su corta estadía en NY, poso toda su embriaguez “una tarde oliendo a oliva olivella”.
Este tren viaja hacia Northbound, las calles están cerradas mientras el baile casi llega a su final; jóvenes cruzan indiferentes hasta que, de sorpresa, se comienza a escuchar una voz; no con la misma fortaleza del roquero de antes, (tiene 69 años y nació el 29 de noviembre de 1942): Felix Cavalieri rinde homenaje a otro artista, igual de trascendente. Arrancó con uno de sus hits de los años 2000, Lonely Too Long (looking me…) decía. Y los jóvenes pasajeros que cruzaban indiferentes voltearon la cabeza sorprendidos, el rock será siempre rock desde ahora hasta Pyotr IIyich Tchaikovsky, el sonido del rock no envejece y menos en este pueblo.
Cavalieri rinde homenaje a otro contemporáneo suyo, Geoff Muldaur, guitarrista, cantante también de Pelham y que se distinguió por su finísimo blues-soul que popularizó en Norteamérica y Brasil, y del cual el London Times escribió que “si solo existen tres cantantes de blues de raza blanca Geoff Muldaur cuenta o vale para por lo menos dos de ellos”. Ya que estamos en esto, vale la pena una parada en la persona de Joe Klein, de origen judío, periodista, hijo de dos músicos y compositores clásicos, con innumerables premios, consultor y comentarista político de varios medios; nos quedamos con sus contribuciones como editor de obra sobre música folklórica en Rolling Stone. Kein reside con su familia en Pelham.
Digamos que este tren corre como la luz hacia el Northbound pero con retrospectivas que alcanzan a artistas gráficos como J Charles A. Voight, nacido en 1887, cartoonist y el mejor conocedor de los llamados comic strip, Betty, paneles de cartones no animados, que se hicieron famosos y se convierten en pioneros en el género. Voight, aunque nació en Brooklyn, abandonó los estudios a los catorce años y se trasladó a Pelham, donde vivió toda su vida. Fue famoso por sus tiras cómicas en los medios.
Y un poco más cercano a la línea conductora imaginaria de este tren también imaginario, están otros grandes artistas: el ilustrador de nombre James Montgomery Flagg, artista gráfico famoso por su diseño sobre el tío Sam, para el cual se usó el mismo como modelo y ese texto problematizante: “I want you for US Army”. Como retratista se inmortalizo no solo con el Tío San, sino con sus retratos a actrices de la época, a presidentes y al gran novelista Mark Twain.
El tren se detuvo y de pronto, la figura de William Jay Bolton, pintor retratista nacido en agosto del 1816 en Inglaterra, clama porque se diga que fue el primer artista que en Estados Unidos diseñó y manufacturó la primera ventana-pieza de arte vitral (stained glass). Y no fue sin embargo hasta 1839 cuando Bolton ingreso como estudiante a la National Academy of Design. Entonces en 1840 recibe el premio por su dibujo de la Venus de Medici. Cuando lo recibe ya estaba residiendo en Pelham, donde se instaló con su familia en el mismo vecindario donde confraternizo con otro artista, pero de las letras: Washington Irwing, autor de historias cortas, ensayista, biógrafo y reconocido por su obra La leyenda de Sleepy Hollow. El pueblo de Sleepy Hollow, al norte de Westchester también le rinde honores al autor de la biografía del patriota estadounidense General George Washington.
Pelham en la literatura y el cine estadounidense
Aparte del residente ilustre Washington Irving, con acusaciones de plagio que no se prueban todavía, se sabe que existió un Faro levantado en 1877 exactamente en Long Island Sound, en la costa sur de lo que hoy es New Rochelle, que también perteneció a Pelham en un momento de la historia de estas tierras. Ese Faro generó en los nativos Siwanoy una leyenda denominada Paso a Paso del diablo. A la luz de esta leyenda muchos textos se han escrito desde entonces; hay quienes sitúan en la leyenda alrededor de ese Faro los inicios de una literatura que tocaba a los primeros pobladores de Pelham demasiado cerca:
“Among the clefts -but sailors shun the
Devil’s Stepping Stones.
Long, long before the White Man came,
Pequot traditions tell
Habbamocko, the Evil One, that spirit
Wild and fell”.
(“Entre las grietas – los marineros huían del
Paso a Paso del Diablo.
Mucho, mucho tiempo antes de que el hombre blanco llegara,
Las tradiciones “Pequot” dicen
Habbamocko, el Maligno, el espíritu
salvaje y caído”)
Toda la literatura producida en el Bronx, Long Island Sound y las demás vecindades que fueron del dominio de Pelham, en las centurias XVII y XIX, también entrarían en la literatura cuyo temática y geografía forman parte de Pelham, pero lo que más se acerca al contexto de literatura de esta historia es el cine. Entonces, el tren es secuestrado y se mueve en dirección a los relatos de la época cuando los rieles del tren, con apenas 6 años de nacido el sistema de trenes, cobraron una víctima: un ciudadano de Pelma: “MUERTO EN UN FERROCARRIL. 1852, John Middleton” (Westchester County Historical Society). Queda una obra narrativa llevada al cine dos veces: La toma del Pelham: uno dos tres, de John Godey (editada por Mondadori).
La novela cuenta la historia del secuestro de un vagón del Metro North de Nueva York. Llevada al cine de la mano de Joseph Sargent, no tan afortunado en su carrera de director pero al que Pelham le marca su futuro a partir de este film, con diálogos bien logrados y un guión de Peter Stone y un excelente reparto que todas las aulas de cines y las universidades de NY deben tomar en cuenta.
Por el momento es lo que trajo el tren; esperemos que el tren traiga más novedades en el futuro literario y cinematográfico de Pelma. Por lo menos una joven generación de escritores se abre paso bajo los auspicios de la Biblioteca Pública de Pelham, más allá de los temas sobre fantasmas y misterios que rodean la literatura allí producida o inspirada.
Atravesando el Tiempo
Este tren Northbound da el toque de parada por dos símbolos, el racial y de los de los derechos de la mujer. La primera parada ocurrió por un luchador por los derechos de los afroamericanos. Michael Schwener, nacido en noviembre de 1939, hizo cruzadas a diversos puntos de la Unión Americana Su origen: judío de padres progresistas; se convirtió en miembro de CORE o Congreso de la Igualdad de la Raza (Congress of Racial Equiality). El Ku Klux Klan lo asesinó en Philadelphia, Mississippi, todo en venganza por su trabajo a favor de los derechos civiles y a favor del voto de los negros. Un retrato de su vida fue llevada al cine con el film Mississippi Burning (Mississippi en llamas) que encendió la llama por la admiración que hoy siente Latinoamérica por la liberación, derechos civiles y libertades de los negros y afroamericanos en Estados Unidos. Argentina, Perú, Venezuela, México y otras naciones supieron de Michael Schwener, nacido y criado en el seno de una familia judía de P-town.
La segunda parada de este tren abrió sus puertas para su abordaje por Juliane Gallina, nacida en 1970 en el Pelham de esta era. Ella fue la primera mujer comandante de la brigada de la Academia Naval de los EE.UU., en 1991. La Academia, establecida desde 1845 en Anápolis, Maryland, no admitió a las mujeres en su brigada durante sus primeros 146 años y lo hizo (después de un riguroso proceso de selección, exámenes, entrevistas con funcionarios y asesores de la academia) por una pelhamista, Juliane Gallina. 4.300 militares bajo el mando de una mujer. Se convirtió en la Primera en Maryland, un símbolo para Pelham y en la segunda en ocupar una posición de tanta responsabilidad y prestigio al servicio de la academia.
El Pelham de hoy
Lo integran las Villas mencionadas y Pelham Heights, denominada así por su cercanía del tren Metro North. Pelham Heights se mantuvo como pueblo separado y se unificó con el pueblo del norte de Pelham para convertirse en el actual pueblo de Pelham, un área que comprende una milla cuadrada y unos 6.000 residentes, que para nada intenta ser cosmopolita, pero sí altiva, con cadenas de restaurantes de diversos países pero aun así con ambiente de pueblo pequeño, donde tres bancos el Chase JP Morgan, el HSBC, el TD Bank y el reciente Capital One se disputan a los residentes del pueblo.
Su bistró de comida francés tiene fama internacional. Con casas religiosas, sinagogas e iglesias de distintas denominaciones, P-town es tal vez el único pueblo de Westchester que tiene una enorme iglesia comunitaria sin denominación que alberga a los fumadores, alcohólicos, pandilleros y drogadictos que desean rehabilitarse, a budistas sin practicismo, admiradores de Gandhi sin los conflictos de la India, artistas sin espacio para sus obras y discusiones, musulmanes y sin mezquita y judíos sin sinagoga. La iglesia está en la línea limítrofe con la ciudad de New Rochelle, la ciudad que alberga a cientos de inmigrantes mexicanos También cuenta con pequeños círculos y templos francmasones en lo que se entiende como el borderline con Mount Vernon, en las cercanía del Rio Hutchinson.
P-town es la casa de tres escuelas intermedias, varias primarias y la Escuela secundaria con el segundo mejor score de Nueva York y el primero de Westchester. La Escuela Memorial Heights School pertenece a un distrito escolar que funciona sin denominación estatal y con comunidad de parientes, es decir, se paga de acuerdo a los ingresos (el ingreso por hogar de Pelham oscila entre los 78 y 91 mil dólares) y no le cierra las puertas a los acuerdos con el Departamento de Educación de Nueva York: paga sin chistar las escuelas privadas para niños con Necesidades Especiales, pero el estudiante y sus parientes tienen que envolverse comunitariamente en Pelham y luchar contra las etiquetas (label) de estudiantes “deshabilitados”. El distrito Escolar de Pelham y su Escuela Secundaria creen que cada niño autista es un regalo a preservar y cuidar. Pelham también cuenta con una escuela elemental (Siwanoy Elementary School) en Pelham Manor.
Conserva varios sitios de interés registrados como Sitios históricos, entre ellos la Pelham Picture House, un cine de estilo antiguo, con proyección y festivales de film y que mantiene conexiones con las grandes compañías de óperas y festivales de cine de Suecia, Francia e Italia. Cuenta además con Pelham Art Center y una Biblioteca Pública, la única que tiene en el Condado de Westchester un concurso dedicado a un escritor y maestro que se destacó por su militancia política liberal. El concurso admite literatura de los estudiantes del pueblo y literatura de los adultos residentes, con una remuneración en metálico y en diversos géneros literarios.
Pelham y sus autoridades han negado el permiso a diferentes compañías y firmas para la construcción de grandes cadenas comerciales (Mall) en el pueblo. Los residentes se conforman con viajar hasta otras ciudades vía transportación privada, Bee-line-bus, o trenes en busca de mejores ofertas que las ofrecidas por el único supermercado que existe, Ciccos, reconocido por sus altos precios, propiedad de una legendaria familia italiana que tiene la misma línea de supermercados en varios pueblos al norte y Westchester.
Los faroles antiguos que rodean el downtown de Pelham siguen encendidos, pero las luces de focos y cabinas y otras improvisadas para el evento se apagaron ya. Los residentes mayores de 65 años, para quien la administración del pueblo organiza la fiesta, están cerrando sus sillas desplegables, desocupando los bancos del parque. Los voluntarios limpian el parque y los alrededores del Town hall.
La fiesta ha terminado. Don Richard Bell cierra el viñedo y la tienda de los vinos. El Museo- Mansión Bartow-Pell cierra la temporada con las muestras de cada verano -sin novedad en el frente-, sus damas con vestidos clásicos y tradiciones del siglo XIX, los viejitos van de retirada. Los menos viejos y cansados se meten al único bar que tiene el pueblo, Public house sport bar, donde el flautista tiene 80 años y toca como los ángeles y un acordeonista cuenta y vuelve a contar cada vez la misma historia de su juventud. Todos piden un trago en el bar de hippy que sobrevive por más de 55 años en el mismo lugar. Pronto entrara el invierno y será hasta el próximo verano sobre los rieles en Pelham.
MV
La autora es poetisa, dominicana, residente en el Bronx, Nueva York. Es autora de los ensayos La Casa Nostra (2001) y Memorias de la Transnacionalidad (2004), los poemarios Poemas de la Noche, Trópico Acerca de Otoño y Clave para Fantasmas. Publicada en España, Brasil y Venezuela. Es editora de La mano News y Tora Tropical (publicación de género dedicada a la mujer y periódico dedicado a los latinos de origen judío residentes en NY, respectivamente). Es Premio Rafael Herrera de Periodismo-Colegio Dominicano de Periodismo, Capitulo NY. Directora Ejecutiva de Bohemia Arte Tiene inéditos Graffiti on the sabila, Mal de ojos (un beat), Hex, La reina del Bronx River y Bingo Highway. Pertenece al grupo neoyorquino Poetry Jazz Ensemble (combinando la música y la poesía).
De su autoría, ver en café de las ciudades:
Número 33 | La mirada del flanneur
La Reina del Bronx River | Una poesía del exilio dominicano en Nueva York. | Miriam Ventura
Fuentes y referencias:
Calendario de eventos de la Mansión Museo Bartow Pellman.
The citizen’s Guide to Zoning, Herbert H Smith
Call of the mall, Paco Underhill
Political redistricting and Geographic Theory, Richard L. Morrill
The population dilemma, (A spectrum book)