¡Es tan difícil poder ver cine! Cada vez menos salas, cada vez más lejos, cada vez menos películas. Ninguna comodidad tecnológica, ningún aparato del hogar suplanta ese ritual urbano de poder zambullirnos en esa reconfortante oscuridad, donde solo quedamos ella (la película) y nosotros.
¿Seremos pocos? ¿O somos muchos esclavos de cuentas y negocios que no entendemos, de hábitos impuestos y estadísticas hechas por idiotas? Esta impotencia es proporcional a la escala de ciudad y superando Buenos Aires, aún con sus salas disminuidas, favorecida por la fuerza de la concentración, el interior ve literalmente como a las películas -esas que importan- las pasan en otro lado. Y cuando llegan, llegan cansadas y por muy poco tiempo. Así es que pasaron dos semanas después de anunciada para poder ver Habemus Papam, de Nanni Moretti, y pudimos dar con ella justo antes que se cayera.
Habemus Papam, centrada en la intimidad del Vaticano, corazón del poder terrenal y simbólico, es una película que confunde. No en vano Moretti, ante las insistentes -y casi obvias- preguntas sobre el efecto “realidad” de la historia, un Papa que inmediatamente después de ser elegido no se siente a la altura de las circunstancias para asumir su rol, responde que prefiere que sus películas construyan un mundo propio, una lógica propia, independiente.
En su explosivo ensayo “Contra la interpretación”, de 1966, Susan Sontag, cual sabueso entrenado, muerde, aprieta y no suelta el núcleo conceptual con que está construida “nuestra manera de ver” arte. A través de una construcción minuciosa, organiza un relato, como su título anticipa, contra la interpretación del arte. Contra el desmenuzamiento del contenido, contra la mímesis pero sobre todo contra el “hípertexto” que la crítica o el consumidor, observador o crítico termina exponiendo al arte.
En este sentido, y a riesgo de caer en la paradoja de la interpretación, la película de Moretti se nos presenta como un juego de espejos en torno al arte. Este director, que además de escribir y filmar interpreta al personaje del psicoanalista ateo llamado para curar de incognito al hombre que no puede ser Papa. Un no creyente que sin embargo dirige el juego -el de la película y el de sus personajes- pero que al igual que a Dios (con su siervo mayor declarado en rebeldía), nada parece poder controlar del todo (ni la vida, ni el arte). La desopilante escena del “campeonato ente cardenales” parece resumir esa idea, un juego dirigido y organizado por el psicoanalista pero que quedará inconcluso, abandonado por los cardenales cuando lo demanda el Papa y el “relato”.
“Aquí tienes un teatro. El telón, luego el primer bastidor, luego el segundo y, después espacio libre. Ninguna decoración. La vista se abre directamente sobre el lago y el horizonte. Levantaremos el telón a las ocho y media en punto, cuando salga la luna”, dice Trepliov, en La gaviota de Chejov, obra elegida por Moretti para que su personaje el Papa recite mientras la obra se desarrolla en un teatro colmado de espectadores, al igual que la Plaza que aguarda su presencia en el balcón ausente.
Montada sobre una narración simple y lineal, cada fragmento parece reflejar al otro. Así también conviven un actor “loco” que no puede de dejar de decir todo el texto y, nuevamente, un director (el de teatro) desbordado, una psicoanalista que trata de “tratar” a su paciente en su auto, invadida por la desestabilizante cotidianidad, y un Papa que ante su público (y ante Dios) decide eludir el rol que el juego de la vida – y del arte- le tenía asignado.
CIP
La autora es comunicadora especializada en temas urbanos. Es corresponsal en Córdoba de café de las ciudades; ver la presentación del número 104 y las notas:
Número 107 I NUEVA SECCION: POSICiones Cordobesas (I)
La paradoja de la conservación I El barco de Teseo encalla en las costas del Suquía I Por Carola Inés Posic
Número 107 I NUEVA SECCION: POSICiones Cordobesas (II)
Patrimonio y después I Miradas desde el sur. I Por Mariana Isabel Bettolli
Número 106 I NUEVA SECCIÓN: POSICiones Cordobesas
Los deseos de Villa El Libertador I Sobre barrios, elecciones y política I Por Carola Inés Posic
Número 105 | NUEVA SECCION – POSICiones Cordobesas
Belgrano de Alberdi: un pirata en primera I Fútbol y Ciudad I Por Carola Inés Posic
Número 104 | Planes y Política de las ciudades
El lugar de todos | Consideraciones sobre el área central de la ciudad de Córdoba | Fernando Díaz Terreno
Número 104 | Arquitectura y Política de las ciudades
Ciudad frágil, Peatonal frágil | Obras en Córdoba: ¿Ensañamiento o ignorancia? | Inés Moisset
Sobre cine y ciudad, ver también en café de las ciudades:
Número 69 I Cultura de las ciudades
Happy together | Cine y ciudad en cinco episodios (y la reconstrucción de Metrópolis en Buenos Aires) | Marcelo Corti
Y sobre la plaza y el Papa:
Número 31 | La mirada del flanneur
Urbi et orbi | San Pedro de Roma, de la perspectiva al satélite. | Por Carmelo Ricot