“…Terquedades será una tribuna de doctrina” (C. Ricot)


De haber esperado unos años, Robert Venturi y Denise Scott Brown podrían haber basado en la 9 de Julio de Buenos Aires y no en el Strip de Las Vegas su clásico sesentista sobre el uso del símbolo en la arquitectura. La cartelería publicitaria ha colonizado todos los espacios de la avenida que el orgullo porteño bautizó “la más ancha del mundo”. Ahora, dos gigantescas instalaciones realizadas con pocos días de diferencia instalan un nuevo campo de la contaminación visual de Buenos Aires: la tan de moda pelea por la hegemonía cultural o la construcción de sentido, como se quiera llamarla de acuerdo a los parámetros de quien se ocupe del tema.
Sobre las fachadas norte y sur del mamotétrico edificio del Ministerio que alguna vez fuera de Obras Públicas se destacan sendas siluetas de Eva Perón. Recuerdan, a uno y otro punto de vista, que ese fue el sitio donde “esa Mujer” renunció públicamente en 1951 a la candidatura vicepresidencial para la cual la postulaban las bases peronistas, en agradecimiento a su lucha por los humildes. A escasas cuatro cuadras, una gigantografía instalada sobre el Edificio del Plata (actual sede de varias reparticiones gubernamentales de la Ciudad, próximo hotel 5 estrellas o edificio corporativo) rinde homenaje a Ernesto Sabato, escritor y sobre todo prototipo del “intelectual comprometido” en la Argentina del siglo XX, responsable del Informe sobre desaparición de personas en la dictadura 1976/83 que se difundió con el nombre de “Nunca Más”.

Las idas y vueltas de (o más bien sobre) ambos personajes pueden ilustrar la peculiar ambigüedad argentina sobre las polaridades ideológicas de izquierdas y derechas. Evita, mimada por el franquismo y por los modistos de la haute couture, pero artífice del derecho femenino al voto y celosa defensora de la dignidad de los pobres, de sus “descamisados”, bandera de liberación que en los setenta se suponía hubiera devenido montonera “si viviera”. Sabato, receptor serial de cuestionamientos por la calidad de su literatura o, lo que nos interesa en este caso, por la veracidad o falsía del progresismo de sus ideas políticas, sindicado (erróneamente) como padre de la teoría llamada “de los dos demonios”, “progre” para los fachos y colaboracionista para la izquierda. Ambos, la abanderada de los humildes y el escritor de los fantasmas, dialogan entre los dos palacios monumentales desde la supuesta pasividad de los “homenajes” gubernamentales.

Parece que el poder reside hoy, o siempre residió, en la capacidad de imponer “relatos”. No es casual que las dos fuerzas políticas mejor posicionadas de estos tiempos se permitan este contundente y callejero duelo cultural: el oficialismo nacional que no parece tener competencia y el oficialismo porteño que quiere serlo en 2015. Atrás de los carteles, la arquitectura añora su pasada eficacia simbólica y se resigna a actuar de soporte para mensajes que no puede difundir por sus propios medios.
CR
Carmelo Ricot es suizo y vive en Sudamérica, donde trabaja en la prestación de servicios administrativos a la producción del hábitat. Dilettante y estudioso de la ciudad, interrumpe (más que acompaña) su trabajo cotidiano con reflexiones y ensayos sobre estética, erotismo y política. De su autoría, ver Proyecto Mitzuoda (c/Verónicka Ruiz) y sus notas en números anteriores de café de las ciudades, como por ejemplo Las 10 boludeces más repetidas sobre los piqueteros y otros personajes, situaciones y escenarios de la crisis argentina, en el número 15, La preocupante boludización de Palermo Viejo en el número 28, El Nuevo Orden Palermitano en el número 35, Urbanofobias (I) en el número 70, El Muro de La Horqueta (c/ Lucila Martínez A.) en el número 79, y Turín y la Mole en el número 105. Ver también la Terquedad Ricotista, en el número 108.
Sobre el Cartel de Buenos Aires, ver también en café de las ciudades:
Número 12 | Estética
El Cartel de Buenos Aires | “Esto es un bebedero”. | Marcelo Corti
Número 27 | Cultura de las ciudades
El más inmundo Cartel de Buenos Aires | Un insulto de Ford a la ciudad, y la consiguiente creación del premio de café de las ciudades a las malas y buenas prácticas urbanas (a imitación de la Fundación para el Progreso de Madrid), siendo Ford y la Fundación El Ceibo los respectivos ganadores del 2004. | Mario L. Tercco
Número 70 | Terquedades
Una mirada arrabalera a Buenos Aires | Terquedad del Cartel | Mario L. Tercco
Y sobre el perdido rol simbólico de la arquitectura:
Número 70| Cultura de las ciudades
El libro va a matar al edificio| La segunda Torre de Babel del género humano | Víctor Hugo
Terquedades anteriores:
Presentación editorial (número 65)
Terquedad de las clases medias (y sus críticos)
Terquedad de las villas y los funcionarios
Terquedad del Plan Urbano Ambiental
Terquedad de las Guías (los itinerarios de Eternautas y la ciudad bizarra de Daniel Riera)
Terquedad de las políticas urbanas
Terquedad de Puerto Madero y los paseos costeros
Terquedad del Fútbol (dePrimente)
Terquedad de los vecinos y los medios
Terquedad del gorilismo (y de las palabras)
Terquedad (optimista) del Riachuelo
Terquedad de la no-Ciudad Universitaria
Terquedad periférica (sobre el número 35 de Mu)
Terquedad de las urbanizaciones privadas
Terquedad del Manual (urbanismo para asentamientos precarios)