“…Terquedades será una tribuna de doctrina” (C. Ricot)
Adolfo Bioy Casares sitúa la acción de “El sueño de los héroes” en los carnavales de 1927 (dicho sea de paso, año de una campaña extraordinaria de San Lorenzo de Almagro). Su protagonista, el héroe, Emilio Gauna, atraviesa un confuso episodio al final de la tercera noche, en un lugar no demasiado lejano al Bajo Flores donde hoy está la cancha de San Lorenzo, en un encontronazo con unos matones. “Lo que Gauna entrevió hacia el final de la tercera noche llegó a ser para él como un ansiado objeto mágico, obtenido y perdido en una prodigiosa aventura. Indagar esa experiencia, recuperarla, fue en los años inmediatos la conversada tarea que tanto lo desacreditó ante los amigos”, anuncia Bioy al comenzar la novela. Al año siguiente, en el mismo lugar y en otra noche de Carnaval, Gauna accede finalmente a la verdad sobre lo ocurrido, en un trágico final que el destino había postergado pero no cancelado. Para que este alivio de mantenerse en la máxima categoría que San Lorenzo obtuvo el 1º de julio de 2012 no sea un “sueño de los héroes”, se requiere lo contrario de lo que le pasó a Gauna: es preciso no olvidar.
En el guarango pero preciso lenguaje de las tribunas, este mandato pareció evidenciarse en el grito que estalló tras las ovaciones del final del partido contra Instituto. “¡Andate Abdo…” (y la hiriente coda del cantito) fue la opinión de la hinchada sobre el futuro del club. Ojalá que Carlos Abdo decida irse, pero ojalá también que la retirada no sea una anécdota personal y que lo acompañen (hayan ocupado o no un rol dirigencial) todos los responsables del descenso que realmente sufrió San Lorenzo: el institucional. Sobre todo, que los oportunistas que se vayan (dirigentes ineptos, dirigentes corruptos, dirigentes ineptos y corruptos, ex dirigentes ineptos y corruptos, “empresarios”, “representantes”, intermediarios y demás desgracias) no sean remplazados por versiones aggiornadas de los Guil, los Savino y los Abdo que hundieron al club.
Los que hicieron la grandeza de San Lorenzo fueron gente de barrio (obreros, peones, comerciantes, profesionales, chicos de la clase trabajadora) que juntaban centavo por centavo para comprar camisetas o para comprar primero la tierra y luego los gloriosos tablones de Avenida La Plata. Los que fundieron al Ciclón fueron los Annan, los Di Meglio y los Abdo, los que se dicen “empresarios” porque tienen una cueva para cambiar cheques o “curraron” con Don Julio para vender unos carteles. Andate Abdo, entonces, pero que se vaya con él todo ese dispositivo nefasto de vaciamiento institucional y negocios personales que destruyó a San Lorenzo y a todo el fútbol argentino (al punto que el campeón de la primera división es un club sin historia y sin hinchas, poco más que un capricho familiar del presidente de la AFA).
Habrá que retomar caminos olvidados y transitar otros desconocidos, porque la destrucción ha sido grande y la reconstrucción requiere mucho ingenio. Hay que reformar el estatuto, flexibilizar las condiciones para votar (es demasiada la actual espera de tres años) y dar más representación a las minorías, hoy sin posibilidad alguna de influir en las decisiones. Habrá que prohibir la entrada a las instalaciones del club a cualquiera cuyo “trabajo” sea el de representante de jugadores. ¿Por qué no remedar al Athletic de Bilbao y establecer aunque fuera un cupo de jugadores de inferiores en el plantel? (no es necesario que sean vascos…). Son ideas, pueden ser perfectibles, debe haber otras. Pero como se atribuye a Einstein, “locura es seguir haciendo lo mismo y pretender que las cosas cambien”. Locura es suponer que un tipo con plata la tiene porque generosamente decida compartirla con el club de sus amores.
De los tres grandes que debieron jugar la Promoción por la permanencia en primera división, San Lorenzo fue el que menos la sufrió. Gracias Pipi Romagnoli por el talento que te queda, gracias Buffarini por el esfuerzo incansable, gracias Kannemann por jugar tus primeros partidos en primera como si tuvieras años de experiencia. Gracias, con las reservas del caso, a un DT cuestionado más de la cuenta por no pertenecer al dudoso establishment del fútbol. Pero gracias sobre todo a la hinchada, que bien puede reclamar el crédito mayor por esta permanencia. Una hinchada que debe soportar que las entradas para seguir a su equipo se vendan antes en Mercado Libre que en el club, una hinchada que trasciende fronteras provinciales y nacionales, que ayer pudo dar a la cultura argentina las crónicas del sentimiento de Osvaldo Soriano y hoy los maravillosos diálogos de Fabián Casas con Viggo Mortensen. Una hinchada que, más allá del lugar común, es local en cualquier cancha.
Porque ya se sabe: hay fanáticos de Boca, hay muchísima gente que sigue a River. Hay simpatizantes de Racing y de Independiente, muchas veces emocionan las parcialidades de Central o de Gimnasia. Pero hinchada… hinchada hay una sola. Hinchada es la de Boedo.
MLT
Sobre la grandeza de San Lorenzo, ver también las Terquedades del Gasómetro y de la Vuelta y estas notas en café de las ciudades:
Número 12 | La mirada del flâneur
Ocaso y renacimiento del Gasómetro | Fútbol y ciudad (II) | Carmelo Ricot
Número 46 | Política de las ciudades (III)
El regreso a Avenida La Plata | Un proyecto de reparación histórica para San Lorenzo (y los ecos del Mundial).| Carmelo Ricot
Número 57 | Lugares
Boedo Universal | Desplazamientos y retornos urbanos de la pasión azulgrana | Mario L. Tercco
Número 86 | Fútbol y Ciudades
A 30 años del último partido de San Lorenzo en el Gasómetro | Y Cuestionario a los arquitectos Mario Sabugo, Eduardo Cajide, Sergio Zicovich Wilson y Hugo Montorfano. | Marcelo Castillo
Terquedades anteriores:
Presentación editorial (número 65)
Terquedad de las clases medias (y sus críticos)
Terquedad de las villas y los funcionarios
Terquedad del Plan Urbano Ambiental
Terquedad de las Guías (los itinerarios de Eternautas y la ciudad bizarra de Daniel Riera)
Terquedad de las políticas urbanas
Terquedad de Puerto Madero y los paseos costeros
Terquedad del Fútbol (dePrimente)
Terquedad de los vecinos y los medios
Terquedad del gorilismo (y de las palabras)
Terquedad (optimista) del Riachuelo
Terquedad de la no-Ciudad Universitaria
Terquedad periférica (sobre el número 35 de Mu)
Terquedad de las urbanizaciones privadas
Terquedad del Manual (urbanismo para asentamientos precarios)
Terquedad del agua y las cloacas
Nueva Terquedad del suelo, entre la academia y la política
Terquedad de Sabato y Evita en el Cartel de Buenos Aires
Terquedad del Subte, los manteros y el 2015
Terquedad de los que se fueron