Es muy buena la nota de Federico Poore en El Diario AR del sábado 5 de febrero. A diferencia de gran parte de sus colegas periodistas (y a diferencia de gran parte de la dirigencia y la militancia política) Poore entiende la importancia y especificidad de los temas urbanos y no considera que su abordaje implique “municipalizarse” o minimizar objetivos. Tal como recomienda en el final de su nota (o en realidad, recomienda Lenin), estudia la ciudad y sus problemas con seriedad, compromiso y profundidad. En este caso, propone un debate necesario sobre un hecho tan evidente como la desnudez del rey en el famoso cuento: las políticas del Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta (a las que cuestiona duramente en una nota anterior), no encuentran una oposición política adecuada que pueda enfrentarlas con fundamento ni, mucho menos, promover alternativas ni de ciudad ni de gobierno.
Lo que hay enfrente de Larreta y el PRO es un conglomerado heterogéneo de colectivos y organizaciones, en general con buenas causas (o al menos con causas de buen corazón), que ni tienen miras de construir una alternativa en común ni tienen representación política en el arco partidario que realmente existe. Un peronismo que cuando su voto era necesario en la Legislatura acompañaba casi toda iniciativa macrista; un radicalismo otrora “imbatible en Capital” y ahora más interesado en la interna nacional de Juntos por el Cambio que en un proyecto de ciudad (tengamos presente, dicho sea de paso, la actuación facilitadora de uno de sus bastiones, la FADU-UBA, durante estos años amarillos); una derecha “libertaria” que si gobernara una ciudad quitaría los semáforos; una izquierda ambiciosa en sus sueños y limitada en sus resultados electorales.
Y en cuanto al progresismo… En fin. Se ha tornado una palabra tan hueca como populismo o neoliberalismo o, como se dice ahora, un significante vacío. Recordemos que hace menos de una década que Pino Solanas se alió con Elisa Carrió (¡con Elisa Carrió!) en un frente que se consideraba progresista y que bien hubiera podido disputar el gobierno si sus líderes lo hubieran considerado digno de sus ambiciones y si, por supuesto, no hubieran disuelto su alianza. O que Margarita Stolbizer o Martín Lousteau reclaman todavía esa cucarda de “progresista” para sus currículos.
Quizás sea este un error de la nota, expresado en el mismo título: “Mucha resistencia y poca nueva agenda urbana: el progresismo porteño no tiene un discurso de futuro”. Lo que no tiene discurso ni propuesta es la oposición externa e interna a Larreta. Toda ella es la que carece de agenda urbana, tenga o no tenga progresismo en sangre, tenga o no tenga entidad la categoría “progresista” (creo que también es problemático meter esa sutil referencia a la Nueva Agenda Urbana de la ONU, de una eficacia y entidad similar a la de la agenda urbana progresista…).
En su contenido, la nota de Poore aborda buena parte de los problemas reales de la Ciudad: la vivienda, el ambiente, la disponibilidad de espacio verde y público, la movilidad, la integración socio-urbana. En algunas consideraciones tenemos divergencias (como en su extrapolación del NIMBY estadounidense anti-densidad a la defensa del patrimonio construido porteño), en otras acordamos, como en la mirada fierrera-automovilística que encuentra (encontramos) en la oposición al proyecto de boulevard en la avenida Honorio Pueyrredón. Sus méritos mayores son el reconocimiento de los hechos urbanos como territorio de la política y el necesario señalamiento del vacío de oposición con proyecto en la ciudad de Buenos Aires.
MLT
Terquedades es una columna a cargo de Mario L. Tercco, corresponsal de café de las ciudades en Buenos Aires. Ver Terquedades anteriores.
Sobre el tema, ver también Terquedad Larreta en nuestro número 179/180.
Ver también la Carta abierta a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por la aplicación de los convenios urbanísticos en nuestro número anterior.