

En su reciente muestra en el CPAU, Miguel Jurado presentó dos series temáticas de cuadros, dedicadas respectivamente a Ciudades y Gente (que fue precisamente el título de la exposición). La serie dedicada a las ciudades incluyó un puñado de obras en las que una composición geométrica ortogonal remite directamente al tema de la trama y el tejido de las manzanas urbanas de Buenos Aires, observadas desde lo alto. La variedad formal y cromática de los trabajos realizados a partir de una misma matriz replica la variedad equivalente que genera en la ciudad la intervención en el tiempo sobre la manzana porteña.

La escala que rememora Jurado podría ser la del “vecindario” de James Scobie en su “Buenos Aires, del centro a los barrios”, aunque Scobie no fija dimensiones ni modulación a esa categoría urbana que trasciende la manzana pero no completa el barrio. Un módulo de 3 o 4 manzanas por otras 3 o 4 en el sentido perpendicular, en distintas versiones: una plaza obtenida por el vaciamiento de la manzana central, otra obtenida por el vaciamiento de cuatro esquinas en la intersección de un cardo y un decúmano, una ampliación del perímetro de fachada y de la superficie de calle por la partición de las manzanas en dos rectángulos separados por pasajes. Las calles pueden ampliarse hasta formar avenidas o recibir una lengüeta central para constituir bulevares, las tramas pueden sufrir ligeras alteraciones del orden ortogonal sin perder su genoma organizativo; los tejidos son heterogéneos, cerrados y densos, casi el sketch up de un parcelario especulativo y construido en épocas diversas con normativas tan cambiantes como las expectativas sobre el valor de uso y el valor de cambio del suelo urbano.

La reflexión sobre la manzana porteña y sus múltiples posibilidades de reinvención fue recurrente en la reflexión arquitectónica de los ´80, como continuidad de los debates europeos sobre tipo y forma urbana (el número 20 de Arquitecturas Bis, en el que Manuel de Solá-Morales discutía con León Krier sobre la manzana barcelonesa, fue uno de los puntos más altos de ese debate). En los ´90, Fernando Diez sistematizó esa discusión y la vinculó a la cuestión normativa en “Buenos Aires y algunas constantes en las transformaciones urbanas”.
Desde hace tiempo el foco ha vuelto a concentrarse sobre las cualidades del edificio aislado (incluso en los debates intra y extra-disciplinarios sobre preservación del patrimonio construido). Es un reduccionismo que afecta la profundidad de nuestra arquitectura. Es necesario volver a explorar las formas en que la manzana permita desarrollar una espacialidad contemporánea sin perder su unidad ni su esencia. Retomar el debate sobre la penetración del espacio público en el interior de la manzana, las tipología adecuadas a la densidad y a la calidad ambiental, la resolución de las discontinuidades, el tratamiento formal y administrativo del parcelario, la renovación urbana, el esponjamiento de los tejidos saturados, la lógica del completamiento de tejido, etc., etc. La exploración de Jurado tiene, entre otras virtudes, la de recordarnos esa asignatura pendiente de la cultura arquitectónica de Buenos Aires.
MLT
La muestra Ciudades y gente se desarrolló en Buenos Aires en el espacio A + A (Arquitectura + Arte) del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo, durante el pasado mes de mayo, curada por Nestor Otero. Miguel Jurado es Arquitecto (UBA), periodista especializado en arquitectura y diseño, y artista plástico. Es editor adjunto del Diario de Arquitectura y editor a cargo de la revista Diseño Nacional e Internacional (DNI) de Clarín.
Sobre la manzana porteña, ver también en café de las ciudades:
Número 46 | Lugares
Dos manzanas del Centro de Buenos Aires | Apuntes para una normativa urbana (II). | Mario L. Tercco |
Número 79 | Cultura de las ciudades
La Ciudad Dorada | Un disquete = una manzana | Juan Fontana |