N. de la R.: El texto de esta nota reproduce fragmentos del libro inédito de la autora, cuya publicación se inició en los números 102, 103, 104, 105, 106 y 107 con Veracruz, El Puerto de Veracruz, La Vieja y la Nueva Veracruz, Veracruz, del centro histórico a la dispersión, Veracruz, conflictos y danzones y Veracruz petrolero, y El Proyecto Empresarial de Veracruz, respectivamente.
Relato de Miguel Salvador Rodríguez Azueta
En el marco de la Feria Universitaria del Libro Universitario en la Unidad de Servicios Bibliotecarios e Informática de la Universidad Veracruzana, Miguel Salvador Rodríguez Azueta, Administrador del Museo de la Ciudad, presentó la tercera edición de su novela “La tercera H”. “No sabemos ahora quienes resultaron vivos o héroes”, señala el libro en el que Rodríguez ficcionaliza la reacción de los habitantes de la ciudad amurallada a la invasión norteamericana de 1847. Apasionado de las haches de la ciudad, tanto las mayúsculas como las minúsculas, no duda en desafiarme cuando hablamos en un Coffee Italian Company frente al Acuario de Veracruz: ¿Qué historia quieres? Porque yo tengo muchísimas, me sobran.
Hernán Cortés llega en abril de 1519 y se toma el 22 de abril como el día de la fundación de la Villarrica de la Verdadera Cruz. Muy poca gente sabe que Cortés aplica una acción legaloide para establecer el primer ayuntamiento de la América continental porque tenía un mandato expreso de explorar y contratar el intercambio de mercancías con los nativos, pero él se percata de la riqueza que los enviados de Moctezuma le traen, que incluía una rueda de oro puro del tamaño de una rueda de carreta. Ante un supuesto motín de los aventureros, crea el primer ayuntamiento, y el primer presidente municipal es Montejo. El nuevo ayuntamiento nombra a Hernán Cortés Capitán General y Justicia Mayor.
La situación geográfica de Veracruz y los fuertes vientos del norte hacen que el asentamiento se cambie del puerto al norte, a Cuitzilan. Ahí, Cortés encuentra el paisaje similar a una ciudad española que se llama Archidona y le pone la Villa Rica de Archidona. Pero esta villa está muy lejos de San Juan de Ulúa, donde atracan las naves y, entonces, se establecen en lo que es hoy la Antigua pero la llama Villa Rica; es la tercera fundación y ahí la ciudad dura 70 años. Los barcos atracaban en San Juan de Ulua, descargaban las mercancías aquí, que se llamó las ventas de Buitron, y remontaban la costa hasta la Antigua. En ese trayecto, se perdían mercancías, había robos y, por orden de Felipe II, en el 1600, la ciudad regresa a Veracruz, su lugar actual.
Veracruz empieza a crecer, con calles bien trazadas, en base al estilo caribeño, a partir de la plaza de armas, el lugar de los poderes, tanto físicos como espirituales. Ése es el Veracruz que inicia en el siglo XVII; tendrá la invasión de piratas tal como Laurens de Graff en 1683. Unos 1500 piratas invaden la ciudad que no tenía fortificación. Roban, asaltan, matan, violan, secuestran, dejan abandonada en la isla de Sacrificios a la mayoría de la gente que tenia posibilidades y se roban sus esclavos para venderlos. Fue una masacre de población que es muy poco conocida.
De 1700 a 1800 llegan las flotas, los buques que venían en convoy para protegerse de los ataques de piratas; para que se reuniese una flota se necesitaban tres años. La nueva España quedaba con las mismas mercancías esperando a los barcos y se organizaba la feria de Xalapa lo que permitió el desarrollo de esta ciudad floreciera durante el siglo XVIII. Pero Veracruz seguía siendo la puerta principal de entrada. En alguna ocasión, escribí que era una entrada mágica porque entraban mercancías como pensamientos, que no pasaban por la aduana; era muy curioso encontrar en los archivos históricos los libros prohibidos, pues la inquisición le pedía a la aduana que revisara los libros, pero ¿cómo podía controlar los pensamientos? Ni aún con la muralla fue posible.
¿Cuál era el recorrido de la muralla?
Era un recorrido desde la parte norte, donde estaba el baluarte de la Concepción, hasta la puerta de la Merced. Era una muralla de dos metros de alto. Era defensiva para evitar los ataques de los piratas y, posteriormente, los conflictos con Inglaterra. Con el tiempo, sólo quedaron pedazos. Dice un militar estadounidense de la guerra de 1847 que había espacios abiertos por donde podían pasar dos batallones.
La muralla dejó de tener un propósito defensivo y pasó a ser un problema de tipo sanitario. A finales del siglo XIX, el alcalde Juan Domingo Bureau solicitó a la Secretaria de Guerra que le permitiera al Ayuntamiento destruir la barda para extender la ciudad. En ese momento, no se preocuparon por mantener pedazos visibles y ahora quedan algunos escondidos o como parte de casas particulares. ¿Cómo era la vida adentro de la muralla? La ciudad de Veracruz con su 1.5 km. adentro de la muralla, tenía una vida de pueblo en el que todo el mundo se conocía, las calles tenían nombres por los personajes que vivían en ella, por ejemplo Mariandrea porque ahí vivía Mariandrea, la calle de Tumbatres, hoy Madero, por un español que era muy fuerte y tumbó a tres de un solo golpe. Esta calle de Zaragoza se llamó de la Amargura, porque dicen que aquí apareció un fantasma a caballo, una calavera y nada iba a prosperar en esta calle. Desafortunadamente, esta calle se ha visto mermada con los años, no creo por la leyenda sino los propietarios quienes debido a los problemas de las rentas en 1922 dejaron de invertir en el área. La calle de la Lagunilla se llama así porque ahí doblaba el río Tenoya que atravesaba la ciudad y formaba una lagunilla. Tenemos una riqueza increíble en lo que respecta a historias, cada minuto se da una historia.
¿De qué manera las intervenciones extranjeras forman parte del imaginario del veracruzano y han forjado una identidad?
El cronista Francisco Ávila definió la jarocha contextura a partir de la forma en que el veracruzano se fue haciendo a través de estas acciones. ¿Por qué? Vayamos a 1823, los españoles están apostados en San Juan de Ulúa, su último bastión. Sin previo aviso, Lemur, el capitán a cargo de la fortaleza, empieza a disparar aun cuando mercaderes de Veracruz cruzaban a abastecer a San Juan de Ulúa y los marinos visitaban la ciudad a pesar del estado de guerra con España dado que no había reconocido la independencia. La gente huye de Veracruz y crecen Alvarado, Xalapa, Tlacotalpan, y aquí quedan destacamentos de militares y gente pobre que no tiene los medios para viajar. En 1825 se rinde el baluarte, por hambre fundamentalmente. Esa es la primera H.
Posteriormente, durante la guerra de los Pasteles, un reclamo de Francia a México por un pastelero por miles de pesos después de una borrachera de mexicanos; la flota francesa bloquea el puerto, amenaza con intervenir, bombardea San Juan de Ulua, hasta que finalmente capitulan. Allí inicia la imagen de Antonio López de Santa Ana, no firma, sólo es testigo y ordena el ataque a los franceses. Por la madrugada, entran los franceses, Antonio López de Santa Ana reorganiza la tropa y es el momento culminante, su ímpetu lo lleva a adelantarse y un cañonazo le vuela la pierna y deben amputársela. Gana una popularidad inmensa como héroe nacional y regresa a la palestra política. Veracruz consigue su segunda H.
La tercera es por la guerra México-norteamericana. Por una semana, los veracruzanos soportan un bombardeo brutal; las baterías norteamericanas extramuros bombardean la ciudad y la población lo soportar estoicamente porque no se le da permiso para abandonar la ciudad. Por la noche, entran a la ciudad. En esos dos días del 21 y el 22 de abril, se perdieron muchas cosas en Veracruz, imágenes representativas, estatuas, la llave de la ciudad de plata que estaba en la biblioteca. La población sale a la calle y el jarocho (veracruzano) se forja en esa lucha porque la autoridad no se presenta, hay anécdotas innumerables de hechos valerosos. Durante los siete meses que dura la ocupación, la población muestra su coraje y gana su tercera H.
El veracruzano ve como algo cotidiano que cada veinte o treinta años hay bombardeos y se ha formado en este crisol. A mí me respaldan las historias de mi abuelo, él me contaba de fantasmas, de revolucionarios que pedían la plaza y al día siguiente llegaba otro y la volvía a pedir, esas historias y las que viví con mi padre. Dentro de un veracruzano, hay tres, su pasado, su presente y su futuro.
Entrevista al Arquitecto Fernando Pérez Vignola. Director Centro INAH Veracruz.
Si el Centro Histórico conserva demasiada riqueza histórica. ¿Por qué es un problema? Autoridades y sociedad han dejado caer durante décadas el centro histórico. Algunos inmuebles parecen las ruinas de un cementerio pero son monumentos históricos. Pero, en fechas recientes, los inversionistas se han acercado al centro INAH con el interés de desarrollar proyectos en estos monumentos. Además, el ayuntamiento sigue trabajando en proyectos para el rescate del centro histórico desarrollados desde la administración anterior y se ha conformado un comité técnico para desarrollar nuevas propuestas de rescate como un punto detonador de un proyecto de gran visión para el desarrollo del puerto. Se cuenta con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo, 1.300 millones de dólares para costear esos proyectos. Eso permitirá tener una visión de conjunto y ojalá podamos involucrar a las diferentes instancias de gobierno y a las futuras.
¿El porteño tiene conciencia del valor de estos inmuebles?
A mí me ha tocado escuchar pláticas de asociaciones civiles de porteños que están interesados en el rescate del centro histórico. También hay que considerar que al estar muchos de esos edificios muy deteriorados, es posible que haya detrás un elemento de especulación. Creo que vamos a lograr la reactivación del centro histórico con el esfuerzo e interés de las autoridades, porque es importante que los ciudadanos vean que hay autoridades están interesadas en ese rescate. A veces en el INAH no hemos podido comunicar de la mejor manera el por qué esta preocupación por la protección del patrimonio histórico. Si no está el interés de rescatar la memoria histórica de Veracruz, siempre se va a presentar el INAH como un obstáculo.
¿Cuales son los proyectos en que esta trabajando el INAH?
El Ayuntamiento nos ha presentado una serie de anteproyectos, por ejemplo, la rehabilitación de las calles centrales, Independencia, 5 de mayo, Madero, las calles alrededor del zócalo, con remozamiento de fachadas, iluminación de banquetas, iluminación de monumentos relevantes, el circuito de la plaza de la Reforma, con corredores turísticos, con trazos de calles que pasen por áreas restauradas. Varios de estos proyectos ameritan investigación arqueológica.
¿Cuáles son los proyectos propios?
El más relevante es la restauración de la fortaleza de San Juan de Ulúa, estamos a días de comenzar la re cimentación de los fosos internos de la fortaleza. También, estamos impulsando la instalaron de un museo regional en el puerto, y estamos considerando diferentes monumentos. Además estamos realizando el registro catalogación de todo nuestro acervo arqueológico embodegado en San Juan de Ulúa, estamos hablando de más de 26.000 piezas. Trabajamos para cambiar la imagen del INAH para que deje de percibirse como este elefante blanco a quien le es difícil moverse, como una rémora que no consigue estar al día en función de sus responsabilidades con la historia y pueda verse como un organismo interactuando con la sociedad. No queremos ser el mal necesario. Necesitamos involucrarnos en la gestión pública, que es parte del gran proyecto de protección del centro histórico.
Intermedio. Mini crónica de unos minutos.
Si contara la historia de una mañana en esta ciudad, empezaría con la luz opaca que cubre el mar hasta trazar una línea oscura en el horizonte bajo la que se esconden barcos hundidos cargados de tesoros, la risa de las chicas en la biblioteca de la ciudad, la Catedral en interminable remodelación, el olor a buen tabaco en los corredores de los hoteles frente al zócalo, el aroma de café exquisito en el café a contra esquina, los senos saltarines de las veracruzanas de cualquier edad y condición social, los hombres disparados como bolas de pool con las camisas blancas ostentando el logo del Ayuntamiento. En las colonias hacia el sur, la Flores Magón y la Zaragoza, la mañana inicia con el Notiver que hombres o mujeres pregonan con una nota casi idéntica. Dic-ta-men, agregan después de una pausa, dando a entender la lejanía entre los dos diarios.
En el centro deportivo entre Gómez Farías y 16 de septiembre, el antiguo Parque España, las palomas se acomodan sobre la línea del teléfono para esperar el calor que se demora porque, inexorablemente, entra una hora más tarde a pesar de las nubes y la brisa fresca que llega del mar.
Unos estudiantes de la secundaria se entretienen tirando la pelota en el aro de básquetbol y las niñas practican la marcha para el evento del 19 de mayo. Ayer un grupo de trabajadores municipales cambió de color el centro deportivo mudándolo del azul al rojo. Se habla de ciudades o municipios rojos o azules, verdes o amarillos según el partido político al frente del Ayuntamiento. ¿Cuánto cambia la ciudad con el paso de un partido a otro? Los azules odian la historia y los rojos promueven la cultura, me dice el director del Museo de la Ciudad.
Los Primeros Seis Meses
Llevo seis meses en Veracruz. Recorro las calles de la ciudad y la encuentro multiplicada en versiones contradictorias de sí misma. Encuentro nuevos personajes (el pelotero que desapareció misteriosamente, el boxeador que se perdió en triunfos sin importancia, conflictos de amor en el danzón, la incierta suerte de las mujeres violentadas, la aparente prepotencia del hombre) que agregan complejidad a una trama hambrienta de giros dramáticos y escenarios intrigantes. Me interesan los mecanismos tras bambalinas, entro a las vecindades, a los eventos empresariales, nadie me conoce. Por la calle me gritan huera en el tono que usan con los desconocidos y se asombran de que haya aprendido a hablar español tan rápidamente. “Si quiere alguien del norte, sólo le puedo dar un jarocho”, me advierte alegremente un hombre de mediana edad acompañado por su esposa, quien me explica, “estos nunca pueden dejar de ser jarochos.”
Intento un relato lineal de la ciudad, sin éxito. Los eventos, situaciones, personajes exigen una atención simultánea y no entienden prioridades. O quizás yo sea quien nos las percibe. Si las ciudades se midieran por su capacidad para hacer perder al transeúnte, al viajero, Veracruz quizás ocuparía el primer lugar. “Aquí tenemos el centro, el sur es el que se ha desarrollado, los hoteles, los grandes fraccionamientos, pero es Boca del Río que antes era la plaza y unos ranchitos alrededor y ahora se lleva todos los impuestos, han dividido la ciudad en la avenida de las Américas. Hubo un hombre de mucha visión que plantó un pinar al norte del puerto, Miguel Ángel de Quevedo, era español, el pinar era una barrera para los nortes, pero han talado los pinos y la zona norte está a merced de los vientos. El oeste es la región de dunas, allí se encuentran los asentamientos más humildes, casitas de madera y cartón”, recuerda Aguirre, antiguo habitante de La Huaca, barrio que unos remontan a la época de la colonia española, otros dicen que es una creación más reciente de españoles, quienes “siempre han hecho los mismo: lucrar con el pobre, a quien le rentan los cuartos en las cuarterías que ellos construyen y ello se van a vivir a otros barrios.”
Me ilusiono con la linealidad y tomo un camión que me llevará directamente del sur al norte. La Plaza de las Américas es el lugar de referencia en Veracruz y Boca del Río. Allí se encuentran quienes echan novio o quienes inician una relación y también se encuentran quienes no debieran cruzarse, la esposa con su ex colgado del brazo de su nueva pareja (le cuestiona que no le pase la mensualidad acordada a sus hijos).
Son las 10 y media de la mañana cuando tomo el camión en la banqueta del supermercado Chedraui. Un desesperanzado parador de autobuses sin techo donde los peatones se mezclan con los vendedores de cacahuate y refrescos. Los camiones de los sesentas y setentas ostentan armaduras de metal que inician, a casi un metro de la calle, el primer escalón. Atrás dejaremos Prissa Gourmet un comercio de vinos y licores y delicatessen, los hoteles de cinco estrellas, y la costa del mar para adentrarnos en la contextura de cemento y carteles del interior forjado con las historias de los trabajadores, hoy retirados, subempleados o refugiados en los Estados Unidos.
La calle Urano es la calle comercial que conecta Boca (como el nuevo Ayuntamiento nombra al antiguo poblado “que antes era la plaza y unos ranchitos alrededor y ahora se lleva todos los impuestos” como lo describe el señor Aguirre,antiguo poblador del área para quien esta división no respeta los itinerarios de la gente), con Veracruz. Las Palmas Express mall es un pequeño santuario comercial de los nuevos barrios privados del sur, la franja urbana que corre desde Boca del Río a Antón Lizardo, llamada por los desarrolladores urbanos la Ribera Jarocha. Sobre la avenida Urano se alinean comercios y universidades, que ocupan los predios más grandes, tales como la Universidad La Salle y la Villa Rica, tiendas de impresión digital, modernos talleres para autos, edificaciones de una planta que se acomodan el serpenteo de la avenida.
Fraccionamiento Virginia: barrio residencial que inicia con una galería de arte en una casa de dos plantas. Una sucesión de casas particulares, los graffiti que exhibían los muros sobre Urano desaparecen como si al escribiente se le hubiese acabado la página conocida en la que escribía. En la esquina de la calle Juan Pablo II, el Colegio de la Paz de Veracruz desafía la juventud del barrio exhibiendo en su cartel de publicidad sus más de 80 años de antigüedad. Juan Pablo II es una avenida que corre de oeste a este y llega a la playa. Atravesamos un barrio de clase media de casas bajas mezcladas con unos pocos comercios -ventas de llantas, clínicas dermatológicas, de organización de eventos-, un banco y algunos terrenos baldíos. Al tocar la calle 20 de Noviembre, entramos al fraccionamiento Reforma, desarrollo urbano iniciado en los sesentas que alojó la creciente clase media de ingenieros de Petróleos Mexicanos, la Comisión Federal de Electricidad, estibadores adinerados, comerciantes y profesionistas. Hoy las calles que lo cruzan. Bolívar, Colón y Washington, con su discreta colección de restaurantes exquisitos de moda y tiendas especializadas de computación, moda, y ramilletes de salones de belleza, le brindan una cierta modernidad, algo pasada de moda.
La calle Alacio Pérez es la conexión con los barrios aledaños al centro de la ciudad. El deterioro en las fachadas, el desgaste de los colores de las puertas y ventanas, siempre incompletas, ofrecen una generosa probada de lo que seguirá después en este viaje hacia el norte. Cruzamos Díaz Mirón, una de las avenidas más transitadas de la ciudad. Díaz Mirón es la versión de fines del siglo XX del Paseo de Los Cocos que comunicaba el centro con las afueras de la ciudad. A partir de Revillagigedo, la ciudad se acerca a quienes van en el camión: la calle se angosta, las casas se aprietan una junto a la otra, los comercios se fracturan en versiones complementarias de sí mismos creando minúsculas provincias autosuficientes en un mismo barrio: llanteras, venta de repuestos, de refrescos, comidas, refrescos, tiendas de abarrotes, loncherías, peluquerías, papelerías, tiendas de venta de celulares, llanteras.
Al abordar la avenida Cuauhtémoc, la ruta al norte está establecida, hacia adelante está la salida a Cardel y Xalapa. Los comercios repiten giros aunque ocupan superficies de tamaño real desdeñando la escala a miniatura. Desde la calle de Arista, diviso el puente que cruza las vías del ferrocarril que va a la ciudad de México. A lo largo de Cuauhtémoc, el espacio vacío se adueña de las márgenes del asfalto. El auto hotel y suites Dubai, una mole blanca soporta el sol perpendicular de mediodía. El camión se desvía hacia un fraccionamiento enclavado en el verde: los vacíos se llenan con imágenes que podrían aludir a las exploraciones de los primeros españoles que arribaron a estas costas. Pero la playa está lejos.
Mediados por nuevos hoteles y lotes vacíos, los fraccionamientos residenciales se transforman en los primeros lotes industriales, los que han dado razón de ser a la “colonias”, como la gente llama a los barrios de casas bajas construidas por el gobierno federal. El centro comercial Las Brisas, que alberga a las grandes tiendas del puerto, con amplios estacionamientos que a esta hora lucen vacíos, opera como el frente de playa del gran emporio a construirse en el norte. El camión sigue su ruta hacia el interior de las colonias por la calle Jorge Perea. Me bajo en la esquina del SAS, el calor es agobiante, potenciando la repetición, tornándola inabarcable.
Cambios en la sociedad del siglo XXI
Oficina de la delegación regional de la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Un retrato de Benito Juárez, una foto de la Delegada de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en un evento público, el escritorio lleno de folders, que mal contienen expedientes, parecen exigir inmediata atención, el olor a tabaco, el diploma de la Licenciatura en Derecho de 1961.“Es mi único título, mi hermana es más inteligente y tiene tres y ahora está terminando un doctorado.” Culpa al alemán por no recordar el apellido del jugador argentino que llegó a jugar en los Tiburones Rojos y, al terminar el contrato, se quedó y abrió un restaurante, el más famoso del puerto. “Siles”, exclama ya cuando en la puerta me despide llenándome de folletos, revistas, noticias. “Espero que te sirvan para tu nota”, y con algo de intriga, agrega “o para alguna otra cosa.”
“Damos cursos y hay más violencia, no entiendo qué pasa.” Palabras que repite con mayor frecuencia: abusos, no entiendo, pasa. La comisión actúa contra posibles violaciones de derechos humanos cometidas por autoridades, servidores públicos, empleados de gobierno federal, estatal municipal, atiende quejas desde un maltrato verbal, hasta lesiones, golpes, allanamientos de morada, buscamos contener el abuso del poder. Derechos humanos no se dedica a defender delincuentes, defiende los derechos humanos, las garantías fundamentales de una persona, que van del artículo 1 al 29 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Nosotros damos conferencias, pláticas, foros sobre ese tema y los derechos humanos de la mujer y tal parece que, cuando más hablamos sobre la violencia intrafamiliar, se incrementa más este delito. Ya no quiero ni hablar de esta violencia pese a que en México hay un sinnúmero de leyes que protegen a la mujer, el Instituto Veracruzano de a Mujer, el DIF estatal y muchas otras instituciones atienden a la mujer, la Secretaría de la Salud. Aquí ocupan un lugar muy preponderante los ministerios públicos, las agencias especializadas. Hay agencias que tienen personal sumamente grosero hacia la mujer que va a exponer un problema, que ha sido golpeada por su marido o concubino, por ejemplo, entonces vienen con nosotros. Iniciamos un procedimiento contra el servidor público por no cumplir con sus funciones porque tiene la obligación de actuar de acuerdo con a ley.
Aunado a esto, la policía intermunicipal Veracruz-Boca del Río, uno de los cuerpos policíacos más connotados dentro de la seguridad pública del estado, cuenta con una mala impresión por la acción de algunos elementos. De las 77 quejas que llevo contabilizadas este año por presunta violación de los derechos humanos, 53 son contra elementos de esa policía. El común denominador: lesiones, golpes, allanamientos de morada, abusos de autoridad, robo, muchas veces. ¿Qué policía tenemos? No puedo generalizar porque conozco a muy buenos policías, pero se necesita una depuración, una rigurosa selección de personal, que se les exija como mínimo bachillerato, darle un examen médico psicológico para conocer si la persona tienen verdaderamente vocación por el servicio público, que respeta a sus semejantes, a la dignidad del ser humano.
En Veracruz, se da el caso de la violencia familiar. En el 95% de los casos es el hombre quien provoca la violencia familiar y no solamente a la esposa, sino también a los hijos, al suegro, a su padre, porque están bajo un mismo techo, los injuria, los maltrata. Es la imposición de las ideas del hombre: “aquí se hace lo que yo digo”, es una violencia psicológica. La mayoría de las mujeres que se acercan son jóvenes, 18 a 25 años, asisten por casos de violencia intrafamiliar. Acabo de atender una jovencita de 19, 20 años, que estaba recibiendo tratamiento médico. Como una opinión personal, hija, creo que esta persona va hacer lo mismo una cuarta y una quinta vez (era la tercera), deberías pensar de deshacer este vínculo matrimonial. Es difícil por la dependencia económica del varón, quien va a mantener a mis hijos, para colmo tienen dos o tres hijos. Está el caso de la mujer que tuvo hijos con otro hombre, se separa y, al tener otro compañero que la golpea, corre el riesgo de que abuse de las niñas, como no tiene ningún parentesco, llega a ese extremo. Lo peor es que la mujer lo sabe y se queda callada porque depende económicamente de él.
También, tenemos un grave rezago social en México. En las colonias, la gente vive en condiciones infrahumanas, en cuartitos de cartón y madera. Esto origina también estas reacciones violentas por parte del varón. Hay carencias económicas, no ven el futuro y se vuelven esquizofrénicos. La mujer tiene que trabajar, eso también se influye. La disolución del vínculo matrimonial afecta también mucho. A todo eso ha que agregar el alcoholismo. Hay una crisis de valores, no es valorada la honradez ni la conducta honorable de una persona. En mis tiempos, la familia era sagrada y estar unidos era importante. Ahora, los medios de comunicación traen valores de otras culturas y otros países; las mujeres quieren vivir solas, ponen su departamento; antes cuando a la mujer le iba mal, regresaba al hogar de su padre, no se quedaba botada. Todo eso se ha ido perdiendo porque todo se ha globalizado: el hambre, la falta de servicios de salud, la falta de empleos. Y también se ha globalizado esa pérdida de valores de la familia. Se han dado casos de suicidios de niños de 10 y 11 años, se han colgado en poblaciones cercanas a Veracruz. ¿Qué está pasando? Son productos de la sociedad en que vivimos. Lo que estás investigando es un fenómeno muy complejo que tiene muchas aristas. Ya me da temor hablar de la violencia intrafamiliar porque en los periódicos todos los días te enteras que violentaron a otra mujer.”
Desde la oficina, había notado un terreno baldío del otro lado de la calle que luego al bajar no veo. Reviso la orientación del edificio y estoy segura que el baldío tendría que estar ahí, finalmente lo adivino detrás de un muro altísimo.
Invención y Artesanías
“Veracruz no es conocido por sus artesanías”, afirma Profesora Ghislaine Bonnot Chaudat, Directora General del Consejo Veracruzano de Arte Popular, “pero las artesanías tienen la misma diversidad que la cultura del estado. El Consejo Veracruzano de Artes Populares es un organismo del gobierno del estado. Se creó en el 2000 a iniciativa de la Doctora Ida Rodríguez Prampolini, una distinguida investigadora veracruzana. Fundó el Instituto Veracruzano de Cultura en 1987. Inició en ese entonces algunas iniciativas en relación con las artesanías veracruzanas. Sin embargo, fue hasta el 2000 cuando pudo concretar el proyecto completo y, a partir del 2005 cuando entra el Licenciado Fidel Herrera al gobierno estatal, este consejo fue una de sus prioridades dentro de sus programas de desarrollo.
El desarrollo es muy importante porque es una atención directa a los grupos indígenas del estado. Va un poco va más allá de una labor de difusión también, en el fondo tiene un impulso del desarrollo económico. Nosotros tenemos un presupuesto austero que no rebasa los 11 millones de pesos anuales. Con el cierre de la frontera mexicano-americana, los hombres que regresan o que vuelven a migrar, con la reducción de las remesas las mujeres necesitan tener empresas por la situación de crisis de México y Estados Unidos.”
“La diversidad o riqueza cultural y de la naturaleza de Veracruz no se expresa en su artesanía. Se pretende aplicar el modelo de artesanía del altiplano que es una artesanía de la agricultura y no de la caza como en Veracruz, influida por la mezcla negra. Es una artesanía que no se ve, que no se expresa en objetos tangibles. Es una artesanía de la relación, del espacio, del sonido. Es una artesanía acústica, opuesta al concepto indígena de lo visual-táctil. El arte del tejido indígena y el arte plumario contienen una diversidad de colores, es una forma de expresión del arte mesoamericano. Pero la herencia negra en las costas de Veracruz y Guerrero potencia una expresión de la cultura acústica del cuerpo humano. Esto quiere decir que los colores de los tatuajes y el simbolismo en el cuerpo están subordinados a una percepción simultánea del mundo en el que los espíritus de los ancestros y la comunidad tribal son evocados no tan sólo con los objetos rituales artesanales sino primordialmente por el cuerpo humano. El cuerpo es el conducto y expresión de una artesanía acústica, una artesanía que tiene como referencia la sonoridad del poema, la danza y los mundos simultáneos que viven en una misma identidad corpórea como es la del guerrero y el hechicero.
En Veracruz, lo que tenemos que redescubrir es la artesanía del cuerpo humano, las evocaciones multidimensionales de la cultura negra, africana, en donde la vida cotidiana es un encadenamiento de rituales cotidianos, en donde hablar, conversar, cantar, reír, bailar son el eje y no el soporte de una artesanía de lo material. Esto implica voltear el mundo de aquellos que han trazado la cultura indígena mesoamericana como un objeto puro y único de nuestra identidad nacional para colocar a quienes la población de herencia negra mestiza quienes la practican como un hecho diario.”
Juan Salas Pérez, investigador.
Crisis y los Planes de Restauración del Centro Histórico
La restauración, tantas veces anunciada en foros, discursos, conferencias de prensa, seminarios, actos públicos, no arranca. La discusión y las posibilidades de implementación de una suerte de restauración se resuelve en una pulseada por la definición de los fachadismos. La Cámara Nacional de Comercio aduce que si se adaptan las fachadas de los negocios a su forma original perderán clientes; “siempre al tener reuniones con ellos dicen que si no tienen una entrada de cuatro o cinco metros con una cortina la gente no va a entrar a comprar”, afirma Carmelina Priego Medina, Coordinadora de Monumentos Históricos del Estado en el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) en entrevista a la agencia Imagen del Golfo el 24 de noviembre.
Cuando el Alcalde de Veracruz presentó su plan de gran visión para el puerto, colocó la restauración de la Catedral como la iniciativa número uno tanto del rescate como del desarrollo de la ciudad. ¨Esta es la punta de lanza de lo que es el rescate. Si algo tenemos que presumir es la historia, es el primer Ayuntamiento de América, por aquí entraban y salían, cuatro veces heroica, tenemos mucho de qué hablar sobre la historia de Veracruz. Y su centro ha sido tristemente abandonado. Ahorita tanto el Gobernador como el Alcalde tienen mucho interés en rescatar el Centro Histórico”, comentaba Teresa Malpica, Presidente del Patronato para la Restauración de la Catedral.
Si bien a inicios se firmó el fideicomiso con el Gobierno del estado para la entrega de la primera remesa y la señora Malpica confiaba en iniciar la primera etapa de la restauración, aun no han empezado los trabajos. ¨El centro histórico tiene que sumar voluntades de gente que quiera la localidad, que quiera cambiar, veas a un negocio contento por lo que hace su comunidad¨ señala el Presidente del Centro Libanés.¨ Entre la crisis económica, que Veracruz ha crecido en forma desordenada, no tenemos vialidades, pedirle a los alcaldes que inviertan en el centro es como ser suicidas, si hace falta agua y drenaje en las colonias.¨
La ciudad persiste en sus planes de modernización y de promover su imagen turística, empresarios locales invirtieron en un nuevo hotel que ya abrió sus puertas frente a la bahía donde se construirá la futura marina. “Se trata de atraer otro tipo de turismo”, señala Teresa Malpica. El área metropolitana Veracruz-Boca del Río es la zona de mayor desarrollo en el estado de los últimos diez años, incluida la Rviera Jarocha, una de las áreas costeras de mayor plusvalía en México, que se extiende desde Veracruz hasta Antón Lizardo, municipio de Alvarado. “Algunos desarrolladores han estado solicitando a los dueños de los terrenos bajar el precio de los terrenos y las casas”, me confía un inversionista inmobiliario de la zona, atento a los actuales vaivenes financieros globales.
“Domingo Kuri llegaba a recibir a los paisanos, era el traductor, el embajador del Líbano en Veracruz. En el centro histórico se dan vivencias humanas a nivel nacional porque Veracruz fue el primer municipio de América y todo empezó desde aquí. Hablas con gente de 80 a100 años sobre las guerras de americanos y franceses, de los españoles refugiados, los alemanes que llegaron por la segunda guerra mundial. Mucho paisano te dice: por aquí entró mi padre y ésta es la calle por donde pasaba y ésta era la aduana, y aquí estaba sanidad. Los libaneses empezaron en la calle Cortés; el edificio Díaz fue el primer centro comercial abierto a la calle y todos estos locales estaban ocupados por paisanos: el señor Katar, Chamtilli, los Kuri, los Lajous. En esa cuadra, mi abuelo tenía su tienda. El Centro Histórico no solamente es edificios, tiene anécdotas; aquí la vida se mezcla con los edificios.” Presidente Centro Libanés.
“Mi papá vino de Cuba. A él le gustaba jugar a la lotería y una vez se la ganó. Mi mamá dice que era muchísimo dinero, se lo dieron en una bolsa de lona. Mi papá lo guardó en la estufa, clausuró un mechero y allí lo escondió mientras decidía qué hacer. Mi papá tenía una casita sobre la calle y el resto era un terreno donde había gallinas. Mi papá decidió hacer cuartos y rentarlos. Llamó al patio la Chiripa porque ese dinero así le cayó. Los primeros inquilinos pagaban un peso y cincuenta centavos al mes. El primer aumento fue de veinticinco centavos. Cuando mi mamá mataba cochinos para la casa, invitaba a todos los vecinos, les decía: mañana, vamos a matar cochinos, se vienen a ayudar, vamos a comer todos. Ya se iban todos los señores y señoras para matar cochinos y hacían comida y le daba raciones.” Señora Peregrina Valdez.
“Cuando yo fui un chamaco la playa era abierta, no existía el boulevard. En ese tiempo, los pescadores tiraban desde la tierra redes de 300 a 500 metros y con cabos gruesos arrastraban la red. Nosotros, de niños, íbamos a jalar, a ayudar; llegaban toneladas de peces, miles y miles; nos decían: chamacos, llévense los que puedan, nos los poníamos en la camisa y caminábamos a nuestra casa.” Eduardo Aguirre, músico.
“Antes, la luz del faro llegaba a las habitaciones de arriba de la casa. Caminábamos a la playa descalzos con solo el traje de baño y pescábamos majúas; mi mama los freía como abanicos, les arrancaba la cabeza, los pasaba por harina y luego los freía. También almejábamos, no eran almejas de la mejor calidad pero eran almejas; mi mamá cocinaba un arroz rojo y las comíamos con arroz. Los domingos por la mañana, mi padre nos llevaba a nadar a la isla de Sacrificios.” Dra. Lucinda Rendón Bello.
¨La Catedral es un ícono de la historia de Veracruz y en nosotros está el cuidarla, conservarla y darle el valor que merece como monumento y patrimonio. Cuando era niña iba a ofrecer flores a la virgen en el mes de mayo; toda la sociedad veracruzana se reunía los veranos en el malecón y en el invierno caminábamos en el zócalo. Te ponías tus mejores galas, estrenabas los sábados y domingos. Si necesitabas un lápiz ibas a Independencia y te arreglabas sólo para ir de compras al centro. A mí me tocó crecer con mi Veracruz, soy una jarocha auténtica.” Teresa Malpica de Estandía.
Jamapa
En la esquina de Paso y Troncoso y González Pagés, tomamos el camión a Jamapa, día posterior el grito, feriado, calles desoladas, nublado, posible norte en puerta. El conductor del camión, un hombre joven, pelo ensortijado; la mitad del pasaje viaja gratis, comenta con sus cuates sentados en la primera fila al ver por el carril inverso a dos motociclistas: aquel se rompió cuatro costillas, la semana pasada venía por este carril y avanzaba hacía el camión, qué tensión, hasta que se desvió, ¿por qué me iba a tocar a mí aplastarlo? Los hombres silban para indicarle al conductor que van a descender. Sabré más tarde que era propio de la cultura de la Remojadas de los nativos de la región que vivían entre los totonacas y los olmecas al sur el gusto por la música, en especial de flautas que construían con barro.
A 40 minutos del puerto, Jamapa es un territorio de predios enormes, calles anchas, muchas recientemente pavimentadas (carteles de publicidad del Gobierno del Estado alertan a lo largo del camino de las muchas obras aprobados y completadas en la ciudad); el río se esconde detrás de las casas, sólo se accede atravesando los terrenos privados, la ropa cuelga en las líneas extendidas de árbol a árbol. Los niños juegan fútbol, en una esquina, los hombres béisbol. Los espectadores miran a los extraños.
En una esquina, bajo un techo de palma, una familia comparte pastel y cerveza, pregunto donde se puede comprar un pastel así. Con Doña Betty, en la esquina hay un hombre de sesenta y largos, fornido, fuerte, mira el partido de béisbol en un impasse cuando nos acercamos. El sombrero blanco de ala hacia atrás revela su frente amplia, su pelo blanco, su ceño abierto acentúa su honestidad, su presencia de aquí estoy mirando el partido, su calzado tiene algo raro, son chanclas que le dan vierta vulnerabilidad a la imagen de fuerza que construyeron el sombrero, el cuerpo, la guayabera y los pantalones inexplicablemente levantados. Llovió el día anterior y hay charcos en las calle.
Las señoras donde comimos los chiles, accesibles, reservadas, él insistía con nuevos pedidos que las mujeres con desgano, descuido, le cumplían. Los mundos de los hombres y las mujeres no se conectan. No quieren recordar a los hombres y las rutinas que les imponen, algo se acuerdan. Él era un intruso en una tarde de mujeres, con la película con Dolores Heredia, los comentarios de la madre acerca de los chiles, “muy picosos” me confiaba, evitaba la mirada de él. Los hombres en el béisbol descansaban, parecían de visita. Miraban a los extranjeros con desconfianza. Hombres viejos caminaban en guayabera y sombrero blanco de ala ancha por los caminos, andar pausado, no miran a los extraños.
Subimos el puente de cemento sobre el río Jamapa que hacia el noroeste desemboca en el mar, en Boca del Río donde un museo guarda algunas piezas de las remojadas, posiblemente no encontradas en la localidad sino en la vecina de Medellín. Hay más tiendas de recarga de celular Telcel y Movistar que tiendas de comida, una por cuadra. La conexión de esta comunidad con el exterior es evidente: tiendas donde reciben de dinero de Estados Unidos y Sudamérica, casetas de teléfono, muchas casas en construcción a los lados de la carretera desde la conexión a la carretera que une Xalapa con Paso de Ovejas, de material, con nuevas tejas, el dinero viene del norte. Cerca del centro, vende ropa usada americana, uno de los negocios que mantiene activa la ruta Tijuana-Los Angeles en el norte del país llega al sureste. Gallos, gallinas, pollos cruzan las calles, ventas de carne, chivos amarrados en los cercos, cerdos revolcándose en el lodo.
El Museo Comunitario, especializado en la cultura de las Remojadas inició como un proyecto escolar del Maestro Alejo: “Los niños llevaban a clase objetos que encontraban en el jardín de sus casas cuando sus padres preparaban la tierra o cuando excavaban para construir las ladrilleras”. Históricamente, se levantaron varias que surtían de ladrillos al puerto de Veracruz. Aún quedan algunas. “El maestro llenó un salón de clases con figuras. Al acercarnos al INAH, el instituto nos puso como requisito para conservar las piezas la construcción de un museo. Y así lo hicimos. Nos ha costado mucho esfuerzo, se construyó con las aportaciones de la comunidad. El gobierno no nos dio ni un peso. Ahora el Gobernador nos prometió que nos ayudaría a construir un segundo piso porque la gente sigue trayendo piezas y no tenemos donde colocarlas. Estamos un poco locos porque lo hacemos por amor al arte.º (Martín Gallardo, Subdirector del Museo, maestro de la comunidad)
Regreso de Jamapa al puerto, donde un norte raro sopla en las calles. Por Díaz Mirón vuelan periódicos y la gente va y viene realizando las compras para la semana que raramente empezará el miércoles. El día es más gris que horas más temprano cuando tomamos el camión. Caminar por Paso y Troncoso se vuelve una experiencia novedosa: es lo nublado, el viento, el que sea martes y se sienta domingo, como una experiencia traspapelada, así me siento, una vez más, fuera de lugar, ocupando un tiempo que no sé si ya pasó o se avecina, vivir simultáneamente dos tiempos.
Quisiera cruzarme con alguien conocido, pero las miradas son las de siempre, colocándome en un lugar y un tiempo que desconozco de donde regreso como una otra que no logro dilucidar. Vivo en el museo.
MB
La autora es escritora y cineasta.
Realizó estudios de posgrado en México y Estados Unidos en sociología, cine y literatura, disciplinas que combina en sus trabajos de ficción y documentales. Fue la primera latinoamericana en ser becada por cuatro años por Artes Visuales de la
Universidad de California en San Diego. Sus cuentos y artículos han sido publicados en revistas internacionales y sus películas exhibidas en festivales en los Estados Unidos y Europa, incluidos el Dresden Film Festival y el Berlin Film Festival. Ha sido galardonada con becas y premios, incluido el prestigioso Premio Kodak por su película La Novia. Actualmente se encuentra filmando su largometraje So Long, en el Estado de Veracruz, y desarrolla dos proyectos documentales.
De su autoría, ver también en café de las ciudades:
Número 2 | La mirada del flâneur
Arquitectura para un paisaje en movimiento | Un cuento de María Berns, con cerros que predican, edificios lascivos, y arquitectos en la frontera | María Berns
Número 8 | Lugares
I’vebeen living inside| Juárez es la ciudad madre que parió un hijo varón, El Paso. | María Berns
Número 16 | La mirada del flâneur
Aeropuerto | Usted no está en la lista de pasajeros | María Berns
Número 41 | Cultura de las ciudades
Isla | Una historia del Delta | Maria Berns
Sobre Veracruz:
Número 93 | Arquitectura de las ciudades
La recuperación del manglar de Veracruz | En México, un taller interuniversitario para la sostenibilidad | María Bustamante