N. de la R.: Sobre la intervención propuesta por María Griselda Angelelli para el Barrio Alberdi, recomendamos leer el mensaje de la autora en nuestro número 50:
I. Construcción del territorio
“La representación asociada a un signo debe distinguirse de la denotación (Bedeutung) y del sentido (Sinn) de ese signo. Si un signo denota un objeto perceptible por medio de los sentidos, mi representación es un cuadro interior (Inneres Bild), formado por el recuerdo de las impresiones sensibles y de las acciones exteriores o interiores a las cuales me entregué. En ese cuadro, los sentimientos penetran las representaciones; la distinción de sus diversas partes es desigual e inconstante. En el mismo individuo, la misma representación no siempre está ligada al mismo sentido, pues la representación es subjetiva (Die Vorstellung ist subjektiv); la de uno no es la de otro (…). Es allí donde una representación se distingue esencialmente del sentido de un signo. Este puede ser la propiedad común de varios individuos: no es por lo tanto parte ni modo del alma individual, porque no se puede negar que la humanidad posee un tesoro común de pensamientos (einen gemeinsamen Schatz von Gedanken) que se transmite de una generación a la otra” (G. Frege, citado por Eliseo Verón, 1996).
De acuerdo con el señalado crecimiento de las poblaciones urbanas, el barrio de Alberdi, en la ciudad de Córdoba, participa del proceso continuo de aumento de su población, con una consecuente diversificación cultural, según sean las procedencias de los nuevos habitantes que el barrio recibe continuamente.
Ciudadanos peruanos, jóvenes estudiantes de la zona pampeana, trabajadores del Noroeste argentino, sumados a los flujos migrantes internos de los nativos de la ciudad, producen una trama de significaciones encontradas que participan directamente en la formación de su objeto* y por ello se traducen en políticas específicas o en acciones en lo social, según los diversos casos.
Por “políticas” quiero designar a todas aquellas acciones sociales que emergen como programas articulados sobre ciertos cuerpos, según ciertas representaciones de unas necesidades como grupo. Un ejemplo sería la decisión de acordar, un grupo de vecinos, medidas de seguridad que excluyan a determinados cuerpos de determinados lugares debido a la representación que de ellos se hacen como peligrosos.
Las diferencia con las “acciones” en lo social es que éstas pueden ser individuales e inmediatas, si bien se encuentren igualmente determinadas por las representaciones de un grupo de referencia. Un ejemplo de acción social en este sentido, sería las sanciones negativas (insultos, gritos) contra un habitante “blanco” (o “rubio”, o “gringo”) que se atreva entrar en los sectores vividos como “negros” del barrio.
Sumado a la multiplicidad de los sistemas significantes que esta adición humana constante produce, otro proceso es el de sustitución de los sistemas habitacionales tradicionales del barrio (grandes casonas familiares, luego transformadas en pensión; casas divididas, departamentos internos y largos pasillos) por grandes estructuras que permiten el alquiler masivo y funcional, generalmente para jóvenes estudiantes.
Estas infraestructuras plantean unas determinadas posibilidades de intercambio marcadas por la individualización progresiva y la atomización de las instancias más básicas de la socialización. Los diseños italianistas a la barata y algunos resabios del funcionalismo arquitectónico comienzan a pulular ciegamente en un barrio que pierde sus últimos baldíos, su gran patrimonio edilicio y concreto capital cultural. El edificio del almacén Victoria ya fue derrumbado, el viejo Teatro Colón es puesto a la venta. No habrá nada para el barrio a cambio de ellos.
La ausencia de espacios públicos que no sean los signados por la obligatoriedad de los consumos mercantilizados, como lo si lo son la peluquería, la panadería, el banco, etc, resalta el hecho de que es en estos espacios donde se evidencia dramáticamente la necesidad de los vínculos interpersonales. El establecimiento de vínculos proporciona plataformas de circulación simbólica (discursos, imágenes, rituales) donde el individuo puede auto- representarse, recortándose en oposición a los demás.
Por obvia ecuación, la supresión progresiva de los socius implica una disminución en el ejercicio de una actividad: la simbólica, relacionada con la auto-representación, propia de la autonomía del individuo, posible en la seguridad que brinda el grupo.
Destaca la importancia de los vínculos que hacen posible a la persona, la definición de sujeto de Pichón Riviere, “…la que nos da cuenta de un sujeto emergente, configurado en un sistema vincular, a partir del interjuego fundante entre necesidad y satisfacción , interjuego que permite a la vez una dialéctica subjetiva” (citado por: Schvarten, 1997. p. 88).
El vínculo con el hábitat presta, además, la satisfacción que dan los territorios a los individuos:
“El territorio puede ser relativo a un espacio vivido, tanto como a un sistema percibido en el seno del cual un sujeto se siente en casa. El territorio puede desterritorializarse, es decir, abrirse, implicarse en líneas de huída, partirse en estratos y destruirse. La reterritorialización consistirá en una tentativa de recomposición de un territorio comprometido en un proceso desterritorializante(Guattari, pág. 135).
Esto dicho, resalta el pleonasmo: si no hay vínculo, no hay hábitat como tal.
Creemos que estos dos tipos de espacios, que podríamos llamar reivindicado, cuando se trata de asumir lo dado y propio, cuando se trata de una construcción que los sujetos realizan según la propia evaluación de las necesidades, plantean las distancias que van desde el consumidor al ciudadano, y un poco más acá, la que va de la función (como mero engranaje del sistema) a la persona.
La expansión de los nuevos modelos altera los modos sociales de interacción que habían sido construidos por el uso común, como cuando familias del barrio, a causa de su amistad, solían elegir terrenos contiguos donde construir sus viviendas, dejando una puerta en las medianeras para pasar cómoda y rápidamente de una casa a la otra.
Aún en algunas casas de departamentos (como la de quien escribe) se festejan en común los acontecimientos de cada habitante como cumpleaños, llegada de parientes de otras provincias o del interior de Córdoba, logros personales como lo es conseguir trabajo, etc; además de las fiestas tradicionales como Navidad o Año Nuevo
A cambio, en la visibilidad mediática del barrio, proliferan discursos (generalmente enunciados por anónimos agentes de la transformación “eficientizante” del barrio: los operadores inmobiliarios con intereses en la zona) planteando la caducidad de infraestructuras determinadas por una interacción social estrecha. Mientras que ciertos modos de habitación en Alberdi son sospechados (generalmente, de promiscuidad, o consumo de drogas, como principales cargos) hasta casi la criminalización, con la consecuencia de una progresiva demarcación como ghetto de algunos sectores del barrio.
Las infraestructuras habitacionales están, pues, enraizadas en las relaciones sociales existentes, de lo cual se sigue que son los “modos” de las relaciones sociales los que sostienen los modos de hábitat , los que a su vez participan de ser sistemas de producción de sentido social.
Mientras, la velocidad de los cambios no permite la reflexión sobre la riqueza de los “usos” de lo público, la densidad política (y económica) de la construcción de las identidades, la necesidad de acciones comunes para resguardar los espacios verdes del barrio, en lo que podría ser una reterritorialización deseante liberadora de energías positivas para el sistema vital del colectivo Barrio Alberdi.
De esta manera, se diluyen no sólo la posibilidad de un debate concreto sobre las problemáticas de Alberdi, sino la libertad de acceder a otros consumos simbólicos y otras prácticas sociales auto- organizadas y autónomas como una alternativa a lo que Jorge Ribalta denomina “…capitalismo cognitivo” caracterizado como “…el postfordismo (basado en formas de trabajo inmaterial, comunicativo y afectivo) [el cual] pone la subjetividad a trabajar…” (Paolo Virno, 2003, citado por Ribalta, p. 1).
En la Intervención Urbana Sustantivos Colectivos. Barrio he elegido operar sobre los signos que la gente del barrio construye para mapearse, amarse y odiarse, según una aproximación a lo que Frank Popper denomina “… artista programador, cuyo papel consiste en coordinar o catalizar una situación, visto así, el artista es entonces un intermediario un mediador especializado… de la calificación de experto depende la calidad de la manifestación…” (Popper, 1980).
Nuestra operación está destinada al pensamiento sobre nuestros propios mecanismos de producción de sentido como colectivo urbano, siempre notando que los proyectos artísticos son “… como propuestas abiertas y circunstanciales, no susceptibles de deslizarse hacia el espejismo de un Proyecto, bajo el cual volverían inevitablemente a aparecer los semblantes del Progreso y la Razón abstracta” (Jiménez, 1986, p. 87., citado por NeidaUrbino, 2002).
II. La Cartografía
Puesto que la proyección urbanística ha sido descrita como una irreflexiva modificación y pérdida de los socius, esto supondrá la pérdida de sus sistemas de producción de sentido. Dado que, “…El socius es la instancia básica de la sociedad, el organismo resultante de la interacción social desde sus formas más elementales (amistad, pareja, etc.) hasta las más complejas (sociedad global)” (Guattari, Félix p. 214).
Por otra parte, y de acuerdo con una progresiva homogeneización de los sistemas de lectura, determinados sentidos investidos en los “objetos” del barrio han sido desactivados; también son degradados edificios y lugares mojones, como los arriba citados (véanse nutridos anecdotarios en Bischoff, Efraín U., Miguel Bravo Tedín, Carlos Luque Colombres, Juan C. Agulla, o bien charlando en las calles del barrio).
La desaparición de los “símbolos” edilicios de Alberdi desarma la estructura de remisiones internas que forman la auto-referencialidad histórica de nuestro territorio, además de ser una de las causas del empobrecimiento estético del barrio.
Este proceso desencadena una pauperización de la riqueza sígnica del “colectivo barrio Alberdi”; con el agregado de que los sistemas desactivados sean sustituidos por modelos de interacción social atomizada de consecuencias desmovilizadoras (globales) de la sociedad civil (García Canclini, 1999. p. 165).
El colectivo “barrio Alberdi” es una ficción, a los fines de cartografiar el espacio de la intervención. Tiene la consistencia de unas instrucciones para la acción en un lugar sólo afectivamente preciso.
Por ello, “.. colectivo no debe ser comprendido aquí solamente en el sentido de una agrupación social; el colectivo implica también la inclusión de diversas colecciones de objetos técnicos, de flujos materiales y energéticos, entidades in-corporales y de idealidades matemáticas, estéticas, etc.” (Guattari, Félix, pag. 214).
En esta cartografía particular, metáfora de un sistema de representación de los territorios que llamo “barrio Alberdi”, planteo nuestra intervención urbana.
III. Operaciones
i- Montaje
Función: La intervención urbana SUSTANTIVOS COLECTIVOS 1. BARRIO generará una red visualizable y audible de signos destinados a producir una “experiencia sígnica común” entre los habitantes del barrio Alberdi.
Disposición: Nuestra red opera sobre aquellos sentidos cristalizados que parecen conducir a una trayectoria inevitable de segmentación social a través de diversos procesos. De esta trayectoria, se ha seguido una pérdida de las agencias de práctica social y una clausura de los debates sobre el interés común de los “patrimonios” de nuestro barrio; llamando patrimonio en general a una colección (posible) de elementos tanto físicos como simbólicos que una comunidad asocia en el proceso de significación, al objeto afectivo “barrio Alberdi”.
Vinculación: Dado que la expresión Intervención Urbana “…es propia a la arquitectura y el urbanismo, refiere a esos instrumentos que definen las estrategias de crecimiento de una ciudad, a los proyectos que inciden en su transformación” (Merysol León pág. 2).
ii- Significación
“El Sinn [“sentido”] es algo que no pertenece al orden de la conciencia subjetiva, que no pertenece al orden del zeichen, que no pertenece al orden de la Bedeutung. El Sinn es, pues, este orden trans-subjetivo, que plantea el problema de lo social…” (G. Frege. citado por Eliseo Verón, 1999, p. 101).
Nuestro trabajo se plantea frente a la progresiva instrumentalización del socius, con lo que este barrio amenaza en convertir una rica diversidad de los vínculos y los lenguajes en una plaza donde los servidores se retiran a recobrarse para volver a reconectarse, a la jornada siguiente, a la máquina del capitalismo.
Reivindicamos el espacio del barrio como un espacio virtual por excelencia, donde los individuos pueden ensayar posibilidades creativas de autonomía y auto- determinación, para lo cual necesitan de una práctica simbólica, como un derecho del que la persona humana depende en su misma configuración como tal.
Si bien son diversas teorías las que discuten la esfera de lo público, para nuestra intervención hemos tenido en cuenta la circulación de discursos que asimilan la experiencia cultural y estética a los procesos de consumo. Teniendo en cuenta el peligro de las concepciones homogeneizadoras de la noción de “espectador”, con su consecuencias de “…progresiva banalización y empobrecimiento de la experiencia, en la cual la dimensión crítica y emancipadora de la experiencia cultural [que es simbólica] es eliminada a favor de una falsa participación…” (Ribalta, p.6)
iii- Recepción
De acuerdo con reformulaciones que van desde Habermas a Frazer, los conceptos de público son múltiples y ambiguos, con una fuerte carga semántica de “totalidad social” y a la vez de “audiencias concretas” (Catherine Squires, 2006, p. 453; Suzanne Fraser, 2003). Esta intervención postula, en su lugar, el concepto de comunidades de consumo.
La formación comunidad de consumo pretende una alternativa a la palabra público con su acepción de “asistente a”, o bien “receptor de un sentido dirigido / elaborado por otro”.
Supone pensar una red conectando signos, que estalle el espacio tiempo lineal para plantear un modo infinito de relaciones posibles con el objeto; el imaginar la producción de nuevos sentidos sociales a partir del consumo de un mismo objeto, tiene su fundamentación en una firme creencia en tal posibilidad.
Según nuestra apuesta, lo que podríamos llamar de otro modo unas mismas agendas para todos, no significa una homogeneización del sujeto consumiente, sino exponer la necesidad de la acción y de un el vínculo afectivo de cada uno con su particular espacio vital, que es el mismo para diversos sujetos.
Por lo tanto, el sintagma comunidades de consumo no es en absoluto un asumir eufórico, sino que se trata de una “… apropiación táctica de estrategias corporativas…” (Ribalta, Jorge p. 4), un modo de introducir los programas locales, micro-cósmicos, en una corriente de tensiones desactivadas por la uniformidad de los repertorios imaginarios impuestos.
Avenida Colón, desde Pedro Zanni hacia el centro.
IV. Comunidades de consumo
i- Extensión
Por comunidades de consumo entiendo los agrupamientos de flujos totalmente aleatorios, que se producen en un cierto momento por su adición a un consumo en particular. Agrupamiento significa aquí una operación heurística, una de las operaciones de la investigación, no asociada al postulado de una identidad compartida ni una trayectoria común entre los diversos elementos participantes.
Un tal agrupamiento, según los objetivos de nuestra intervención, no supone un deseo de grupo como grupo operativo (si el objetivo común acordado fuera consumir), ni una existencia como grupo de base (si el objetivo del agrupamiento fuese el grupo mismo) dentro del barrio. Para nuestra intervención, este agrupamiento significará el recuento premeditado de unos deseos que el evento condensó.
La investigación que configura el deseo de una intervención discursivamente; la tramitación del permiso municipal inscripción en el espacio civil, en el imaginario oficial y legal de la civitas, las conjeturas explicativas de los vecinos y de los ajenos al barrio, los recuerdos malintencionados, la grandilocuencia de las descripciones, conformarán el campo de tensiones y trayectorias que (se) atraviesen (que configuren ) la Intervención Urbana Sustantivos Colectivos 1. Barrio como “acontecimiento social” (Verón, 1983).
ii- Observación
Una comunidad de consumo implica un cierto haz de relaciones posibles dentro del espacio-tiempo del consumo de un determinado objeto**, no sujeto al tiempo del consumo solo como “percepción del film”, “masticación de la hamburguesa”.
Esto se debe a que “…todo funcionamiento social tiene una dimensión significante constitutiva”, lo que Verón denomina la semiosis social: “Por semiosis social entiendo la dimensión significante de los fenómenos sociales: el estudio de la semiosis es el estudio de los fenómenos sociales en tanto que procesos de producción de sentido” (Verón. p. 125).
Esa dimensión significante, por lo tanto, no es un evento en el tiempo, es una configuración simbólica que depende diagramáticamente de configuraciones sociales perdurables en el tiempo; es decir, a través de sucesivos sistemas epocales, en mayor o menor medida, según ritmos propios.
El consumo de una noticia de corte policial, por ejemplo, agrupa “por medio del objeto” (no de su consumidor) a aquellos que configuran el acontecimiento social, es decir, que participan con sus discursos en la configuración del “acontecimiento asalto”.
Estos discursos entran en relaciones de tensión entre sí a medida que se adicionan a la comunidad, no importa “quién” se adicione a la comunidad, sino alrededor de cuál objeto se conformará la comunidad tal.
Proponemos el objeto “Barrio Alberdi”, que es de esta manera que denomino al repertorio imaginario a intervenir.
Cada tipo de consumo determinará una cantidad y unos modos de relaciones posibles con el objeto y entre los participantes del consumo y a su vez, estos modos de relaciones determinarán la representación (interna, siempre en lo individual) que cada individuo participante se haga de éste.
V. Sistema de los procedimientos
La Intervención Urbana Sustantivos Colectivos. Barrio generará unos signos que pudieran constituirse en un representamen*** para la comunidad de Alberdi.
Los signos se generarán como elementos visuales, “materias sensibles”(Verón, 1997) que tiendan relaciones entre espacios socialmente evaluados como negativos, como fronteras, como desechos del barrio, esta operación busca devenir en materia significante de un proceso de semiosis como tal, infinito.
Para ello se producirán dispositivos visuales y dispositivos sonoros.
Las operaciones serán efectuadas sobre las líneas de tensión que se dibujan sobre el barrio según las prácticas de territorialización de cada uno de los grupos que lo habitan. Tensiones diversas que son vividas micro- cotidianamente por todos, aquí en Alberdi.
Los objetos e imágenes en relación, como evento semiótico, pretenden entrar en el juego de los sistemas significantes que suponen las distintas trayectorias y configuraciones imaginarias de los grupos, cuestionando e interviniendo unos sistemas sígnicos con otros.
Las líneas de relación son posibilidades de lecturas finitas de fenómenos significativamente infinitos.
VI. Estructura funcional
i. Dispositivos visuales
apathé
Microfotografías de Inmunohistoquímica (tejidos cancerígenos) proyectadas sobre un edificio “feo” visualmente contaminante y sobre el Teatro Colón puesto a la venta, desde el sector de Anatomía Patológica del Hospital de Clínicas; fotografías de antiguos planes de vivienda estatales, intervenidas.
sin título
imágenes de alambre de púas, reflectores “buscadores” en Avenida Colón, sobre el cordón divisor, entre calles Garzón Maceda y Monseñor de Andrea. Este dispositivo proyectado sobre un segmento de la avenida, será atravesado por las columnas de humo que suben desde la vereda norte (el “bajo”)****.
garantías
Carteles viales intervenidos con preguntas que cuestionan las coordenadas significantes de discursos que “distribuyen” los valores espaciales del barrio: lo alto y lo bajo.
ii. Dispositivos sonoros
selva
instalación sonora en el baldío ubicado en la vereda norte de Avenida Colón, entre Chutro y Muñiz, que reproduce rugidos de fieras, cantos de pájaros, graznidos de aves de una selva deseada en el barrio (colaboración con Marcela López). Se activa mediante controladores (que pueden ser de diversos tipos) al paso de los transeúntes.
otras voces (voces de mi “otro”)
Registros sonoros de ciudadanos de diversos orígenes, residentes en el barrio, convertidos en documento mediante el software Dragon Naturally Speaking, proyectados sobre lugares de amplia visibilidad del barrio.
El dispositivo está formado por un receptor para la entrada de los registros fónicos, un procesador de traducción que convierta los registros en documento; y unos dispositivos de salida del nuevo texto que será proyectado en diversas direcciones, sobre los edificios del barrio.
VII. Requerimientos técnicos
Para la documentación del proceso: cámaras fotográficas, videocámaras
Dispositivos visuales
1. apathé: este dispositivo está construido sobre la base de las imágenes de tejidos humanos invadidos por el cáncer. Las muestras, “vidrios”, de tejidos cancerosos son provistas por la cátedra de Inmunohistoquímica, dentro del Hospital Nacional de Clínicas (Resolución decanal nº 375 del 12 de abril de 2006, Facultad de Ciencias Químicas, U.N.C.).
Estos vidrios requieren un aumento de mil veces su tamaño, un software para generar una imagen mutable por la alternancia de las imágenes de las células afectadas en sus distintas formaciones. Esta “base” forma la superficie de registro de otro cambio: la alternancia de fotos de registro de la evolución de planes estatales de vivienda y la modificación del hábitat que puede observarse en el proceso, reforzado por la intervención de estas fotografías mediante el calado, en cada copia de una misma toma, de un elemento diferente.
De esta manera, en la toma que registra el cruce de la calle Lavalleja en una época no determinada de los años ochenta, las personas que cruzan la calle, forman una “secuencia de desapariciones”, de la misma manera que desaparecen las casas que esas mismas personas habitan . Estas fotografías han sido provistas el técnico escenógrafo Manuel Wayar, para una instalación colectiva realizada en 2006, con motivo de la demolición de una casona histórica en Barrio General.
Cámaras fotográficas para el registro de las muestras de Inmunohistoquímica, software para procesar las imágenes, reproductores de dvd para la visualización de las fotografías, cañones para la proyección de las imágenes generadas.
Es necesario un dispositivo de control que regule la proyección de las imágenes a determinadas horas del día.
2. sin título: dispositivo para la generación de una imagen autónoma (en proceso de investigación), máquina de humo, controladores para el funcionamiento.
3. garantías: carteles viales, reflectores que sectoricen los carteles intervenidos.
Dispositivos sonoros
4. selva: aparatos para el registro de los sonidos naturales y programas para el procesamiento de los registros obtenidos, reproductores de sonido, dispositivo de activación del reproductor de sonido mediante célula fotoeléctrica, altavoces
5. otras voces (voces de mi otro): mini disc para el registro de las voces de los participantes, computadoras para la ejecución del Dragon Naturally Speaking: Pentium III o equivalente, velocidad recomendada de al menos 500 MHz, 512 MB de RAM (AL MENOS 256 MB libres), 500 MB de espacio libre en disco para la instalación personalizada (para archivos de programa) y un grupo de archivos de voz, Windows 2000 Service Pack o superior, Creative Labs Sound Blaster 16 o tarjeta de sonido compatible con grabación de 16 bits, micrófono supresor de ruidos aprobado por ScanSoft, altavoces para la reproducción del texto grabado, cañones para la proyección de los documentos de textos obtenidos simultáneamente a su producción.
MGA
La autora es Vicepresidenta de la Asociación Biblioteca Popular Alberdi y desarrolla diversas actividades de gestión cultural con la Municipalidad de Córdoba.
Sobre el estado del proyecto:
Este proyecto comienza en octubre de 2005 con la investigación histórica y fotográfica,luego del desarrollo de la semiótica de la intervención, se comenzó el desarrollo de los dispositivos a nivel técnico, de los cuales uno falta por resolver (ver “sin título”). La Universidad Nacional se ha expedido facilitando el material de cáncer, y la Municipalidad, avalando a mi persona y al proyecto, pero sin auspicios (monetarios) La búsqueda de recursos continúa (MGA). Contactos: Maria Griselda Angelelli, [email protected]
Si bien cdlc tiene sus dudas sobre los procedimientos de la Wikipedia, la autora de la nota recomienda este artículo sobre el Barrio Alberdi, “bastante completo” a su juicio.
Ver la página del Club Atlético Belgrano, los “piratas de Alberdi”, con homenajes a los “héroes” del barrio: Chango Rodriguez (“cantor que estuvo mucho en cárcel por matar a un hombre, pero es el que cantó maravillosamente a Alberdi”) y Rodrigo Bueno, además de varias fotos de la casa de la Reforma y del Clínicas.
* Adopto aquí un uso que de hace Félix Guattari de una expresión tomada de Ch. S. Peirce, quien “… define los diagramas entre los íconos; habla de ellos como ´… íconos de relación´. Las interacciones diagramáticas o interacciones semióticas, en la terminología presente, se oponen a la redundancias semiológicas. Los primeros [íconos de relación] hacen trabajar los sistemas de signos directamente con las realidades a las cuales ellos se refieren, mientras que los segundos no hacen más que representar, dando equivalentes sin enganches operativos. Ejemplo: los algoritmos matemáticos, los planes tecnológicos, las programaciones informáticas participan directamente en el proceso de formación de su objeto, mientras que una imagen publicitaria nos dará sólo una representación extrínseca (pero ella está siendo productora de subjetividad)”. [negritas y cursivas son mías].Guattari: Cartografías del deseo. Buenos Aires: La Marca (biblioteca de los confines), 1995.
En palabras de Peirce, “… los que representan las relaciones, básicamente diádicas, o así consideradas, de las partes de una cosa por relaciones análogas en sus propias partes, son diagramas…”, Charles S. Peirce. pág. 145.
** Definimos como “objeto” a lo que, en una lectura de Peirce, Verón denomina signo: “Si se puede decir del objeto que es determinante, es porque el objeto mismo ya es un tercero.. En consecuencia se puede decir de un objeto que determina un signo, es porque el objeto mismo, como el representante y el interpretante, es un signo..” y citando a Peirce: “Todo signo está puesto para un objeto independiente de él mismo; pero solo puede ser un signo de este objeto en la medida en que el objeto debe ser capaz de comunicar el pensamiento, es decir, debe tener la naturaleza del pensamiento o de un signo” (1.538/Fr.: 115). Verón, 1999, pág. 115.
*** “Un representamen por la sola primeridad sólo puede tener un objeto similar…Así, un signo por primeridad es una imagen de su objeto, y hablando más estrictamente, sólo puede ser una idea. Pues tiene que producir una idea intepretante; y un objeto externo suscita una idea mediante una reacción en el cerebro”. Pierce, pág. 145.
**** Este dispositivo se encuentra en desarrollo por la necesidad de generar una imagen sin un soporte (como lo sería una pantalla, etc.), mediante luz, en el carril central de una avenida principal y por tanto, con importantes recaudos a tomar en tanto seguridad de los dispositivos y de los paseantes.
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