N. de la R: El texto de esta nota reproduce los aportes de las autoras a nuestro Glosario de las ciudades, 200 conceptos urbanísticos por 200 autoras/es en celebración del número 200 de café de las ciudades.
“Los dolores que quedan son las libertades que faltan”, señala Boaventura de Sousa Santos en su cita textual al Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria de 1918 en Córdoba, y propone profundizar en estos cinco aspectos:
1- La universidad debe refundarse popular y extensionista, para anclarse en una nueva epistemología que deje de “conocer sobre” para “conocer con”. Es clave construir con el conocimiento no universitario de las comunidades y periferias, articular teoría con acción y reflexión e integrar saberes populares.
2- La universidad debe enfocarse en construir conocimientos libres, descoloniales y despatriarcales. El objetivo político consiste en proyectar realidades alternativas, para lo cual es indispensable repensar las metodologías, categorías de análisis y anclajes conceptuales.
3- La universidad tiene un rol protagónico en la recuperación del tejido social y territorial, articulando redes solidarias con los movimientos populares. Es necesario delinear estrategias que desentramen la lógica de lo individual y entretejan lo colectivo construyendo alternativas con los actores locales.
4- La universidad debe abordar temas y necesidades sociales prioritarios y esta agenda no puede ser encarada por el mercado, que responde a la lógica de la ganancia. La lógica del bien común y los derechos humanos deben ser garantizados por el Estado, ya que son una inversión y una responsabilidad pública.
5- El concepto de universidad puede repensarse desde la pluriversidad: una universidad polifónica y comprometida que, lejos de ser neutral, esté involucrada en las luchas sociales por una sociedad más justa.
CB
Murcia Peña (2009) sostiene que “la universidad es una institución social que se construye y deconstruye constantemente en los procesos conversacionales dados en la vida cotidiana”. Como sabemos, la universidad como institución tiene su origen en la Edad Media, en contextos monacales muy alejados de América Latina. La institución llega a la región de la mano del proceso de colonización. En ese marco, cumplió una función político-religiosa, orientada a la formación de líderes (Jiménez, 2007). A pesar de ello, la universidad que en el devenir del siglo XIX fue instituyéndose en América Latina no es la misma que habita los claustros en la actualidad. Como señala nuestra definición de partida, la universidad es una institución viva que no funciona linealmente según aquello que establecen sus reglamentos, estatutos y proyectos. Estos son, más bien, “puntos de referencia desde los cuales los actores sociales realizan sus reflexiones para construirla y reconstruirla en un proceso de permanente ebullición”.
Estos instrumentos, definidos por la comunidad académica mediante acuerdos sociales, son dispositivos histórica y socialmente situados, recreados en la acción y en las significaciones que actores y actantes de las instituciones de educación superior construyen sobre ellos y sobre la vida universitaria. De este modo, la noción universidad es una categoría ubicua cuyo contenido se define en diálogo con las características de la vida universitaria.
Resulta evidente que, junto con la enseñanza, la extensión y la vinculación, la investigación constituye uno de los aspectos sustantivos de la vida universitaria. Es importante destacar que cuando nos referimos a los procesos de investigación entendemos que la producción de investigaciones y de conocimientos no es una actividad independiente de la simultánea formación de investigadores/as: la investigación no se produce simplemente sobre un objeto exterior sino que el conjunto de actividades de creación y búsqueda de nuevos conocimientos modifica tanto al objeto conocido como a los sujetos cognoscentes y a la relación entre ambos. En este sentido, el trabajo de investigación transforma al mundo social y a los sujetos que investigan. De este modo, la investigación constituye una actividad eminentemente transformadora e innovadora.
La pregunta por el ¿para qué? de la investigación en la universidad nos permite advertir, en primer lugar, que ésta desempeña un papel destacado en articulación con la enseñanza. La investigación permite mejorar la enseñanza en las universidades, contribuye a la formación y actualización docente, posibilita el perfeccionamiento profesional, permite la formación de investigadores y el desarrollo científico. Esta articulación entre investigación y enseñanza imprime un rasgo a la universidad que la distingue de otros centros de formación y/o de investigación. Investigar en la universidad supone hacer esfuerzos por inscribir el conocimiento producido en tradiciones teóricas y metodológicas que nutren los contenidos curriculares del grado y del posgrado. Asimismo, uno de los valores más trascendentes de la investigación científica es la potencia que tiene para poner en cuestión la definición misma de problemas. La solución o respuesta a necesidades sociales, políticas, económicas o culturales requiere frecuentemente, al menos como primer paso, repensar los términos en los que esos asuntos son presentados. Una investigación rigurosa y de calidad debe cuestionar y ofrecer alternativas a las representaciones del sentido común que circulan socialmente sobre ese problema. En este plano, la universidad tiene un rol destacado: contribuir a una mejor comprensión de las problemáticas sociales, políticas, económicas o culturales. La investigación en la universidad, además, tiene que ser adecuada para dialogar con otros saberes. De este modo, la investigación es un puente que vincula a la universidad con la sociedad en su conjunto. La circulación y la socialización de los conocimientos producidos por la universidad, en sus contextos de uso o aplicación, es fundamental a fin de que puedan ser discutidos, validados en su aplicabilidad y reformulados en función de las singularidades de cada ámbito. Finalmente, la investigación en la universidad es necesaria para democratizar los saberes. Solo así la investigación puede ayudar a que la universidad siga siendo un ámbito vivo, de búsqueda de saberes, considerados como bienes públicos y de uso social.
MDV –con base en Dallorso, Di Virgilio et al (2015)
La Universidad es una institución de educación superior cuyos objetivos principales son la producción, la transmisión y la transferencia del conocimiento.
Su misión debería estar estrechamente relacionada con la resolución de problemas latentes en la sociedad actual desde la ética, el compromiso y el pensamiento integral y crítico. Sin embargo, también puede desarrollar características de institución tradicional o de mercado y generar la desconexión entre investigación científica y docencia, y de ambas con la sociedad.
Desde el pensamiento reformista, Ortega y Gasset ([1930] 2007) apuntó la transmisión de la cultura como pilar principal de las universidades. Entendiendo cultura como un conjunto de “convicciones sobre lo que es el mundo (…), sobre la jerarquía de los valores que tienen las cosas y las acciones (…)”. Por lo tanto, pieza angular en la formación de profesionales conscientes de su entorno.
Para Ernani M. Fiori ([1962] 2014) “la Universidad es el centro máximo de concientización del proceso cultural”, de elaboración y renovación de la cultura. Su finalidad última es “contribuir al bien común, colaborando en la solución de los problemas nacionales, formando el espíritu cívico de las nuevas generaciones, elevando el nivel intelectual de la población (…)”.
Ambas reflexiones reformistas planteaban una Universidad más democrática, que empodera, concientiza y libera la comunidad educativa. Reflexiones todavía muy necesarias dentro y fuera de la Institución. Fiori
MF
Cecilia Becerra es arquitecta y magister en Urbanismo por la Facultad de Arquitectura de la UNC. Docente de la FAUD, donde se desempeña como profesora asistente en la cátedra de Arquitectura 3A y como profesora adjunta asesora en urbanismo en la cátedra de Tesis Arquitectura 6C. Investigadora Secyt, en el proyecto Escalas de proyecto. Lógicas y acciones en el crecimiento urbano. Directora de planificación urbana de Río Ceballos 2011-2015. Se desempeña en el ámbito académico y profesional, destacando su participación en la gestión pública y en el trabajo con organizaciones sociales.
Mercedes Di Virgilio es Licenciada en Sociología y Doctora en Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Es Profesora titular regular de Metodología de la Investigación Social en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Investigadora principal del CONICET con sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani (Universidad de Buenos Aires). Entre 2018 y 2019 se desempeñó como Subsecretaria de Vinculación en la Universidad de Buenos Aires. Entre 2014 y 2018, ocupó el cargo de Secretaria de Estudios Avanzados, Facultad de Ciencias Sociales (UBA).
Mirela Fiori es arquitecta y urbanista con doctorado en Gestión y Valoración Urbana (UPC). Profesora titular en la Universitat Oberta de Catalunya, donde es directora del Máster oficial de Ciudad y urbanismo.
Sobre el tema, ver también La Universidad, la urbanización global y los movimientos sociales locales. El déficit de la intelectualidad académica, fragmento de Un puente, de Jordi Borja.
Del Glosario de las ciudades, ver también Acera, vereda, por Miguel Jurado; Centralidad, Nueva Centralidad, por Mireia Belil, Lorena Vecslir; Pandemia, por Natalia Dopazo; Manzana, por Fernando Diez, Carlos Gómez y Leticia Gómez, Mariana Debat y Humedal; Periurbano, por Laura Alcalá.
Referencias:
Dallorso, Nicolás; Di Virgilio, María Mercedes; Giorgetti, Daniel; Lewin, Hugo y Giraldez, Soraya. (2015). Investigar en la Universidad: ¿Qué? ¿Para qué? ¿Con quiénes? Revista Sociedad, (34), pp. 106-120.
Fiori, Ernani M. ([1962] 2014). Aspectos da Reforma Universitária. En Ernani Maria Fiori, Educação e Política: Textos Escolhidos, (2) 25-56. UFRGS.
Jiménez, Elsi. (2007). La historia de la universidad en América Latina. En Revista de la Educación Superior, (36)141, 169-178.
Murcia Peña, Napoleón. (2009). Vida universitaria e imaginarios: posibilidad en definición de políticas sobre educación superior. En Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud 7(1), 235-266. MDV.
Ortega y Gasset, José. ([1930] 2007). La misión de la Universidad. Biblioteca nueva.