Un promedio de 20 argentinos por día muere en accidentes de tránsito. Una parte importante de estos accidentes son choques frontales.
Entendemos que circular comporta la relación de tres componentes básicos:
– un soporte físico, a saber: rutas y caminos,
– vehículos, y al fin…
– conductores de esos vehículos en esas rutas.
Estos componentes, relacionados de cierta manera, conforman verdaderas trampas de muerte. A saber:
1) Si en el soporte físico, obligamos al sobrepaso de autos, camiones y ómnibus
2) Si en relación a los vehículos, mezclamos camiones y ómnibus de hasta 12 metros, que pueden circular a 110 km/h, con autos con velocidades crucero de 160 km/h y más
3) Si los conductores ignoran, más allá de las normas de transito, conceptos físicos tales como:
3-1) Las leyes de la física, que determinan que la velocidad de encuentro de móviles que corren en sentido contrario es similar a la de un solo móvil cuya velocidad es la suma de las velocidades anteriores con relación a una pared.
3-2) Cuando se cruzan dos autos y cada uno corre a 160 km /h, se acercan a razón de 88,89 metros por segundo.
3-3) Los condicionamientos psicofísicos de los seres humanos, originados por el carácter focal de sus percepciones visuales, que dificultan la determinación de velocidades de móviles cuya trayectorias son perpendiculares al plano del cristalino.
3-4) Los condicionamientos temporales de transmisión neurológica entre percepción y respuesta física.
Entendemos que en las condiciones planteadas anteriormente, y aun en el caso que los autos corran a velocidades permitidas por las normas actuales, cuya distancia de acercamiento es de 61 metros por segundo, la situación de sobrepaso queda fuera del rango de la capacidad humana de manejo.
Y esto sin considerar factores muy generalizados en la Provincia de Buenos Aires y en otras, como la ausencia de señalización, mal estado de la ruta, ausencia o mal estado de banquinas .
Veinte argentinos mueren por día en accidentes de transito. Sin contar heridos. La cifra es catastrófica, aunque su carácter de goteo permanente habilita un perverso acostumbramiento al que se naturaliza, bien como una fatalidad inevitable, bien como un hecho tan multicausal que, al no tener soluciones fáciles, justifica y refuerza la aceptación y la anomia.
Inversamente, entendemos que hay responsabilidades básicas de las políticas públicas, responsabilidades que muchas veces se invisibilizan por la amplia confusión entre gobierno y estado.
Así, las complejas interrelaciones juridisccionales desdibujan la responsabilidad estatal al admitir la nefasta combinación de una infraestructura vial obsoleta con la incesante renovación e incremento de un parque automotor con altas prestaciones. Desde 2007 a la fecha, 36.000 argentinos han muerto en accidentes de tránsito. Solo entre 2004 y 2007 han quedado heridos y discapacitados 317. 456 argentinos
Sin embargo, estas cifras de espanto no aparecen en ninguna agenda de discusión pública.
LEC
El autor es Arquitecto (UNLP) y docente. Ha obtenido numerosos premios en concursos nacionales. Es Director del Grupo de Estudios en Planeamiento Urbano (UTN).
De su autoría, ver también en café de las ciudades:
Número 94 | Proyectos de las ciudades (II)
La ciudad de las artes o las artes de la ciudad | Diez proposiciones sobre Bahía Blanca | Luís Elio Caporossi
Número 95 | La mirada del flâneur
Sueños del Bocha | Formas, explicaciones y olvidos | Luis Elio Caporossi
Número 98 | Arquitectura de las ciudades (II)
Los caminos de la vanguardia argentina | Amancio, Wladimiro (y Breuer…) de la utopía a la realidad | Luis Elio Caporossi
Número 101 | La mirada del flâneur
Hiperrealismos | Batallas ganadas, guerras perdidas | Luis Elio Caporossi