Decía Borges que Funes “había aprendido sin esfuerzo el inglés, el francés, el portugués, el latín” y sin embargo no era capaz de pensar, porque “pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer”. Recordemos a Irineo Funes, aquel paisano que siempre sabía la hora, como un reloj. Hasta que una malograda tarde un golpe le cambió su mundo y convirtió su vida en una sumatoria de momentos instantáneos, continuos, con sobradas particularidades que hacían de él un esclavo de la particularidad. “Era el solitario y lúcido espectador de un mundo multiforme, instantáneo y casi intolerablemente preciso”; Irineo, el joven de diecinueve años tuvo que inventarse un idioma para nombrar cada recuerdo; no toleraba que “el perro de las tres y catorce (visto de perfil) tuviera el mismo nombre que el perro de las tres y cuarto (visto de frente)”; así inventó un idioma imposible donde cada palabra tenía un signo particular, una marca.
Este cuento de Borges de 1942, que él mismo lo presenta como una metáfora del insomnio, me permite desplegar inquietudes sobre el mundo tecnificado del presente; que al igual que en el de Funes, se expresa como una inflación informacional enceguecedora que rara vez podemos procesar. Realidad que algún autor llamó “Sociedad de la Información” y que, como Funes, encontró tantos nombres como particularidades: Sociedad del Conocimiento, Convergencia Tecnológica, Cuarta Revolución, Economía de Plataformas, Transformación Digital…
Es en esta deriva tecnológica donde aparece uno de sus fenómenos emergentes: la Inteligencia Artificial (IA), que se debe decir, no es tan nueva; más bien es una tecnología de los inicios de la Internet como infraestructura y cuyo uso creciente del machine learning ha encontrado con Chat GPT su cenit y legitimación social y cultural. Hoy se presenta como tecnología y sistema capaz de transformar trabajos, saberes, disciplinas y construcciones del sentido humano y cultural. Pareciera que la complejidad de la transformación digital se ha reducido hoy al entendimiento y debate sobre la IA.
Una inflación informacional enceguecedora que rara vez podemos procesar. Realidad que algún autor llamó “Sociedad de la Información” y que, como Funes, encontró tantos nombres como particularidades
Eric Sadin en “La Inteligencia Artificial o el desafío del siglo” (2020) plantea que vivimos en la emergencia de un nuevo régimen de la verdad. Propone pensar la IA como un sistema de ecuaciones y redes neuronales que se suponen exactas, enmascaradas bajo un valor de verdad en la medida que presentan conclusiones cerradas. Según sus palabras, “la IA nos indica con su dedo índice, como el Cristo pantocrátor, el camino a seguir”.
Ahora bien, la vida de Irineo Funes se parece bastante al mundo de la IA y sus regímenes de la verdad. Atendiendo la convocatoria sobre debatir un futuro común en la universidad y el territorio, y en la necesidad de reflexionar sobre estos temas, pude haber escrito sobre la IA y su funcionamiento, sus tipos y aplicabilidades, pero encontré una oportunidad de poder reflexionar sobre la actualidad que nos genera la IA en términos de significados y sentidos.
Donde existe una necesidad, nace una IA, cuyo acceso en términos de habilidades digitales y pagos en dólares redefine la brecha tecnocultural de Argentina. El mundo multiforme, instantáneo e intolerablemente preciso que escribiera Borges en un cuento es realidad. No se trata ya de Funes repitiendo datos memoriosos, sino de una técnica incuestionada, dueña de la verdad, que transforma el sentido de “lo humano” y la subjetividad.
Como en el mundo de Funes, la IA nos (re)define un ecosistema sobre-codificado de la realidad; de memorias y datos on demand sobre definiciones cotidianas y académicas, consejos de vida, formas de negocios y delitos, y ya reemplazan humanos en tareas como la atención al público, aspectos legales y contables, generan diseños y proyectos de arquitectura; hasta periodistas creados por IA nos relatan noticias de un mundo real. Donde existe una necesidad, nace una IA, cuyo acceso en términos de habilidades digitales y pagos en dólares redefine la brecha tecnocultural de Argentina.
El mundo multiforme, instantáneo e intolerablemente preciso que escribiera Borges en un cuento es realidad. No se trata ya de Funes repitiendo datos memoriosos, sino de una técnica incuestionada, dueña de la verdad, que transforma el sentido de “lo humano” y la subjetividad. Para finalizar, si la Inteligencia Artificial y sus algoritmos de redes neuronales e inferencias hacen del mundo y de “lo humano” algo factiblemente predictivo, ¿de qué manera lo interpelamos desde el ámbito universitario como espacio político de pensamiento? Y en esta realidad gaseosa de incertidumbres, donde las respuestas posibles las ofrecen un sistema, una máquina, ¿qué lugar tiene la duda como condición de lo humano? Sin estas preguntas de respuestas abiertas, me temo, podremos llegar a pensar que el perro de las tres y catorce es diferente al mismo perro de las tres y cuarto visto de perfil.
SCO
El autor es Doctor en Arquitectura (UNC). Experto en transformación digital y sus dinámicas urbano-culturales. Posdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET). Miembro del Instituto de Investigación en Vivienda y Hábitat (INVIHAB – IDH CONICET), Universidad Nacional de Córdoba. Investigador Asociado permanente del Núcleo Inteligencia Artificial, Sociedad y Comunicación (FCEI), Universidad de Chile. Investigador del Equipo I-Polis, Instituto Gino Germani, Universidad de Buenos Aires. Profesor de grado y posgrado FAUD-UNC.
…entendimiento y debate sobre la IA: Como asociación libre podríamos pensar relaciones posibles entre la crisis del Silicon Valley Bank en marzo de 2023, la caída de expectativas de crecimiento del sector Tech (al no sostenerse niveles de crecimiento del sector luego de la pandemia), con el auge de la Inteligencia Artificial, OpenIA, y el lobby global del sector hacia los Estados para imponer una agenda de desarrollo y financiamiento sobre esta tecnología. Sea cual fuere la relación, lo cierto es que el sector ha recuperado su expectativa alcista.