Renovar la ciudad ya construida cuando el tiempo pasa y las actividades cambian es, sin duda, parte de los desafíos ineludibles de cualquier gestión municipal actual. Desusos y vacancias -producto de cambios de época que introducen nuevas lógicas- se han acentuado en las últimas décadas. Sin embargo, cuando otras ciudades latinoamericanas han emprendido con entusiasmo cambios cualitativos en proyectos de ciudad integral (movilidad, residencia, centralidades) montados sobre complejos procesos de participación ciudadana, Córdoba, contra todo pronóstico, parece elegir el camino inverso: proyectos desarticulados, inversiones concentradas de escala sin consenso ciudadano ni transparencia administrativa.
Las últimas obras de escala que se vienen desarrollando en Córdoba (la media legua Cultural -una suerte de circuito cultural de museos- la nueva Terminal de Colectivos, el Centro Cívico y el punto de la discordia: el Parque temático en la ex Casa de Gobierno) son en todos los casos mega-proyectos impulsados por el gobierno provincial desde que la gestión del gobernador Schiaretti decidió invertir con fuerza en la ciudad. Por estos días, en un enero detenido, demolida sin necesidad pero con apuros la ex casa de Gobierno, un gobierno provincial sin sede fija, un misterioso Centro Cívico en obra sin terminar (solo se conoce públicamente alguna imagen aislada), alquileres de oficinas onerosas y escombros que se multiplican por los cursos de aguas en improvisados basurales a cielo abierto, el asombro da paso al enojo ciudadano.
Los debates acalorados se multiplican (parte por el calor, parte por el desconcierto que produjo una decisión a todas luces irregular) en una suerte de agresiones cruzadas entre involucrados directos o indirectos: instituciones civiles, universidad, colegios, etc. Lo que nos hace recordar a una famosa película de Tarantino: todos se apuntan a la vez congelando la escena y a los actores, sin que ninguno pareciera tener la suficiente capacidad de reacción.
Las contradicciones entre el carácter público de las intervenciones, la concreción de la tan deseada “obra pública” y la manera -casi autoritaria, casi irresponsable- de gestión es sin duda lo que termina de agobiar a una ciudadanía que se ha ido acostumbrando a un municipio muy ausente, sumando crisis y crisis de gestión desde la intendencia de Kammerath a esta parte.
Si hacemos un rápido paneo por la realidad urbana de las ciudades argentinas intermedias, estas vienen experimentando en las últimas décadas la reactivación de cierta obra pública de escala -vías conectivas, estadios, ferias, museos, centros, planes de vivienda masivos, etc.- de la mano de una mayor inversión en infraestructura por parte del Estado. Sin embargo, los resultados han sido en general dispares en cuanto al verdadero aprovechamiento de estas importantes inversiones, ya que la mayoría de las veces estas obras no solo se encuentran desarticuladas de proyectos territoriales amplios (con el consecuente costo de “integración”) sino que además, en muchos casos, como en Córdoba, instauran una forma de hacer ciudad con muy bajo involucramiento de la sociedad en su conjunto. Se impone una manera de hacer ciudad sensiblemente autoritaria que nos trae ecos de la maravillosa descripción que nos ofrece Mashall Berman sobre R. Moses en Todo lo sólido se desvanece en el aire: la transformación de Nueva York y la megalomanía moderna del progreso, el deseo fáustico de desarrollo, la gran-“gran obra” con la que el gobernante será recordado a la medida del impacto.
La planificación urbana se diluye en mera anécdota si no la entendemos como aquel proceso que permite ordenar y construir ciudad, poniendo en relación espacio urbano y social en el tiempo. Algunas ciudades (Barcelona, Curitiba, Medellín, Rosario -por nombrar una nuestra) lo entendieron así en algún momento de su historia. No se trata de ciudades perfectas, ni menos aún de gobernanzas inmaculadas, se trata de entender que la ciudad es una construcción compleja en el tiempo y que su transformación debe establecerse a partir del consenso de los que habitan diariamente para proyectar objetivos comprometidos con el futuro. En una síntesis muy escueta, estos son algunos de los temas-reflexiones que el cuento de la Casa de Tejas en Córdoba permite abrir a debate:
– Calidad de vida urbana, heterogeneidad social e integración, producción y desarrollo local no pueden quedar escindidos en discursos dislocados de las cuestiones territoriales. Contener la fascinación que nos producen los nuevos y dudosos programas masivos es una consigna, en la medida que estos mega-emprendimientos aislados de políticas integrales de desarrollo fracturan aún más la ciudad e invisibilizan el crecimiento de las áreas informales, el abandono de los barrios periféricos y el impacto medio-ambiental de una ciudad con baja gestión.
– Importa la forma de hacer ciudad. En este sentido, gobernanza, capacidad técnica y ciudadanía deberían constituirse en la tríada sobre la cual se transforma la realidad urbana en acuerdo a la voluntad colectiva, entendiendo que la alteración del espacio urbano requiere de tiempos y acuerdos, de transferir experiencias, de construir en definitiva una manera de hacer. En una planificación integral el saber técnico puede anticipar e incidir, de la otra manera solo está al servicio de “decisiones tomadas”.
– No basta con que los programas sean públicos. Los últimos conflictos en el espacio urbano (con su emergente en el Parque Indoamericano de Buenos Aires) así lo demuestran. Sin participación e involucramiento ciudadano, sin proyectos públicos integrados en visiones integrales de ciudad no hay plan. Sin plan, el futuro no es claro.
CC
La autora es Arquitecta, Docente Investigadora de la Universidad Nacional de Córdoba.
De su autoría ver también en café de las ciudades:
Número 73 | Planes y Normativa de las ciudades
Planificación y crecimiento urbano en la ciudad de Córdoba | Acuerdos, disonancias y contradicciones | Celina Caporossi
Número 92 | Lugares
En busca del barrio | Reflexiones sobre San Vicente, en Córdoba | Celina Caporossi
Sobre la demolición de la Casa de las Tejas, ver también la serie de notas publicadas en La Voz del Interior.
Sobre la relación entre gestión y planeamiento, ver también en café de las ciudades:
Número 65 | Arquitectura y Gestión de las ciudades
Las Ciudades Judiciales | Y las cosas del hacer… | Marcelo Corti
Sobre las tomas de tierra en el Parque Indoamericano y otras zonas del sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ver la presentación y los artículos de María Cristina Cravino, Raul Fernández Wagner, Marcelo Corti y Mario L. Tercco en el número 99 de café de las ciudades.