Una nota de Clemente Álvarez en el diario El País del pasado 4 de julio sostiene en su título que El modelo de ciudad compacta ideal para el medio ambiente muestra mayores tasas de mortalidad. Ejemplificando con una foto de Barcelona, “ejemplo de una urbe compacta de alta densidad”, la nota refiere a los resultados de Green space and mortality in European cities: a health impact assessment study, un estudio realizado sobre 919 ciudades europeas y publicado en The Lancet Planetary Health.
Según dicho informe, las ciudades con más densidad de población (Barcelona o París) muestran una menor huella ambiental pero también una peor calidad del aire y un mayor efecto isla de calor. Como consecuencia, sus tasas de mortalidad son mayores, con una media de 1.124 muertes no accidentales al año por cada 100.000 habitantes, contra 1.003 fallecimientos en las de menor densidad. Mark Nieuwenhuijsen, responsable del estudio, considera que aunque el diseño compacto de las ciudades permita caminar más o usar el transporte público, no se verifica en la práctica un menor uso del transporte privado. Esto impacta en los niveles de contaminación del aire, las islas de calor y otros aspectos de directa relación con la salud.
Hay dos observaciones para formular sobre el estudio. Una, reafirmando una de las conclusiones de la nota, es que efectivamente se suele hacer mucho énfasis en la ventaja de la ciudad compacta en sí, pero no se hace suficiente hincapié en que el modelo funciona si efectivamente la gente viaja a pie, en bicicleta y transporte público, pero no si sigue usando el auto. Y muchas veces, una alta compacidad en la zona central de la ciudad se acompaña de una fuerte dispersión en las afueras, lo que sigue haciendo necesario el auto… para llegar al centro.
(…) no se verifica en la práctica un menor uso del transporte privado. Esto impacta en los niveles de contaminación del aire, las islas de calor y otros aspectos de directa relación con la salud.
La segunda es metodológica: el promedio de edad en las áreas dispersas de la periferia es mucho menor que en los centros compactos de las ciudades. En los suburbios suelen vivir las familias con padres treintañeros e hijos chicos, en los centros, la población suele ser mucho mayor, muchas veces muy avejentada. No está claro si el estudio toma en cuenta este factor, que explicaría la mayor tasa de mortalidad por razones demográficas y no por la calidad del aire. Tampoco se han considerado factores como los hábitos de la población, los niveles socioeconómicos o la calidad de la atención médica.
El modelo de ciudad mediterránea compacta y diversa, según Salvador Rueda (Modelos urbanos y sostenibilidad).
(…) las ciudades “menos densas” a las que se refiere la nota de Álvarez son, por ejemplo, Helsinki, Rennes o Estocolmo, cuyo nivel de dispersión difícilmente pueda compararse al del sprawl estadounidense o las periferias latinoamericanas.
Hay que aclarar también que las ciudades “menos densas” a las que se refiere la nota de Álvarez son, por ejemplo, Helsinki, Rennes o Estocolmo, cuyo nivel de dispersión difícilmente pueda compararse al del sprawl estadounidense o las periferias latinoamericanas. En definitiva, no se está comparando el modelo compacto con el disperso, sino distintas versiones y grados de la ciudad europea compacta. El estudio recomienda en ese sentido intervenir para mejorar los servicios de transporte público y las condiciones de la movilidad activa, así como para generar más espacios verdes en la ciudad compacta (lejos de abandonar o desechar el modelo). Lo cierto es que la prédica por ciudades compactas debe introducir consideraciones de “grano fino”, superadoras de la mera categorización cuantitativa; lo contrario es confundir compacidad con hacinamiento o con el reclamo de los especuladores inmobiliarios por mayores índices de constructividad.
MC
Green space and mortality in European cities: a health impact assessment study. Evelise Pereira Barboza, Marta Cirach, Sasha Khomenko, Tamara Iungman, Natalie Mueller, Jose Barrera-Gómez, David Rojas-Rueda, Michelle Kondo, Mark Nieuwenhuijsen. The Lancet Planetary Health, Volumen 5, N° 10, e718-e730, octubre de 2021.
Sobre el tema, ver también en café de las ciudades las notas
¿Densificar, compactar, consolidar? Las trampas de sentido, Las preguntas de la baja densidad. ¿Cómo hacer barrio en la no-ciudad? y Coronavirus: dispersión y densidad urbana en debate. Una primera alerta (quizás demasiado temprana) de Richard Florida, por Marcelo Corti.
Y con otra visión, muy cuestionable, ¿Puede ser bueno el sprawl? Los supuestos beneficios de la dispersión urbana, por Wayne A. Lemmon.