El Ayuntamiento de París, dirigido por el socialista Bertand Delanoë, ha impulsado el Plan Local de Urbanismo de Paris (PLUP) cuya aplicación conllevará la actualización del Plan de Ocupación del Suelo de 1977. Desde que a finales del 2000 entró en vigor la ley relativa a la Solidaridad y la Renovación Urbana (SRU), impulsada por el Ministère de l’Equipement, des Transports, du Logement, du Tourisme et de la Mer, muchos municipios franceses están revisando sus proyectos de ciudad.
La SRU constituye un interesante instrumento de governanza de las ciudades: prevé que las ciudades desarrollen un Plan Local de Urbanismo, un Plan Local de Vivienda y un Plan de Desplazamientos. Además, dicha ley incluye una disposición que obliga a diseñar procesos de participación ciudadana y concertación social durante toda la fase de elaboración del PLU.
La elaboración del PLUP, que se inició en septiembre de 2002, consta de tres partes: en primer lugar, de la elaboración de un diagnóstico de la ciudad a todos los niveles (vitalidad económica, calidad mediombiental, etc.). En segundo lugar, el Proyecto de Acondicionamiento y Desarrollo Sostenible (PADD) que debe establecer la estrategia urbanística de la ciudad durante los próximos años y las reservas de suelo municipal.
En tercer lugar, se introducirá la reglamentación como herramienta de implementación del plan.
Objetivos
Con este nuevo plan, el ayuntamiento de París pretende, en primer lugar, incorporar las características del desarrollo sostenible urbano como un mecanismo de mejora de calidad de vida de los habitantes de la ciudad.
En segundo lugar, reducir las desigualdades sociales promoviendo la mixtura social. Ello supone facilitar el acceso a la vivienda, asegurar la existencia de equipamientos públicos de proximidad, y adaptar los tiempos de la ciudad a los de la vida de sus ciudadanos, lo que conlleva la reorganización de la movilidad y de las zonas comerciales, entre otros elementos.
Y, como tercer objetivo, el PLU pretende desarrollar la cooperación intermunicipal y asegurar sus funciones como corazón de la aglomeración metropolitana. Esto es, mejorar las vías de comunicación con los municipios limítrofes y la dinamización de las puertas de París como ejes económicos. A destacar dentro de este objetivo está la voluntad del Plan de incorporar el “Plan universitario para el tercer milenio” que supone la creación de nuevos polos universitarios en estas áreas limítrofes.
Fases de desarrollo
El PLUP se marca dos grandes fases, la primera de las cuales es la de elaboración del plan. Esta fase se inició en septiembre de 2002 mediante el trabajo con los diferentes niveles institucionales de la ciudad: los consejos de distrito, la región de Île de France y el gobierno del Estado. Entre febrero y marzo de 2003 se desarrolló la fase de información pública a los ciudadanos, lo cual generó un interesante debate social, del que posteriormente hablaremos.
Desde diciembre de 2003 hasta noviembre de 2004 los técnicos y responsables políticos del municipio y de los distritos deberán elaborar el informe previo a la exposición pública. Finalmente, la segunda fase, la de aprobación del plan, se prevé que tenga lugar en marzo del 2005 cuando el Consejo de París apruebe el plan con la consiguiente puesta en marcha del reglamento urbanístico.
Esta reglamentación afectará a toda la ciudad en su conjunto, con dos excepciones: el Marais y una parte del distrito VII, que están bajo la figura de los “Planes de
salvaguarda y valorización”, previa a la Ley de Solidaridad y Renovación Urbana. Dicha figura corresponde a planes de revitalización de sectores urbanos que son competencia del Estado. Estos planes tienen un carácter histórico, estético o de naturaleza que justifica la conservación, la restauración y la valorización de todos o una parte de sus edificios. Por eso (y también como consecuencia de la falta de coordinación institucional y política), estas dos zonas quedan fuera del PLU, aunque no del Plan de Acondicionamiento y Desarrollo Sostenible (PADD).
El tema de debate: la nueva altura de los edificios
En paralelo al PLUP se ha estado elaborando el Plan Local de la Vivienda (PLH), el cual ha suscitado los mayores debates. La creciente demanda y precio de la vivienda en París, pero también en todas la grandes ciudades de Francia, está obligando a los gobiernos locales a buscar nuevas fórmulas (ver Le Monde del 27/01/04). A modo de ejemplo, el precio de la vivienda en Lyon ha crecido el 60% en los últimos cinco años, y en París, tan sólo en el primer semestre del 2003, creció un 17,5% (ver La Vanguardia del 16/11/03).
Se buscan nuevas alternativas a la construcción de vivienda social, que supone una fuerte carga económica y de problemas sociales de marginación para los consistorios municipales. La SRU obliga a los municipios mayores de 3.500 habitantes a mantener un stock del 20% de vivienda pública en alquiler para contrarrestar la tendencia de las promotoras a construir vivienda destinada al mercado de compra. Además, y como apunta el demógrafo y ex presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, no está claro que el poner vivienda pública en el mercado tenga algún impacto sobre la moderación de los precios.
A partir del mes de junio, posteriormente a la realización de unas jornadas sobre urbanismo enmarcadas en el PLUP, se inició el debate sobre la construcción en altura para aumentar la superficie construida. En este debate se han confrontado también las necesidades de vivienda y equipamientos públicos con la funcionalidad y la estética de las construcciones en altura (ver Le Monde, 17/01/03).
Desde 1977, y después de la barbarie urbanística llevada a cabo en diversos distritos de la ciudad, el Plan de Ocupación del Suelo redujo la altura máxima de construcción a 25 metros y, en casos excepcionales, a 37. Sólo la Torre Montparnasse, milesencia de la modernidad parisina, se escapó a esta férrea norma.
El debate de París ha puesto sobre la mesa dos visiones: una apuesta por la construcción de rascacielos que podría satisfacer la demanda creciente de vivienda, la otra sostiene que, por el contrario, estos edificios no resuelven el problema de la vivienda, dado que los costes de construcción y mantenimiento son muy altos.
Algunos otros elementos intervienen en el debate. Por un lado, la necesidad de ofrecer vivienda de bajo coste a los sectores más desfavorecidos con el objetivo de asegurar la mixtura social en una ciudad que tiene el riesgo de convertirse en un lujo. Por otro lado, aparecen sectores que apelan a la necesidad de aplicar unas reglas más flexibles que permitan la experimentación arquitectónica. Éstos argumentan que París corre el riesgo de “perder el tren” de la modernidad. Mientras Berlín, Londres, Barcelona y otras ciudades se pelean por atraer los arquitectos de moda y construir hitos en la ciudad, París y sus agotados 105 km2 necesitarían, según esta posición, liberar espacio a tal efecto.
El handicap: el desarrollo de una concepción territorial de la ciudad
El debate de la construcción en altura pone de relieve una laguna de la SRU y del proceso de desarrollo: la planificación metropolitana (sobre el tema, puede consultarse el libro L’invention politique de l’agglomération, Baraize, F., y Négrier, E., L’Harmattan, 2001).
A pesar de que Francia ha desarrollado potentes herramientas de gestión de servicios intercomunales, no ha sucedido lo mismo con las herramientas de planificación urbana. Por ello encontramos que Paris debe estudiar sus necesidades y aportar las soluciones a una población metropolitana de cerca de 8 millones de habitantes, pero solo dispone de 105 km2 de espacio agotado, el conocido como Paris intramuros, limitado por las antiguas murallas que recorrían el actual boulevard periférico.
Una meta: la concertación
Tal y como establece la SRU, la concertación debe acompañar todo el proceso de elaboración del PLUP: elaboración del diagnóstico, diseño del proyecto de ciudad (PADD) y la confección de los puntos esenciales que generaran el reglamento urbanístico. La concertación distingue los mecanismos de trabajo interinstitucional y la participación ciudadana.
Si bien el primer mecanismo de trabajo interinstitucional es más conocido, la implicación popular resulta más novedosa por dos motivos: por la amplitud del proceso en la que interviene la participación y por tratarse del diseño urbanístico de una de las ciudades más grandes de Europa.
La participación ciudadana se ha coordinado desde los 121 consejos de barrios que creó la “Ley sobre la democracia participativa”. Cada consejo elaboró las propuestas y las prioridades para mejorar la calidad de vida en su barrio. Entre marzo y abril de 2003 cada distrito reunió las diferentes propuestas elaboradas en los consejos de barrio. A partir de ese momento, cada ayuntamiento de distrito devolvió a los consejos de barrio las respuestas sobre las propuestas. Entre septiembre y noviembre de 2004 se prevé la clásica exposición pública previa a la aprobación definitiva del PLUP por parte del Consejo de París.
Josep Alías es sociólogo y vive en Barcelona. Ver su nota La seducción del Marais, redactada en colaboración con Mariona Tomàs, en el número 13 de café de las ciudades, otras notas sobre lugares como el Randstadt holandés, Lisboa, Palermo y Dublín en los números 1, 2, 4-5 y 7, y Un negocio galáctico, sobre Fútbol y Ciudad, en el número 10.
Ver la página Web del Departamento de Urbanismo del Ayuntamiento de París.
Ver el texto completo y comentarios y antecedentes de la Ley de la Solidaridad y la Renovación Urbana
(en ambos casos en francés).
Ver información sobre el GPRU (Gran Proyecto de Renovación Urbana) en el sitio de la Mairie de París.