N. de la R.: El texto de esta nota reproduce el prólogo del autor al libro Hacia una política integral de hábitat. Aportes para un observatorio de política habitacional en Argentina, realizado por la Red de Estudios de la Política Habitacional Argentina (Red EPHA) y coordinado por Miguel Barreto y Mercedes Lentini, de próxima publicación por Editorial café de las ciudades.
El déficit de vivienda en Argentina, en situación crítica desde hace décadas, encuentra diariamente las más diversas y dramáticos formas de manifestarse, en tal medida y de tal modo que no sería arriesgado afirmar que la situación y su gravedad son reconocidas por la totalidad de la población. Sin embargo, este sólido consenso se debilita o desaparece en cuanto se entra a caracterizar la naturaleza del problema, y también a discutir la naturaleza de la solución adecuada. No se trata de una discusión sobre esquemas conceptuales abstractos sino de una polémica concreta, a veces con perfil de confrontación violenta, que compromete estructuras políticas, socio-culturales, económicas, territoriales, ambientales, con diversidad e intensidad de intereses, aspiraciones y convicciones en relación con cada una de ellas.

Las soluciones y respuestas que vienen implementándose desde hace más de medio siglo, con algunas variantes de intensidad y de enfoque de una a otra gestión de gobierno, son tema de fuerte preocupación, por su insuficiencia cuantitativa y su inadecuación cualitativa, en diversos ámbitos, cada uno con sus modos y niveles de aproximación y abordaje al problema, y sus modos de expresión: desde las tomas de terreno y las manifestaciones populares hasta la indagación académica y su derivación en acciones frente a los centros de poder. Dentro de ese clima, los integrantes de un conjunto de centros y unidades académicas de Argentina que vienen trabajando individualmente en torno a esta preocupación, se propusieron, en la década pasada, dar nacimiento a un proyecto de trabajo conjunto de largo alcance y amplia escala, aportando cada uno los avances que tenía realizados, su caudal de conocimientos y destrezas, y también sus interrogantes y dudas. Este proyecto condujo a la constitución de una Red, como ámbito para un trabajo sistemático de elaboración conjunta, sistemática y unificada (la sección de Presentación de este libro aporta una detallada descripción del proceso de constitución de la Red y de su trabajo de elaboración conjunta hasta el día de hoy). El proceso contaba con una buena base previa pues sus integrantes ya estaban en contacto a través de relaciones e intercambios menos estructurados, y conocían sus coincidencias básicas, sus convicciones compartidas, y también sus diferencias, sobre el problema, sobre sus orígenes y sobre sus vías deseables de solución, y también sobre sus modos de trabajo. Desde el arranque, también, el grupo tuvo conciencia del valor de la extensa distribución territorial de las sedes de los equipos integrantes, con forma geográfica de red, muy propicia a la observación presencial, minuciosa y documentada, de lo que se está dando en distintas regiones del país, y a la elaboración de una visión de conjunto.
La Red adoptó como consigna y propósito de trabajo la figura de observatorio. Lo que representa, o puede llegar a representar, este término, es suficientemente denso y rico en posibles significados como para que la misma discusión sobre lo que cada integrante del grupo supone que significa, y propone que signifique, pueda haber sido una instancia de debate y esclarecimiento aún antes de empezar la tarea de observar. En algún momento, por otro lado, habrá que pensar que el trabajo de observar, llevado a fondo, implica no sólo poner la atención sobre el objeto de observación, sino también volcarla hacia el propio observador, con sus convicciones y sus ideas también en permanente revisión, y quizás en permanente y saludable estado de duda. Sobre todo cuando el observador es, como en este caso, un conjunto de núcleos de trabajo, cada uno de los cuales sigue, además, atendiendo a su propia trayectoria y a sus otras conexiones, con independencia de este proyecto.

El universo de las decisiones y acciones que conducen a la satisfacción de la necesidad de buena habitación de la gente que se encuentra en degradante y añeja situación de pobreza y exclusión, ha venido, históricamente, siendo recorrido desde dos gruesas líneas de abordaje (que no son únicas ni excluyen a otras, hay que aclarar, pero son las que dominan el escenario): por un lado la corriente de propuestas, de acciones y de elaboración teórico-técnica que tiene como eje y núcleo de preocupación las situaciones y construcciones materiales, funcionales y espaciales que constituyen el albergue inmediato: la casa, su construcción, su distribución y su entrega. Y en la otra vertiente, la corriente de propuestas, de acciones y de elaboración teórico-política que tienen como eje y núcleo de preocupación las personas como entes sociales, sus necesidades de buena vivienda, sus prioridades, sus dolencias, sus derechos, su historia, sus problemas de inserción en sistemas mayores (territorio, ciudad, ambiente natural, sociedad consolidada) y sus instancias de satisfacción.
La primera de estas líneas se ramifica en un abanico de preocupaciones cuyos aspectos más atendidos son la cantidad de unidades a construir y entregar, como eje de la gestión; la dinamización de la economía y la generación de puestos de trabajo; los costos; la exploración y el desarrollo tecnológicos; la celeridad de la construcción y de la entrega; y en algunos contados casos la calidad arquitectónica de las casas o conjuntos. Esta consigna de provisión o entrega de viviendas es cultivada en organismos públicos de todos los niveles en los que el problema de vivienda es sinceramente entendido y atendido como una cuestión obra pública; y también es cultivada en organismos de representación de los intereses empresarios y gremiales, en colegios profesionales y en carreras de formación profesional, que han venido por décadas trabajando activa y excluyentemente en la generación y gestión de una determinada concepción de las políticas de vivienda.
La segundo línea se ramifica en cuestiones de urgencias humanas graves, de situaciones de subsistencia, degradación y exclusión, de cultura de vida doméstica desarrollada como cultura de supervivencia en la miseria, de complejos procesos de transición y adecuación de los modos y ritmos de vida; de disponibilidades de bolsillo para el continuo gasto que significa habitar la vivienda moderna, la ciudad moderna y el mundo moderno; de relación de intercambio con el medio social, con la trama urbana, con el ambiente natural y con la red de funcionamiento de las instituciones de la sociedad; de protagonismo activo del habitante, a la par de los representantes institucionales, en el desarrollo de sus soluciones .
La magnitud del éxito frente al problema, trabajando desde esta línea, está en la medida en que se llega a superar a tiempo (hablando de los tiempos reales de vida de las personas con nombre, apellido y fecha de nacimiento) las urgencias críticas. También, ciertamente, en las cantidades y en la celeridad de estos procesos humanos de transición, en la medida en que la celeridad no los aplaste. Y en el acierto en el diagnóstico. Esta consigna de poner en el centro de la mira la compleja estructura de una situación social crítica, es cultivada, en su mayor medida, por organizaciones no gubernamentales, por núcleos académicos, por algunos sectores menores de la gestión pública y por las organizaciones de pobladores. Todos estos grupos piensan, sinceramente también, que las políticas de vivienda son una cuestión de desarrollo social, y rara vez tienen incumbencia directa en el trazado de las políticas de Estado destinadas a la vivienda.
Estas dos líneas de interés, y de intereses, que idealmente deberían funcionar como dos carriles entrelazados y debidamente balanceados de un único camino válido de abordaje, en los hechos han venido confrontando, en amplia diversidad de escenarios desde que el problema de carencia habitacional crítica empezó a tomar la fisonomía y la escala con que ha llegado al presente.
Si se acepta la vigencia de este esquema, aparentemente tan elemental, se advierte la diversidad de interpretaciones a que puede dar lugar la idea de observatorio: desde un posible enfoque, observar la gestión estatal del acceso a la vivienda en consonancia con la premisa de que el problema a resolver es el de la producción y entrega de casas de bajo costo con sus servicios y conexiones, conduce a examinar procesos y productos, con acento en los aspectos físico-cuantitativos y en los económico-financieros y, en general, en la correspondencia entre objetivos iniciales y resultados parciales o finales. Eventualmente, también en la limpieza de los procesos de gestión.
Por el otro lado, observar la gestión estatal de vivienda desde la convicción de que el eje del problema a resolver es la situación de vida de las personas, significa centrar la atención en procesos de satisfacción, de prioridades en el logro progresivo de las situaciones de satisfacción y de construcción de tejidos sociales suficientemente sanos. Esto no significa necesariamente poner en un plano secundario la calidad material, los costos y la pertinencia funcional de las casas o sus conjuntos. Más bien significa poner en tela de juicio los criterios básicos sobre qué es, o debe ser en cada caso, el objeto material o el conjunto de objetos y sistemas materiales realmente aptos para servir al proceso de integración habitacional e inclusión vital de los protagonistas centrales, los habitantes.

La función de observación sistemática no es necesaria ni obligadamente una actividad subordinada a las definiciones y alineamientos conceptuales o políticos preestablecidos desde los organismos públicos o desde otros núcleos de poder. Esta postura ya se deja ver en el contenido de este libro. Va a surgir sin duda la necesidad, no sólo de recoger información y procesarla, sino de replantearse constantemente, o al menos someter a cuidadoso cuestionamiento, los propios basamentos ideológicos de la labor de observación. De precisar para quién se la está haciendo, para qué se la está haciendo.
Se puede admitir que la idea de Observatorio pueda desarrollarse como una actividad de innegable valor al mantenerse en el ámbito, en el lenguaje y en el estilo de trabajo y comunicación reservados al ámbito académico, pero el estado de cosas en Argentina (y en los países latinoamericanos en general, por sobre sus diferencias) ejerce fuerte y atendible presión para que la observación crítica tenga más bien el carácter de un servicio público, imprescindible, independiente, protegido y entendible. Y, de ser posible, participativo en serio, no en cuanto a la comunicación de los resultados de la observación sino en cuanto a la realización de la observación misma. Los problemas son cuantiosos y urgentes, los recursos son limitados (aunque merece reconocerse que esta afirmación pueda ser objeto de polémica, en otro plano) y los errores de gestión de vivienda pueden representar altos costos económicos, sociales, territoriales y ambientales, imposibles o muy difíciles de remontar. Por el mismo estado del problema y por la misma dinámica de la observación, convendrá tener presente que esta tarea no podrá dejar de reconocer su inevitable carácter de actividad política, a desarrollar muy por encima de las pujas electorales o de los rótulos partidarios. Aunque quizá también esto puede pasar a ser tema de discusión.

Este libro está planteado como una primera producción editorial de lo que, por definición de objetivos, no podrá dejar de ser un plan de publicación continua y sistemática de la producción del Observatorio. Los diversos capítulos de este volumen todavía presentan rasgos identificadores de la modalidad de trabajo y de las posiciones propias de cada equipo, rasgos que será inevitable que la misma labor conjunta vaya unificando en su lenguaje y en su estructura, en lo que hace a la producción de Observatorio. Más allá de esta perspectiva a futuro, no se puede dejar de hacer notar que en este volumen se está ofreciendo un corte crítico, en profundidad, de la situación habitacional argentina en la segunda década del siglo XXI, a cargo de un conjunto de reconocidos exponentes de la labor académica sobre el problema en Argentina.
VSP
El autor es Arquitecto UBA. Fue Investigador Principal del CONICET, creador en 1967 y Director hasta 2011 del Instituto de Investigación y Desarrollo en Vivienda (IIDVi) de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional del Nordeste (FAU-UNNE) y creador de la Organización No Gubernamental ICoHa, Instituto para la Comunidad y el Hábitat. Ha sido Profesor y dictado cursos y conferencias en universidades y centros de estudio de Argentina, América Latina y Europa, y publicado libros, artículos, ponencias y ensayos en Argentina y en el extranjero. Recibión en 2012 el Premio Hábitat Popular, otorgado por la Federación Panamericana de Asociaciones de Arquitectos.
La Red de Estudios de la Política Habitacional Argentina (Red EPHA) está constituida por varios centros académicos abocados a la investigación de las políticas habitacionales y urbanas implementadas en distintas regiones metropolitanas de Argentina, que han sentido la necesidad de intercambiar sus experiencias y aunar sus esfuerzos para mejorar la comprensión del problema a escala nacional. Esta integración pudo comenzar a concretarse a partir del apoyo brindado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Técnica y el Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (ANPCyT-FONCyT), mediante el Proyecto PICT-Redes 2007-02086, que nucleó a cinco centros académicos de investigación científica de la Universidad Nacional de General Sarmiento, de la Universidad Nacional del Nordeste, del Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CONICET), de la Universidad Nacional de Cuyo y de la Universidad Nacional de Córdoba.
Uno de los resultados de este trabajo es el libro Hacia una política integral de hábitat. Aportes para un observatorio de política habitacional en Argentina, próximo a ser publicado por la editorial café de las ciudades y que será presentado a partir de abril en diversas ciudades argentinas. Han participado de su confección los siguientes centros académicos, autores y colaboradores:
UNIVERSIDAD NACIONAL DE GENERAL SARMIENTO. Instituto del Conurbano Bonaerense: Raúl Fernández Wagner
CENTRO DE ESTUDIOS URBANOS Y REGIONALES (CONICET): Beatriz Cuenya, Gonzalo Rodríguez Merkel, Jorge Martín Motta
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CUYO. Centro de Estudios sobre Asentamientos Humanos (CEAH – U.N.Cuyo): Mercedes Lentini, Delia Palero, Silvina Liceda, Jorgelina Anabel Diocondo
UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE. Instituto de Investigación y Desarrollo en Vivienda, Facultad de Arquitectura y Urbanismo (IIDVi, FAU, UNNE): Miguel Ángel Barreto, Laura Inés Alcalá, María Andrea Benítez, María Emilia Fernández, Marta Giró, María Bernabela Pelli, Venettia Romagnoli, Noel Depettris
UNIVERSIDAD NACIONAL DE BUENOS AIRES. Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo: María Beatriz Rodulfo, Teresa Boselli
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA. Instituto de Investigación de Vivienda y Hábitat, Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño (INVIHAB-FAUD-UNC): Ana Falú, Cecilia Marengo, Ana Laura Elorza, Virginia Monayar
Sobre políticas habitacionales en Argentina (y de uno de los autores del libro) ver también entre otras notas en café de las ciudades:
Número 49 | Política de las ciudades (II)
Teoría y política sobre asentamientos informales | Cuestionario a Raúl Fernández Wagner y María Cristina Cravino, en vísperas del Seminario en la UNGS. | Raúl Fernández Wagner y María Cristina Cravino
Número 99 | Política de las ciudades (II)
Villa Soldati y la necesaria reforma urbana en Argentina | Sobre la función social de la ciudad | Raúl Fernández Wagner
Número 107 | Política y Planes de las ciudades
Jujuy: suelo, gobierno y territorio | “Acá la tierra se defiende a tiros” | Raúl Fernandez Wagner